Conversaciones y novedades

Reescrituras de "¿Águila o sol?"

Ana Clavel

Año

1951

Personas

Reyes, Alfonso; Pacheco, José Emilio; Clavel, Ana

Tipología

Conversación

Temas

Lecturas y relecturas: la obra poética

Lustros

1950-1954

 

Portada de Rufino Tamayo

Editora de Octavio Paz en el Fondo de Cultura Económica, Ana Clavel se encontró en el archivo de esa editorial con el mecanoescrito corregido por Paz de ¿Águila o sol? Aquí narra lo que encontró...


 

Es conocido el afán perfeccionista de Octavio Paz, para quien los “poemas son objetos verbales inacabados e inacabables; cada poema es el borrador de otro que nunca escribiremos”.[1] Sin embargo, según impresión general de los estudiosos, la obra poética en prosa —que incluye tres títulos: ¿Águila o sol? (1951), La hija de Rappaccini (1956) y El mono gramático (1974)— no ha sufrido cambios.[2] En la tesis “Escritura y reescritura de ¿Águila o sol?[3] intenté mostrar que esa impresión no es del todo exacta. Al comparar las variantes introducidas en la edición princeps (FCE, Tezontle, 1951) y la edición definitiva consignada en el tomo 11 de las Obras completas (FCE-Círculo de Lectores, 1997) con un mecanoescrito que hallé en los archivos del Fondo de Cultura Económica, se revela que las variantes de este libro van desde modificaciones mínimas de estilo hasta variantes más significativas: depuración de imágenes poéticas, supresiones, reordenamientos, cambios de títulos de los poemas, y la inclusión de un texto completo que no aparecía ni en el mecanoescrito ni en la primera edición.

El hallazgo del mecanoescrito[4], el original en el que se basó la edición de Tezontle y que posee tachaduras y cambios realizados por la propia mano del poeta, me hizo pensar que además de permitir fijar las variantes tal vez posibilitaría aproximarse, así fuera a través de contados casos, al proceso de reescritura de ¿Águila o sol?, una obra particularmente significativa pues, al ser prosa reflexiva sobre el acto de la creación poética y puesta en práctica de ese mismo acto, es también una tentativa por arrancar a la palabra poética del lenguaje anclado, de arrancar la creación de la rutina. Dividido en tres secciones (“Trabajos del poeta”, “Arenas movedizas” y “¿Águila o sol?”), el libro mantiene esa intención sobre todo en su primera y tercera partes. Esto contribuye a hacer de él una propuesta excepcional: un volumen de poemas en prosa que nos descubre la alquimia de la creación poética en un ejercicio autorreflexivo, metapoético, de “poética antipoética”[5], que sitúa a su autor en la tradición crítica del poeta moderno sobre su propio oficio a partir de Baudelaire.

   Señales Previas

Ya en la Correspondencia Alfonso Reyes / Octavio Paz (1939-1959), volumen de cartas en las que es posible descubrir la gestación editorial de obras como Libertad bajo palabra y El laberinto de la soledad, su editor, Anthony Stanton, señalaba un cambio significativo en el título de la sección primera de ¿Águila o sol?, que antes le había sido advertido por Paz en una entrevista de 1988: “Trabajos del poeta” que, en la edición de Tezontle de 1951 y hasta la tercera edición de 1995 como libro independiente, tuvo por nombre “Trabajos forzados” —título revelador que enfatiza la fatiga del condenado a pagar un castigo.

En esa misma correspondencia, en carta fechada en París el 26 de julio de 1949, Paz le comunica a Reyes: “A pesar de la rutina burocrática, escribo, trabajosamente, en mis cuartos de hora, un librito de poemas en prosa: ‘Arenas movedizas’”. Unos meses más tarde, el 16 de noviembre del mismo año, le confía su deseo de publicar esas 75 páginas con “poemas en prosa, cuentecillos, etc.” en la colección Tezontle. Será junto con una carta del 29 de enero de 1951 que Paz haga llegar a Reyes el manuscrito ya no con el nombre de “Arenas movedizas” sino con el definitivo: “le envío el manuscrito de ¿Águila o sol? Como usted verá al leerlo, se trata de un ‘volado’, en el que se apuestan muchas cosas”[6]. Es así que en el mecanoescrito del Fondo aparece desde siempre el título de ¿Águila o sol? para el volumen completo, mientras que “Arenas movedizas” se convirtió en el título de su segunda sección.

En una conversación con José Emilio Pacheco a propósito del libro que me ocupa, el autor de la columna “Inventario” me hizo hincapié en que debía registrar el caso de “Cabeza de ángel” (poema-cuento incluido después, al final de “Arenas movedizas”), que no aparecía en la primera edición de 1951. Con su memoria y generosidad proverbiales, Pacheco me dio también la fuente hemerográfica de su primera publicación: el número del primer aniversario de la revista regiomontana Kátharsis de 1956[7], donde apareció antes de ser incluido en la nueva edición de ¿Águila o sol? como volumen autónomo (1995).[8]

    Un modelo de edición sui generis 

“¿Corrige mucho lo que escribe?”, pregunta Rita Guibert a Paz en su entrevista de 1974. A lo que él responde: “Sí, porque el otro está hablando siempre. El otro es un ser bastante perverso e insoportable que dice no a todo lo que digo. Por eso este continuo tartamudeo, esta continua indecisión, este continuo cambio en todo lo que digo”.[9] Al contemplar las diferentes versiones del mecanoescrito (MEC), la primera edición de Tezontle (TEZ) y la definitiva recogida en las Obras completas (O.C, vol. 11), revisadas para mi estudio, uno se percata de que muchas de las correcciones registradas, como ya señalé, son variantes no significativas: modificaciones de índole menor que aligeran el estilo, lo vuelven más directo, evitan repeticiones, uniforman un estilo editorial, ajustan el uso de palabras o enmiendan erratas que se venían arrastrando de una edición a otra.

Otras correcciones son significativas en cierta medida. Atienden a modificaciones en el sentido de la frase o el párrafo sin alterar el significado o la intención original: son precisiones de sentido, correcciones para sugerir ambigüedades o abrir un horizonte de posibilidades semánticas a una frase poética, supresiones de aclaraciones demasiado explicativas o innecesarias. Aquí también se incluyen las correcciones que suprimían o aligeraban el tono enfático, exclamativo o reiterativo de una frase o un párrafo, cambios en apariencia de puntuación pero que en realidad perseguían atenuar un aliento declamatorio, elegíaco, sentimental en exceso, más cercano a las primeras versiones de A la orilla del mundo (1942) y otros poemas de la primerísima época.

Hay, por otra parte, variantes significativas mayores que sí alteran de manera radical el sentido previo del texto, pues introducen cambios metafóricos, nuevos títulos y hasta un texto entero; suprimen huellas del ambiente ideológico de la época, así como alusiones personales del autor y registros presumiblemente autobiográficos.

    Algunos casos ejemplares 

“Mi insensata sed de perfección”, llamaba Paz a su labor de reescritura y corrección.[10] Aunque muchas de sus modificaciones son menores, las variantes significativas mayores, sobre todo respecto al mecanoescrito, suman 67 casos. De entre ellos, he escogido algunos a manera de muestra.

Existe aquí y allá, decía, una tendencia a borrar las huellas más personales en función de la efectividad y fidelidad poéticas. Todas las fechas del mecanoescrito fueron suprimidas en la edición de Tezontle y ya no volvieron a aparecer en las Obras completas. Sin embargo, al pie de varios textos del original mecanografiado, permiten trazar un itinerario de actividad poética: París, febrero-julio de 1949 para “Trabajos forzados”; 9 de enero-10 de agosto de 1949 en diversos textos de “Arenas movedizas”; 25 de diciembre de 1948-marzo de 1950 en distintos poemas de la sección “¿Águila o sol?”

Otro ejemplo en el que es posible observar ese desvanecimiento de lo particular y contingente se da en “Mediodía” (después titulado “Llano”), donde una descripción de tono anecdótico

Un niño —educado por los jesuitas y a quien esperan a la entrada de la pubertad un sarampión y una crisis mística— (MEC) 

se transforma en una persona poética más contundente:

Un niño —ignorante de que en un recodo de la pubertad lo esperan unas fiebres y un problema de conciencia— (TEZ y OC) 

Otro caso interesante, ahora de supresión, se presenta en el mecanoescrito que consignaba el fragmento XV de “Trabajos forzados”[11] que ya no vio la luz de la publicación y que dio origen a que se corriera la foliación de los siguientes textos en la edición de Tezontle:

La terca Esperanza me llama, incesante. Y su voz resuena en mi pecho como el timbre del teléfono suena incansable en una casa donde todos han muerto. (MEC)

Como puede observarse la omisión parece obedecer a razones de economía poética pues el fragmento reitera el tono desolador del conjunto y la comparación con el repiqueteo de un teléfono resulta poco efectiva.

Otro ejemplo que combina modificación y supresión es el que se presenta en “Eralabán”, texto de la sección “¿Águila o sol?”:

Entre tantas simplezas extraigo de pronto unas palabras tuyas, dichas hace mucho y todavía vivas. El instante centellea, piña de luz, penacho verde. Entonces no me importa si ya acabó o apenas empieza la guerra de cien años, si la dialéctica devora a sus hijas o las manchas solares influyen en la moral de nuestros caudillos. (MEC)

Párrafo que terminó por eludir el contexto histórico y personal del autor en aras de abrir espacio a la magia mítica convocada por la palabra poética, cifrada en el vocablo “Eralabán”:

Entre tantas simplezas extraigo de pronto una palabra que inventaste hace mucho, todavía viva. El instante centellea, piña de luz, penacho verde. (TEZ y OC, 11:179) 

Otro caso de modificación se presenta en el texto “Paseo nocturno” de la sección “¿Águila o sol?”, donde una “joven de cabellera de sirena de alarma” (MEC) se transforma en la “joven que avanza como un rumor de pájaros” (TEZ y OC, 11:179), con lo que la imagen inicial de aire surrealista deja su sitio a una imagen más a tono con una sugerencia de la mujer vista como promesa de salvación o de reconciliación que después se presentará en El mono gramático, Blanco, Ladera este y, muy especialmente, en el final de “Nocturno de San Ildefonso”.

 

Otro caso singularmente revelador es el esmero por encontrar una mejor forma poética, como se aprecia en la modificación presente en esta línea de “La higuera”:

En Mixcoac, pueblo de indios quemados, sólo la higuera señalaba los cambios del año. (MEC)

que terminó modificada gracias a una sinécdoque poderosa que revela que, así como Paz señalaba en Apollinaire el uso del método poético de Mallarmé, la trasposición,[12] el recurso no le era ajeno a él tampoco, lo mismo que la transfiguración:

En Mixcoac, pueblo de labios quemados, sólo la higuera señalaba los cambios del año. (TEZ y OC) 

Sirvan estos ejemplos como breve muestra de las variantes de ¿Águila o sol?, un libro que permite armar, a través de sus mínimas deconstrucciones y reconstrucciones, un modelo sui generis de reescritura del autor. Pues si bien es verdad que muchas de las correcciones responden a improntas de economía, sencillez, depuración, también es cierto que algunas de ellas buscan alterar la lectura biográfica de un libro que, como pocos, representó un momento de crisis personal y espiritual, una que encontraría en el primer manuscrito de ¿Águila o sol? el vehículo necesario para una purgación que brotó con una violencia y pureza de lenguaje que no necesitó de grandes enmiendas. 

Si Rimbaud usó el poema en prosa como un medio de confesión, especialmente en Une Saison en enfer, y si Paz hizo lo propio en ¿Águila o sol?, sobre todo en la sección “Trabajos forzados”, calificados por de Mandiargues como una auténtica “temporada en el infierno mexicano”,[13] debe también señalarse que las depuraciones de índole autobiográfica y epocales obran a favor del único compromiso al que, a la postre, se circunscribirían la ética y la estética de Octavio Paz: la poesía.

Da fe de ello la corrección final del último poema incluido, “Hacia el poema (Puntos de partida)”, en el que el autor sustituye la proclama de corte engagé: “Amor y revolución son poesía en acción” (MEC) por la certera frase: “la poesía entra en acción” (TEZ y OC, 11:194). Esa simple modificación nos habla de un Paz editor de su propia obra que, más que insensato en su sed de perfección, buscó siempre estar a la altura de la línea final de esos poemas: “Merece lo que sueñas”.



NOTAS

[1] Paz, Octavio, (11:18).

[2] La opinión es generalizada entre Hugo J. Verani, Anthony Stanton, Enrico Mario Santí, y está documentada en José Emilio Pacheco, “¿Águila o sol?”en Proceso, númro 393, México, 14 de mayo de 1984, p. 49.

[3] Ana Clavel,  Escritura y reescritura de ¿Águila o sol?, tesis de licenciatura, UNAM, México, 2001, 187 pp. Descargable en TESIUNAM.

[4] Mi predilección es la narrativa. Al realizar en 1997 el cuidado editorial del citado tomo 11 y encontrarme en un solo volumen la obra poética en prosa del autor, me pregunté cuántos ejemplares habría podido vender un libro tan singular como ¿Águila o sol? puesto que no creía que fuera tan popular como El laberinto de la soledad, por ejemplo. Acudí con el señor Francisco Muñoz del Departamento de Producción del FCE, quien se hacía cargo de las reimpresiones. Mandó buscar el expediente del libro en cuestión y mientras buscaba los datos salió a la luz un fajo de hojas mecanografiadas con correcciones en tinta azul en las que de inmediato reconocí la mano de Paz. El mecanoescrito se encuentra ahora en custodia del Archivo Histórico del Fondo de Cultura Económica.

[5] Término empleado por el propio Paz al referirse a los “Trabajos del poeta” en la entrevista concedida a A. Stanton, “Genealogía de un libro: Libertad bajo palabra” en Vuelta, número 145, diciembre 1988, p. 19 [recogida en 15:106. N. del E.].

[6] Correspondencia, pp. 97, 133 y 137.

[7] Por un olvido, no escribí este dato en la tesis, aunque hago referencia a él. Lo consigno aquí a manera de fe de erratas.

[8] En la edición de 1960 de Libertad bajo palabra (1935-1958), primera suma poética de Paz donde se incluía ¿Águila o sol?, aparecía ya “Cabeza de ángel”, así como el título de la primera sección “Trabajos del poeta” en vez de “Trabajos forzados”. Pero estos cambios no se realizaron en el libro independiente sino hasta 1995.

[9] Rita Guibert, 7 voces, México, Novaro, 1974, p. 244. [Las entrevistas de Guibert, “Octavio Paz” (1970), se recogen en 15:436, N. Del E.]

[10] “Preliminar” (11:18).

[11] Ahora el texto XV de “Trabajos del poeta” (11:154).

[12] “Guillaume Apollinaire” en Excursiones / Incursiones. Dominio extranjero (2:118).

[13] André Pieyre De Mandiargues, “¿Águila o sol?” en La Nouvelle Revue Française, número 62, febrero de 1958, pp. 325-328.