Conversaciones y novedades

El paso por Brownsville

Ángel Gilberto Adame

Año

1876

Lugares

Brownsville

Personas

Paz, Ireneo

Tipología

Historiografía

Temas

El origen y la familia

 

Brownsville, Texas (ca. 1870)

El 10 de enero de 1876, Porfirio Díaz proclamó el Plan de Tuxtepec en el que desconoció el Gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada. Aunque Ireneo Paz ratificó su apoyo al oaxaqueño, se mantuvo en la capital. Se dedicó a editar El Libreto y El Padre Cobos; a difundir su segundo Almanaque; así como a iniciar —junto con Enrique Chavarri, Manuel Romero y Guillermo Rivera del Río— una nueva aventura en El Combate. Utilizó todos estos medios para atizar los ataques contra el presidente Lerdo.

     En consecuencia, el 30 de enero fue detenido y hecho prisionero en la cárcel de Belem. Ahí permaneció hasta el miércoles 5 de abril. El Padre Cobos informó que “había salido de la prisión con la salud quebrantada [y que su liberación fue] bajo fianza para dirigirse al extranjero”. [1] Así, salió del puerto de Veracruz rumbo a La Habana el 2 de mayo, en el vapor inglés Ebro. Ya en la Isla, se dirigió a Estados Unidos. El 9 de junio llegó a Nueva Orleans y, a principios de agosto, se asentó en Brownsville. De acuerdo con Benjamin B. Kowalski, para esa fecha, aquella ciudad tenía “una población de 4,000 almas, una universidad y varias iglesias. Matamoros, justo enfrente de Brownsville [tenía] una población de aproximadamente 20,000". [2]

     Su estancia en ese lugar no fue casual, ya que desde ahí Díaz lanzó sus ataques contra las fuerzas federales:

El 2 de marzo de 1876, en las primeras horas de ese día, Porfirio ordenó a la vanguardia de sus fuerzas que cruzara el río. Con el intento de flanquear Matamoros, se lanzó el primer ataque contra Reynosa, que fue tomada fácilmente. Gran número de refugiados buscaron asilo del lado norteamericano del río. Al día siguiente se informó que los insurgentes habían salido de Reynosa hacia Camargo, llevando consigo a 16 de los 20 hombres que formaban la guarnición, y que el comandante se había refugiado en Edinburg. El coronel Cristo se apresuró a enviar un mensaje al coronel Potter para decirle que, según informes fidedignos, bajo el mando de Miguel de la Peña, residente en Brownsville, se había organizado en los Estados Unidos una fuerza que había tomado Reynosa. [3]

Una vez instalado Ireneo Paz, su labor periodística no cesó y comenzó a publicar en El Progreso —donde ya había publicado poemas—, cuyo propietario desde 1874 era su amigo Jesús González Dena, [4] quien tenía un papel destacado por ser jefe de aduanas de Matamoros y por poseer una agencia de publicaciones. La amistad entre González y Paz creó un vínculo comunicativo entre la ciudad fronteriza y la capital, pues con los años La Patria tuvo como fuente a El Progreso para ratificar información. Ireneo no descuidaría su relación y celebró, desde lejos, los triunfos del redactor norteño: “En atenta esquela nos participa este buen amigo nuestro que por orden superior y con los requisitos legales, se ha encargado de la Oficina de Correos de la ciudad de Tuxpan, del estado de Veracruz. Enviamos al viejo amigo, nuestras sinceras felicitaciones”. [5]

     El 1 de agosto de 1876, González Dena brindó una cálida bienvenida a Paz:

Le damos al Sr. Lic. Ireneo Paz, redactor del chispeante El Padre Cobos, que víctima de la tiranía Lerdo se encuentra hoy expatriado, habiendo abandonado a su familia, intereses y demás.
El Sr. Paz antes de llegar a [esta ciudad] ha recorrido los lugares más notables de los Estados Unidos de los que trae apuntes muy curiosos e interesantes. Estuvo en la exposición de Filadelfia, de donde recogió datos muy importantes acerca de México, que, según su opinión está a mayor altura que todas las de América Latina, no obstante, el no estar representada como debiera, por la mala fe del gobierno mexicano. […] Nos prometemos saborear algunos otros artículos tan luego como descanse de su fatigada carrera, si es que ha corrido en los buques y ferrocarriles. [6]

La primera colaboración de Ireneo fue el 6 de agosto con un editorial de tres columnas:

Al comenzar de nuevo nuestros trabajos periodísticos en frente de dos diarios que defienden opiniones contrarias, no tenemos ánimo de ahondar más los rencores ya existentes ni de agriar la polémica con frases destempladas. […] Por ahora nos conformamos con saludar cariñosamente a todos nuestros amigos de este y del otro lado del río, a los periódicos de ambas poblaciones, y en general a los lectores. [7]

La redacción se congratuló, ya que lo consideraba un escritor de gran valía que hacía temblar a los tiranos. Durante los meses siguientes, su nombre se incluyó en los créditos con el cargo de redactor. Desde esa tribuna, Paz no paró de atacar al Gobierno lerdista ni de defender a Díaz, postulándolo como la mejor opción que tenía el país para librarse del yugo reeleccionista:

Prescindiendo por ahora de que es una verdad demostrada, que todavía tenemos tiempo de seguir demostrando, que Porfirio Díaz no es el violador del orden público sino D. Sebastián Lerdo que ha formado un baturrillo de nuestras instituciones, respondernos que es una equivocación groseramente urdida decir que el caudillo de los revolucionarios se ha visto obligado a aceptar la forma republicana en nuestro país, cuando se sabe que la defensa de esos principios conculcados hasta el extremo por los mandarines es lo que ha hecho, no al jefe nombrado, sino a la mayoría del pueblo mexicano establecer la resistencia por medio a las armas. [8]

Paz dio cuenta de la situación del país y con ello dejaba clara su postura política:

Creyeron que no era tiempo de dar batalla [los lerdistas] sino de hacer ostentación de poder en un congreso formado de sumisos esclavos en su mayoría, se hincharon de viento como la rana de la fábula y tuvieron que reventar. En menos de un mes se les cambió completamente el panorama. Mientras ellos daban a luz su famoso aborto de 3 de octubre poniendo un espantajo a Iglesias y a los periodistas, Porfirio Díaz organizaba su expedición a Tehuacán, Canales se movía para Tula y García de la Cadena preparaba el tercero de sus golpes audaces que debía venir a decidir la suerte de la revolución. Sin estos tres importantes acontecimientos la revolución se habría prolongado quién sabe cuánto tiempo. [9]

Gracias a las cartas que se mandaba con sus compañeros Ignacio Martínez y Servando Canales, Paz pudo rebatir otras publicaciones que malinformaban sobre el avance de las fuerzas de Díaz, ya que difundió íntegramente dicha correspondencia. El 14 de noviembre se anunció por este método epistolar:

El general Díaz derrotó a Alatorre quitándole 14 piezas y todo el material de guerra en Tehuacán. En seguida atacó y tomó la ciudad de Puebla. Pronunciamiento de Querétaro y de Guanajuato. García de la Cadena sitia a Ángel Martínez en Zacatecas. Fuerzas de San Luis que salieron a proteger a Pedro Martínez […]. El pueblo mexicano se encuentra pues en enhorabuena y pronto acabará de sacudir las cadenas de la esclavitud. [10]


La colaboración de Ireneo en El Progreso concluyó con la derrota de Lerdo. Ya era libre de regresar a casa. El 15 de diciembre se despedía:

entramos a su redacción con placer y durante cuatro meses hemos contribuido con nuestro óbolo a la empresa grandiosa que acaba de triunfar en la República. Nos despedimos pues, y no decimos adiós a nuestros lectores, puesto que es probable que sigamos escribiendo alguna otra publicación en la capital, sino simplemente ¡hasta la vista! [11]




[1] “Nuestro redactor en jefe” en El Padre Cobos, 9 de abril de 1879, p. 2.

[2] “Early Jewish Brownsville, Texas & Matamoros, Mexico – Border Towns, 1876 & 1882”. Disponible en: http://www.jmaw.org/brownsville-texas-jewish-matamoros/

[3] Richard Blaine McCormack, “Porfirio Díaz en la frontera texana, 1875 1877” en Historia Mexicana,  México, El Colegio de México, Vol. 69, Núm. 4, p. 382.

[4] Jesús Gonzalez Dena (Ciudad Victoria, Tamaulipas, 13 de noviembre de 1841-Tuxpan, Veracruz, 14 de julio de 1911) se postuló en 1876 como diputado del Congreso de Tamaulipas, por el distrito de Matamoros.

[5] “El Sr. Jesús González Dena” en La Patria, 31 de diciembre de 1910, p. 1.

[6] “Bienvenida” en El Progreso, 1 de agosto de 1876, p. 3.

[7] Ireneo Paz, “Editorial” en El Progreso, 8 de agosto de 1876, p. 1.

[8] “México en los Estados Unidos” en El Progreso, 27 de agosto de 1876, p. 1.

[9] “El horizonte se despeja” en El Progreso, 12 de noviembre de 1876, p. 1.

[10] Carta a Ireneo Paz en El Progreso, 14 de noviembre de 1876, p. 3.

[11] Ireneo Paz, “Despedida” en El Progreso, 15 de diciembre de 1876, p. 2.