Correspondencia

Dos cartas del 68

Octavio Paz

Año

1968

Lugares

Nueva Delhi, India

Tipología

Correspondencia

Temas

1968 Año axial: Olimpiada y Tlatelolco

 

Zócalo ocupado, 1968. Catálogo de la exposición Memoria y representación: la fotografía y el movimiento estudiantil de 1968 en México

Ofrecemos a continuación dos cartas tomadas del libro Octavio Paz en 1968: el año axial. Cartas y escritos sobre los movimientos estudiantiles México, Taurus, 2018, 266 pp., prefacio de Ángel Gilberto Adame, compilación y edición crítica de Guillermo Sheridan y Ángel Gilberto Adame, prólogo de Enrique Krauze.


 

“La aparición del tanque en todas las esquinas”

Trescientas mil personas se manifestaron el 27 de agosto, entre estudiantes y obreros, en el Zócalo. Un grupo decide pernoctar ahí en espera de respuestas a la petición de diálogo. Alguien iza una bandera rojinegra en el asta. En la madrugada del día 28 el ejército y la policía lo desalojan violentamente. El gobierno ordena una “manifestación de desagravio” a la bandera nacional y llena el Zócalo de burócratas que corean haber sido obligados a asistir.


A Carlos Fuentes, en Londres: 


Agosto 30. Dehli.


Querido Carlos:

Contesto, de prisa, a tus dos últimas cartas. Para describirte mi estado de ánimo, te contaré lo que me pasó esta mañana. Acababa de leer en el periódico que la policía había dispersado con tanques una manifestación de estudiantes en el Zócalo, cuando recibí una carta de Dore Ashton, que empieza con estas líneas: “Last night there were two photographs inThe New York Timesthat broke my heart. One was a tank in Prague, the other was a tank in Chicago. Believe me, there was not the slightest way to tell them apart”.[1] México, Praga,[2] Chicago: una misma imagen, un mismo Tanque. Ahora sí somos realmente contemporáneos de todos los hombres.[3] Y no sólo, como yo creía, por la quiebra universal de todas las ideologías y sistemas sino por la aparición del Tanque en todas las esquinas. Si tuviese humor y genio escribiría una “Apostilla al cuento de los siglos: sobre la desaparición de la Filosofía y la aparición del Tanque”… ¿Qué pasa en la Gran Tenochtitlán? Sigo sin noticias directas y Le Monde no llega desde hace seis días —o se roban mi ejemplar en la agencia distribuidora. A mi juicio se trata, por una parte, de una nueva manifestación de la crisis general del sistema mexicano, una crisis que se inició al final del régimen de Ruiz Cortines; por la otra, la rebelión universitaria mexicana es una expresión más de la rebelión juvenil mundial. Lo primero, dentro del contexto mexicano, es más importante. Si el gobierno fuese inteligente —pero no lo es— procedería desde ahora a realizar las reformas que faciliten el tránsito del sistema de partido único a la democracia burguesa. En cambio, si escoge el camino de la represión y la inmovilidad, acumulará dinamita y en el estallido la tendencia realmente revolucionaria (la segunda) vencerá a la reformista. Creo que muchos se han dado cuenta del doble aspecto del fenómeno y de ahí la actitud de Barros Sierra y de otros directores de facultades, profesores, etc. Pero yo soy pesimista, no a la larga sino en lo inmediato. Es casi imposible que el Establecimiento se decida a reformarse a sí mismo, ya que lo que las manifestaciones han revelado es la crisis de dos dogmas mexicanos: la autoridad del Señor Presidente y la inmortalidad del PRI. Los dos mitos del período postrevolucionario…

[Manuscrito al margen izquierdo:] Sobre el mito del Señor Presidente: es un mito híbrido, sincretista. Una falsificación burocrática. El carisma del Señor Presidente heredado. Doble herencia, la tradicional del cacique prehispánico y el virrey colonial; y la moderna: el caudillo revolucionario. Este último es definitivo: el Señor Presidente gobierna en nombre de Carranza, Madero, Villa, Juárez, Santos Degollado, etc. pero efectivamente, en la realidad, los últimos gobiernos no son ya revolucionarios y ni siquiera reformistas. Sobre la inmortalidad del PRI: el acento está cargado (y cada día más) sobre lo institucional y no sobre lo revolucionario —es una inmortalidad conservadora o de conservación, momificante…

Me parece perfectamente explicable tu reticencia frente a su proyectado viaje a México. Tal vez, después de las Olimpiadas, se aclararán las cosas —o se complicarán definitivamente. En uno u otro caso sí valdría la pena regresar. Pero ahora, en una situación confusa, lo mejor es aguardar —aunque preparados para intervenir en el momento oportuno. Si yo pudiese, también aplazaría mi viaje. No puedo. En primer término, El Colegio Nacional: es una tribuna y un refugio que hay que conservar, sobre todo si los tiempos, como preveo, empeoran. En seguida: mi lío judicial. No sé si te conté que gané el primer round pero ahora el asunto ha pasado a la segunda y definitiva instancia.[4] Creo que volveré a ganar pero todo esto me perturba —es sórdido, pequeño, horrible como un águila enjaulada que vi hace muchos años en un pueblo. Por último: desde hace más de un año tramito mi jubilación y espero poder concluir ahora ese latoso proceso. Ya no soporto más —no a la India, que amo, sino a la idea de servir a un gobierno, cualquier gobierno, sea el del Gran Mongol o el del Hijo del Cielo. Buscaré un reacomodo, en la Universidad o en El Colegio de México. Y más que nada, me ocuparé de la revista. Ya te pondré al corriente de mis conversaciones y gestiones con Orfila y Segovia.


Ejércitos al Zócalo, 28 de agosto de 1968. El Universal


“El pequeño poema que te anexo”

Paz le escribe a su amiga sobre las fotografías de los tanques en las ciudades y cuestiones de trabajo. Se traduce del original en inglés.

A Dore Ashton, en Nueva York: 


Tu carta me llegó hace tres días, justo cuando leía en un diario indio una noticia sobre los tanques que dispersaron a los estudiantes en el Zócalo, la plaza central de la Ciudad de México. Y tu carta iniciaba con las fotos gemelas de los tanques en Praga y Chicago… Es el mismo tanque en todas partes. Mi comentario es el pequeño poema que te anexo y que escribí ese mismo día. […]
Primero debo dar unas conferencias en México. Luego, también hay la posibilidad de un viaje a La Habana[5] y, en tercer lugar, algo vital para mí: tengo que pasar por un largo y complicado proceso burocrático, pues desde hace un año intento conseguir mi retiro para convertirme en un hombre libre. Esto me tomará la mayor parte de mi tiempo. Y además debo explorar la posibilidad de conseguir en el futuro un trabajo en la Universidad, pues mi pensión no es adecuada...


NOTAS

[1] “Anoche había dos fotografías en el New York Times que me rompieron el corazón. En una, un tanque en Praga; en la otra, un tanque en Chicago. Créeme que no había modo de distinguirlos.”

[2] Sobre las rebeliones en los países del bloque soviético, puede verse “Crónica de la Libertad” en El Socialismo Autoritario, capítulo de Tiempo nublado (1983), recogido en Obras Completas, tomo 9, p.207.

[3] La oración “Somos, por primera vez en nuestra historia, contemporáneos de todos los hombres” cerraba El Laberinto de la Soledad en la primera edición (1950).

[4] Se refiere a sus problemas con Elena Garro, que ha promovido un amparo contra el juicio de divorcio que se había realizado en 1960. Véase Adame, op. cit., pp. 137 y ss.

[5] Había sido reiteradamente invitado por los poetas Cintio Vitier y Roberto González Retamar, con quienes se escribía. Con quien más trato tuvo fue con José Lezama Lima, a quien admiraba como poeta y narrador desde 1945, cuando lo leía en la revista Orígenes, en la que Paz llegó a publicar. Cuando Fidel Castro aplaude la invasión de Checoslovaquia por las fuerzas de la URSS, Paz desiste de hacer el viaje a Cuba.