Conversaciones y novedades

El agente Paz

Ángel Gilberto Adame ; Esteban López Arciga

Año

1915

Lugares

Ciudad de México, México

Personas

Paz Solórzano, Octavio

Tipología

Historiografía

Temas

Los orígenes y la familia

Lustros

1915-1919
1910-1914

 

Octavio Paz Solórzano, Anton Díaz Soto y Gama, Vito Alessio Robles y Manuel Rivera y Chávez

El periodo entre los finales de 1914 y la primera mitad de 1915 fue uno de profunda inestabilidad política en México. Sin un liderazgo claro tras la caída de Victoriano Huerta, reinaba la incertidumbre en el panorama nacional. Entre los destinos que estaban por definirse, estaba el de Octavio Paz Solórzano, quien no obstante el haber manifestado ciertas simpatías revolucionarias, había sido leal a la administración del oriundo de Colotlán. De esta filiación le sería difícil redimirse, teniendo que esconderse de las repercusiones.  Enhorabuena

A la entrada a la Ciudad de México del ejército zapatista, Paz Solórzano encontró una oportunidad de reconstruirse política y financieramente.  Aprovechando su experiencia como editor y su amistad con Antonio Díaz Soto y Gama, le propuso a Emiliano Zapata la creación de un periódico afín a la causa. Este diario se llamaría El Nacional, y tendría por objetivo difundir su ideario en todo el país. El 27 de noviembre de 1914 se lanzó el primer ejemplar. La tentativa sería efímera, pues simpatizantes villistas entrarían a la redacción a tomar las imprentas.

A pesar del desaire, el mismo ambiente volátil abriría una nueva vereda. El 5 de diciembre, El Monitor anunciaba con bombo y platillo la designación de Vito Alessio Robles como inspector general de la policía, quien llegaba, según sus declaraciones, con la intención de profesionalizar a la fuerza policiaca:

“Ayer, a las nueve de la mañana, el señor inspector general de policía coronel Vito Alessio Robles, pasó revista al cuerpo de policía de a pie, en uno de los tramos del Paseo de la Reforma. El señor inspector general notó que entre el nuevo cuerpo de gendarmes hay muchos que desconocen el servicio, recomendando a los comandantes que les dieran la instrucción necesaria, a fin de que cuanto antes queden listos”.

En la misma nota declararía: “Existe inspector general de policía y hay las oficinas respectivas pero lo que aquí falta es policía. Me he encontrado esto completamente desorganizado y hay que hacerlo todo de nuevo. Crea usted que todas mis atenciones las fijaré en la mejor organización y mejoramiento de la policía, y creo lograrlo dentro de algunos días”.[1]

Las medidas de Alessio Robles destacarían por su contundencia:

·         El 6 de diciembre, anunció su intención de reorganizar la institución, dio a conocer que el cuerpo estaba integrado por 2,444 gendarmes, quienes permanecerían en las esquinas de las principales calles para hacer eficiente la protección.[2]

·         Las personas en posesión de placas, tarjetas de identificación o credenciales emitidas por la inspección de policía previo al 7 de diciembre debían entregarlas bajo pena de castigo.[3]

Habiendo nombrado a Javier Ordoñez como su secretario de personal[4], quizá su labor más notoria fue el dar de baja a 44 miembros de la policía secreta por nexos con el tráfico ilegal de bebidas alcohólicas.[5] Fue en este tenor que fue ascendido a gobernador del Distrito Federal a inicios de enero de 1915, dejando a Carlos Domínguez en su puesto previo, quien habría de intentar seguir el ambicioso programa, pero saldría huyendo junto con Eulalio Gutiérrez a su caída. El 17 de enero se anunció que José Quevedo, ya en la administración de Roque González Garza, tomaría el puesto de inspector general[6]


José Quevedo (centro) dialogando con huelguistas.

El mismo Vito Alessio Robles pinta una escena de este ambiente caótico:

Se registraron algunos desmanes cometidos por los soldados y jefes, la mayoría de ellos sin gran importancia. Pero en una ocasión en que el Coronel Carlos Domínguez, Inspector General de Policía, se presentó en el suburbio de la Bolsa, a sofocar una riña entre varios soldados, fue rodeado por otros que salieron de un cuartel inmediato, y llevado preso ante el General zapatista Antonio Barona. Inmediatamente que lo supe, me trasladé al Cuartel de Barona, acompañado por una compañía del Cuerpo de Zapadores, la que dejé a la puerta del mismo. Exigí al jefe zapatista me entregara a Domínguez. El ignorante suriano alegaba que a él le correspondía quebrarlo por haberlo aprehendido.[7]

Para ese entonces, el licenciado Paz había visto frustrada su tentativa de obtener concesiones para explotar los ríos de Natividad en Oaxaca, y el de Tolantongo en Hidalgo[8], no obstante, logró conseguir empleo en el ministerio de policía gracias, de nuevo, a sus relaciones. “El Radical” de 26 de enero reportó que había sido nombrado “por la superioridad, abogado consultor”[9], aunque en la realidad ejerció como delator de sus otrora correligionarios huertistas.


Él, que había también trabajado para la gendarmería del dictador en Campeche, pudo reconocer a Manuel Rivera y Chávez, previo gobernador de esa entidad, intentando pasar desapercibido en la capital. Al verlo, le indicó a Lauro Guerra que se le detuviera. El propio Paz relata la anécdota: “Entonces el señor Guerra […] agarró prisionero a Rivera y lo internó en la Inspección General de Policía. Con ese motivo, naturalmente, yo me presenté inmediatamente y le hice los cargos y le dije: ‘Usted es el gobernador, usted asesinó a los Bleijo, quemó la finca, robó los dineros del país, asesinó al otro Ávila en la prisión, usted es esto y lo demás, y le hice muchos cargos’.”[10].

Su puesto no duraría demasiado. Tras la llegada del carrancismo, Paz Solórzano tendría que cambiar de viro. Para esto ya había abogado ante Zapata la necesidad de mantener las misiones diplomáticas para obtener apoyo desde el extranjero, aunque en su principio estas no tuvieran ningún éxito. Unos meses más tarde, el 15 de abril de 1916, consiguió el tan ansiado nombramiento, no sin cierta actitud de recelo por parte del caudillo. Así, Octavio Paz Solórzano llegó a los Estados Unidos el 2 de octubre, con la encomienda de dar a conocer el Plan de Ayala, contrabandear armas y reportar la situación política estadounidense.





[1] El Monitor, “Declaraciones del inspector general de policía”, 5 de diciembre de 1914. P. 6.

[2] Mexican Herald, “Notes of The Passing Day” 6 de diciembre de 1914. P. 8.

[3] Mexican Herald, “Notes of The Passing Day” 8 de diciembre de 1914. P. 6.

[4] Mexican Herald, “Notes of The Passing Day” 9 de diciembre de 1914. P. 6.

[5] Mexican Herald, “Secret Agents Discharged” 14 de diciembre de 1914. P. 6.

[6] Mexican Herald, “’No enemy near’ city officials declare” 17 de enero de 1915. P. 2.

[7] Alessio Robles, Vito, La convención revolucionaria de Aguascalientes, 1950.

[8] Diario Oficial Estados Unidos Mexicanos, “Secretaría de Fomento”3 de enero de 1915. PP. 2-3.

[9] El Radical, “Nuevo Abogado consultor de la Inspección General de Policía” 26 de enero de 1915.

[10] Diario de los Debates de la Cámara de Diputados, Legislatura XXIX, número 44, (I).


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