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Viendo pasar la muerte. Paz por Juan Miranda

Margarita Silva Hernández ; Alejandro González

Tipología

Entrevistas

Temas

Recontextualizaciones

Lustros

1985-1989

 

Juan Miranda (San Andrés Tetepilco, Ciudad de México, 1949), presencia incomparable en la fotografía mexicana del último medio siglo, evoca para Zona Paz parte de su trayecto vital, periodístico y artístico y nos relata sus encuentros y desencuentros con figuras como Octavio Paz y Juan Rulfo.


          Recuerda sus inicios como fotorreportero en las revistas Dimensión y Sucesos para Todos, y su transitar por la primera época de Proceso, donde durante más de dos décadas se sumó al heroico equipo de Julio Scherer, a quien retrató para la historia junto a Abel Quezada, Gastón García Cantú Miguel Ángel Granados Chapa y otros compañeros caminando resueltos por la calle Bucareli tras el golpe al diario Excélsior encabezado por Scherer, golpe a la libertad, a la democracia, el 8 de julio de 1976. Esas imágenes le costaron el empleo en Sucesos… pero le abrieron las puertas de la naciente Proceso, en la que con el tiempo consolidó su carrera como coordinador del departamento de Fotografía.


          Del aprecio de don Julio por Miranda da cuenta este diálogo entre ellos —rememorado por el artista— en la oficina del primero:

—El señor director quiere que sepa cómo lo quiere y admira el señor director.
—Ah, pues dígale al señor director que estoy muy agradecido con el señor director.
—Créame, don Juan, que lo que más admiro de usted es su capacidad de ironía, porque es sinónimo de inteligencia.


          En el ámbito cultural, entre otras tareas, Juan Miranda estuvo en 1981 como enviado en el Festival Internacional de Poesía de Morelia, donde retrató a varios de los poetas más notables del mundo en ese momento, convocados por Homero Aridjis. Paz, que estaba invitado, no pudo asistir pues había sufrido una fractura de manos.


          Las fotos que en 1986 tomó al Nobel mexicano en el funeral de Juan Rulfo, en el Palacio de Bellas Artes, son indiscutiblemente de las mejores del poeta. Sobre ese rostro consternado de Paz, apunta: “estaba totalmente conmovido. Estaba viendo pasar la muerte.”


Autógrafo para Zona Paz


          Por su parte, el autor de Libertad bajo palabra declaró, según consignó el diario La Jornada: “Estoy profundamente anonadado, aterrado, no sé qué decirle, es terrible. […] escribí sobre él; lo admiré siempre; siento que perdí algo muy personal, tengo una pena inmensa; no puedo darle en estos momentos una opinión literaria; estuve muy ligado a Rulfo cuando yo comenzaba también, ¿qué más puedo decirle? En estos casos lo mejor es el silencio”.


          Juan Miranda explica: “[mediante] la fotografía puede uno siempre estar abriendo esos momentos virtuosos. […] La luz viene a acentuar siempre el instante en el que se está con el fotografiado”.


          Las magníficas fotografías de Paz lo reconciliaron con Julio Scherer luego de una larga temporada de distanciamiento entre ambos. En 1989 logró otra memorable imagen del escritor, durante el acto oficial de creación del hoy languideciente Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, la cual se reprodujo en la portada de Proceso.


          Otra célebre obra suya, la escena en que un campesino entrega a doña Clara, la viuda de Rulfo, las cenizas del narrador, inspiró a José Emilio Pacheco un poema (recogido en el libro Rulfo en llamas, editado por Proceso), síntesis del funeral.

En la urna de tus cenizas
El homenaje del silencio.


          En 1997, Gatuperio Editores publicó Curanderos y chamanes de la Sierra Mazateca, “hermoso ensayo fotográfico” —dice el poeta Fernando Fernández— de Juan Miranda, 19 retratos de esos personajes de la región oaxaqueña donde reinó la legendaria María Sabina, acompañados con textos de Fernando Benítez, Leonardo da Jandra y el periodista mazateco Juan García Carrera. Miranda está convencido de que Paz era también un chamán. “Por supuesto: tenía el poder de la palabra”. 



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