Fabienne Bradu ; Octavio Paz
Lugares
París
Personas
Breton, André; Péret, Benjamin; Carrington, Leonora
Tipología
Correspondencia
Temas
Primer retorno a México (1953-1962)
Lustros
1950-1954
1955-1959
Estos mensajes aparecieron en los archivos de Remedios Varo (16 de diciembre de 1908 - 8 de octubre de 1963) y fueron donados al Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México (MAM) por Anna Alexandra Varsoviano Neumann, viuda de Walter Gruen (este último falleció en 2015 y fue la última pareja sentimental de la pintora catalana). Esta segunda donación vino a sumarse a la hecha al MAM por Walter Gruen en 2002.
Algunos materiales de la segunda donación fueron objeto de una exposición del MAM, Adictos a Remedios Varo, inaugurada en octubre de 2018, y se reprodujeron en un catálogo homónimo, también editado en 2018. De allí provienen las cartas y el poema firmados por Paz para su amiga Remedios, compañera de Benjamin Péret, con quien ella llegó a asilarse en México en diciembre de 1941.
A raíz de un viaje a París en noviembre de 1958, Paz podría haber “cumplido” la entrega de un dinero que Remedios Varo le habrá confiado para Péret, quien moriría en septiembre de 1959. Se ha especulado que el dinero provendría de la venta de piezas arqueológicas mexicanas, cuyo comercio ilegal realizaba en contubernio con Remedios Varo.
Existe también una carta de André Breton a Péret, fechada en París el 26 de junio de 1959, en la que le cuenta:
Octavio está en París desde hace algunos días y piensa quedarse un año o dos. Por supuesto, preguntó por ti y te manda decir que tiene a tu disposición el dinero previsto (en dólares). Se me olvidó pedirle su dirección pero puedes escribirle por intermediación mía.
Péret había ingresado al Hospital Boucicaut el 23 de marzo de 1959 por una embolia femoral y no saldría de ahí sino hasta mediados de junio.
Es probable que Paz aluda a esta estancia cuando recuerda a su entrañable Péret, primer traductor de Piedra de sol al francés:
Luego de varios años de ausencia volví a verlo, poco antes de su muerte. Su rostro, marcado por los años, la pobreza y la lucha cotidiana, no había perdido nada de su inocencia. El cansancio y la enfermedad lo habían apagado, pero cuando reía empezaba a resplandecer con toda su antigua luz solar: rostro de poeta, si por poesía se entiende no un talento o una vocación sino una disposición del alma a maravillar y maravillarse. [1]
El poema que Paz envió a Varo es un fragmento de “Manantial”, perteneciente a Semillas para un himno (1943-1955). Está fechado en Delhi el 17 de diciembre de 1953. Parece haber sido enviado a solicitud de Varo para responder a algún compromiso. Sin embargo, en 1954, Remedios Varo no participó en ninguna exposición en México, ni individual ni colectiva. En cambio, en 1953, pintó Premonición, cuadro que quizá resonaría a la distancia en el ojo de Octavio Paz. En todo caso, sin que sepamos bien a bien por qué y con qué fin se lo envía, llega a sumarse a “Apariciones y desapariciones de Remedios Varo”, el poema en prosa que le dedicó en Delhi, en 1965, incluido en Corriente alterna, México, Siglo XXI, 1967.
1. Postal sin fecha que muestra el Portrait d’une dame inconnue, de Paolo Uccello
Misión cumplida. No hay nadie ya en París —excepto los turistas y yo. Nostalgia del I-King y de Chihuahua 194 [2] (ahora lo consulto a solas y sus respuestas son nuevas preguntas).
Saludos, Octavio.
París, a 24 de septiembre [1959]
Querida Remedios:He pensado mucho en ti. Todos tus amigos, todos los amigos de Benjamin, hemos pensado en ti. Ya sé que es inútil pensar, inútil hablar. Todo es inútil. ¿No resulta absurdo que yo haya sido el encargado de llevarle un dinero que nunca iba a poder utilizar? Pero aunque esta ayuda haya sido inútil, no lo fue tu afecto y tu amistad. Es maravilloso, después de todo, tener amigos como tú y Leonora [Carrington]. Mejor dicho: tener amigas. La mujer —algunas mujeres, algunos corazones de mujer— me reconcilian con la vida y también —¿por qué no?— con la idea de la muerte. Elisa [Breton] —supongo que te habrá escrito— te recuerda mucho y con gran cariño. Y todos los demás. Y todo lo demás.
Octavio
Remedios:
Le envío el poema.
Realmente me daba un poco de vergüenza: es muy poca cosa, y además, convulso. (Lo digo sinceramente). Lo suyo en cambio es una obra y tiene paz, serenidad, sabiduría.
Suyo,
Octavio Paz
Como la enredadera de mil manos
Como el incendio y su voraz plumaje
Como la Primavera al asalto del año
Los dedos de la música
Las garras de la música
La yedra de fuego de la música
Cubre los cuerpos cubre las almas
Como el cuerpo del dios constelado de signos
Como el cuerpo del cielo tatuado por astros coléricos
Cuerpos quemados almas quemadasLlegó la música y nos arrancó los ojos
(No vimos sino el relámpago
No oímos sino el chocar de espadas de la luz)
Llegó la música y nos arrancó la lengua
La gran boca de la música devoró los cuerpos
Se quemó el mundo
No queda nada sino un alto sonido
Torre de vidrio donde anidan pájaros de vidrio
Pájaros invisibles
Hechos de la misma sustancia de la luz.
(Diciembre 17 de 1953)
[1] Octavio Paz, “Benjamin Péret: la noche del siglo” en Obras Completas, México, Fondo de Cultura Económica, volumen 14, 2000, pp. 51-53.
[2] Dirección de Leonora Carrington en la colonia Roma de la Ciudad de México.