Fue hombre de armas y letras, testigo de varios momentos decisivos del país, desde el juarismo hasta la Revolución. Desde pequeño se interesó por las letras. Fue parte de Ensayo Literario, grupo de jóvenes con interés por la escritura. Junto con su pasión por la creación literaria, manifestó sus dotes como periodista satírico. Se graduó como abogado en 1863. Su vida de hombre de letras dio un giro para tomar las armas en contra el ejército francés. En 1867, tras el triunfo de la República, se concentró en sus ideales políticos, que lo llevaron cerca de Díaz y de sus aspiraciones. Dejó el frente armado para tomar el frente periodístico. Publicó diarios antijuaristas como "El diablillo" y "El Padre Cobos", ambas publicaciones lo metieron en problemas con el Gobierno. Durante el porfiriato, Ireneo fue diputado y allegado de Díaz, aunque nunca dejó de lado el periodismo. Su diario "La Patria" fue el primero en publicar las catrinas de José Guadalupe Posadas. Alguno de los pasajes más curiosos de su vida fue el duelo que tuvo con otro periodista, Santiago Sierra —hermano de Justo Sierra—, a quien dio muerte de un balazo en los campos de Tlalnepantla. La justa fue por diferencias ideológicas. No sólo se limitó a practicar el periodismo, entre sus obras se encuentran novelas históricas y piezas teatrales. Falleció a los 88 años.