En la mirada de otros

En la mirada de José Sarukhán

José Sarukhán Kermez

Año

1992

Tipología

En la mirada de otros

Lustros

1990-1994

 

José Sarukhán Kermez (1940) es un biólogo investigador que convivió de manera frecuente con Paz a partir de su ingreso a El Colegio Nacional en 1987. En sus memorias Desde el sexto piso (FCE, 2018), da su versión de la organización del controvertido Coloquio de Invierno de 1992, el cual vivió como rector de la UNAM, y rememora un desencuentro con el poeta y Enrique Krauze. (AGA)



En un par de reuniones que sostuve con Víctor Flores Olea, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y con Héctor Aguilar Camín, director en ese entonces de la revista Nexos, al inicio de enero de 1992, me plantearon la posibilidad de retomar los llamados "Coloquios de Invierno” que habían dejado de llevarse a cabo hacía tiempo. Me explicaron que se trataba de una reunión con muy amplia participación de académicos y politólogos de primer orden, tanto nacionales como extranjeros, y que el propósito era analizar temas de actualidad en un gran foro plural, en el seno de la Universidad. Llevaban una lista preliminar de invitados que me mostraron y que discutimos durante un rato.

     La idea me pareció atractiva y adecuada a las funciones de una institución académica como la UNAM. Me propusieron que se organizara conjuntamente con el Conaculta y la revista Nexos. La UNAM sería la sede del coloquio y ellos se encargarían, con la participación de varios académicos de la Universidad y de otras instituciones, de la conformación final del programa. Así, se echó a andar la maquinaria para organizar la reunión. 

     Varias semanas después recibí una llamada de Octavio Paz para solicitarme una reunión. Me dio un enorme gusto, aunque no dejó de sorprenderme, ya que era la primera vez desde que había asumido el cargo de rector que me pedía encontrarnos en la Rectoría. Fijamos una fecha adecuada y llegado el día se presentó, para mi beneplácito, acompañado de Enrique Krauze. 

     Después del intercambio habitual de saludos de cortesía, Octavio Paz expresó que estaba muy molesto porque el programa del Coloquio de Invierno no contemplaba la participación de nadie asociado a la revista Vuelta, ni siquiera la suya. Extrañado, le comenté que yo había sido informado por Julio Labastida, Víctor Flores Olea y Héctor Aguilar de que se le había turnado ya una invitación especial para el citado coloquio. A partir de ahí fue Enrique Krauze quien argumentó que el coloquio había sido diseñado de manera sesgada, que no era representativo de las formas de pensar de otros intelectuales mexicanos, y que no resultaba una reunión plural ni abierta. Fue una larga y difícil conversación, que incluyó comentarios poco afortunados por parte del maestro Paz, tales como que al ser yo científico no entendía en lo que estaba involucrado. Al final de sus intervenciones les propuse que me proporcionaran una lista de nombres adicionales y que yo personalmente vería que se añadiera a la ya elaborada que, de hecho, era bastante larga. Mi propuesta no fue aceptada y ambos mencionaron que la única forma de arreglar lo que ellos consideraban un gran error era que se volviera a organizar el coloquio desde un inicio y que ellos definirían el programa. Desde luego eso me resultó del todo inaceptable, y así se los hice ver. Por desgracia no pudimos llegar a un acuerdo y ahí terminó mi conversación con Octavio Paz y Enrique Krauze.

     En la entrevista de prensa para anunciar el coloquio, una semana antes de su inicio, en la que estuvimos los directivos de las instituciones organizadas, se informó que la sede del evento sería la UNAM porque era el lugar ideal para que el conocimiento y las ideas que se expusieran, llegaran al mayor número de interesados. Desde luego, no dejé de mencionar que el coloquio tenía ante todo un carácter eminentemente plural y académico, en concordancia con el objetivo de la UNAM de ser un espacio permanentemente abierto a todas las ideas y formas de pensamiento. Se anunció que sería transmitido por satélite a unas setenta instituciones de educación superior, públicas y privadas, por el recién nacido canal 22, y también por Radio UNAM. 

     Ante la insistencia de los periodistas para conocer la opinión de los organizadores sobre la ausencia de Octavio Paz, y de otros miembros de la revista Vuelta, en referencia a las declaraciones que ese grupo había expresado en la prensa días antes, mi comentario fue que las declaraciones del maestro Paz no eran parte de una polémica sino una discusión de diferentes percepciones y puntos de vista respecto de esta y otras reuniones semejantes, y que no pensaba alimentar esa argumentación en los medios. Sólo me permití hacer hincapié en que, para mí, una polémica se basaba en ideas y conceptos, y que la última de ellas había ocurrido en otro coloquio, hacía más de cuatro décadas, entre Antonio Caso y Vicente Lombardo Toledano.

     Por su parte, Gabriel García Márquez, asediado por los reporteros, acuñó una respuesta feliz que repitieron una y otra vez los participantes en el coloquio, cada vez que se les pedía una declaración sobre el “asunto Paz”. Dijo García Márquez: “si él [Paz] cometió un error, ¿por qué tengo yo que cometerlo también?”. Tanto Víctor Flores Olea como Héctor Aguilar Camín dejaron en claro que la invitación a Octavio Paz no se había hecho más tarde que a otros muchos invitados pero que, por razones personales, el maestro Paz había declinado participar.