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Luz en movimiento: a la muerte de Octavio Paz

Adolfo Castañón

Año

2014

Tipología

Análisis y crítica

Temas

Análisis y crítica

Lustros

2010-2014

 

Tránsito de Octavio Paz, de Adolfo Castañón. El Colegio de México, 2014.

Tomado de Tránsito de Octavio Paz. (Poemas, apuntes, ensayos). Seguido de un anexo documental de José E. Iturriaga, El Colegio de México, México, 2014, pp. 281-282.


La conciencia es el grado más alto de plenitud. La conciencia crítica concentra la inteligencia, la luz del ser sobre el existir y, a la par que interroga, modela las circunstancias. La obra de Octavio Paz representa el acceso a la plenitud de las facultades intelectuales y morales de la cultura mexicana moderna. Con su muerte en abril de 1998, concluyó el siglo XX en las letras mexicanas y se inició el ciclo del porvenir de la inteligencia universal fundada en la encarnación de la palabra, en los signos engendrados por la rotación de la luz en las entrañas. Entre la sombra y la luz, así su palabra poética como su crítica en movimiento edifican —como quiso llamar él al primer volumen de su obra completa— una “casa de la presencia”. Poeta y ensayista, Paz supo crear un mapa orientador para llegar a esa morada donde se reinventa y restituye la presencia real.

     Conciencia crítica, Octavio Paz cumplió una función de guía y de tábano socrático, de vigoroso e inspirado escultor de la ciudad política y cultural. Su acción percusiva, su martilleo polémico y crítico no dejaron —no dejan aún— de suscitar reacciones que son comparables a la queja de la madera bajo la mano del ebanista.

     Así, no maravilla entonces que su figura —claro en el bosque— se nos aparezca como la de un adelantado y un guía, la de un maestro en el sentido socrático de alumbrador y partero del espíritu y de la melliza crítica que oscuramente se gesta en la historia y en los hombres progresistas de México, España e Hispanoamérica, que tuvieron oportunidad de madurar al calor de una fragua crítica invariablemente atenta, apasionada por la rectitud engendrada en las ideas. Porque nacía de la poesía y de un conocimiento profundo de las figuras antropológicas de lo imaginario, Paz tenía los recursos para exponer los idola fori, interpelar a las mitologías circundantes así en el terreno literario y artístico como en el político e histórico. La experiencia intelectual de Paz arrancaba de la literatura y la filosofía, y participaba de la luz racional sin desdeñar la otra luz entrañada en las claves arcaicas de la analogía y la poesía.

     Lejos de empañar su visión, esta complejidad la enfocaba y aclaraba igual que la combinación binocular allana la vista e inventa el horizonte superando la mirada sin perspectiva del cíclope especializado. Su obra, una de las moradas translúcidas de la lengua española moderna, transita entre la luz y la sombra, la idea y la revelación, Oriente y Occidente, la poesía y la prosa, la intimidad y la otredad, y es la encarnación plástica pero también el instrumento dinámico de una conciencia que por su nitidez y extensión ha llegado a ser diapasón para medir la calidad de afinación crítica de nuestro discurso.

     Conciencia crítica, luz en movimiento, su figura nos apremia e invita a proseguir esa escultura de las circunstancias que, clarividente y audaz, supo conducir a lo largo de un itinerario luminoso, secretamente consciente de su condición sacrificial. 

Octavio Paz

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