Conversaciones y novedades

Una dolorosa derrota

Ángel Gilberto Adame

Año

1922

Personas

Paz Solórzano, Octavio

Tipología

Historiografía

Temas

El origen y la familia

 

XXX Legislatura

A la mitad del periodo presidencial de Álvaro Obregón, se convocó a los partidos políticos a postular candidatos para integrar la XXX Legislatura del Congreso, que iniciaría funciones el 1 de septiembre de 1922 y las concluiría el 31 de agosto de 1924.

          Dado el crecimiento de la población, la autoridad electoral decidió ampliar de doce a quince el número de distritos electorales del Distrito Federal, de los cuales nueve correspondían a la Ciudad de México y seis, a las municipalidades. El diputado Octavio Paz, que dos años antes había ganado en el décimo distrito, ahora buscaba la reelección por el décimo tercero que abarcaba Mixcoac, Coyoacán, Tlalpan y Cuajimalpa.

          Para vencer al mayoritario Partido Liberal Constitucionalista, los partidos Cooperatista Nacional, Laborista Mexicano, Nacional Agrarista y Socialista del Sureste se coaligaron en la Confederación Nacional Revolucionaria y, así, postularon candidatos comunes. Sin embargo, Paz Solórzano sólo fue respaldado por los agraristas, quizá porque uno de los líderes cooperatistas, Jorge Prieto Laurens, ya desconfiaba de él:

Entre nosotros no hay quien escuche “la voz de su amo”, como gráficamente se pinta a “los botones” del demente y pérfido Antonio Díaz Soto y Gama, que cuando habla, Manrique, don Rodrigo, el ebrio Paz y Santibáñez, […] se embelesan y extasían ante la monótona verborrea del “disco rayado” del papa negro del “agrarismo”. [1]

De esta manera, el diputado Paz contendería por la curul en un distrito en el que estaban registrados el cooperatista Rubén Vizcarra —quien también intentaba reelegirse— y el independiente Fernando de la Fuente. La campaña empezó a fines de mayo de 1922.

          Pronto, Paz Solórzano presentó una queja ante la Comisión Permanente, acusando a Vizcarra de utilizar la imprenta del Congreso para labor de propaganda. El 10 de junio se dio a conocer:

A propósito de este asunto se nos mostraron ayer documentos que calzan por una parte el diputado José Gálvez, miembro del Partido Cooperativista y actual secretario de la Comisión Permanente, en que se niega que los trabajos de propaganda del diputado Rubén Vizcarra se hayan hecho en la imprenta de la Cámara, pues ordenó al señor José Solorzano a su entrada como secretario de la Comisión, que no se hiciesen ningunos trabajos de propaganda en favor de candidatos, ordenándose además la cancelación de los trabajos remitidos.
          Después de revisados los talleres no se encontró ningún trabajo del mencionado diputado Vizcarra según lo testifican los señores Abelardo Hernández Coronado, Leopoldo Reynoso Díaz, Rodrigo Gómez juntamente con el ingeniero Vito Alessio Robles, que hicieron una visita de ojos al mencionado departamento de talleres tipográficos de la cámara.
          Como en la acusación presentada por el diputado Octavio Paz figurase el veredicto del licenciado Gómez, la Confederación Revolucionaria pidió a este señor que declarase ante un número de testigos competentes lo que había asegurado, según el escrito del señor Paz a la Permanente, negándose categóricamente dichos cargos según documento que firma el señor Francisco Urías, Oficial Mayor de la Confederación, que certifica que el licenciado Gómez no ha asegurado nada. [2]

A mediados de junio, Vizcarra ya se percibía ganador:

Las últimas manifestaciones llevadas a cabo con tanto éxito, particularmente por lo que se refiere a los distritos […] décimo tercero […] del D.F., demuestran elocuentemente que los candidatos cooperatistas obtendrán un triunfo completo en las próximas elecciones; todos los elementos contrarios no dan muestras de vida y, dado lo avanzado del tiempo, no es de esperarse que reaccionen. [3]

El 22 de junio, el candidato Fernando de la Fuente publicó un manifiesto:

Repetidas han sido las promesas hechas por las autoridades políticas de la República respecto a que en los próximos comicios no habrá imposiciones, ni se ejercerá presión en forma alguna sobre los votantes para torcer su voluntad y defraudar el sufragio. Los partidos políticos, muy especialmente los que integran la Confederación Revolucionaria, que suele ser señalada como el mecanismo electoral semioficial encargado de dar al traste una vez más con la voluntad popular libremente expresada en las votaciones, manifestaron también en repetidas ocasiones en que no habrá ya “cuchillo de dos o más filos” en la calificación de las credenciales obtenidas por los presuntos diputados.
Estas promesas y el deseo de ser útiles a nuestra patria en un campo que, el del Congreso, sólo ha dado hasta ahora a políticos profesionales que han hecho de las aspiraciones democráticas del pueblo mexicano un modus vivendi egoísta y ruin, nos impelen a solicitar de nuestros conciudadanos del 13° distrito electoral […] sus votos. [4]

Durante la lucha electoral, Paz Solórzano enfrentó el creciente poderío de los cooperatistas, incluyendo al presidente municipal de Mixcoac, Enrique Delhumeau:


Minutos después de la una de la madrugada de hoy, recibimos aviso telefónico desde Mixcoac, en el que se nos comunicaba que el licenciado Octavio Paz acababa de ser asaltado en los momentos de llegar a su domicilio, por dos individuos que le dispararon un par de balazos sin hacer blanco.  

El licenciado Paz, con quien logramos comunicarnos, nos dijo que llegaba a su casa, habiendo dejado en la esquina próxima a tres amigos suyos que lo acompañaban en un Ford, cuando escuchó una detonación que le obligó a replegarse contra el quicio de la puerta, y seguidamente otra, ninguna de las cuales hizo blanco.  

Sin amedrentarse echó mano a su pistola y contestó la agresión con cuatro balazos, haciendo huir a los agresores en quienes no pudo reconocer por la obscuridad que reinaba en el lugar, notando solamente que uno de ellos vestía de obscuro y el otro de lienzo, como las gentes del pueblo.  

El agredido manifestó que tenía razones fundadas para asegurar que los asaltantes eran enviados por el Presidente Municipal de Mixcoac, pues aparte de que el domingo anterior tuvo un fuerte altercado con este funcionario, a quien lo reprochó que recibiera consigna en contra suya y a favor de su contrincante político en la campaña electoral para diputado, tuvo oportunidad de escuchar al momento de hacerle el primer disparo, una voz que decía: “¡Viva Delhumeau!”, siendo este el apellido del dicho Presidente del Ayuntamiento.

El licenciado Paz levantó un acta en la comisaría de Mixcoac y poco después puso un telegrama al C. Presidente de la República, otro al Secretario de Gobernación, otro al Gobernador del Distrito Federal y otro a la Comisión Permanente del Congreso, pidiendo garantías, pues dice que ya van varios diputados a los que asesinan y no quiere aumentar el número, ya que providencialmente se escapó de la celada que le tendieron sus enemigos. [5]

Las elecciones tuvieron lugar el domingo 2 de julio. Para evitar desórdenes en la ciudad, se anunció que habría ley seca, que las fuerzas de la gendarmería estarían acuarteladas y que los juzgados de distrito permanecerían abiertos. Ese día también se informó que en cinco distritos únicamente se inscribió un candidato y que, en el 13º, Vizcarra era amplio favorito. [6]

          Al día siguiente, se dio cuenta de que en las municipalidades las elecciones fueron más tranquilas que en la capital. En el 13º distrito, las elecciones no despertaron mucho interés y transcurrieron sin mayor novedad. En dieciocho de las veinte casillas de la cabecera distrital (Mixcoac) había triunfado la planilla cooperatista: [7]

Antes de la hora legal, muchas de las casillas dieron por concluidos sus trabajos, levantándose las actas de rigor, y haciéndose los expedientes que tendrán que estudiar los miembros de la Junta Computadora.

En Coyoacán no se registraron tampoco incidentes. Veinte casillas fueron ganadas por partidarios de Vizcarra y dos por los del agrarista Paz.

En Tlalpan no triunfaron ni Paz ni Vizcarra. Un candidato independiente, el ciudadano de la Fuente ganó cinco casillas y cuatro quedaron por Vizcarra.

En Cuajimalpa, el triunfo por mayoría absoluta, correspondió a Vizcarra. [8]

 Juan Manuel Álvarez del Castillo, presidente del partido triunfador, hizo un balance de los resultados:

En estos comicios para la renovación del Congreso General, el Partido Liberal Constitucionalista sufrió catastrófica derrota. El Cooperatista obtuvo un ochenta por ciento de curules en ambas Cámaras. No pocos distritos se cedieron a los Laboristas y Agraristas. Fue un suceso sin precedentes. [9]

El 6 de julio, Vizcarra recibió su credencial de diputado por la Junta Computadora. El candidato Paz no estuvo conforme y buscó la protección de la justicia federal:

Pidió amparo en el Juzgado Cuarto de Distrito el señor licenciado Octavio Paz contra actos de los presidentes municipales de Mixcoac, Coyoacán y Cuajimalpa, a quienes acusa de violación a la ley electoral y de haber cometido chanchullos en favor de la candidatura contraria a la suya.

Se admitió la demanda del señor licenciado Paz y se pidieron los informes correspondientes a esas mismas autoridades. [10]

Sin embargo, su demanda fue desechada. Sólo le quedaba el recurso del Colegio Electoral, que se instaló el 15 de agosto bajo la presidencia de Prieto Laurens. Ese día se dio a conocer el inventario de la documentación, sobres, paquetes y cajas que se habían recibido en la Oficialía Mayor de la Cámara de Diputados y que correspondían a las elecciones de diputados. Por lo que se refiere al 13º distrito, se enlistaron tres bultos forrados de manta, una queja y documentos relativos del licenciado Paz y una protesta del mismo ciudadano, además de un sobre cerrado.
          
En la sesión del 21 de agosto, el diputado Francisco Escudero marcó los límites del debate:

La razón principal que se ha tenido para establecer esa doctrina […] es la que se ha abusado en los colegios electorales de las facilidades que se dan a los presuntos para defenderse y que han empleado esta política para hacer fracasar prematuramente a las asambleas. La nación está ya fatigada de que vengamos a perder el tiempo a este recinto, y espera de nosotros una cosa mucho más amplia y más patriótica; nosotros tenemos; pues, forzosa necesidad de terminar en estos días, pues para que el primero de septiembre podamos ponernos a trabajar de una manera eficiente y concienzuda. Si nosotros obsequiáramos los deseos del presunto diputado que acaba de hablar, yo no solamente pronostico, sino que aseguro, que no bastarían los cuatro meses que tenemos de periodo para terminar el estudio de estas credenciales, y entonces la patria tendría derecho de llamar a nosotros, y el pueblo el derecho de arrojarnos de este recinto. [11]

Con ese argumento, esa misma tarde se validó el triunfo de Vizcarra y Paz Solórzano no pudo hacer uso de la palabra. Esta dolorosa derrota significó el último intento de la dinastía de Ireneo Paz de ocupar un escaño en el Congreso de la Unión.



[1] Jorge Prieto Laurens, “El llamado partido agrarista y las minorías de la Cámara de Diputados”, Excélsior, 18 de mayo de 1923, p. 4.

[2] “Actividades políticas”, El Universal, 10 de junio de 1922, primera sección, p. 9.

[3] “Actividades políticas electorales”, El Universal, 14 de junio de 1922, primera sección, p. 9.

[4] “Actividades políticas electorales”, El Universal, 22 de junio de 1922, primera sección, p. 12

[5] “Un atentado cometido contra el diputado señor Octavio Paz”, Excélsior, 21 de junio de 1922, p. 15.

[6] “¿Por quiénes no debe usted votar para diputados y senadores?”, El Universal, 2 de julio de 1922, primera sección, p. 3.

[7] Javier Mac Gregor Campuzano, “Elecciones federales y transición a un nuevo régimen: México, 1920 y 1922. Estudios de caso”, Historia Mexicana, vol. LX, núm. 2, octubre-diciembre, 2010, p. 1163.

[8] “Las elecciones de ayer”, El Universal, 3 de julio de 1922, primera sección, p. 8.

[9] Juan Manuel Álvarez del Castillo, Memorias, Guadalajara, 1960, p. 168.

[10] “Pidió amparo el licenciado Octavio Paz”, Excélsior, 7 de julio de 1922, p. 7.

[11] Diario de los Debates de la Cámara de Diputados, 21 de agosto de 1922.


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