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Entrevista con Paulina Lavista

Paulina Lavista

Tipología

Entrevistas

Temas

Recontextualizaciones

 

Paulina Lavista

La fotógrafa Paulina Lavista nació en México en 1945 y vivió su infancia rodeada por artistas. Su padre, Raúl Lavista, compuso cientos de bandas sonoras para cine, entre las que destacan cinco películas del periodo mexicano de Luis Buñuel, además de Tizoc y Ahí está el detalle. Su madre, Helen Lavista, fue una pintora cuya obra ha sido exhibida en el Museo de Arte Carrillo Gil y se ha cotizado en Sotherbys.


          Estudió en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la Universidad Nacional Autónoma de México. Participó en la filmación de Fando y Lis, la primera película de Alejandro Jodorowsky, y coordinó la parte visual de los Juegos Olímpicos de 1968. Se inició en medios en una época cuando las oportunidades profesionales para las mujeres eran escasas (en 1967 las mujeres matriculadas en educación superior apenas representaban 16.7% del alumnado nacional).


          Desde su juventud se interesó en tratar a figuras culturales. A través de sus padres tuvo un contacto temprano con Octavio Paz, Elena Garro y la hija de ambos, Helena Paz Garro, con quien tomó cursos de antropología en el Museo Nacional de Antropología. Su obra abarca imágenes de fotoperiodismo, retrato y fotografía artística. Entre sus fotografías se encuentran retratos icónicos de Octavio Paz, Juan Rulfo, Juan José Arreola, Gabriel García Márquez, Salvador Elizondo y Jorge Luis Borges. Sus fotografías han aparecido en Siempre, Artes de México, Excélsior, Plural, La Jornada, Vuelta y El Universal. En el 2013 recibió la Medalla al Mérito Fotográfico por parte del INAH.


 

Fotografía dedicada a Zona Paz 




          Su matrimonio con Elizondo le permitió entablar una amistad cercana con Octavio Paz. En la entrevista que le concedió a la Zona Paz, Lavista hace un repaso de sus experiencias junto al poeta a lo largo de tres décadas. Recuerda la caída de Excélsior, la fundación de Vuelta, comidas con Julio Cortázar y Roger Caillois (donde tuvo que aprender a cortar huachinango) y el encuentro con Jorge Luis Borges, que culminaría con la conversación televisada entre éste, Elizondo y Paz en el Palacio de Minería. Su mirada nos permite elucidar otro rostro de Paz, a quien Lavista describe como “un hombre enriquecedor, pero un poco dogmático”.


          Desde la muerte del inclasificable Salvador Elizondo, con quien estuvo casada —en palabras de Lavista— “37 años, tres meses y veintinueve días”, ha sido una fiel custodia de su legado. Se ha encargado de supervisar la edición o reedición de sus diarios y libros para la editorial Atalanta, el Fondo de Cultura Económica y El Colegio Nacional; así como del montaje de una exposición en el centenario de su natalicio para Bellas Artes.  Lavista es además una columnista amena, quien publica un artículo quincenal para el periódico El Universal(PLG)



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