Conversaciones y novedades

Una campaña electoral

Ángel Gilberto Adame

Año

1920

Personas

Paz Solórzano, Octavio

Tipología

Historiografía

Temas

El origen y la familia

 

Octavio Paz Solórzano durante la campaña política del candidato del Partido Nacional Agrarista.

Tras el triunfo de los sonorenses que impulsaron el Plan de Agua Prieta y la muerte del presidente Venustiano Carranza, el Congreso nombró a Adolfo de la Huerta presidente provisional el 1 de junio de 1920.

     Durante su breve mandato, De la Huerta intentó pacificar al país, por lo que promulgó amnistías y firmó acuerdos con Francisco Villa y con los caudillos herederos del linaje zapatista. Con esto, garantizó las elecciones y la transición pacífica del poder. 

     Mientras esto sucedía, desde su exilio en Los Ángeles, el licenciado Paz cesó de publicar ataques contra Álvaro Obregón y su grupo, y se preparó, junto con su esposa e hijo, para regresar al país después de casi cuatro años de ausencia. Así, el 14 de junio la familia Paz Lozano arribó a San Antonio, se hospedó en el hotel Gunter [1]  y tomó el tren a la capital. 

     Por la distancia, Paz Solórzano no asistió a la asamblea en la que el Partido Nacional Agrarista aprobó su programa, el domingo 20 de junio:

El Partido Nacional Agrarista celebró ayer un importante mitin en el Teatro Lírico, asistiendo numerosa concurrencia ávida de conocer los postulados del programa del naciente Partido. En el curso de la reunión, se pronunciaron discursos varios, siendo algunos de ellos de importancia, porque tendieron a establecer el criterio de que el Partido Agrarista procurará hasta donde sea posible ensanchar su campo de acción y, sobre todo, hacer que el fin principal de la reivindicación de la tierra, pueda llevarse a cabo sin vanas utopías. [2]  

La asamblea se reanudó el martes 22 de junio, a las 7 de la noche, en el local de los empleados del restaurante ubicado en la primera calle de Tacuba número 2. Ahí se ratificó la primera junta directiva: 

Presidente efectivo: Antonio Díaz Soto y Gama. Vicepresidentes: Emilio Vázquez Gómez, Francisco J. Mújica, Enrique Estrada, Ángel Barrios y Saturnino Cedillo. Secretarios del interior: Rafael Quintero y Conrado Díaz Soto y Gama. Vocales: Felipe Carrillo Puerto, Jenaro Amezcua, José Vasconcelos, Octavio Paz Solórzano, Aurelio Manrique, Basilio Vadillo, Santiago R. de la Vega, Eduardo Pallares, Luis L. León, Vito Alessio Robles, Manlio Fabio Altamirano, y varios más. [3] 

Ante la inminencia de las elecciones, la cúpula del agrarismo decidió pactar con el mayoritario Partido Liberal Constitucionalista (PLC) que sus candidatos fueran postulados por éste, creando un Bloque Liberal dentro de la XXIX Legislatura. El licenciado Paz sería uno de los elegidos.

     En sus memorias, Vasconcelos evocaría su relación con los agraristas:

Muerto Zapata, que era la lacra del zapatismo, habían quedado en pie sus mejores auxiliares, los cultos y los abnegados, los que no se hicieron de tierras ni fusilaron por voluptuosidad, ni participaron en los desmanes que en nombre de la revolución ejecutaron tantos. La plana mayor intelectual zapatista: Díaz Soto y Gama, Octavio Paz, Gildardo Magaña, hombres limpios y revolucionarios sinceros, sumáronse al Gobierno delahuertista; siguieron después con Obregón. Por desgracia, más tarde, no pocos de ellos transigieron con el callismo; pero, en la época que reseño, el zapatismo quería decir, ya no el ebrio inconsciente, sanguinario a lo Eufemio Zapata, tampoco el beodo Emiliano, sino un grupo de hombres de buena fe y de capacidad notoria dentro de la pobreza intelectual de nuestro ambiente político; hombres empeñados en salvar del caos de los cuartelazos la idea agrarista que exige la destrucción del latifundio y la creación de la pequeña propiedad, la restitución de las tierras que el indio recibió de la Colonia, los ejidos usurpados por el hacendado de la época porfirista. [4] 

Los comicios debían celebrarse al amparo de la Ley para la Elección de Poderes Federales del 2 de julio de 1918 y su reforma del 7 de julio de 1920. Dicho ordenamiento establecía que eran electores todos los mexicanos varones casados mayores de dieciocho años y solteros mayores de veintiuno que estuvieran en el goce de sus derechos políticos e inscritos en los registros de la municipalidad de su domicilio. No podían votar los vagos ni los mendigos habituales; los que vivieran de la beneficencia pública o privada; los que estuvieran sujetos a proceso criminal por delito que mereciera pena corporal, los condenados a pena corporal (por el tiempo de la condena) ni los condenados por sentencia ejecutoria a la pena de suspensión del voto; los prófugos de la justicia; los que hubieran sido privados de la tutela por mal manejo de fondos o por infidelidad; los que tuvieran o hubieran tenido casas de prostitución pública o clandestina; los que vivieran a expensas de una mujer pública; los que hubieran sufrido dos condenas por embriaguez habitual y manifiesta; los tahúres; ni todos los condenados por delitos de corrupción electoral.

     Eran elegibles para el cargo de diputados todos los electores que fueran ciudadanos mexicanos por nacimiento y tuvieran 25 años de edad. Además, debían ser originarios del estado o territorio de la elección (o, en su defecto, del vecino), con residencia efectiva de más de seis meses inmediatamente anteriores a la fecha de la votación, requisito que Paz Solórzano no cumplía. 

     El Distrito Federal estaba dividido en doce distritos electorales, de los cuales ocho correspondían al municipio de la Ciudad de México. El licenciado Paz y su suplente Carlos Aragón fueron inscritos en el décimo, que estaba formado por Tacubaya, Mixcoac y Santa Lucía. La jornada electoral tendría lugar el primero de agosto.

     La efervescencia política creció. El 27 de junio, el PLC inauguró su convención para elegir a su representante en esas municipalidades:

Durante el mitin reinó el mayor entusiasmo, habiendo pasado un chusco incidente, pues el licenciado Antonio Villarreal, que está trabajando su candidatura para diputado por ese mismo distrito, asesorado por muchos que fueron del partido bonillista, y que el 19 de mayo lanzaron la candidatura del licenciado Armando Z. Ostos, pretendió aplazar las sesiones de la citada convención, con el deliberado propósito de obstruccionar los trabajos del PLC.  

No hicieron caso a la proposición de Villarreal, y no le quedó más recurso que abandonar el salón con los suyos, y fue despedido por todos los que concurrieron […] con marcadas pruebas de disgusto y le cantaron la conocida tonadilla “Flor de Té”. [5]  

Ante el desaire, Villarreal decidió postularse con el clerical Partido Nacional Republicano para competir contra Paz Solórzano.

     La prensa informó que, el domingo 4 de julio a las 10 de la mañana, se reunieron los miembros del Partido Liberal Constitucionalista en Tacubaya, en el teatro La Primavera, con el objeto de asistir a la protesta de candidatos para diputados, entre ellos, el licenciado Octavio Paz. Después de que las comisiones respectivas dieron cuenta de los resultados de sus gestiones, se le tomó dicha protesta. [6] 

     En el caso de Paz Solórzano, se indicó que “los partidos Liberal Constitucionalista y Nacional Agrarista acordaron por conducto de sus representantes apoyar decididamente la fórmula Paz-Aragón en las próximas elecciones, toda vez que no hay incompatibilidad ni contradicción alguna en las tendencias de ambas agrupaciones”. [7]

     Paz encabezó un mitin el 17 de julio en Santa Fe:

El último sábado […] se efectuó un mitin de carácter político, organizado por los Partidos Agrarista y Liberal Constitucionalista, para hacer propaganda en favor de los candidatos a diputados por el décimo distrito electoral del Distrito Federal, que lo son: propietario, el licenciado Octavio Paz, y suplente, el señor Carlos Aragón. En este mitin tomaron la palabra los señores profesor Arroyo, Torre Guerra, los candidatos y unos líderes obreros. Los candidatos expusieron su programa, que es de los partidos mencionados. 
El próximo miércoles, con el mismo objeto, se efectuarán en Tacubaya y Mixcoac, respectivamente, una gran manifestación y un mitin, asistiendo a este último el licenciado Díaz Soto y Gama. [8]

Otro gran acto de campaña se celebró cuatro días después:

En esta vecina municipalidad de Tacubaya se efectuó ayer, por la tarde, una animada manifestación organizada por los Partidos Liberal Constitucionalista y Nacional Agrarista, en honor de los ciudadanos licenciado Octavio Paz y teniente coronel Carlos Aragón, electos candidatos a diputados, propietario y suplente respectivamente, por la Convención celebrada por los clubes genuinamente obregonistas. A pesar de la lluvia, que no cesó sino hasta muy tarde, un gran número de personas de todas las clases sociales, pero dominando el elemento obrero, se congregó en el lugar previamente indicado, para patentizar sus simpatías a los candidatos populares. Entre el entusiasmo de la muchedumbre y desde la tribuna improvisada sobre un automóvil, primeramente, hizo uso de la palabra uno de los líderes la Federación de Jóvenes Igualitarios quien, con frase vibrante, se refirió a las tendencias del comunismo, que quiere el bien del mayor número. 
Luego habló sobre la actuación del licenciado Antonio Villarreal, que se postula para diputado por ese Distrito, uniéndose con los elementos que sostuvieron la imposición bonillista, es decir, el elemento reaccionario representado por los Caballeros de Colón, a pesar de que pronuncia la palabra liberalismo ocho veces, de cada quince palabras que habla. 
Sigue en el uso de la palabra el señor Álvaro Torre Guerra, el cual expresa que Villarreal trata de dar el timo de liberal y de obregonista para que lo elijan, pero que no es una cosa ni otra, desde el momento que se ha vendido al partido reaccionario, y el señor Herman V. Besserer manifiesta que define su actitud, declarando que ha sido engañado por Villarreal, pues éste primeramente se presentó como miembro del Partido Liberal Constitucionalista, teniendo a la vez compromisos con los contrarios, para de esa manera quedar bien con unos y con otros. 
Los oradores, al terminar sus peroraciones, hicieron hincapié en los relevantes méritos que tienen los candidatos que postulan, y que sabrán llevar dignamente la representación del pueblo. Fueron muy aplaudidos por los concurrentes, que aclamaron al general Obregón y al candidato, licenciado Paz. 
Después de estos primeros discursos, la manifestación se puso en movimiento rumbo a La Hermita [sic], tomando mayores proporciones cada vez, con las personas que en el trayecto se incorporaron en una regular cantidad. Ya en el sitio antes indicado, hablaron otros oradores. Primeramente, el señor Manuel Gudiño, presidente del Partido Juventud Revolucionaria quien, dirigiéndose a los habitantes de Tacubaya, les recordó que en ocasión pasada esa localidad sufrió el bochorno de que el Gobierno le impusiera un representante. Ahora, concluyó, el pueblo no sólo tiene el derecho sino la obligación de buscar a un hombre que responda a sus necesidades, y ese hombre es el licenciado Octavio Paz. Otro miembro de la Federación de Jóvenes Igualitarios se dirigió al pueblo, atacando duramente al licenciado Villarreal que, según dijo, en la Cámara sólo iría a defender los intereses de los capitalistas, al contrario del candidato Octavio Paz, que defenderá el agrarismo, llevando a feliz término las nuevas ideas por las que ha sabido combatir con las armas. 
Luego siguió en el uso de la palabra el candidato, licenciado Paz, quien dijo que, al aceptar su postulación, lo hace con todo gusto y de todo corazón, no por la vanidad de ocupar un curul ni por el sueldo que nunca quiso percibir. “Voy a la lucha electoral con el mismo entusiasmo con que fui a la lucha armada en los campos surianos”. Termina pidiendo al pueblo que no vea a las personas, sino a las tendencias que representan y que compare la que encarna Villarreal, ligado con la reacción que sostuvo la imposición del norteamericano Bonillas, y la que él representa. Protesta luchar como lo ha hecho, pues no obstante haber perdido familia e intereses en la lucha, le queda la gran satisfacción de ver implantados en México los principios revolucionarios. Al terminar el señor Paz, fue calurosamente ovacionado por el pueblo que llenaba la plaza. 
Al presentarse el licenciado Soto y Gama, fue recibido con aplausos y vítores, tomando la palabra a repetidas instancias de la concurrencia. La oratoria del licenciado Soto y Gama es fácil y contundente. Con frecuencia se ve interrumpido por las aclamaciones de la multitud. 
Dice que la lucha actual es de los de abajo contra los de arriba. Estos últimos, reunidos, en una agrupación que se titula Partido Republicano, atacan a los hombres que postulan a uno de los que no se han vendido: a Obregón, que en estos momentos es un símbolo. 
Se refiere a las ideas socialistas, expresando que los ricos pisotean los derechos de los que trabajan, de los que ganan el pan con el sudor de su frente, de los que mejoran y dignifican la vida con el esfuerzo. Han dicho, añadió el orador, que la revolución es bandidaje y han ultrajado a la revolución, sin respetar siquiera la sangre generosa que se ha derramado. Cristo nos enseñó que sólo con el dolor y el sacrificio se salva a la humanidad. Madero al morir por las balas de la reacción, fue un mártir y Zapata que fue un reivindicador de los ideales revolucionarios, también fue un mártir. La nueva doctrina es de amor; el socialismo sólo pide respeto para el débil, justicia para el que todo lo produce. 
Continúa hablando sobre el placer que le causa ver a los hombres del Norte unidos con los del Sur, que fueron atacados duramente e incomprendidos durante mucho tiempo, esto es, a los humildes hombres del campo ligados con los de la ciudad, para formar un núcleo que sabrá hacer justicia. 
Terminó diciendo que es absurdo que Villarreal levanta la idea vieja y gastada del liberalismo, que sólo ha dado libertad a los patrones para extorsionar a los trabajadores, frente a la nueva idea igualitaria que se abre paso, realizándose el precepto del Evangelio: “El que no trabaja, no tiene derecho a comer”. 
Al terminar el licenciado Soto y Gama, nutridos aplausos se dejaron oír, entre vivas lanzadas al general Obregón, al licenciado Paz y a los hombres de la revolución. 
Los manifestantes se dirigieron a la municipalidad de Mixcoac, a bordo de un tren especial, donde después de recorrer las principales calles se disolvieron en completo orden, el cual, durante todo el tiempo que duró la manifestación, no llegó a alterarse para nada. [9]

El 31 de julio fue el último día para hacer campaña y apareció en los medios un cartel que promovía al licenciado Paz:

LIBERALES: Los candidatos del Partido Liberal Constitucionalista son los que deben ser apoyados por todos los liberales honrados y de sanos principios, pues son hombres conscientes que cumplirán sus obligaciones y harán respetar sus derechos. NO OLVIDE SUS NOMBRES Y VOTE POR ELLOS. [10]



Propaganda de la campaña de Paz Solórzano


El 8 de agosto se dio la noticia de que Paz Solórzano había sido elegido por abrumadora mayoría:

Ayer a la una y media de la madrugada, terminó sus trabajos la Junta Computadora por el 10° Distrito Electoral, otorgando las credenciales a los candidatos licenciado Octavio Paz y coronel Carlos Aragón, que resultaron electos por una mayoría abrumadora para diputados propietario y suplente respectivamente. […] Los trabajos de la Junta Computadora fueron dilatados en virtud de que ante el presidente de la misma se presentaron diferentes reclamaciones del partido político que contendió, reclamaciones que fueron rechazadas por improcedentes. [11]

Su rival no aceptó la derrota:

El señor licenciado Antonio Villarreal, candidato independiente a diputado por el décimo distrito electoral de esta ciudad, presentó una queja que fue consignada al juez quinto supernumerario de distrito, alegando la ilegalidad de la Junta Computadora que se instaló en Tacubaya y que dio la credencial de diputado por ese distrito, al licenciado Octavio Paz. 
Asegura el quejoso que dicha junta debería haber sido instalada por el presidente de la primera casilla, que lo era el señor Cruz Sánchez y resultó que un señor llamado Pedro Peña, suplantando dicho nombre, se hizo pasar como el interesado, que no se encontraba presente y procedió a instalar la junta, resultando presidente el señor Carlos Meneses. A la hora de pasar lista, el mismo Peña contestó de presente al gritarse el nombre de Cruz Sánchez y un señor amigo suyo, que se encontraba allí, hizo constar que no tenía tal nombre, por lo que el licenciado Villarreal pidió que fuera consignado Peña, a lo que se opuso el presidente de la mesa, dando lugar con esto a que el culpable se fugara. En vista de esto, los presidentes de casilla que tenían las boletas del licenciado Villarreal, viendo la presión que hacían las fuerzas, según asegura el quejoso, se instalaron en otro lugar y allí otorgaron su credencial al licenciado Villarreal. 
Es el caso que el presidente municipal de Tacubaya, cuando se presentó este candidato junto con su suplente para que se les registraran sus credenciales, se rehusó a hacerlo y consignó el hecho al Procurador General de la República, quien lo envió al juez en turno para las diligencias del caso. [12]

La prensa consignó que, dado el desorden, no estaba claro cuál de los dos candidatos tenía credenciales válidas:

En la mañana, el licenciado Antonio Villarreal registró en la oficialía mayor, su credencial, que no está autorizada por el Ayuntamiento de Tacubaya, sino por un juez de lo civil y acto seguido, se inscribió como miembro del bloque, en el cual está también el licenciado Octavio Paz, que tiene otra credencial por el mismo distrito. Ahora bien, ambos candidatos fueron apoyados ostentosamente por el Partido Liberal Constitucionalista y resulta que no se sabe a punto fijo si en este caso el bloque vaya también a aplicar únicamente el criterio legal. Por ello se cree que en estos casos en el seno del bloque van a discutirse ambas credenciales y allí tendrá que imperar forzosamente el criterio político, por la defensa de los intereses del partido. [13]

A finales de agosto, después de ríspidos debates, la Cámara de Diputados, constituida en colegio electoral, validó el triunfo del licenciado Paz. Así, el antiguo emisario de Zapata continuó la tradición que inició su padre y, luego, su hermano Arturo, al ocupar un puesto en el Congreso. Infatuado, acudió a su curul “vistiendo un trajecito color de perico huasteco” [14] , y declaró sobre su antagonista:

—A este señor le voy a aplicar los cuatro filos: el moral, el político, el legal y el democrático; y alguno más, si lo invento a tiempo, y al decir esto, nos muestra unos zapatos que lleva puestos y que asegura compró en Estados Unidos: dichos zapatos tienen una punta más aguzada que una bota francesa femenina. No cabe duda que este señor está resuelto a todo por obtener los doce mil anuales. [15]


[1] “Por los hoteles”, La Prensa, 15 de junio de 1920, p. 8.

[2]  “Quedó formado el programa del Partido Nacional Agrarista”, El Heraldo de México, 21 de junio de 1920, pp. 1 y 2.

[3] Ibidem.

[4] José Vasconcelos, El desastre, México, Fondo de Cultura Económica, 1982, p. 34. 

[5] “La política en Tacubaya”, El Demócrata, 28 de junio de 1920, p. 3.

[6] “Tacubaya. Reunión política”, El Demócrata, 6 de julio de 1920, p. 7.

[7] “Una sola candidatura en el décimo distrito”, El Heraldo de México, 17 de julio de 1920, p. 8.

[8] “Mitin político en Santa Fe”, El Heraldo de México, 19 de julio de 1920, p. 10.

[9] “Entusiasta manifestación popular se efectuó en Tacubaya”, El Heraldo de México, 22 de julio de 1920, p. 10.

[10] “Liberales”, El Heraldo de México, 31 de julio de 1920, p. 10.

[11] “Por los municipios. Tacubaya”, El Heraldo de México, 8 de agosto de 1920, p. 10.

[12] “También en el 10° distrito resultaron dos diputados”, El Heraldo de México, 10 de agosto de 1920, p. 10.

[13] “Política del Bloque en la Cámara”, El Heraldo de México, 18 de agosto de 1920, p. 7.

[14] “La Cámara se constituyó en colegio electoral”, El Heraldo de México, 14 de septiembre de 1920, p. 10.

[15]  “El presunto señor diputado señor Felipe Murguía solicita la ayuda de la Cámara”, El Heraldo de México, 18 de agosto de 1920, p. 7.




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