Conversaciones y novedades

Octavio Paz en la Gaceta UNAM

Ángel Gilberto Adame

Personas

Fuentes, Carlos; Soriano, Juan; Orfila Reynal, Arnaldo; Carballo, Emmanuel; Castro Leal, Antonio; García Terrés, Jaime; Carrington, Leonora; Arreola, Juan José

Tipología

Investigación histórica

Temas

Recontextualizaciones

Lustros

1950-1954

 

Gaceta UNAM

[1] Octavio Paz no se cuenta entre los egresados ilustres de la Universidad Nacional Autónoma de México. De hecho, durante su juventud decidió distanciarse de la vida académica y su paso por las escuelas profesionales es más bien anecdótico. No fue sino hasta la década de los cincuentas cuando se involucró en proyectos con la Universidad, que poco a poco fue reconociendo su labor (aunque las diferencias y tensiones entre Paz y la UNAM nunca dejaron de estar presentes). En ese sentido, considero importante revisar la relación que Paz mantuvo con la Universidad a partir de una consulta a la Gaceta UNAM, ya digitalizada.


 13 de septiembre de 1954 

La Dirección General de Difusión Cultural convocó al Primer ciclo de conferencias sobre los grandes temas de nuestro tiempo, el cual tendría lugar en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, a las 19:30 horas. Entre los participantes, además de Paz, se encontraban José Gaos, Felipe Pardinas, Alberto Barajas, Pablo González Casanova, Raúl Henríquez, Federico Pascual del Roncal, Edmundo O'Gorman, Carlos Graef y Wenceslao Roces. El 7 de octubre, Paz disertó sobre el surrealismo.

27 de diciembre de 1954 

Se informó que la Academia Potosina de Ciencias y Artes estaba organizando unos cursos de invierno para febrero de 1955. Entre los invitados estaban Arturo Arnáiz y Ferg, Octavio Paz, Jean Sirol, Antonio Gómez Robledo, Enrique Beltrán y Roberto Vázquez.

31 de enero de 1955 

En un artículo dedicado al éxito de los cursos de invierno de la Facultad de Filosofía y Letras, se lee: “Los cursos de los profesores Daniel Cosío Villegas, José Alvarado, Arturo Arnáiz y Freg, Justino Fernández y Octavio Paz se han visto especialmente concurridos. Tres instituciones se han dirigido al maestro Salvador Azuela, director de la Facultad, solicitando autorización para publicar las conferencias”. Las ponencias versaron sobre la Revolución Mexicana, aunque Paz expuso el tema “Cinco lecciones sobre la creación poética”, del 24 al 28 de enero, de las 19 a las 20 horas, en el salón número 102.

19 de septiembre de 1955 

Apareció una reseña de una charla entre escritores y editores sobre los problemas del libro, en la que se acordó pugnar por la expedición de una ley de protección de la cultura. Para ello, se creó un comité integrado, entre otros, por Arnaldo Orfila Reynal, Antonio Castro Leal, Jaime García Terrés, Octavio Paz, Juan José Arreola y Emmanuel Carballo.

17 de octubre de 1955 

El jefe del departamento de Acción Social de Nuevo León anunció la preparación de una serie de cursos de invierno que habrían de celebrarse en Monterrey; se notificó que confirmaron su asistencia Salvador Azuela, Octavio Paz y Daniel Cosío Villegas.

11 y 18 de junio de 1956 

Apareció un anuncio de la cartelera de los recitales de Poesía en voz alta. El proyecto se dividió en dos grupos: uno coordinado por Juan José Arreola y otro organizado por Octavio Paz; en este último participaron Leonora Carrington, Juan Soriano, Nancy Cárdenas, Tara Parra, Rosenda Monteros, Carlos Fernández y Manola Saavedra, entre otros. La nota del programa de Paz la escribió Carlos Fuentes.

     Roni Unger indicó que:

El 31 de julio de 1956 se estrenó el segundo programa en el Teatro del Caballito; con cierto retraso, pues la fecha anunciada era el 17 del mismo mes. Octavio Paz incluyó en él obras desconocidas o poco conocidas […] pero, al igual que en el primer programa, en el segundo sólo se incluyeron obras en un acto, y el concepto original del teatro como un juego —un juego de palabras— permaneció intacto.

Las obras escenificadas fueron Los apartes, de Jean Tardieu; El canario, de Georges Neveux; así como El salón del automóvil, de Eugène Ionesco. El 6 de agosto se hizo una breve crónica del evento en la que se mencionó que La hija de Rappaccini volvería a escenificarse el 14 de agosto, el 4 de septiembre y el 8 de agosto de 1957.

18 de febrero de 1957 

Se anuncia la conmemoración del medio siglo ininterrumpido de ejercicio literario de Alfonso Reyes. Se le ofrece al poeta y crítico regiomontano un Libro Jubilar. En él se incluyen:

cartas, mensajes, homenajes, brindis, salutaciones y recados, en prosa y verso, plenos de admiración y cariño, por Manuel Bandeira, Tristao de Athayde (Alceu Amoroso Lima), René Étiemble, Joaquín García Monge, Félix Lizaso, Francisco Romero, Ribeiro Couto, Jorge Guillén, Octavio Paz, Mario Puccini, Paul Morand, Jules Supervielle, Jules Romains, Gabriela Mistral y Juan Ramón Jiménez.

5 de mayo de 1958

Se anunció que, en la Universidad de Michigan, en Ann Arbor, acababa de tener lugar, entre el 17 y el 21 de abril de aquel año, una exposición de arte mexicano que abarcaba desde obras indígenas antiguas hasta las contemporáneas; un salón estaba dedicado a la arquitectura moderna y, en particular, a una serie de fotografías de la Ciudad Universitaria. Además, se organizó un ciclo de conferencias sobre arte y cultura de México en el que participaron los doctores Edmundo O'Gorman, Justino Fernández, Ignacio Bernal y Daniel Rubín de la Borbolla; los artistas Mathias Goeritz y Octavio Paz; y los arquitectos Enrique del Moral y Mario Pani.

26 de mayo de 1958 

Se informó sobre un ambicioso programa de modernización de Radio Universidad; se enlistó a los colaboradores: Manuel González Casanova, Octavio Paz, Juan José Arreola, Juan Rulfo, Irene Nicholson, Jorge Avendaño Inestrillas, Rubén Bonifaz Nuño, Raúl Leiva, Eduardo Lizalde, Rubén Anaya Sarmiento y Livingston Denegre-Vaught.

16 de junio de 1958 

Se anunció que el programa de radio Antología caprichosa, producido por Octavio Paz y Pierre Comte, iniciaría sus transmisiones el miércoles 18 de junio, a las 21 horas.

9 de febrero de 1959 

Ese día tendría lugar la representación teatral Asesinato en la catedral, de T. S. Eliot, con la participación de las siguientes personas: director de escena: José Luis Ibáñez; director literario: Octavio Paz; escenografía y vestuario: Juan Soriano; actores: Raúl Dantés, Antonio Alcalá, Agustín Balvanera, Eduardo MacGregor, Antonio Medellín, Juan José Gurrola, José Carlos Ruiz, Héctor Ortega, Luis Duval, Socorro Avelar, Alicia Quintos, Argentina Morales, Magda Vizcaíno, Kitty Valdés, Nancy Cárdenas, Yolanda Alcántara y Emilia Carranza. La función sería en el Teatro Fábregas a las 19:15 y 21:45 horas.

22 de octubre de 1967 

Se reportó la lectura de la obra poética de Octavio Paz ante los estudiantes de la UNAM en el auditorio Justo Sierra. “Paz fue largamente ovacionado al leer partes de su libro Raíz del Hombre y otras de su próxima obra: Blanco”. Fue presentado a los estudiantes por el escritor Carlos Monsiváis, quien expresó: “El propósito de este recital es informar a la nueva generación que Octavio Paz es un hombre de letras y es un pensador que ha creado paralelamente una espléndida obra mexicana (no en el sentido nacionalista), y al mismo tiempo una gran interpretación del pensamiento de México y universal”.

     Aunque la Gaceta no informó de la visita del poeta a la UNAM, Juan Ramón de la Fuente recuerda la estancia de Paz para terminar de grabar un disco de la colección Voz Viva, que incluyó poemas de los libros ¿Águila o sol?, Ladera este y Semillas para un himno, principalmente. Para el ex rector, la UNAM y Paz se retroalimentaban: “valgan estas líneas para rememorar la importancia que la Universidad Nacional tuvo en la formación de una de las figuras fundamentales de la literatura y la cultura mexicanas”. [2]


Recital del poeta mexicano Octavio Paz. Colección Raúl Estrada Discua, 1967, México, D.F.

15 de abril de 1968 

Apareció una convocatoria a un certamen literario en memoria de Diana Moreno Toscano organizado por sus familiares. Podían participar escritores de poesía, prosa y teatro con obras inéditas. El premio para el ganador sería de diez mil pesos y se entregaría a finales de mayo. El jurado estuvo integrado por Octavio Paz, José Luis Martínez, Rubén Bonifaz Nuño, Juan José Arreola y Héctor Azar. Las únicas limitaciones para concursar eran que los autores debían ser mexicanos y tener un máximo de veinticinco años al entregar sus trabajos.

9 de junio de 1971 

La Facultad de Ciencias Políticas y Sociales invitó a un recital: “El escritor Octavio Paz leerá [fragmentos] de su libro Los signos en rotación, editado recientemente, mañana, jueves 10, en el auditorio Justo Sierra de Humanidades, en la Ciudad Universitaria”. 

     Al día siguiente ocurrió algo insospechado, como recuerda Evodio Escalante:

Me tocó estar en una multitudinaria lectura que debería tener lugar, precisamente, el 10 de junio de 1971. Estaba por iniciarse el acto cuando Paz anunció que le llegaban noticias de que grupos paramilitares estaban golpeando a los estudiantes en la Ribera de San Cosme, y que este hecho obligaba a suspender el acto.

9 de octubre de 1977 

Se celebró un recital de poesía en el Palacio de Minería, organizado por la Coordinación de Difusión Cultural. Entre otros, participaron Tomás Segovia, Rubén Bonifaz Nuño, Jaime García Terrés, Ulalume González de León, Hugo Gutiérrez Vega, Efraín Huerta, Isabel Fraire, Eduardo Lizalde, Marco Antonio Montes de Oca, José Emilio Pacheco y Octavio Paz, quién leyó “Primero de enero”, “Pequeña variación sobre un tema repetido” y “Viento, agua, piedra”.

24 de julio de 1978 

Inició el ciclo de conferencias “Homenaje a Octavio Paz”, organizado por la Dirección General de Difusión Cultural de la Universidad y la revista Punto de Partida. La charla inaugural estuvo a cargo de Carlos H. Magis.

24 de agosto de 1978 

Se anunció la propuesta de concesión de doctorados honoris causa. El rector Guillermo Soberón la fundamentó:

Por superación académica hemos entendido la renovación de planes y programas de estudio, la formación de personal académico, el fortalecimiento de los estudios de posgrado, el mayor desarrollo de la investigación, la ampliación de nuestras instalaciones, el incremento del acervo bibliográfico, el estímulo a las artes; hemos entendido, en suma, que la superación académica es la decisión colectiva de los universitarios para cumplir con una alta responsabilidad social en la medida misma que lo exigen las necesidades de México. […] Honramos a los más preclaros de nuestra Casa, pero también honramos —porque nuestra Casa es la del saber, que no tiene fronteras, ni patria, ni detentador exclusivo— a los que en otros centros de enseñanza y en diversas áreas de las artes, las ciencias o las humanidades, han contribuido a dilatar el horizonte de la cultura. Por lo anterior, y considerando las singulares virtudes de que son poseedores, propongo que sea conferido el Doctorado Honoris Causa a las siguientes personas. Sr. Carlos Chávez, Dr. Philip P. Cohen, Dr. Isaac Costero T., Dr. Eduardo García Máynez, Dr. Herbert H. Hart, Ing. Fernando Hiriart B., Dr. Harold Johnson, Dr. Claude Levi-Strauss, Dr. Alfonso Noriega Cantú, Dr. Edmundo O'Gorman, Dr. Alexander Ivanovich Oparin, Sr. Octavio Paz, Dr. Andrés Serra Rojas, Lic. Jesús Silva Herzog, Sr. Rufino Tamayo y Dr. Salvador Zubirán.

15 de febrero de 1979 

El número de ese día estuvo dedicado a la entrega de los doctorados honoris causa. Rubén Bonifaz Nuño, director del Instituto de Investigaciones Filológicas, fue el encargado de presentar a Octavio Paz. En su discurso, expresó:

Teórico de lo humano, poeta, maestro, ha sustentado siempre su acción en una intachable postura moral. Sin considerar nunca los riesgos personales que debiera enfrentar, no ha vacilado en oponerse de modo responsable y comprometido a los poderes públicos. Y lo ha hecho asumiendo la actitud que le impone su conciencia individual, sin dejarse influir por la coincidencia de esa actitud con la de otros, y sin atender jamás a consignas de partido que pudieran contrariarla.


Presentación del doctor Octavio Paz por el rector Guillermo Soberón

5 de marzo de 1979 

En esta edición se incluyó una amplia crónica del encuentro que el presidente francés Valéry Giscard d'Estaing sostuvo con intelectuales mexicanos, en el que Paz fungió como moderador. Al término del evento, Giscard agradeció al poeta “por haber escrito obras que permitan a nuestros compatriotas acercarse con mayor profundidad al alma de México, especialmente en El laberinto de la soledad”.

28 de junio de 1979 

Se informó del inicio del ciclo de conferencias La experiencia literaria, que reuniría en la ENEP Acatlán a algunos de los máximos exponentes de la literatura mexicana. Las primeras semanas de agosto Paz hizo su intervención. Al inicio de la plática, el escritor puntualizó: “La poesía es un destino, existe una habilidad, facultad o como quieran nombrarle, que lleva a escribir poemas, pero también hay una fidelidad, una moral con su lenguaje”. Después de una serie de reflexiones acerca del oficio del escritor, concluyó: “En realidad no sé por qué escribo cuando sería mucho más cómodo hacer otras cosas. La literatura no es una profesión agradable, es latosa y a veces implica sufrimiento”.

26 de noviembre de 1979 

La Facultad de Filosofía y Letras y la Dirección General de Asuntos del Personal Académico invitaron a un coloquio en homenaje a Alfonso Reyes que se llevó a cabo en la Unidad de Seminarios Ignacio Chávez y en el Auditorio Efrén C. del Pozo. Como invitados de honor, asistieron al evento Héctor Fernández, María del Carmen Millán, José G. Moreno de Alba, Eduardo Nicol, Octavio Paz, Fernando Salmerón, Leopoldo Zea, Henrique González Casanova, Raúl Ortiz y Ortiz, Agustín Yáñez y Jorge Alberto Manrique.

31 de enero de 1980 

En la Librería Universitaria de Insurgentes tuvo lugar un “Diálogo entre Octavio Paz y David Huerta”. Paz llevó la pauta y precisó ciertos rasgos afines a su profesión: “Los escritores somos gente irritable, díscola y caprichosa, de modo que la vida literaria ha sido siempre una vida de polémicas, peleas, dimes y diretes”.

16 de julio de 1981 

La Gaceta informó que El Colegio Nacional le rindió un homenaje al doctor Ignacio Chávez —rector de la UNAM en el periodo 1961-1966 y fundador del Instituto Nacional de Cardiología— en el segundo aniversario de su muerte. En la ceremonia, el licenciado José López Portillo, presidente de la República, develó un cuadro donde está plasmada la imagen del ilustre cardiólogo. Al evento, celebrado el 13 de julio, asistieron el doctor Octavio Rivero Serrano, rector de la UNAM; el licenciado Fernando Solana, secretario de Educación Pública; así como los doctores Héctor Mayagoitia Domínguez, director del Instituto Politécnico Nacional; y Ruy Pérez Tamayo, presidente en turno del mencionado Colegio. El licenciado López Portillo dijo que la muerte del doctor Chávez, junto con la de otros ilustres mexicanos, cerró una época histórica del país.

     A su vez, el poeta y ensayista Octavio Paz, miembro de El Colegio Nacional, afirmó que la ciencia no es el resultado de la intuición de tres o cuatro mentes, por muy luminosas que sean, sino que es un trabajo colectivo, largo y paciente. Por tal motivo, expresó que la ciencia es gran consumidora de dos tesoros —uno material y otro invisible—: dinero y tiempo, pues pide millones y exige que se le consagre toda la vida. Añadió que incluso exige algo más que laboratorios e investigadores, pues, como todas las grandes empresas humanas, requiere de fundadores, guías, reformadores y coordinadores.

     Sobre el perfil de Chávez, comentó:

Convertido en hombre de acción, asumió esas tareas, ya que reformó, coordinó y creó. Comprendió que trabajar con método e imaginación es el secreto de grandes logros, lo mismo en el campo social y político que en las artes y las ciencias. Canalizó sus esfuerzos para que México tuviera una ciencia moderna y no cerró los ojos ante los peligros y los desastres que a veces deparan la ciencia y la técnica; se empeñó en su especialización, la cual es indispensable, pero comprendiendo que en el campo de la medicina en algunas ocasiones suele producir resultados nefastos. Asimismo, otras veces convierte al médico en pieza de una inmensa maquinaria que le hace perder el sentido del conjunto y la finalidad médica; al mismo tiempo destruye la relación antigua entre el paciente y el médico. El especialista, se ha dicho, se interesa más en la enfermedad que en el paciente, pero ni el especialista ni el médico podrán curar una enfermedad común a los hombres y a todas las especies vivas: la muerte. Así, la crisis de la medicina, no como ciencia, sino como conciencia, es un aspecto apenas de la crisis de las ciencias, que a su vez es la expresión de la crisis de la civilización.

Éste fue un tema que lo preocupó mucho al final de su vida y sobre el cual nos dejó un puñado de observaciones perspicaces. Es útil recordar algo que dijo el doctor Chávez: “Nadie pone en duda que atacar el problema educativo por la base y dar correcta atención a las grandes masas humanas es la máxima exigencia de una democracia, pero esto no excluye, sino al contrario, exige que se le ataque (a la educación superior) también en la cúspide, al nivel donde se inspiran las ciencias y las artes”.    

23 de agosto de 1982 

La Gaceta dio a conocer que, en representación del doctor Octavio Rivero Serrano, rector de la UNAM, el licenciado Alfonso de María y Campos, coordinador de Extensión Universitaria, inauguró el día 20 de agosto de aquel año el Encuentro Internacional de Poesía, en la Sala de Conciertos Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario. 

     Participaron en el evento, entre otros, Hans Magnus Enzensberger, de Alemania Federal; Lars Forssell, de Suecia; Otto Raúl González, de Guatemala; Álvaro Mutis, de Colombia; así como Elva Macías, Sergio Mondragón, Daniel Leyva y Octavio Paz, de México. Los actores Beatriz Sheridan y Enrique Rocha dieron lectura a las versiones españolas de los poemas escritos en lenguas extranjeras. 

21 de julio de 1983 

La Gaceta informó sobre la develación de una placa conmemorativa en La Casa del Lago con motivo de la finalización de las representaciones de la obra Novedad de la Patria. Como invitados de honor estuvieron algunos de los fundadores de Poesía en voz alta, entre quienes se contaron Juan José Gurrola, Héctor Mendoza y Octavio Paz.

26 de enero de 1984 

Se dio cuenta de un homenaje organizado a Ramón Xirau por el Departamento de Talleres, Conferencias y Publicaciones de la Dirección General de Difusión Cultural de la Universidad. Tomaron la palabra Rubén Bonifaz Nuño, Eduardo Lizalde, Verónica Volkow, Ida Vitale, Ulalume González de León, José Emilio Pacheco, Álvaro Mutis, Alfonso de María y Campos y Octavio Paz. Este último bromeó diciendo que era el mayor en la mesa y por ello le correspondía dar un aire de familiaridad a la charla. Finalmente recordó:

[a Xirau lo vi] quizá por vez primera, en una reunión de escritores españoles, llevada a cabo en la editorial Séneca en 1941. Unos años después —prosiguió Paz—, Xirau me envió unos poemas a París y en ellos noté algo que acompañará por siempre a Ramón Xirau como un tema esencial en su obra: la presencia. Para él, ésta es un misterio, tal vez el encargado de revelar el enigma mismo de lo poético; pues es algo que vemos, ya que, como buen mediterráneo, Xirau sabe que las presencias invisibles son visibles. Así, la presencia es la realidad de este mundo.    

26 de noviembre de 1987 

Se publicó que los secretarios Bernardo Sepúlveda y Miguel González Avelar; el rector Jorge Carpizo; el poeta Octavio Paz; Ricardo Valero, subsecretario de la SRE; Martín Reyes Vayssade, subsecretario de Cultura de la SEP; Mario Ojeda, presidente de El Colegio de México; y el doctor Leopoldo Zea, titular del Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos, inauguraron el “Coloquio Latinoamérica hoy: identidad e integración”. Expuso Paz:

La política es un lenguaje, un teatro de signos y de símbolos: la política es todo esto porque no es sino una de las manifestaciones, como la religión y la economía, el arte y la moral, la ciencia y el derecho, de esa realidad plural y elusiva que llamamos cultura. La cultura, en sus distintas acepciones no puede convertirse en instrumento de alguna política en específico, sin riesgo de ser desnaturalizada y aun pervertida. No obstante, los puntos de intersección entre cultura y política son benéficos, unos, y otros, para bien o para mal, maléficos e inevitables. [...] En el contexto de la reunión de Los Ocho deberán estar presentes, entre otros temas, el del intercambio cultural entre las naciones de América Latina y el de las relaciones entre dos grandes lenguas universales: el español y el portugués, tema en el cual está todo por hacer, así como el de nuestras relaciones con otras culturas, especialmente con la de los Estados Unidos. Es imposible comprender y juzgar una política sin tener en consideración las ideas que la animan, los propósitos que persigue y los medios que emplea. En ese sentido, la política es cultura: idea convertida en acto. También la cultura es, con frecuencia, política.

Sin embargo, la cultura es una realidad más amplia que la política. Sus límites son en un extremo los de la sociedad y en el otro la intimidad de cada uno. El infinito social y el infinito individual. Por esto, la mejor y más sabia política cultural es la de aquellas sociedades que combinan las instituciones democráticas con el respeto a las libertades fundamentales. Así, la suerte de la cultura latinoamericana está hoy inexorablemente ligada a la existencia de regímenes auténticamente democráticos y respetuosos de las libertades sociales y personales. La salud de las naciones consiste en conservar la autonomía de los dos órdenes: el del poder y el del saber, el de la acción política y el de la creación científica, literaria y artística. Finalmente, después de indicar que la cultura latinoamericana es una, tanto por su origen como por su evolución, y plural por las particularidades de cada nación, señalo que nuestras señas de identidad son cambiantes porque obedecen a la doble ley de la historia y de la geografía. Nuestras obras y nuestras ideas son hijas de las bodas del tiempo y la tierra: la movilidad extrema y la obstinada estabilidad.

18 de febrero de 1988 

Se destacó la presencia de Octavio Paz en una abarrotada Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras, después de diecisiete años de no visitarla. Tras recordar algunas facetas de su etapa estudiantil, como los edificios del Barrio Universitario y los concursos de oratoria, habló sobre su obra: “En lo que he escrito ha habido siempre una mezcla de crítica y de poesía, no porque me interese esencialmente la crítica, sino porque es un rasgo de la Modernidad. […] Es lo que yo he querido hacer, no sé si lo he realizado, pero de todos modos mi recompensa es que ustedes estén aquí, conmigo”.

29 de agosto de 1988 

Se dio a conocer la Conmemoración del Cincuentenario del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana. El acto fue presidido por Octavio Paz, quien dirigió un discurso a la concurrencia en el que apuntó: “La lengua que hablamos fue desterrada de su lugar de origen; llegó al continente ya desarrollada y, a partir de nuestras obras, ha sido replantada en suelo americano. Al nombrarlas, las palabras desterradas se entierran en este suelo y echan raíces. El destierro se volvió trasplante”. Después, procedió a la definición: “La historia de la literatura hispanoamericana no es la suma de las inconexas y fragmentarias historias literarias de cada uno de nuestros países. Nuestra literatura está hecha de las relaciones, choques, influencias, diálogos, polémicas, monólogos entre unas cuantas personalidades y unas cuantas tendencias literarias y estilos que han cristalizado en unas obras, también en una comunidad de lectores”. Concluyó su intervención con las siguientes palabras: “El buen poeta es casi siempre un verdadero crítico o el verdadero crítico es un excelente novelista. Me parece que esta noción de poesía crítica define, ya que no a todos, sí a alguna porción de nuestros mejores autores. Por ellos la literatura hispanoamericana es plena y realmente moderna”.

14 de febrero de 1991 

Se publicó una crónica del primer encuentro hispanomexicano de ensayo y literatura, organizado por la Facultad de Filosofía y Letras, el Centro de Letras Españolas del Ministerio de Cultura del Gobierno español, el Instituto de Cooperación Iberoamericana y la Sociedad Quinto Centenario. Durante el acto, se inauguró la Cátedra Extraordinaria Generación del 27. En la mesa de ponentes estuvieron Gonzalo Celorio, Delfín Colomé y Octavio Paz, quienes reflexionaron sobre las afinidades entre México y España que surgieron a raíz del exilio republicano español.

4 de marzo de 1993 

Se dio cuenta de una de las últimas visitas de Octavio Paz a la Facultad de Filosofía y Letras. El poeta acudió a las instalaciones a clausurar un coloquio que se organizó en homenaje a Alejandro Rossi. Entre otras cosas, Paz presentó a su amigo como uno de los pensadores que introdujeron la filosofía analítica a los planes de estudio de la Universidad. También tuvo palabras de elogio para su obra:

Hay un temblor, la línea tiembla y este paisaje transparente se vuelve un poco bruma, un poco niebla, adivinamos los seres que andan envueltos en esa atmósfera, pero no sabemos cómo son ni quiénes son. Es un poco cuando la precisión, la claridad siente la seducción del vértigo. Esto es lo que con frecuencia siento al leer a Alejandro Rossi: el gusto por el vértigo, la fascinación por el precipicio, pero no cae, va adelante, sonríe. Diríamos que su prosa es un ejercicio de intrepidez filosófica y moral, como cuando la elegancia se convierte finalmente en una virtud del espíritu.

12 de mayo de 1997 

Varias páginas se dedicaron a la memoria del Tercer Encuentro Hispano Mexicano de Filosofía y Literatura, en el que fueron presentados los volúmenes IX y X de las Obras Completas de Octavio Paz. En el mismo evento, Juliana González, a nombre de la Facultad de Filosofía y Letras, anunció la creación de la Cátedra Extraordinaria Octavio Paz, primera con esas características que se instituyó en honor de un personaje aún vivo. El 8 de diciembre se oficializó el acuerdo por el cual se procedió a la creación de la mencionada cátedra.

5 de enero de 1998 

Tuvo lugar una emotiva ceremonia efectuada en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras, con motivo de la inauguración de la Cátedra Extraordinaria Octavio Paz. Aunque el poeta no pudo asistir, el recinto estuvo abarrotado de intelectuales y estudiantes. El acto inició con una grabación en la que Paz entonó un Goya, seguido de un fragmento de su poema Nocturno de San Ildefonso. Después, Guillermo Sheridan leyó a la concurrencia un mensaje escrito por el homenajeado:

Queridos amigos, razones de salud me impiden compartir físicamente con ustedes estos minutos, no es difícil, sin embargo, transmitirles mi emoción. Ingresé a la Universidad Nacional en la década de los treinta, y aunque he estado ausente muchos años de sus aulas, nunca las olvidaré, ni a ellas ni a las piedras de San Ildefonso, ni a los profesores que me impartieron su saber y su experiencia. La mayor parte de sus nombres son ya leyenda.

José Emilio Pacheco dirigió unas palabras a la obra de Paz:

No es el momento ni la hora de una conferencia magistral, además no me atrevería a darla, porque quienes tienen autoridad ya lo hicieron en días anteriores y lo harán el próximo año. Me pregunto por qué recayó en mí el privilegio y el honor de decir unas cuantas palabras en la instalación de esta cátedra y sólo hallo una respuesta posible: porque soy uno de sus más antiguos lectores. Durante 40 años he mantenido con la obra de Paz esa forma perfecta de amistad que es la lectura.

Para concluir, Pacheco apuntó que este reconocimiento era un acto de justicia para un autor de la estatura intelectual de Paz.



[1] Este artículo tiene una versión previa en la revista Letras Libres.

[2] Juan Ramón de la Fuente, “Octavio Paz de vuelta a la UNAM”, en Letras Libres.


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