Conversaciones y novedades

Paz y su beca Guggenheim

Guillermo Sheridan

Año

1943

Lugares

Berkeley

Personas

Gorostiza, José; Reyes, Alfonso; Barreda, Octavio ; Garro, Elena; Hirsch, Edward; Castro Leal, Antonio

Tipología

Investigación histórica

Temas

Los inicios del poeta (1936-1943)

 

Gracias a Edward Hirsch y André Bernard, presidente y vicepresidente de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation, quienes vieron con buenos ojos nuestra solicitud, se puede conocer el documento que abrió la puerta hacia un capítulo esencial en la vida de Octavio Paz: su viaje de 1943 a California, que luego se prolongaría hasta 1945 en Massachusetts y Nueva York.

     En 1942, en la perentoria crisis de los treinta años, Paz sentía que se “ahogaba” en México y temía perderse —diría años después— “en el periodismo, la burocracia o el alcohol”. [1] Sus escritos de 1943 en el diario Novedades (13:335) son un catálogo amargo de decepciones con todo lo que las rodea. Paz pensaba que no debía haber regresado de Europa en 1937 y soñaba con volver allá, pero la Segunda Guerra Mundial lo obliga a mirar hacia los Estados Unidos. Tenía que irse...

¿en busca de qué o de quién? En busca de México o de mí mismo, tal vez de un lugar en México: mi lugar. O del lugar, en mí, de México. La peregrinación comenzó con una sensación de extrañeza y con una pregunta: ¿yo soy el extraño?, o ¿esta tierra que llamo mía es una tierra ajena? Esta pregunta es tan antigua como los hombres. Las religiones la han respondido casi siempre de la misma manera: esta tierra no es tu tierra verdadera sino el lugar de tu exilio. Tu patria está allá, fuera de este mundo. (8:16)

En tanto que aún califica como joven estudiante, solicita la beca de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation, que, en ese tiempo, suponía radicar en los Estados Unidos. Llena la solicitud y se la envía al Dr. Henry Allen Moe, secretario general de la Fundación, quien la recibe el 19 de enero de 1943 y le da trámite.

     La Guggenheim fue creada en 1925 por el empresario, senador y filántropo de su nombre, y por su esposa, Olga Hirsch, en memoria de un hijo muerto prematuramente en 1922. Tenía como propósito becar a científicos y humanistas estadounidenses dotados de una “habilidad excepcional”, criterio que en 1929 se amplió con el propósito “de estrechar las relaciones culturales entre las repúblicas de las Américas, impulsar la investigación científica y procurar una mejor inteligencia entre los respectivos países”. En 1930, México se convirtió en el primer país —fuera de los Estados Unidos, naturalmente— en el que la Fundación abrió una oficina. Para 1942, ya habían tenido la beca el historiador Silvio Zavala, el músico Carlos Chávez, el narrador Andrés Henestrosa, y los artistas plásticos Miguel Covarrubias, Leopoldo Méndez y Carlos Orozco Romero. Con el apoyo de sus amigos Alfonso Reyes y Antonio Castro Leal, Paz recibe la beca: entre el 1 de diciembre de 1943 y el 30 de noviembre de 1944, gozaría de un estipendio mensual de 165 dólares.

     Pensó que estaría fuera de México un año: fueron nueve, casi diez. Ya he narrado en lo general el episodio en Poeta con paisaje y, con mayor detalle, en “Cartas de un hijo pródigo (a Octavio G. Barreda)”, en Habitación con retratos; exploro también los meses en California en Las cartas a Elena Garro, libro que aparecerá en Siglo XXI Editores, por lo que me limitaré a documentar el contenido del expediente con algunas cuantas notas necesarias.

     A Paz le interesaba más salir del país que iniciar una vida académica de horizontes muy limitados en el México de 1942 —máxime si se considera que carecía de título profesional—. Como muchos escritores en pos de las becas estadounidenses (no había otras), se inventó un estudio realmente desmesurado que buscaba la simpatía del comité de selección: encontrar una comunidad espiritual en la poesía de las Américas. Los asesores insisten en que se encierre en la biblioteca de una universidad pequeña en algún sitio prudente y barato cuando lo que él quiere es caminar las calles de Nueva York, [2] aprender inglés, estar entre la gente y escucharla, acercarse a los poetas estadounidenses (que comenzaban a interesarse en su trabajo), [3] así como leer y escribir sin sujeción a ninguna disciplina filológica. Su indiferencia hacia la literatura como materia académica le venía de lejos y aumenta durante las guerras del periodo; lo hace oponerse, como le escribe a Barreda:

a esa tendencia alejandrina —como dice Villaurrutia— que encabeza Alfonso Reyes y que consiste en preferir el detalle al conjunto, la crítica a la creación […]. El espíritu académico —que es uno de los polos del espíritu mexicano, como el sentimentalismo desordenado es el otro—, ayudado por toda una serie de circunstancias políticas y económicas, intenta ahora congelar a todos los espíritus. 

El desdén a la academia aumenta al llegar a la Universidad de California en Berkeley: aguantó a Jorge Carrera Andrade media hora (“es una especie de Neruda, planchado y engomado de París”) y le bastó hablar quince minutos con Germán Arciniegas para decepcionarse; le enfada que los profesores traduzcan novelas latinoamericanas “muy malas” y que tengan como escritores representativos a Ciro Alegría, Mauricio Magdaleno, Enrique Amorim o Eduardo Mallea, mientras ignoran quiénes son Borges, Bioy, Reyes y Vasconcelos. Los hispanistas de la Universidad de California le parecen irrelevantes, como un señor Charles Kany cuya obra de toda la vida es un artículo sobre el uso del “malhaya”. “En este mundo de especialistas resulto un ignorante”, concluye Paz, por lo que decide “no frecuentar a los profesores (americanos, colombianos, españoles, chilenos y demás) del Departamento de Español, porque me aburren profundamente” (cartas a Barreda).

     No logró irse a Nueva York solo, como quería, y acabó en San Francisco con su familia. Quizás eligió California porque sus amigos en la Cancillería (José Gorostiza y Castillo Nájera) le dan esperanza de recibir un pequeño ingreso en el Consulado. No era mucho el dinero, pero ingresó a un estado de dicha que no alentaba hacía tiempo: le escribe a Barreda que desde el primer día se halla en “una especie de nirvana que no me deja hacer sino apenas lo indispensable”; también dirá en una entrevista posterior: “fue como respirar profunda y libremente frente a un vasto espacio; una sensación de júbilo, levedad y confianza… Vivir en Estados Unidos durante la guerra fue tonificante. Tiré la política al cesto y me sumergí en la poesía”. [4]  El resultado —supongo que él mismo lo preveía desde el principio— fue no terminar nunca el estudio para el que se había comprometido, cosa que lo llena de vergüenza. En una carta de marzo de 1944 a Barreda, a la mitad de la beca, dice: “si alguna vez escribo el ensayo que me ha encargado la Guggenheim, que ¡todavía no principio! […] he ahí mi único remordimiento y mi gran temor”. [5] Cuando está a punto de terminar el plazo, le escribe a Garro:

No escribo; sencillamente me da asco, asco, tocar el famoso estudio. Positivamente no sé qué voy a hacer. No le he escrito a Moe y no duermo pensando en mi conducta. ¡Qué estúpido soy! ¿Te acuerdas cuando es uno niño y no ha hecho la tarea y la aplaza para otro día, para otro día, para otro día, hasta que ya no la haces y esperas que caiga el rayo? Pues esa es mi situación. [6] 

Y su manera de escapar del asco es, en los mismos días, escribirle al Dr. Moe para mentir diciendo que ha terminado el estudio. En su afán por terminar su “absurdo trabajo”, a veces le cuenta a amigos que tiene ya el primer capítulo, que trata la poesía épica y lírica “del XVI y la primera mitad del XVII: Ercilla, Balbuena, etcétera”, lo que era más que una ficción culpígena. En septiembre de 1945 —cuando ya vive en Nueva York—, el proyecto ha cambiado, como le escribe a Barreda:

Creo que al fin acabaré mi libro sobre la poesía hispanoamericana. Es una introducción una serie de ensayos, desde el siglo XVI hasta el modernismo, con un epílogo sobre los Contemporáneos; en total unas 150 páginas y otras 150 de antología. Creo que será un libro útil para los que se interesen por el tema.

No dejaba de haber cierta altivez de poeta que se permite desdeñar a una institución millonaria del Imperio, a la que le expropia mañosamente algunos recursos para un objetivo más relevante que un estudio académico. Habría sido difícil explicarle al Dr. Moe —aunque quizás no a Alfonso Reyes— que el verdadero trabajo de esa beca se llevaba a cabo de la mejor manera posible, pero en un registro no reportable a un comité. Su experiencia en y de los Estados Unidos (las calles y las voces, la experiencia de la otredad, los museos, la política, el trato con los poetas de su generación —Muriel Rukeyser, Karl Shapiro, Josephine Miles—, su apropiación del inglés y sus intensas lecturas de la poesía —las novelas, la crítica y las revistas estadounidenses—) germinaría eventualmente en los innumerables escritos sobre la historia, las letras, las artes y la política de Estados Unidos: no hay escritor en lengua española que los haya estudiado con tanta asiduidad y pasión.

Formulario de Paz


El expediente: primera etapa

1. La convocatoria

La convocatoria, firmada el 10 de enero de 1943, señalaba que el objeto de las becas era “ayudar a quienes, poseyendo relevantes cualidades personales e intelectuales, se hayan distinguido por sus actividades valiosas”. Los ganadores tendrían que pasar un año en los Estados Unidos y recibirían dos mil dólares en pagos mensuales de 165 dólares, con posibilidades de una renovación por un año más. [7]

2. La solicitud de Paz

1943. BECAS DE INTERCAMBIO ENTRE LOS ESTADOS UNIDOS Y ARGENTINA - BRASIL - CUBA - CHILE - MÉXICO - PERÚ Y URUGUAY
¿Sobre qué rama de la ciencia o el arte versará su estudio?  
Literatura americana.- Poesía Americana: estudio crítico sobre su desarrollo.
Descríbase en forma concisa el tema elegido:
“América y su Expresión Poética”.- Estudio sobre la poesía americana, a través de su desarrollo histórico, entendida como función expresiva del hombre y del medio americano.

En el “Informe personal”, Paz declara estar casado y tener “una hija, de tres años”; dice que su nombre completo es Octavio Paz, que vive en la calle de Saltillo #117, en México, Distrito Federal; que es escritor y “empleado del Departamento de Bellas Artes de la Secretaría de Educación Pública”; que no tiene enfermedad orgánica ni incapacidad física; y que, de ameritar la beca, querría iniciarla “en septiembre de 1943”.


3. El documento curricular

Paz redactó la información requerida, que se reproduce a la letra. Señalaré a pie de página algunas observaciones necesarias, pondré en cursivas los títulos de libros y revistas, y respetaré la decisión del candidato de presentar los títulos de sus libros con mayúsculas para cada palabra, a la manera anglosajona.


EDUCACIÓN

Estudios:

Inició sus estudios primero en el Colegio Francés de los Hermanos Maristas (1921) y los terminó en el Colegio Americano “Williams” (1924-1926). Sus estudios secundarios los hizo en el Escuela Secundaria #3 (1927-1929), dependiente de la Secretaría de Educación Pública. El bachillerato, de Filosofía y Letras, en la Escuela Nacional Preparatoria de la Universidad Nacional Autónoma (1930-1931). Estudió y terminó la carrera de abogado, en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la misma Universidad (1932-1936). [8] Simultáneamente, fue alumno de la Facultad de Filosofía y Letras, sección de Letras, pero sin llegar a obtener ningún título o grado académico. En resumen: todos sus estudios universitarios los hizo en la Universidad Nacional Autónoma de México: es bachiller y abogado.

Idiomas:

Ha estudiado el inglés y el francés. Puede consultar y leer, con facilidad, obras en el segundo de estos idiomas; y con dificultad en inglés.


ANTECEDENTES PROFESIONALES

Cargos de Enseñanza desempeñados: Profesor de Historia de América en la Escuela de Iniciación Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma (1936); Profesor de Historia de la Literatura Castellana en las Escuelas Secundarias de Educación Pública (1937-1941). [9]

Cargos administrativos: Secretario de la Escuela Secundaria para Hijos de Trabajadores (1937-1938). Abogado al servicio de la Comisión Nacional Bancaria [10] (1939-1942); empleado al servicio del Departamento de Bellas Artes de la Secretaría de Educación Pública (1941-1942), encargado, aunque no aparezca como tal en la clasificación oficial, de las cuestiones literarias y de la divulgación cultural.

En 1937 fue invitado por la Alianza Internacional de Escritores de Defensa de la Cultura al Segundo Congreso Internacional de Escritores (Madrid-París).


BIBLIOGRAFÍA

I.- LIBROS PUBLICADOS

Poesía:

Luna Silvestre, editorial Fábula, México, 1933; Raíz del Hombre, editorial Simbad, México, 1937; Bajo Tu Clara Sombra, (prólogo de Manuel Altolaguirre), editorial “Ediciones Españolas”, nueva colección Héroe, Valencia, España, 1937; Entre la Piedra y la Flor, editorial Nueva Voz, Agencia Editora Mexicana, México, 1941; A la Orilla del Mundo, editorial Poesía Hispanoamericana, Compañía Editora y Librera ARS, México, 1942.

Crítica:

Breve Antología de la Nueva Poesía Española, selección y nota por Octavio Paz, [11] editorial Letras de México, México. (Dos ediciones: la primera en 1939; la segunda, en 1939). Laurel, Antología de la Poesía Moderna en Lengua Española (en colaboración con Xavier Villaurrutia, Emilio Prados y Juan Gil-Albert), editorial Séneca, colección Laberinto, México, 1941.


II.- ARTÍCULOS, ENSAYOS, NOTAS CRÍTICAS, SEMBLANZAS, (sólo se hace mención de lo más saliente [sic])

 Ensayos, notas críticas, artículos, sobre escritores y artistas:

“Cultura de la Muerte” (sobre la poesía de Xavier Villaurrutia), en Sur, Argentina, No. 47, 1938; 

“Pablo Neruda en el Corazón”, en Ruta, México, No. 4, 1938;

“El Mar, elegía y esperanza”, (sobre la poesía de León Felipe), en Taller, México, No. 3, 1939; 

“Constante Amigo”, (sobre la poesía de Emilio Prados), en Taller, No. 4, 1939;

“Una Obra sin Joroba” (contribución al tercer centenario de la muerte de Juan Ruiz de Alarcón), en Taller, No. 6, 1939;

“Lawrence en Español” (sobre los cuentos del novelista inglés), en Romance, México, No. 1, 1940;

“Invitación a la Novela” (sobre los jóvenes novelistas mexicanos), en Taller, No. 6, 1940;

“Sabor Eterno” (sobre la poesía de Emilio Ballagas), en Taller, No. 10, 1940;

“Mundo de Perdición” (sobre “Disparadero Español”, de José Bergamín), en Taller, No. 11, 1940;

“Las Páginas Escogidas de José Vasconcelos”, en Taller, No. 12, 1940;

“Silvestre Revueltas”, en Taller, No. 12, 1940;

“Juan Soriano (un nuevo pintor mexicano)”, en Tierra Nueva, Nos. 11 y 12, México, 1941;

“Carlos Pellicer” (sobre su último libro: Recinto) en Letras de México, México, No.16, volumen III, 1941;

“La pintura de José María Velasco”, en Hoy, No. 290, México, 1942;

“Absurdo y Misterio” (sobre la poesía de José Moreno Villa), en Cuadernos Americanos, No. 5, México, 1942;

“Miguel Hernández” (retrato del poeta), en Letras de México, No. 23, volumen III, 1942;

“Al Aire de su Vuelo” (conferencia sobre la poesía de San Juan de la Cruz, en el ciclo organizado por el Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad, en ocasión del cuarto centenario del nacimiento del poeta), México, 1942. [12]

Ensayos, conferencias y artículos sobre problemas literarios:

“Razón de Ser”, (sobre las nuevas tendencias de los jóvenes escritores mexicanos), en Taller, No. 1, 1939;

“Poesía y Mitología”, (conferencia sobre los problemas de la literatura imaginativa mexicana, pronunciada durante un ciclo de conferencias organizado por la Dirección General de Educación Estética), [13] México, 1942;

“Novela y Mitología” (conferencia pronunciada en el mismo ciclo. Estas dos conferencias serán publicadas en un folleto para la revista Letras de México. De “Novela y Mitología”, se han publicado algunos fragmentos en la misma revista, No. 24, volumen III,) México, 1942;

“Pura, Encendida Rosa….” [14] (ensayo sobre los poetas modernos mexicanos y sobre el carácter de la moderna poesía mexicana. Este trabajo fue premiado en un concurso organizado por la Editorial Séneca; los jurados fueron Alfonso Reyes, José Bergamín y Julio Torri), publicado en la revista Hoy, México, No. 307, 1943.


Artículos y ensayos diversos:

“Vigilias”, diario de un soñador, (diversos fragmentos, publicados en Taller, No. 1, No. 8 y en Tierra Nueva, Nos. 9 y 10);

 “Isla de Gracia”, en Artes Plásticas, (revista de la Escuela Central de Artes Pláticas de la Universidad Nacional), No. 1, 1939.


III.- OBRAS INÉDITAS Y EN PREPARACIÓN

Poesía: Vigilias. [15]

Prosa: Colonos (novela). [16]

Crítica: América y su expresión poética. (Para concluir este ensayo solicita la beca).


Ha colaborado y colabora en los siguientes diarios y revistas:

Diarios: El Nacional (México), El Popular, (México), Diario del Sureste (Mérida, Yucatán);

Revistas: Hora de España (España), Nueva Cultura (España), Sur (Argentina), Ruta (México), Letras de México (México), Tierra Nueva (México) y Cuadernos Americanos (México).

Fundador de las revistas literarias: Barandal (1930) y Cuadernos del Valle de México (1933). Fundador y Director de la revista Taller (Poesía y Crítica), que mientras se publicó (1939-1941), fue la mejor revista literaria mexicana. En Taller se tradujo al español por primera vez, Una Temporada en el Infierno, de J. A. Rimbaud y, también por primera vez en español, se publicó una antología de T. S. Eliot. Algunos poemas de Octavio Paz han sido traducidos al francés, y han sido publicados en la revista Volontés, No. 20, 1939. [17]

Revista Volontés


IV.- ENSAYOS Y NOTAS CRÍTICAS SOBRE SU OBRA

(Se prescinde de los comentarios que se han escrito en torno a Laurel, Antología de la Poesía Moderna en Lengua Española, trabajo realizado en colaboración con otros escritores).

“Rostros y Luces”, (artículo sobre la iniciación literaria), por Rafael Heliodoro Valle, en Revista de Revistas, México, 1933;

“Un Poeta Joven”, (sobre su poema “No pasarán”), por Efraín Huerta, en El Nacional, México, 1936;

“Nueva Poesía”, (sobre el mismo poema), por Rafael Solana, en Taller Poético, No. 3, 1938;

“Poesía y Retórica”, (sobre el mismo poema), por Bernardo Ortiz de Montellano, en Letras de México, No. 1, 1937;

Raíz del Hombre”, por Jorge Cuesta, en Letras de México, No. 2, volumen I, 1937;

Raíz del Hombre”, por Rafael Heliodoro Valle, en Revista de Revistas, 1937;

Raíz del Hombre”, por Pedro Gringoire, en Excélsior, México, 1937;

Raíz del Hombre”, por Elías Nandino, en El Universal, México, 1937;

“Poesía Humana”, (sobre el libro Raíz del Hombre), por Rubén Salazar Mallén, en El Universal, 1937;

Raíz del Hombre”, por Antonio Acevedo Escobedo, en la Revista Universidad, México, 1937;

Raíz del Hombre”, por Enrique Ramírez y Ramírez, en El Nacional, 1937;

“Radicalismo y Poesía”, (sobre su libro Raíz del Hombre), por Enrique Ramírez y Ramírez, en El Nacional, México, 1937;

“Alba de la Poesía” (sobre el mismo libro), por Efraín Huerta, en El Nacional, 1937;

Raíz del Hombre”, por Efraín Huerta, en Taller Poético, No. 3, 1937;

“La poesía de Octavio Paz”, por Rafael Solana, en el Diario del Sureste, Mérida, Yucatán, 1937;

“Un Poeta Mexicano en España”, por Rafael Alberti, en La Voz, Madrid, 1937;

“Octavio Paz”, (sobre su libro Bajo Tu Clara Sombra), por Juan Gil-Albert en Hora de España, Valencia, No. 11, 1937;

“Octavio Paz”, por Manuel Maple Arce, en Antología de la Poesía Mexicana Moderna, Roma, 1940;

Entre la Piedra y la Flor”, por José Luis Martínez, en Letras de México, No. 14, volumen III, 1941;

“Poesía y Verdad”, (sobre el poema Entre la Piedra y la Flor), por Ermilo Abreu Gómez, en Tierra Nueva, No. 11-12, 1941;

Entre la Piedra y la Flor”, por Rafael del Río, en Papel de Poesía, Saltillo, No. 7, 1941;

“Poesía de los Orígenes”, por Rafael del Río, en Tiempo Literario, No. 2, Guadalajara, Jal., 1942;

“Los frutos de una generación”, (sobre el libro A la Orilla del Mundo), por José Luis Martínez, en Excélsior, 1942;

“Pasión de inteligencia”, (sobre el mismo libro), por Alí Chumacero, en El Popular, México, 1942;

“América en el recuerdo y la poesía de Octavio Paz”, por Juan Gil-Albert, en Letras de México, No. 1, volumen IV, 1943.


Su obra poética aparece en las siguientes antologías:

Las Cien Mejores Poesías Líricas Mexicanas Modernas, (de Manuel Gutiérrez Nájera a nuestros días), selección y estudio de Antonio Castro Leal, editorial Porrúa, México, 1939;

Antología de la Poesía Mexicana Moderna, presentada por Manuel Maples Arce, Roma, 1940;

Poéticas Mexicanas Modernas, selección y nota de José Luis Martínez, suplemento de poesías de la revista Tierra Nueva, No. 12. 1942.


Su obra es comentada o considerada en los siguientes estudios de conjunto:

En la Introducción de Las Cien Mejores Poesías Mexicanas Modernas, por Antonio Castro Leal, México, 1939;

En el ensayo “Tres Poetas Mexicanos”, del señor Arturo Torres Rioseco, en Revista Iberoamericana, No. 1 tomo I, 1939;

En el prólogo del señor J. B. Trend al libro The Oxford Book for Spanish Verse.- XIIIth. centruy - XXth. century. Chosen by J. Fitzmaurice Kelly.- Second Edition by J.B. Trend.- Oxford.- 1940;

“Manos mexicanas”, (ensayo sobre diez escritores mexicanos: A. Reyes, J. Vasconcelos, J. Torri, E. González Martínez, E. Abreu Gómez, X. Villaurrutia, S. Novo, B. Ortiz de Montellano, M. Luis Guzmán y O. Paz), por José Moreno Villa, editorial “Letras de México”, México, 1940;

En “La Poesía Mexicana Contemporánea”, conferencia pronunciada por Xavier Villanueva en la Escuela de Verano de la Universidad Nacional Autónoma, durante los cursos para extranjeros del año 1942;

En el ensayo “El Americano Nuevo y su actitud poética”, por Jorge Carrera Andrade, publicado en Cuadernos Americanos, No. 1, volumen II, México, 1943.


PROYECTO DE ESTUDIO

Para mayor claridad he preferido dividir la “descripción detallada” del proyecto de estudio en cuatro partes: Objeto del estudio; Esquema formal del estudio (capítulos y momentos históricos o culturales que se tratarán en esos capítulos); Importancia del estudio, tanto desde el punto de vista de la literatura americana, cuanto para “estrechar las relaciones culturales interamericanas y procurar una mejor inteligencia continental”; y, por último, estado en que se encuentra el estudio proyectado. El título del estudio:

                                                            “América y su Expresión Poética” [18]

OBJETO DEL ESTUDIO

El objeto del estudio que intento es el siguiente: encontrar, a través del desarrollo histórico de la poesía americana (en lengua española e inglesa), aquellos rasgos que, sin aislarla de la tradición universal, la individualizan, le dan un perfil, un acento y una dirección originales, nativas. Esto es, buscar los caracteres, formas, preferencias y repulsiones que definen a un hombre concreto y en tramos de crecimiento: el americano. No me interesa tanto estudiar la poesía americana como una forma, sino, ante todo, como una expresión del hombre americano. Trato de realizar un estudio que comprenda las relaciones vivas entre la poesía y el hombre, [19] considerando a la poesía como una función expresiva del mundo americano. La poesía es una parte de nuestra expresión cultural; una investigación sobre sus experiencias, conquistas y tentativas es una investigación sobre el alma que la expresa.

     Como se sabe la poesía es, antes que nada, lenguaje; y no cualquier lenguaje, sino un lenguaje convencional: ritmo, rima, imágenes, etc. La poesía es un lenguaje que se vale de ciertas formas, o mejor dicho, que para ser necesita cristalizar en ciertas formas. Como tal —como lenguaje convencional, como forma— nos ha sido transmitida a los americanos por ingleses, españoles, franceses y portugueses. Pero, al mismo tiempo que lenguaje y forma, la poesía es expresión de un alma individual, de una peculiaridad anímica: espíritu. El americano, para expresar su amor o desamor al mundo, sus diversas reacciones frente a sí mismo y lo que lo rodea, se sirve de un lenguaje y de unas formas heredadas. Y, con ellas, de un espíritu que ya no es el suyo, aunque forma parte de su ser. Mas el hombre de América no se ha contentado con repetir las experiencias artísticas y expresivas de sus mayores: ha mostrado preferencias y repugnancias por algunas de ellas, primero; más tarde ha transformado esta herencia, dotándola de un espíritu nuevo, e incluso ha logrado crear nuevos mundos poéticos y verbales que a su vez han influido en la poesía universal (Poe), o en la poesía del idioma del poeta (Darío). Y algunos poetas han encontrado genuinas, legítimas expresiones para expresar el alma naciente de América (Whitman).

     En términos generales mi estudio se propone examinar la poesía americana: a).- de acuerdo con su doble naturaleza, o sea: como lenguaje heredado y como expresión de una sensibilidad nativa; y b).- atendiendo a su doble dirección: como tendencia universal (Poe y Darío), y como tendencia americana y no por esto menos, sino más universal (Whitman).

     Por lo tanto mi estudio no se dirige a investigar el desarrollo histórico de la poesía americana, ni a señalar las formas en que ha cristalizado esta poesía, sino en la medida en que constituyan expresiones del americano. Lo que me interesa es encontrar, en el lenguaje poético, en las formas, la historia de una sensibilidad, que a veces se sirve de ellas, y en ocasiones lucha contra ellas, para expresarse. Mi estudio forma parte de la historia interna del hombre americano. Intenta, a través de la expresión poética, encontrar su posible naturaleza y la naturaleza, el carácter, de su alma.

 

ESQUEMA DEL ESTUDIO

El estudio comprende tres partes. En la primera parte examino, a grandes rasgos y desde el punto de vista arriba expresado, el desarrollo histórico de la poesía americana en lengua española, no tanto como una historia de las formas poéticas, de las tendencias literarias y de los grandes poetas, cuanto como la historia de una sensibilidad que busca su propia expresión. En esta primera parte estudio los tres momentos fundamentales por los que ha atravesado la poesía hispanoamericana. Primero: la herencia universal, a través de la poesía española; segundo: la búsqueda de lo universal, a través del simbolismo; y tercero: la búsqueda de una expresión propia, sin desdeñar lo universal. La segunda parte, dedicada a la poesía en lengua inglesa, posee la misma estructura interna; en ella se intenta hacer especial hincapié en dos direcciones paralelas: la de Poe y la de Whitman. La tercera parte es una especie de resumen de las diversas transformaciones que ha sufrido la sensibilidad americana en esta lucha por su expresión y, al mismo tiempo, cómo ha sido considerada América, entendida como un estado de espíritu, por esta sensibilidad. América fue primero un sueño, una “idea” para ciertos pensadores y artistas europeos: después fue un sitio de acción y creación; más tarde, una cárcel horrible; por último, la sustancia misma de la poesía: un alma naciente.

     El estudio, para ser completo, necesitaría un nuevo capítulo más; el relativo a la poesía brasileña, (y aún otro, dedicado a la poesía de lengua francesa). Razones de tiempo (y mi ignorancia de la lengua portuguesa) me impiden, por ahora, completarlo: necesitaría, por lo menos, un año más de trabajo.

     He aquí el esquema del estudio:

 

                                                      AMÉRICA Y SU EXPRESIÓN POÉTICA

Primera parte: La Poesía Hispanoamericana

A.- La Herencia Europea [20]

1.- Nuevo Mundo y Conquista: Caracteres generales de la cultura y de la sociedad del siglo XVI, raíz de las nacionalidades hispanoamericanas. Carácter Universal de la cultura española del siglo XVI. Introducción de las formas poéticas españolas (renacentistas, intelectuales, italianizantes). La épica y lírica del XVI. Hispanoamérica recibe de España un idioma en plena madurez y una poesía que ha transpuesto ya el balbuceo y el candor medievales; en tanto que el mundo americano apenas se perfila. El idioma que ha de expresar a este mundo naciente es un idioma clásico, hecho.

2.- El Barroco, el Neoclásico, el Romanticismo. El siglo XVII: Sor Juana Inés de la Cruz. La herencia española ya no se acepta íntegra: el americano muestra una preferencia un poco inconsciente por las formas universales, intelectuales, y cierto desdén por las populares o excesivamente españolas, castizas. El americano se siente heredero de la tradición universal de España, más que de su tradición nacional. [21] El siglo XVIII: los poetas latinos y, por la vía de las humanidades, el descubrimiento del paisaje y la naturaleza americanos: Virgilios en América.- El Romanticismo.- De Primer contacto con la Europa moderna, especialmente con Francia, pero aún a través del cauce español. Variedad del romanticismo en Hispanoamérica.

 

B.- El modernismo

1.- La primera fase modernista.- El modernismo como búsqueda de lo universal, como fidelidad a la tradición americana de universalidad.- El modernismo como expresión de un deliberado exotismo: fuga de América, vergüenza de pertenecer a un Continente hueco. El modernismo como experiencia verbal: anhelo, casi siempre superficial, de encontrar nuevas formas, nuevos colores, nuevos ritmos.

2.- La segunda fase del modernismo.- Redescubrimiento de España y su tradición poética universal, clásica por oposición al casticismo del siglo XIX. Los Cantos de Vida y Esperanza de Rubén Darío: la poesía hispanoamericana descubre a América.


C.- La poesía contemporánea

1.- Las nuevas corrientes poéticas. - Las influencias universales ya no son un eco, una tardía o apresurada imitación, sino la expresión de una afinidad espiritual, de una correspondencia real. El poeta americano ya no es un reflejo del mundo: forma parte de la sensibilidad y de la inquietud universales. Las diversas influencias: Juan Ramón Jiménez, Whitman, Eliot, Valéry, Claudel, Supervielle, etc.

2.- Carácter de las nuevas tendencias poéticas. El exotismo modernista es substituido por la búsqueda de lo íntimo, de lo nativo y propio, no tanto como simple colorido verbal (Lugones), o imaginativo (López Velarde), sino, valiéndose de los instrumentos universales, como expresión de una conciencia y de un alma capaz de crear su propio universo.

 

Segunda parte: La poesía en lengua inglesa

 A.- Los orígenes.-

 La herencia inglesa y el espíritu americano.- La soledad, el paisaje, el mundo deshabitado.

 

B.- La doble dirección de la lírica norteamericana.-

Poe y Whitman. El primero, raíz de la poesía moderna europea; su influencia en Hispanoamérica, a través de Francia.- Whitman, el poeta “que torna sagrada a América”, [22] no tanto el profeta como el descubridor de un nuevo mundo poético. América se convierte en objeto de poesía, en materia de canto y, en ocasiones, ella misma canta. La voz solitaria de Emily Dickinson.

 

C.- Poesía moderna y contemporánea.-

Diversas direcciones.- La tendencia intelectual, cosmopolita, E. Pound, T. S. Eliot, etc.- La poesía de América; los solitarios; Hart Crane, Vachel Lindsay, Robert Frost, William Carlos Williams, [Robinson] Jeffers, etc., la tendencia social o humana; Archibald MacLeish, Carl Sandburg, Langston Hughes (y su ejemplo y correspondencia en Cuba y otras partes), [23] etc.

 

Tercera parte: América y su expresión poética

 A.- El desarrollo de la sensibilidad americana

1.- El americano recibe la herencia cultural europea y la repite.- Las notas características de la sensibilidad hispanoamericana y norteamericana; “simpatías y diferencias”. [24]

2.- El americano hace una selección de la herencia europea, primera afirmación de su personalidad.- Su preferencia por lo universal.

3.- El americano busca otra atmósfera para expresar su alma; inventa otros mundos poéticos (Poe), o se evade de América para habitar atmósferas artificiales (el modernismo).

4.- El americano busca su propia expresión, a través de formas universales, recreando las tradicionales (Darío), o en contacto con su íntima experiencia y la del mundo que lo rodea (Whitman).

 

B.- América y su expresión poética.

1.- América como sueño y creación imaginativa y real —histórica— de Europa.

2.- América como naturaleza.- El paisaje americano y su influencia en la poesía universal.

3.- América como “realidad desagradable”. Continente de fugitivos de su mundo y de sí mismos.

4.- América como espíritu.- América deja de ser un sitio, un lugar físico, y se convierte en un estado de conciencia: ya no es un objeto de poesía, algo que se puede cantar, sino un alma que busca cantar.

 


IMPORTANCIA DEL ESTUDIO

Resulta un poco impúdico hablar de la importancia del estudio. Me parece que basta con su descripción detallada, para formarse una idea de lo que intento, y de su importancia.

     De un modo objetivo —siempre difícil en estas cuestiones— creo que esta investigación, más allá de su interés en sí misma y de mi capacidad personal, constituye una contribución al estudio del alma americana y de las relaciones, diferencias y mutuas influencias de sus dos mundos más próximos: el norteamericano y el hispanoamericano. (Queda por intentar la poesía brasileña, tan cercana a nosotros, los hispanoamericanos, por comunidad de sangre y tradiciones.) Por otra parte, mi investigación, aunque no se lo proponga de un modo especial, se dirige a contestar a esta pregunta: ¿tienen las Américas un alma común? Mi estudio contiene, implícita, una respuesta. Y para terminar, pienso que el estudio que proyecto forma parte de una serie de ensayos y tentativas que, desde hace tiempo, se vienen imponiendo a los hombres de América. El ejemplo más ilustre en español lo forman los diversos ensayos de Pedro Henríquez Ureña, [25] y recientemente, los trabajos de Alfonso Reyes, antecedentes obligados de mi investigación. Mi estudio es un capítulo de un gran libro colectivo, aún por escribirse, que se podría llamar así: “América y su Expresión”.


 

ESTADO EN QUE SE ENCUENTRA EL ESTUDIO

Esta tentativa de abarcar en una serie de ensayos la historia de la sensibilidad americana en lucha por su expresión universal, nació como fruto de mis trabajos de selección y ordenación del libro Laurel. Antología de la Poesía Moderna en Lengua Española[26] He terminado, trabajando de un modo irregular, la primera parte y tengo notas numerosas para concluir la tercera. Sólo me falta la segunda, de la que sólo poseo notas breves, puesto que no domino completamente el idioma y la literatura norteamericanas [sic]; es, justamente, para estudiar y completar esta parte que me atrevo a solicitar la beca. Me parece que un año de estancia en los Estados Unidos de América, con la posibilidad de consultar y estudiar en las bibliotecas de Nueva York y Washington, sería suficiente para mis fines. (Otro año más, que no solicito ahora, sería necesario para estudiar la poesía brasileña.) En caso de que se me concediera la beca que solicito desearía principiar mi estudio en el mes de septiembre de 1943. Y, por último, me interesaría contar con los consejos y la ayuda de los señores Américo Castro y Pedro Salinas; [27] indudablemente que estos dos escritores españoles podrían guiarme en algunas partes de mi estudio, puesto que ambos conocen la literatura norteamericana y la hispanoamericana de un modo que me atrevo a llamar profundo.


 

REFERENCIAS

[El formato de la solicitud pedía “una lista de personas que puedan darnos confidencialmente alguna información adicional respecto a su idoneidad y de quienes podamos obtener una opinión autorizada sobre el valor y la utilidad de los estudios que usted se propone realizar. Suplicamos que no envíen cartas de recomendación”.]

Creo que las siguientes personas podrían informar a la Fundación en todo lo relativo a mi capacidad personal:

Doctor Alfonso Reyes, Presidente de la Junta de Gobierno del Colegio de México.- Pánuco 63, México, D.F.

Doctor Julio Torri, Profesor de Literatura Española en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma y Jefe de la Sección de Letras de la misma Facultad.- Carlos Finlay 7, México, D.F.

Lic. Antonio Castro Leal, escritor mexicano y profesor de Literatura Mexicana en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma.- Amsterdam. 202, México, D.F.

Señor Octavio G. Barreda, escritor mexicano, Director de la revista Letras de México.- Avenida Sierra Nevada 425, Lomas de Chapultepec.- México, D.F.

Doctor Enrique González Martínez, poeta mexicano, antiguo profesor de Literatura Francesa en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional.- Banco de Crédito Agrícola, Secretaría del Consejo.- México, D.F.


El expediente: segunda etapa

Paz pasó a la segunda etapa del proceso de selección. Dos meses después de haber recibido el documento, la Fundación pidió un INFORME CONFIDENCIAL a quienes Paz había registrado como referentes. La Fundación les envió a estos últimos un formato con el nombre del candidato y con un espacio para introducir los datos de la persona que aportaría el informe (nombre, firma, “ocupación o título”, dirección, fecha, etcétera); se les solicitaba regresar el documento “a la brevedad posible” a Nueva York en sobre adjunto. Reproduzco las respuestas en orden cronológico:

 

1. Enrique González Martínez (5 de marzo)

Conozco hace mucho tiempo al señor Octavio Paz. Es uno de los más distinguidos poetas jóvenes de México. Es persona culta, dedicada al estudio, muy inteligente y de buenas costumbres, su capacidad para desarrollar el tema “América y su expresión poética” es notoria. Ha publicado dos libros de poemas y trabajos críticos en revistas. Considero que es persona indicada para obtener la beca de esa Fundación. Mi recomendación es amplia y sin restricciones.

Ocupación o título: Secretario del Consejo de Administración del Banco Nacional de Crédito Agrícola, S.A. Presidente del P.E.N. Club de México. Miembro de Número de la Academia Mexicana de la Lengua, Correspondiente de la Española, etc.

Dirección: Mayorazgo # 715 Col. Del Valle. Secretaría del Consejo de Administración del Banco Nacional de Crédito Agrícola, S.A. Motolinia núm. 11.

 

2. Julio Torri (6 de marzo)

Es de familia de periodistas. Fue delegado a un congreso del Frente popular en Madrid, durante la Guerra Civil Española.

Escribe muy buena prosa, posee aptitudes para la crítica literaria.

Ocupación o título: Doctor en letras. Jefe de la Sec. de Letras. Facultad de Filosofía y Letras. Univ. de México.

Dirección: Plaza Carlos J. Finlay, México, D.F.


3. Alfonso Reyes (9 de marzo)

Poeta el más estimado e importante de la más joven generación mexicana que ya cuenta en las letras. Prosista muy fino y seguro. Crítico de intenciones profundas que comienza a ser más que una promesa. Hombre correcto, cumplido, caballeroso y capaz de llevar a término la investigación que se propone, con la ventaja de que sabrá darle un acabamiento artístico no frecuente en las personas que emprenden este tipo de investigaciones.

Ocupación o título: Escritor; Ex-Embajador; Presidente del Colegio de México.

Dirección: Pánuco, 63.

 

4. Antonio Castro Leal (10 de marzo)

OCTAVIO PAZ; poeta y ensayista, es uno de los valores literarios más altos de la nueva generación. Fue director de la revista Taller. Tiene facultades y devoción al trabajo. No hay duda que podría aprovechar plena y fructuosamente cualesquiera oportunidades que se le brindaran para realizar un trabajo que esté —como el que sugiere— dentro de sus inclinaciones y capacidades.

El tema que ofrece estudiar Octavio Paz es de extraordinaria importancia. Nunca hasta ahora se ha hecho una investigación sistemática sobre el espíritu del hombre de América en su expresión estética, aunque hay diversos ensayos parciales sobre la materia. La poesía, que es hasta hoy la expresión estética más constante y difundida en América, ofrece un rico campo de estudio. Y nadie tan capacitado para explorarlo como un poeta que, como Octavio Paz, tiene también visión de crítico.

Ocupación o título: Abogado. Profesor de Literatura en la Universidad de México.

Dirección: Amsterdam 202, México, D.F.


5. Octavio G. Barreda (20 de marzo)

Respondiendo a la amable invitación que me hizo esa institución para que informase sobre el señor don Octavio Paz tengo mucho gusto en manifestar lo siguiente:

Octavio Paz es unánimemente admitido como el más destacado entre los jóvenes poetas mexicanos. Acaba de publicar un libro A la Orilla del Mundo de gran calidad literaria, que ha merecido los mejores elogios de la crítica. Ha colaborado y colabora en las más importantes revistas americanas y españolas: Sur, Cuadernos Americanos, Letras de México, etc. Fue director de la revista Taller y colaboró en Romance, Hora de España y en otras muchas revistas y periódicos de México y el extranjero. Forma parte de la redacción de la nueva revista literaria El Hijo Pródigo.

Ha realizado estudios universitarios y es persona de amplia cultura y sumamente estudiosa. Aparte de como poeta, se ha destacado por sus estudios críticos.

El tema que se propone estudiar es de suma importancia y de la mayor actualidad: encontrar qué es lo que puede considerarse como genuino de la poesía americana, en qué forma la poesía americana es expresión del medio americano. Para realizar este trabajo Octavio Paz cuenta con su gran conocimiento de la poesía americana, así como de la clásica y moderna española, y el conocimiento personal y directo que tiene de los más grandes poetas americanos. En los estudios críticos que ya ha publicado sobre diversos poetas, siempre se ha advertido fundamentación y esa especial comprensión que solo el verdadero poeta tiene de los poetas.

Con este motivo saludo a ustedes.

Ocupación o título: Editor de las revistas Letras de México y El Hijo Pródigo.

Dirección: Sierra Nevada No. 425, Lomas de Chapultepec, México, D.F.

 

Correspondencia y otros documentos

A continuación, se recogen las cartas intercambiadas entre Paz y el Dr. Moe, el ya citado secretario general de la Fundación, más una carta del asesor William Berrien.

Henry Allen Moe



1. De Octavio Paz a Henry Allen Moe

México, a 28 de mayo de 1943

Sr. Dr. Henry Allen Moe,

Secretario General de la

Fundación John Simon Guggenheim,

Nueva York, U.S.A.

 

Muy estimado señor:

Con esta misma fecha envío a ustedes las publicaciones que se me piden. Como usted verá al examinar los trabajos que envío, se trata de ensayos y artículos conectados con el tema que pretendo estudiar, especialmente con la parte relativa a la poesía hispano-americana moderna. Naturalmente no constituyen una serie de trabajos organizados sobre el tema “América y su Expresión Poética”; simplemente, son testimonios de mi constante interés por esta cuestión, y, quizá, de mi posible capacidad para estudiarlo.

En mi solicitud decía a ustedes que tenía terminada la primera parte del trabajo y casi lista la tercera. No envío a ustedes copia de mis notas por dos razones: primera, porque aún no poseen su redacción definitiva; segunda: porque he solicitado la beca para escribir, precisamente, el resultado de mis investigaciones y reflexiones, así como para investigar y estudiar la poesía norteamericana moderna (segunda parte de mi estudio).

Como es posible que a ustedes les interese llevar un registro bibliográfico de los solicitantes, me permito anunciarles que la bibliografía crítica sobre mi obra debe aumentarse así: con nuevos artículos de Antonio Barbudo, Arturo Rivas Sainz, Arturo Serrano Plaja y Héctor González Morales, aparecidos en las siguientes publicaciones, respectivamente: El Hijo Prodigo, No. 1, México, 1943; Letras de México, No. 6, vol, 4; De Mar a Mar, No. 2, Buenos Aires, 1943; y Papel de Poesía, No. 8, Saltillo, 1943.

Ojalá la información que envío sea la que ustedes necesitan.

Muy atentamente,

Octavio Paz

 

2. De H.A. Moe a Paz

[Casi tres meses más tarde, el 11 de agosto, Paz recibe la carta en que el Dr. Moe le participa que mereció la beca, elegido por un Comité de Selección del que formó parte Américo Castro, como se verá en otro documento.]

August 11, 1943

Señor Octavio Paz

Saltillo 117,

Mexico, D.F.


Dear Señor Paz:

I have pleasure in informing you that you have been granted a Latin American Fellowship of the John Simon Guggenheim Memorial Foundation in the following terms:

 Project:           A study of the poetic expression of the concept of America.

Period:            Twelve months form a date to be determined.

Stipend:          Two thousand dollars ($ 2,000.00).

Attached hereto is a statement of the conditions governing the tenure of fellowships. Will you please sign one copy of the statement and return it to me: the other you should retain for your records. Please note also that the Foundation requires evidence of your physical fitness. Will you, therefore, have yourself examined by your physician and ask him to send his report directly to me? The Foundation cannot asume responsibility for your health and/or safety while you are on route or while in the United States as a Fellow.

Please keep this notification confidential, in the sense that you do not permit it to be published, until I inform you that it may be announced. Will you please cable me your acceptance of the Fellowship upon receipt of this letter? When acceptances have been received from all Fellows I shall make a public announcement of the awards.

It is a pleasure to welcome you to the company of Guggenheim Fellows and from the Trustees and the Committee of Selection, as well as for myself, I send you best wishes.

Sincerely yours.

Henry Allen Moe


3. De Paz a H.A. Moe

México, agosto 23 de 1943

Mr. Henry Allen Moe

Nueva York.

 

Estimado señor:

Como se me pide en su carta del 11 de agosto, envío a usted un ejemplar firmado de mi aceptación a las bases que regulan las Becas que concede la Fundación Guggenheim. Les estoy muy reconocido por la distinción de que se me ha hecho objeto y no es necesario decirle que haré todo lo posible para desarrollar un buen trabajo. Ruego a usted acepte mi agradecimiento y se lo transmita, también, al resto de los consejeros y directores de la Fundación.

Espero nuevas instrucciones y la autorización para hacer pública su decisión, pues antes de salir de México tengo necesidad de arreglar algunos pequeños asuntos personales, que me ocuparán una semana o dos. Ojalá pronto pueda estrechar su mano y expresarle de viva voz mi gratitud y mi simpatía.

Lo saludo muy cordialmente y me ofrezco como su amigo y servidor

Octavio Paz


4. De Paz a H.A. Moe

[Al parecer el expediente no guardó una carta enviada por el Dr. Moe a la que se refiere Paz en ésta:]

México, a 1 de septiembre de 1943

Mr. Henry Allen Moe,

551 Fifth Avenue,

New York.

 

Muy estimado señor:

Me apresuro a contestar su última carta. Por lo que toca a los lugares de los Estados Unidos en donde pienso desarrollar mi trabajo, creo que la primera parte del tiempo —tres o cuatro meses— la debo pasar en New York. Allí puedo consultar algunos libros, en la universidad de Columbia, y terminar todas las notas. Como el resto del tiempo —ocho meses— pienso dedicarlo a escribir y desarrollar el tema, me parece que necesito una ciudad tranquila, y que posea una biblioteca rica en ciertas obras de poesía hispanoamericana moderna. Esa ciudad, por los informes que tengo, es Berkeley, en California. Naturalmente que todas mis decisiones están sujetas a su aprobación y, más que nada, a lo que manden las actuales circunstancias de guerra.

Desde ahora inicio las gestiones necesarias para el pasaporte y el visado del Consulado Americano en México. No sé si necesite la carta que tan bondadosamente me ofrece, porque aún no he acudido al Consulado. Pero, de cualquier modo, si usted me la envía yo la podría presentar al señor Cónsul en el momento preciso. Le agradezco a usted esa gentileza. Si estas gestiones resultan bien, y no lo dudo, yo creo que podré estar en New York a fines de septiembre o, mejor, en la primera quincena de octubre. Por lo tanto —y siempre que no tenga dificultades en la cuestión del visado— yo creo que mi beca debe empezar a contarse desde el mes de octubre. En mi próxima carta le informaré detalladamente, pues ahora sólo he solicitado pasaporte para mí y mi familia, mi esposa y una niña de cuatro años.

Por mi conducto mi médico le ha enviado un certificado de salud. Como usted me ha indicado, aún no he hecho pública la decisión con que me distingue la Fundación Guggenheim y espero que se me haga saber cuándo puedo hacerlo, pues así arreglaría más fácilmente mis papeles.

Deseo saludarlo y estrecharle la mano. Mientras tanto, reciba un cordial saludo de su amigo y servidor. 

Octavio Paz


5. De H.A. Moe a Paz 

September 9, 1943

Mr. Octavio Paz

Saltillo 117

México, D.F.

 

Dear Mr. Paz:

Herewith is a letter certifying to your appointment, which I suggest you present to the Consul General of the United States when you make the application for your visa.

Many thanks for telling me of your plans. When you come to New York I shall want you to go to Princeton University for a consultation with Professor Américo Castro concerning your work. He was a member of the Foundation´s Committee of Selection and will be glad to be of all possible assistance to you.

Your stipend of $2,000 will be, I think, modestly adequate for the needs of your family and yourself for a year in the United States, provided that you are reasonably careful of your expenditures. In this connection, I am taking the liberty of suggesting that, since the trip to New York with your family and across the continent to California would be expensive, in view of the comparatively short time you plan to remain in the East, your family go directly to California and thus avoid that rather largish expenditure. Further, I ought to tell you that according to all the information I have, California is very crowed on account of the large amount of war industry concentrated there, and that accommodations are both difficult to get and expensive. I wonder, therefore, whether  it would not be better for you to plan to carry on the major part of your work, say, at the University of Texas in Austin or some other place in this country where conditions are less crowded and less expensive than California. That also would reduce your traveling costs in the United States.

I make the above as suggestions only. You are completely at liberty to make your own plans and they will be acceptable to us. With your stipend, however, you must be careful of your expenditures.

All good wishes, from

sincerely yours, 

H.A. Moe

 

6. De Paz a H.A. Moe

México, a 25 de septiembre de 1943 

Mr. Henry Allan Moe.

Nueva York, N.Y.

U.S.A.

 

Muy querido señor:

Dos días antes de recibir su última y amable carta, leí en los periódicos los nombres de las personas becadas por la Fundación Guggenheim. Nuevamente agradezco a ustedes la distinción de que se me ha hecho objeto; gracias a su bondad podré realizar uno de mis más antiguos deseos: conocer y vivir algún tiempo en los Estados Unidos. Quizá al cabo de un año pueda conocer mejor el idioma y la literatura contemporánea que, por las muestras que han llegado a mis ojos, me parece muy interesante y creadora. Entre los nombres de las personas becadas he visto el de Ramón Iglesia; [28] los felicito por esa designación, pues Iglesia es uno de los mejores y más conocidos historiadores jóvenes de habla española. Sus trabajos sobre Bernal Díaz del Castillo son ya famosos. Tengo entendido que piensa ir a California, ¿no tendrá las mismas dificultades que usted tan amablemente prevé para mí?

Le agradezco mucho la carta de presentación y recomendación que me ha enviado. La presentaré al señor Cónsul de los Estados Unidos en breve, una vez que tenga listos mis papeles y pasaportes. También sus consejos me han sido muy útiles. Yo ya había pensado algo semejante y mis temores son parecidos a los que usted expresa en su carta. De ninguna manera he pensado ir a Nueva York acompañado de mi familia sólo con el dinero de la beca; quizá me sea fácil obtener en México una cantidad suplementaria, que nos permita vivir con modestia, pero sin angustias apremiantes. Mi esposa, por otra parte, es estudiante de Letras y tiene cierta experiencia periodística; aunque no domina el inglés, quizá pueda obtener allá algún pequeño empleo. Pero si no logro obtener esa cantidad suplementaria iré solo a Nueva York, para reunirme después con mi familia en algún lugar de la Unión. Ese lugar me parece que debe reunir algunos requisitos: barato, tranquilo y saludable. La cuestión de los libros es importante, [29] pero no decisiva, pues mi trabajo es más bien de crítica y teoría que de investigación. De ningún modo he pensado agotar el tema, sino, más bien, expresar unas cuantas ideas nacidas al contacto diario de la poesía.

No sabe cómo le agradezco sus consejos y recomendaciones. Contar con ellos es empezar a contar con su bondadosa amistad. Procuraré merecerla.

Muy cordialmente,

Octavio Paz

 

7. De H.A. Moe a Paz

October 4, 1943

Mr. Octavio Paz

Saltillo 117

México, D.F.

 

Dear Mr. Paz:

I thank you for your letter of September 25 just received, and I am delighted to learn that your thoughts about your work in the United States go right along with those I attempted to express to you in my last letter. I have written to Dr. Iglesia in somewhat the same sense I wrote to you, suggesting that he too might find it advisable to work elsewhere  than in California.

You will let me know when you wish to receive your first check. 

All good wishes, from

Sincerely yours,

Henry Allen Moe


8. De William Berrien a Paz

[El profesor Berrien enseñaba lenguas romances en la Universidad de Harvard y asesoraba a la Fundación Guggenheim.] 

October 30, 1943

 

Dear Mr. Paz: 

The other afternoon I called on Dr. Moe in the company of Dr. Alfonso Reyes. Our conversation led on to your plans for the future which I had discussed informally with Dr. Moe on my arrival back from New Mexico. Since I had the pleasure of discussing your plans with you in Mexico during the summer, I am taking the liberty of writing you a few lines to follow up those discussions. I remember that you expressed an interest in learning about Berkeley as a possibility for work. Knowing from experience how pleasant a place Berkeley can be in normal times, I was naturally inclined to favor your enthusiasm for possible work there. But reports from the West Coast are that Berkeley is not a pleasant place to live in now, since it is almost impossible to find adequate lodgings. The war has brought many increases in the industries of the surrounding region and increase in population has been enormous. This has meant that people from all surrounding towns have gone to Berkeley to live for the time being. Mr. Érico Veríssimo, [30] the Brazilian novelist, who is now acting as a visiting professor at the University of California, just found it completely impossible to secure suitable lodgings for himself and his wife, and they are forced to live in a hotel which is very expensive. Mr. Germán Arciniegas, who goes to Berkeley as visiting professor after the first of the year, informs me that it is practically impossible for him to solve his living situation. This would, I think, put Berkeley out of the question as a place for you to settle down for work during your incumbency as a fellow of the John Simon Guggenheim Memorial Foundation. Berkeley in normal times is most attractive. Every report I have from there recently indicates that it is definitely not so at present. I think that by going there you would be working under great difficulties.

Naturally the next question is to consider what place might be attractive for residence and study and writing. I suggested to Dr. Moe that Chapel Hill, the small town in which the University of North Carolina is located, would probably be the best possible place for you under the present circumstances. The climate is mild, the atmosphere is restful and attractive and the people are most friendly. There is most interesting work there in progress in the fields of drama and literature. Library facilities for work are excellent.

Since beginning this letter I have had the pleasure of a visit with our friend Lic. Castro Leal. He likewise feels that neither New York nor Berkeley would be the ideal place to spend the major part of your stay here. He spoke of Harvard which would be excellent for the spring, but which has a severe winter. Perhaps after a mild winter in Chapel Hill you could go on to Cambridge (Harvard) for the spring.

I look forward to the opportunity of good talks with you after your arrival here. With best wishes please believe me,

cordially yours,

William Berrien

 

9. De Paz a H.A. Moe

México, a 1 de noviembre de 1943

MR. Henry Allen Moe

Nueva York, N.Y.

U.S.A.

 

Muy querido señor: 

Seguramente le habrá extrañado mi largo silencio. Quisiera explicarle brevemente sus causas; no dudo que al conocerlas usted sabrá disculparme. Mis planes primitivos sufrieron un tropiezo que hasta ahora he logrado sortear. El dinero de la beca es suficiente para mí, pero, por todos los informes, resulta un poco reducido si se piensa que tengo mujer e hija. En estas circunstancias pensaba obtener algún dinero mexicano que completara, en cierto modo, mis gastos. En obtenerlo ha transcurrido todo el mes de octubre y sólo hace tres días pude lograr lo que me proponía. Y esta es la razón de mi silencio; no quería escribir a usted hasta no tenerlo listo todo.

Por otra parte, mi propósito de ir a Nueva York ha encontrado otros obstáculos. En primer lugar, sus informes; en efecto, la vida es cara y difícil; además, poco adecuada para una niña de cuatro años —esa es la edad de mi hija. Mi mujer, que tiene deseos de terminar su carrera de maestra en letras en alguna Universidad americana, posee una salud endeble; consulté con un médico y me dijo que no era prudente someterla, bruscamente, al invierno de Nueva York. Quedaba, entonces, escoger una nueva ciudad, que reuniera tres requisitos: suficiente tranquilidad para poder escribir con calma mi estudio; clima aceptable y de vida barata. Las dos primeras condiciones las reúne Berkeley; no así la tercera, dada la crisis de habitaciones. Pero yo tengo algunos amigos y sobre todo un lejano pariente político, de nacionalidad mexicana, que vive en San Francisco. Esta persona, [31] extraordinariamente amable, se ha comprometido a conseguirme casa en Berkeley o en algún poblado cercano. Así pues, ha quedado vencido el último obstáculo y hemos decidido ir a Berkeley. En octubre yo solo iré a Nueva York, para pasar allí el invierno de 1944. [32] Estos son mis planes; he decidido salir de la Ciudad de México, rumbo a Berkeley, el día 15 de noviembre, esto es, dentro de una quincena. Si usted tiene algo que oponerle a mis deseos yo le ruego que me lo comunique con toda franqueza, si es necesario por cable. Una indicación de usted será suficiente para que yo detenga mi viaje.

Por lo que respecta al pago de la beca creo que podría ser por trimestres. Es más cómodo para mí y quizá lo sea también para ustedes. Empezaría a contar desde mi llegada a Berkeley, esto es, dentro del día veinte al treinta del presente mes de noviembre. Si a usted le parece conveniente puede cablegrafiarme el primer trimestre a México, a mi dirección (Saltillo 117), siempre que sea antes del 14 de noviembre, para que yo tenga tiempo de cobrar el giro o cheque. Si no lo juzga conveniente le ruego que me la envíe a Berkeley. Yo ya le mandaré mis señas en esa ciudad.

Quisiera consultarle también algunas otras cosas. En primer lugar, una relativa a mi trabajo: ¿debo enviar mensualmente copia de lo que escribo? Y de ser así, a quien debo enviarla: ¿al señor Américo Castro o a usted? También quisiera saber si, anticipadamente, puedo publicar algunos fragmentos de mi estudio en revistas, tanto norteamericanas como hispanoamericanas. Sur, la revista argentina, y El Hijo Pródigo, revista literaria mexicana, tienen interés en contar con mi colaboración. Le ruego, por último, envíe, en su próxima carta, las señas de Américo Castro y, si no es mucha molestia, una tarjeta o carta de presentación para las autoridades universitarias de Berkeley. Creo —y esto ya no tiene que ver estrictamente con mi estudio— que mi labor no debe reducirse a escribir el tema escogido, sino que, dentro de ciertos límites, puedo y debo participar en todas aquellas actividades que tiendan a un mejor conocimiento cultural de su país y del mío. Por lo tanto, y al margen de mi trabajo, buscaré la colaboración de los jóvenes escritores americanos en revistas mexicanas, para que la moderna literatura de los Estados Unidos sea conocida en mi país. [33] Y haré otro tanto con la producción literaria mexicana reciente. Me gustaría, asimismo, dar tres conferencias: una sobre la poesía mexicana, otra sobre la novel, y una última sobre la más reciente pintura.

En fin, todos estos proyectos quedan sujetos a su aprobación y su consejo. Le ruego, nuevamente, me haga saber si usted aprueba mi viaje a Berkeley. En caso contrario bastará, dado el poco tiempo que disponemos, un cable. Eso bastará para aplazarlo.

No lo canso más. Otra vez le pido perdón por mi silencio y, también de nuevo, le ofrezco las seguridades de mi amistad y de mi gratitud.

Atentamente

Octavio Paz

                                                                        

10. De H.A. Moe a Paz

[Obviamente, el Dr. Moe no ha recibido aún la carta previa.]

November 2, 1943

Mr. Octavio Paz

Saltillo. 117

México, D. F.

 

Dear Mr. Paz:

Dr. Berrien has kindly sent me a copy of this letter to you on the subject where you work as a Fellow can best be done. I am a fully in accord with all that Dr. Berrien says as to the desirability of Chapel Bill, North Carolina. 

Greetings and all good wishes to you, from

Sincerely yours,

Henry Allen Moe


11. De Paz a H.A. Moe

[Es interesante que, antes incluso de viajar a California, Paz diga en esta carta que ya cuenta con el apoyo de sus amigos de la Secretaría de Relaciones Exteriores. No lo es menos que Paz no parece advertir —tan formado a la mexicana— que no es el papel del Dr. Moe —hombre enormemente atareado— asesorarlo sobre lo que propone ni juzgar sus decisiones.]

  

Mexico, a 9 de noviembre de 1943

Mr. Henry Allen Moe

Nueva York, N.Y.

U.S.A.

 

Querido señor Moe:

Dos días después de haberle enviado mi última carta, tuve una larga conversación con Alfonso Reyes. Y, unos cuantos días más tarde, recibí la carta de Mr. Berrien, la que ya conocía en lo esencial por Reyes. La proposición de Berrien es tentadora y la agradezco mucho, pero no me resuelvo a aceptarla por varias razones. En primer término ya tengo todo listo para salir a California; en segundo lugar creo que tendré casa en Berkeley, en San Francisco o en algún pueblo de las cercanías, porque así me lo ha prometido un viejo amigo y lejano pariente que vive en San Francisco. Además tengo una carta del licenciado Ezequiel Padilla [34] para el Cónsul de México en esa ciudad y algunos de los funcionarios del Consulado son amigos míos: yo espero que todas estas personas me puedan facilitar notablemente el problema del alojamiento y, en general, de la vida. Por otra parte mi empeño en ir a California obedece, además de las razones expuestas, a una que para mí tiene mucha importancia: el clima de esa región es el apropiado para mi mujer y mi hija. Mi esposa, como ya le he dicho, no posee una buena salud [35] y los médicos me han indicado que California es uno de los pocos sitios adecuados para ella. No tenga usted temor, por otra parte, de que yo sufra excesivamente las incomodidades que sufren ahora todos los habitantes de esa región; he vivido en España durante la Guerra Civil y le aseguro que es una de las pocas experiencias que no olvidaré nunca. Creo que durante ese tiempo conocí al verdadero pueblo español y creo que lo mismo ocurrirá ahora entre los norteamericanos: sus virtudes y sus defectos, su decisión de triunfar y su carácter oculto aparecen a la superficie en situaciones como la presente. Siempre hay tiempo de leer libros y conversar con personas inteligentes, pero no siempre se puede convivir con un pueblo enfrentado a las más duras decisiones. En California, además, hay el problema de los mexicanos; no es por simple curiosidad que yo quisiera conocer el verdadero alcance de ese problema. Me parece que todos, en estos momentos, tenemos el deber de conocer la real extensión de ese problema y, si es posible, estudiarlo. Por último: si mis previsiones fallan y la vida resulta imposible en San Francisco o en su cercanías, me queda el recurso de vivir en Los Ángeles o en cualquiera otra ciudad de California que no esté congestionada. Esto resolvería definitivamente la cuestión.

Como le decía en mi carta anterior, mi estancia en California sólo será de siete u ocho meses. El resto del tiempo he pensado vivirlo en Nueva York. Pero nuevamente le repito que mis decisiones están sujetas a su aprobación. Si a usted no le parecen buenas mis razones o si, por motivos que ignoro, la Fundación Guggenheim estima conveniente que yo vaya a otro sitio, no tiene usted más que decírmelo: inmediatamente cambiaré mis planes y me adaptaré a la nueva situación. No se me oculta que el actual estado de guerra impone a nuestros propósitos y deseos muchas restricciones.

Espero la contestación de mi carta anterior para poder salir de México. Si cuando usted reciba esta carta encuentra que, a pesar de todo, no debo ir a California, le ruego me cablegrafíe para que yo pueda suspender el viaje, pues intento salir entre el día veinte y el veintiocho del presente mes. También le suplico me haga saber con la mayor rapidez sus instrucciones definitivas.

Quisiera consultarle otra cuestión. El periódico Novedades, diario de la Ciudad de México, me pide que le envíe, de San Francisco o desde Nueva York, un artículo semanario, con mis impresiones de la ciudad, de la gente, de la guerra, etc. Quisiera saber si puedo hacerlo, en la inteligencia de que no se trata propiamente de un trabajo, aunque me paguen por los artículos, sino de una colaboración. [36]

Una vez más le suplico perdone mi aparente terquedad y me ofrezco, como siempre, su amigo y seguro servidor.

Octavio Paz

 

12. Telegrama de H.A. Moe a Paz 

November 12, 1943

WESTERN UNION

NIGHT LETTER

Mr. Octavio Paz

Saltillo 117

México, D.F.

México

 

WE GIVE YOU FULL LIBERTY TO DETERMINE YOUR PLACE OF WORK  STOP  DOCTOR BERRIEN ON OCTOBER THIRTIETH WROTE YOU EXCELLENT SUGGESTION WHICH I THOUGHT WELL OF BUT YOU NEED NOT FOLLOW IT UNLESS YOU WISH  STOP  IF YOU GO BERKELEY PLEASE SEND ADDRESS AND WE SHALL TRANSMIT FUNDS THERE 

Henry Allen Moe

 

13. Telegrama de H.A. Moe a Paz

[De manera más que escueta, el Dr. Moe le da a entender a Paz que no tiene que reportarle todos sus planes y proyectos.]

November 22, 1943

WESTERN UNION 

SEÑOR OCTAVIO PAZ

SALTILLO 117

MEXICO, D.F.

 

REFERENCE YOUR LETTER NOVEMBER NINTH WE HAVE NO OBJECTIONS TO YOUR PROPOSED GOING TO CALIFORNIA FOR YOUR FELLOWSHIP WORK STOP PLEASE WRITE ADDRESS THERE.

HENRY ALLEN MOE


14. Carta de Paz a H.A. Moe 

México, a 22 de noviembre de 1943

Mr. Henry Allen Moe

Nueva York, N.Y.

U.S.A.


Muy querido señor Moe:

Un poco después de recibir la carta de Mr. Berrien escribí a usted una nueva carta, que supongo ya estará en su poder. Seguramente su telegrama se cruzó en el camino con mi carta. Ahora le escribo para informarle que salgo, definitivamente, el día 29 de noviembre, esto es, dentro de siete días. No me fue posible obtener boleto antes; hay una gran demanda de boletos en los ferrocarriles y me considero afortunado por haber logrado conseguirlo para la fecha que le digo. [37] Así pues, yo espero estar en San Francisco el día 4 de diciembre o, a más tardar, el día 5. Ruego a usted me envíe la primera cantidad de dinero para el 5 de diciembre, de ser posible en la forma que le sugerí en mi última o penúltima carta, es decir, un trimestre. Mi dirección en San Francisco: Octavio Paz, c/o Consulado de México en San Francisco. Ya le escribiré de esa ciudad, contándole mis impresiones. Ojalá no sean tan desoladoras como las que usted y Mr. Berrien me han profetizado. Mi familia se quedará en Los Ángeles, en casa de unos parientes, hasta que yo no haya encontrado habitación. Y, como le decía en mi última carta, siempre queda el recurso de una retirada estratégica hacia esa última ciudad: allí podría hacer mi trabajo. Pero creo que no será necesario: obtendré habitación en San Francisco o en Berkeley o en alguna población cercana.

Le ruego me envíe al Consulado sus instrucciones, tanto en lo concerniente a mi sistema de trabajo en relación con Américo Castro como por lo que se refiere a su autorización para escribir un artículo semanario para el periódico Novedades. Creo que esto último es muy interesante, pues significa la posibilidad de afirmar los lazos de amistad popular entre mi país y el suyo. También me permito recordarle que necesito las cartas de presentación para las autoridades universitarias de Berkeley que usted juzgue me pueden ayudar para el mejor desempeño de mi beca. Y nada más, por lo pronto. De nuevo: muchas gracias por todas sus bondades.

Suyo,

Octavio Paz


15. De H.A. Moe a Paz

November 29, 1943

Mr. Octavio Paz

c/o the Consul General of Mexico

San Francisco, California

 

Dear Mr. Paz

Your letter of November 22 has just come. I shall ask the Treasurer to send a check for one quarter’s stipend —$500— to you at the above address.

In your previous letters you ask certain questions.

You ask whether or not you should send monthly reports or send copies of what you write monthly. The answer to that question is in the negative. These fellowships are tenable under the freest possible conditions and you need not to report until the end of your Fellowship year. Further, in answer to another question, I inform you that you have full liberty to publish whatever and whenever you please. You ask for Professor Américo Castros’s address. It is #143 Patton Avenue, Princeton, New Jersey. You may give the lectures you have prepared whatever and whenever you wish but, as to that, I just want to add the word of caution that you do not let that kind of thing grow to such proportions that it interferes with your writing. It is, I think, of minor importance as compared to your own writing.

In your letter of November 9 you inquire concerning the writing of a weekly article for the Mexican periodical “Novedades” and I respond to that in the terms that you may read about concerning the freedom given to Fellows. You may make up your own mind about it and be guided accordingly, but I happen to have rather strong views that no one who comes to a country for the first time can begin writing articles about that country which will be of any consequence at all. [38]          

In your letter of November 22 you ask me to send you instructions concerning your work. I have none to give you. You are free to carry on your work in your own way. It may be that Professor Castro, however, has some advice to give you and I shall write to him enclosing our correspondence and suggesting that he write you.

Your letter of appointment is enclosed herewith. I also enclosed a note of introduction to Professor Morley of the University of California. He is Chairman of the Department of Spanish and Portuguese and will be glad to meet you as you will be glad to meet him.

Sincerely yours,  

Henry Allen Moe

 

November 29, 1943

I HEREBY CERTIFY that Mr. Octavio Paz of Mexico, D.F., has been appointed by the Trustees of the John Simon Guggenheim Memorial Foundation to a Fellowship for a period of twelve months from December 1, 1943.

The forms of his appointment require him to devote himself during this period to a study of the poetic expression of the concept of America.

Mr. Paz is respectfully recommended by the John Simon Guggenheim Memorial Foundation, as a distinguished student, to the esteem, confidence, and friendly consideration of all persons to whom he may present this letter.

Henry Allen Moe

Secretary General


16. De Paz a H.A. Moe


Berkeley, diciembre 17 de 1943

Mr. Henry Allen Moe

551 Fifth Ave.

New York, N.Y. 

Muy querido señor Moe:

Hace ya trece días que vivo en los Estados Unidos y un poco más de una semana que me encuentro en Berkeley. En San Francisco recibí su carta, el cheque, las cartas de presentación y unas líneas de Américo Castro. [39] Muchas gracias por todo. En estos días escribiré al profesor Castro y procuraré ponerme en contacto con el señor Morley, a quien he tenido el honor de saludar la semana pasada. [40] Me parece una persona muy gentil. Como usted comprenderá, estos primeros días han transcurrido un poco al margen de mis propósitos y de mi trabajo; búsqueda de casa, aclimatación, etc. Aún estoy en ese primer periodo del asombro o del deslumbramiento, común a todos los forasteros, y todavía no acabo de digerir tantas y tan opuestas impresiones.

El mismo día de mi llegada obtuve una casa. Todo ha sido bastante extraño; la verdad es que la casa me encontró a mí antes de que yo la buscara. Paseando con mi mujer por las calles de Berkeley, al azar, vimos, de pronto, un rotulo: “Cuartos amueblados”. La dueña es una anciana solitaria, señora verdaderamente encantadora. Vive sola, de modo que compartimos la casa entera con ella. Me quedaría a vivir todo el tiempo aquí si no fuera porque está un poco lejos del centro universitario. Supongo que la semana próxima podré encontrar un pequeño departamento —que me han prometido— muy cerca de la universidad. Por lo tanto, considere a mi actual dirección como provisional: 2113 Rose St., Berkeley.

En México temía no encontrar casa en Berkeley. Cuando llegue a San Francisco temía molestar a mis amigos, pidiéndoles que me buscaran habitación. Pero —y comprendo que se trata de algo excepcional— esos temores han desaparecido por completo. Sólo un pequeño contratiempo me impide empezar mi trabajo: en la frontera las autoridades de migración americanas me recogieron mis libros y todos mis papeles. Aún no los he recibido. Sin embargo, espero que mañana o en la semana próxima podré tenerlos conmigo.

No quisiera cansarlo relatándole mis impresiones recientes. Son demasiado contradictorias. Desde luego el ritmo de los Estados Unidos es muy diverso al de mi país; a mi mujer la estimula, a mi hija la excita y a mí me abate un poco. Berkeley es encantador. No sé si todos los americanos son con como los que viven en esta ciudad, pero me parece difícil imaginar tanta cordialidad en un país tan grande. Por lo tanto, y en beneficio de California, diré que en Berkeley vive la gente más amable y simpática que he conocido. En estos días escribiré a Mr. Berrien: no se equivocaba cuando me habló con tanto entusiasmo de esta ciudad. Él es un poco el culpable de esta afortunada aventura.

En mi próxima carta le enviaré mis señas definitivas y lo pondré al corriente de la iniciación de mi trabajo en la Biblioteca de la Universidad. De nuevo: muchas gracias y una feliz Navidad y un verdadero Año Nuevo.

Cordialmente,

Octavio Paz

 

17. De H.A. Moe a Paz

December 27, 1943

Mr. Octavio Paz

2113 Rose Street

Berkeley, California

 

Dear Mr. Paz

It is good to get your letter and to learn that you are well-situated temporarily. That my countrymen are treating you well is as I should expect but I am pleased that it is indeed so.

All papers brought into the United States in these war days are subject to censorship, of course. It has been the experience of the Fellows that they are read promptly and forwarded carefully.

All good wishes with special greetings all the holiday season, I am

sincerely yours,

Henry Allen Moe

 

18. De Paz a H.A. Moe

Berkeley, a 4 de enero de 1944

 

Mr. Henry Allen Moe

551 Fifth Ave.,

Nueva York.

 

Muy querido señor:

Le escribo estas líneas para saludarle y, al mismo tiempo, participarle mis señas definitivas: 1020 Oxford St., Berkeley. Vivo en una pequeña casa, en lo alto de la colina, bastante cómoda y con una vista maravillosa. [41] Mis papeles y mis notas están ya en mi poder, como usted lo suponía en su última carta. Y lucho desesperadamente con el inglés: ¿algún día podré hablarlo? Me parece imposible… Supongo que en las Oficinas de la Fundación Guggenheim tendrán ya mi recibo, por el trimestre que corre. Lo envié durante el mes de diciembre. Muchas gracias.

Con mis mejores deseos y un sincero, aunque tardío, saludo de Año Nuevo, me repito como su atento y seguro servidor.

Octavio  Paz

 

19. De H.A. Moe a Paz

January 7, 1944


Mr. Octavio Paz

1020 Oxford Street

Berkeley, California

 

I thank you for your letter of January 4 for giving me your address in Berkeley. English I should judge, is a very difficult language so don’t be discouraged by the fact that it doesn’t come easily to you.

All good wishes to your family and to you from,

Sincerely yours,

Henry Allen Moe

 

20. De Paz a H.A. Moe

[Paz fantasea con la posibilidad de renovar la beca por un año más.]

Berkeley, junio de 1944

Mr. Henry A. Moe.

Fundación Guggenheim

Nueva York.


Muy respetado señor:

Hace ya algún tiempo deseaba escribirle, pero no había encontrado ocasión ni materia en que se apoyara mi deseo. Aquí, en Berkeley, la vida se desliza quieta y tranquila, y, como dice un escritor mexicano, “no suceden cosas de mayor trascendencia que las rosas”. [42] Tuve el gusto de conocer y tratar aquí a Muriel Rukeyser, [43] que también tiene o tenía una beca Guggenheim. Conocer a los escritores jóvenes americanos es, seguramente, una de las muchas cosas que tengo que agradecer a la Fundación; Muriel Rukeyser, así como algunos otros poetas jóvenes americanos, son desconocidos totalmente en México. Me propongo ahora, lentamente, hacer algunas traducciones, ayudado por algunos amigos americanos, como Ms. Miles, de la Universidad de California, de todos estos nuevos poetas e irla publicando en las revistas literarias mexicanas. Estos amigos, por su parte, también intentarán lo mismo con los nuevos poetas mexicanos. [44] Y es muy posible que este intercambio sea más fecundo que el que sea realiza a través de las instituciones oficiales, porque será un contacto de persona a persona y de revista a revista.

Espero tener listo mi trabajo en el próximo trimestre, de modo que, terminado o a punto de terminar, tendré el gusto de saludarlo, en Nueva York, a donde deseo ir los dos últimos meses de mi beca. Mientras tengo oportunidad de hablar personalmente con usted quisiera hacerle una pregunta: Muriel Rukeyser me informó que la Fundación Guggenheim también concedía becas para obras de creación literaria y artística, y no solamente para trabajos de investigación y crítica. Sabía que, en el ramo latinoamericano, se habían otorgado becas a pintores y músicos para ese tipo de obras, pero no para escritores —novelistas, poetas, etc.—. ¿Se otorgan becas para que un escritor haga una novela, un libro de poemas, etc.? Claro está que me refiero a becados latinoamericanos. Mucho le agradeceré que me informe acerca de este punto.

Recibí, hace algún tiempo y con toda puntualidad, la suma trimestral que se me tiene asignada, pero tengo la duda de si he enviado o no el recibo correspondiente; éste no aparece entre mis papeles, y, sin embargo, no recuerdo no haberlo mandado. Si hay alguna confusión al respecto tendré mucho gusto en aclararla inmediatamente.

Reciba usted los cordiales saludos de su amigo y servidor,

Octavio Paz

 

21. De Paz a H.A. Moe

[Responde Paz a otra carta del Dr. Moe que no aparece en el expediente, pero cuyo contenido —que evidentemente decepcionó a Paz— se infiere de la respuesta.]

Berkeley, agosto 12 de 1944

Mr. Henry A. Moe

551 Fifth Avenue

Nueva York, N.Y.

 

Muy estimado señor:        

No había contestado a usted porque, en realidad, tenía pocas cosas para comunicarle. Le agradezco el envío de los informes que en mi carta anterior le pedía, aunque le confesaré que no sé cómo entender exactamente el requisito que se pide a las obras de creación: ¿no le parece muy difícil de determinar qué es una obra de primera clase? Y esta duda no solamente la refiero al juicio extraño, sino al mío: ¿mis trabajos de creación literaria, en prosa o en verso, pueden aspirar al calificativo “de primera clase”? No sé; desde cierto punto de vista, sí son, para mí, de primera clase, porque los considero lo más importante de mi vida y de mi trabajo intelectual. Pero, considerados en sí mismos, quizá no lo sean. Y si eso le pasa a su autor, ¿cómo los juzgarán las demás personas?

Todas estas dudas y preguntas, ociosas en apariencia, tienen una explicación: pretendía —y pretendo— obtener la beca Guggenheim por un año más. Este año ha sido extraordinario para mí, encuentro tan importante para mi vida espiritual el mundo americano que me rodea y tan estimulantes las diversas reacciones —no siempre tan favorables, claro está— que he experimentado, que quisiera prolongar mi experiencia. Mi contacto con la literatura americana, por otra parte, ha sido bastante afortunado, porque ha sido simultáneo a mi trato con la gente del país: ambas se explican y se complementan, aun en sus contradicciones. El ejemplo de mis amigos Henestrosa y Rodríguez Luna [45] me anima, además, a alimentar ciertas esperanzas: ¿por qué no podría yo obtener otro año de beca? Esta pregunta, que durante varios meses me he hecho a mí mismo, ahora se la hago a usted.

Supongo que antes de recibir cualquier respuesta definitiva, usted y los consejeros literarios de la sección latinoamericana necesitarán conocer mi trabajo. Pocas cosas tengo que informarle a este respecto; casi totalmente terminado, espero que el próximo mes de septiembre será el último que le dedique (aparte, claro está, de las revisiones y correcciones finales). Así pues, si me es posible encontrar medios de transporte para la fecha que proyecto, creo que a finales de septiembre o principios de octubre estaré en Nueva York, estrecharé su mano y le mostraré mi trabajo.

En cuanto a la posibilidad de obtener por otro año la beca, quisiera explicarle que tengo dos proyectos: el primero se refiere a la continuación del trabajo critico que actualmente escribo (si a usted le parece necesario le enviaré una copia o se lo entregaré personalmente en cuanto llegue a Nueva York); el segundo, ideal para mí, es muy simple: poder, durante el año, escribir poesía, corregir mis originales y, en fin, preparar un libro de poemas. Nunca, al menos en México, la fundación Guggenheim ha concedido una beca a un poeta para que escriba poesía, sino para trabajos críticos o de otra índole —aunque, en cambio, sí se han otorgado a pintores y músicos—. Conmigo, o con cualquier otro poeta joven, mexicano, se podría iniciar la experiencia. Poco conocida en el exterior —por la razón natural del idioma—, la poesía mexicana es muy importante dentro de la vida espiritual de mi país; tanto, por lo menos, como la pintura y la música, aunque éstas, por diversas razones, no siempre de orden estético, hayan alcanzado una mayor difusión.

Leí el número de Sur dedicado a la literatura americana contemporánea. [46] Es, sencillamente, excelente. Muchos —quizá la mayoría de los escritores que aparecen en ese número eran totalmente desconocidos para el público de habla española. Felicito a la fundación Guggenheim y a Victoria Ocampo. Sólo, quizá, un pequeño reparo: no siempre los poemas en español poseen el valor de los originales, aunque, bien visto, esto es secundario, pues se trata de traducciones literales, destinadas a ayudar al lector que tenga conocimiento del inglés. Habría, ahora, que continuar el esfuerzo. ¿Por qué no publicar, por ejemplo, cuatro o dos veces al año, una especie de revista bilingüe —a la manera de New Directions—, [47] en la que se publiquen los mejores poemas, los mejores cuentos y los mejores ensayos aparecidos en lengua inglesa y española en toda América? Los textos ingleses aparecerían sólo en su traducción al español —excepto los poemas: en dos lenguas—; y lo mismo sería con los latinoamericanos. Una revista así tendría un gran éxito, no sólo en los Estados Unidos, sino en toda América, pues es muy posible que los hispanoamericanos posean actualmente un interés mayor que los norteamericanos en la poesía y literatura de lengua inglesa. Ya me dirá usted si le parece interesante —y sobre todo posible— este proyecto.

Esta carta ha resultado interminable. Desde que vivo en los Estados Unidos tengo el complejo de que los que yo creía taciturnos mexicanos no sean sino unos pobres habladores…

Reciba usted, con mis cordiales saludos, un estrecho apretón de manos.

Suyo,

Octavio Paz

 

22. De Paz a A.H. Moe

[La carta se recibió el 27 de noviembre, por lo que hay que suponerla fechada una semana antes.]

Berkeley, noviembre de 1944

Mr. Henry A. Moe

551 Fifth Avenue

Nueva York.

 

Querido señor Moe:

Desde hace tiempo le debo una carta y, más que nada, una explicación. A medida que pasaba el tiempo se me aparecía más imperiosa la necesidad de escribirle y, al mismo tiempo, era más fuerte mi inhibición. Recordará que mis propósitos primitivos consistían en pasar los últimos tres meses de mi beca en Nueva York. Cómo siento ahora no haber hecho caso de sus sugestiones y de los consejos de otras personas. Una serie de circunstancias desagradables han impedido mi viaje, aunque no definitivamente: mi mujer estuvo enferma un mes y ahora he tenido que enviarla a México. [48] Este contratiempo y los gastos que he tenido que hacer han agotado casi totalmente mis recursos, de modo que ahora no tengo apenas dinero. Imposible, por lo tanto, pensar en el viaje a Nueva York. Le confesaré que, hasta hace poco, tampoco sabía cómo regresar a México; afortunadamente en el Consulado de México me han ofrecido un trabajo —empezaré, supongo, en diciembre— y de este modo he logrado conjurar y resolver estas absurdas dificultades económicas. Aún confió en que, dentro de unos meses, y antes de abandonar definitivamente los Estados Unidos, pueda ir por unos días a Nueva York, siempre y cuando logre trabajar unos meses en el Consulado de México. [49]

Quisiera informarle de mi trabajo: lo he terminado, aunque no sé todavía si su forma actual sea la definitiva. Le enviaré en diciembre una copia. Aunque sigo, en general, los lineamientos del programa o proyecto que usted conoce, he variado un tanto su espíritu y he cambiado su título. He escrito a la editorial Losada —obedeciendo a una invitación de Guillermo de Torre— y es posible que sea publicado en esa casa. [50] Ya se lo haré saber oportunamente. Mi estancia en Berkeley ha sido benéfica también para mi poesía: he escrito un libro, que espero sea publicado el año que viene en México. También le enviaré un ejemplar en cuanto aparezca. Y en estos días —en cuanto me lleguen los ejemplares— le enviaré un folleto de New Directions, en el que aparecen poemas míos. Se trata de una antología.

Supe que Barajas [51] era uno de los becarios escogidos para este año. Lo conozco muy bien porque fuimos compañeros en la escuela secundaria y en la Universidad y después hemos continuado, aunque de lejos, esa amistad. Barajas era el alumno más brillante en la escuela y yo siempre he admirado su claridad y su inteligencia. Me parece una persona realmente excepcional —aunque ignoro la índole de sus estudios matemáticos.

No quisiera que esta carta fuera una despedida. Espero verlo en los primeros meses del año que viene y entonces decirle cuánto me ha servido este admirable año de libertad verdadera que, ahora que se acaba, se me aparece como más valiosa que nunca. No sé si lo haya aprovechado del todo, pero siempre me quedará la sensación de haber gozado de una oportunidad que a muy pocos escritores se les presenta.

No me queda, pues, sino ofrecerle, con mi amistad y agradecimiento, el testimonio de un afecto que espero pronto confirmar de palabra.

Octavio Paz

 

23. De H.A. Moe a Paz

[El Dr. Moe le imparte al becario una lección sobre la meritoria humildad.]

August 18, 1944

Mr. Octavio Paz

1020 Oxford Street

Berkeley, California

 

Dear Mr. Paz:

You ask difficult questions on difficult subjects and I don’t think we can get very far in discussing by correspondence, so let’s reserve discussion until you come east [sic]. For the present I will only say that while of course it is difficult to make valid decisions upon the quality of any creative work, that precisely is the decision we must make. I would add that we make the decisions humbly, with no pretense of omniscience and we know that we cannot always be right.

As to another Fellowship for you, I respond that I shall be glad to present a request to the Committee of Selection. However, all the funds that we have available for appropriation this year for Latin American Fellowships have been appropriated and nothing can now be done about a renewal of your Fellowship until June, 1945. There is, I regret, absolutely no possibility of obtaining consideration of a request for a renewal of your fellowship until that date.  

I have just received a copy of the North American issue of  Sur but have not yet had time to read it. I am very much interested in your comments.

As to your questions and suggestions concerning a journal in English and in Spanish along the lines of New Directions, I simply have no competence to advise.

With greetings to you, I am

sincerely yours 

Henry Allen Moe



[1] En entrevista de 1991 con Alfred MacAdam, “Tiempos, lugares, encuentros” (15:341).

[2] Su propósito original, ya se verá, era ir a Nueva York, y así lo dicen las noticias que aparecen en las revistas de Octavio G. Barreda, El hijo pródigo Letras de México.

[3] El crítico y periodista Lloyd Mallan le pedía a Paz información sobre poesía mexicana desde 1940. En 1943 había publicado “The New Mexican Poetry: Paz and Huerta”, el primer ensayo en inglés sobre Paz, en The Prairie Schooner (17-18, Lincoln, 1943, p. 63); una versión del —mediocre— ensayo aparece en Letras de México en diciembre de 1946. Paz evoca a Mallan en “El esquí y la máquina de escribir” (2:547): era amable, pero “sus traducciones no tenían nada que ver con mis originales”.

[4] Alfred MacAdam (15:137).

[5] En mi ensayo “Cartas de un hijo pródigo (a Octavio G. Barreda)”, en Habitación con retratos, me refiero a la experiencia de California.

[6] En Odi et amo: las cartas a Helena, de próxima aparición en Siglo XXI Editores.

[7] Dos mil dólares de 1943 equivalen a treinta mil dólares de 2020.

[8] Paz nunca terminó la carrera, como lo documenta Ángel Gilberto Adame en El misterio de la vocación (México, Aguilar, 2015).

[9] Véase “El C. Octavio Paz causa alta en Mérida” sobre su trayectoria como docente, donde se analiza el expediente de Paz en la Secretaría de Educación Pública. No hubo tal nombramiento en 1936; el segundo cargo sí se documenta.

[10] Paz decora su solicitud: no sólo no era abogado de la Comisión Nacional Bancaria, sino que, de hecho, era un empleado de mínimo rango.

[11] Paz ciertamente divulgó la poesía de los jóvenes escritores españoles exiliados en México; les dedicó artículos y reseñas; sin embargo, nunca la organizó en un libro.

[12] No está registrada esa conferencia en otra fuente. San Juan de la Cruz está muy presente en el pensamiento de Paz en ese periodo: es el centro de su ensayo “Poesía de soledad y poesía de comunión”, que publicó en El Hijo Pródigo en 1942. Cuarenta años más tarde, Paz titularía “Al aire de su vuelo” (un verso de San Juan) una de sus conferencias sobre gnosticismo, reunidas en Sombras de obras (1983), recogidas en 2:511.

[13] Como otros escritos de esta enumeración, los ensayos sobre poesía y novela y mitología están recogidos en Miscelánea I, volumen 13 de sus Obras completas (13:234), que recoge sus escritos de juventud. En ese volumen se dice que las dos conferencias sobre literatura y mitología se dictaron en Oaxaca. Letras de México no las publicó en forma de folleto.

[14] Más tarde le cambió el título (que es un verso de Francisco de Rioja) al verso precedente del mismo poema: “Émula de la llama”. Se recogió en Las peras del olmo y ahora está en 4:53.

[15] Publicó varias entregas en revistas, pero nunca en libro.

[16] Debe referirse a la novela que escribía desde, por lo menos, 1935, y que nunca publicó. Sobre las “novelas” de Paz puede leerse mi escrito “Las no novelas de Paz” en Habitación con retratos (p. 253).

[17] No he logrado encontrarla, pero, como se mira en la portada, Paz debutó en francés en compañía de Raymond Queneau, Aimé Césaire y L.S. Senghor. La portada indica: “Cinq poètes de langue espagnole présentés et traduits par Marguerite JOUVE”: León Felipe, Otero Silva, Neruda, Vallejo y Paz. Es claro que el grupo de poetas en español entró en contacto con esa revista durante el congreso de Valencia. La señora Jouve llegó a colaborar en la revista Futuro de México.

[18] Las propuestas e ideas para este estudio se reprocesarían años más tarde en diversos escritos, por ejemplo, en “¿Poesía latinoamericana?” de 1967, escrito para un periódico inglés, el Times Literary Supplement de Londres, recogido en El signo y el garabato (1973) y, ahora, en 3:69; así como en “Alrededores de la literatura hispanoamericana” (1979) que recogió en In/mediaciones y, ahora, en 3:49.

[19] En El arco y la lira, escribirá: “El poema no es una forma literaria sino el lugar de encuentro entre la poesía y el hombre” (1:42).

[20] Algunos de los temas que Paz propone reaparecerán en 1950 en la “Introducción a la historia de la poesía mexicana” que escribe como prólogo a la Anthologie de la poésie mexicaine que publica la UNESCO en 1952.

[21] Paz sigue de cerca las ideas de Jorge Cuesta en “El clasicismo mexicano” (en sus Obras; México, FCE, 1966): la poesía mexicana como una heterodoxia opuesta al casticismo español.

[22] Cita Paz a Waldo Frank, que argumenta el punto en “The Multitudes in Whitman” en su libro Our America (1919). Gracias a Whitman, escribe Frank, “America is holy land to us”. Se recordará que Frank, de gira por América Latina, había estado conferenciando en México en 1937. Nuestra América se publicó en todo el continente.

[23] Hughes estuvo en México también; a su paso, hizo amistad con Xavier Villaurrutia y otros escritores.

[24] Cita el título que le dio Alfonso Reyes a una de sus series de ensayos literarios.

[25] Supongo que piensa, obviamente, en Seis ensayos en busca de nuestra expresión (1928) y en otros como “Veinte años de literatura en los Estados Unidos”.

[26] Iniciativa de la Editorial Séneca, que dirigía José Bergamín; fue la antología realizada por Paz, Villaurrutia, Emilio Prados y Juan Gil-Albert. Apareció en 1941 —escribirá Paz— “entre salvas y denuestos” (3:80). El ensayo de Paz “Poesía e historia: Laurel y nosotros” (1982), que narra la historia de la antología, se recogió en Sombras de obras (Seix-Barral, 1983) y en Fundación y disidencia, tomo 3 de las Obras completas.

[27] El filólogo español Américo Castro (1875-1972) se refugió en Estados Unidos en 1936 y enseñó en las universidades de Wisconsin, Texas y Princeton. Supongo que Paz estaba al tanto de que formaba parte del Comité de selección de la beca. El poeta Pedro Salinas (1891-1951) se había mudado a Estados Unidos desde 1936 para enseñar en Wellesley College y, después, durante la Segunda Guerra Mundial, en Johns Hopkins University.

[28] El no tan joven (nació en 1905) historiador español avecindado en México desde 1939 acababa de publicar Cronistas e historiadores de la conquista de México.

[29] Paz no advierte que en la carta previa había dicho que iba a necesitar bibliotecas de ciertas características.

[30] El narrador Érico Veríssimo (1905-1975) llegó a California en 1943 y no regresó a Brasil.

[31] No hay ninguna referencia a tal pariente en ninguna otra parte.

[32] Y así lo haría después de pasar el verano enseñando en Wellesley College.

[33] Paz enviaría, eventualmente, poesía de sus amigos estadounidenses a las revistas de Barreda.

[34] Ezequiel Padilla (1890-1971), secretario de Relaciones Exteriores del Gobierno de Manuel Ávila Camacho, otorgaría a Paz un puesto como “empleado auxiliar” en el Consulado de México en San Francisco, supongo que a petición de Francisco Castillo Nájera y/o de José Gorostiza, funcionarios importantes de la SRE. El primero fue amigo de su padre, Octavio Paz Solórzano; el segundo, del joven poeta. Paz lo cuenta en su entrevista (1970) con Rita Guibert (15:429).

[35] Garro no estaba mal de salud. Quien sí lo estaba era su hermana Estrella, quien viaja con ellos y, a poco de llegar, es diagnosticada con tuberculosis. Sobre esto se hablará en Las cartas a Elena Garro.

[36] Paz había colaborado con ese diario durante 1942 y 1943, pero no volvió a hacerlo. Más tarde sí escribiría una serie de crónicas sobre la creación de las Naciones Unidas, pero en la revista Mañana, que fue recogida por Antonio Saborit en Crónica trunca de días excepcionales (México, UNAM, 2007).

[37] Paz y su familia viajaron en tren a Tijuana, de donde tomaron un autobús a Los Ángeles, donde, en efecto, viven unas primas de Elena Garro.

[38] Opinión extraña ante la enorme bibliografía de los viajeros sobre Estados Unidos de Tocqueville en adelante.

[39] Deberá estar en el archivo de Paz; no hay copia en el expediente.

[40] El profesor Sylvanus Morley (homónimo de su primo, el mayista) era uno de los hispanistas activos en la Universidad de California en Berkeley. Paz le escribe a Octavio G. Barreda que era “seco como un arenque” y que sus méritos consisten en haber traducido a Antero de Quental.

[41] Los Paz ocupaban un departamento anexo a la casa de una señora Nielsen, su casera, con quien hicieron buena amistad.

[42] El famoso verso de Carlos Pellicer en “Recuerdos de Iza”.

[43] La poeta Muriel Rukeyser (1913-1980) acababa de publicar Beast in View (1944), libro en el que hay poemas inspirados por su viaje a México en 1939. Tradujo poemas de Paz que aparecerían en Horizon, la revista de Cyril Connolly y Stephen Spender. Rukeyser continuaría traduciendo a Paz (incluyendo Piedra de Sol) hasta 1968, cuando colabora en Configurations (1968), que publica James Laughlin en su editorial New Directions.

[44] Además de Rukeyser, sus amigos poetas son Josephine Miles y Karl Shapiro.

[45] Andrés Henestrosa tuvo la beca en 1936 y se la renovaron en 1937. Antonio Rodríguez Luna, pintor español refugiado en México, la tuvo  en 1941 y la renovó en 1942.

[46] Fue el número 113-114, de marzo-abril de 1944. Luego de una “Introducción” de Victoria Ocampo (que fue becaria Guggenheim), el número traía poesía de Walt Whitman, John Peale Bishop, Marianne Moore, E. E. Cummings, Stephen Crane, Wallace Stevens, Karl Shapiro y Robert Penn Warren. Relatos de Katherine Anne Porter, Delmore Schwartz, Mary McCarthy, James Thurber y Eudora Welty.

[47] Lloyd Mallan había publicado "A Little Anthology of Young Mexican Poets" en la revista New Directions (número 9, 1946) donde reproduce un poema de Paz.

[48] Paz miente de nuevo: Garro se había ido a México con su hija el 15 de octubre, en perfecto estado de salud.

[49] Paz se quedará en San Francisco, trabajando en el Consulado. Viaja a Vermont para dar clases en Wellesley College. Después se va Nueva York.

[50] Ignoro a qué libro se refiere. Me pregunto si sería el que pensaba titular Todavía, que era un primer título para Libertad bajo palabra, que mandó a Argentina, pero Sur no tenía dinero y Guillermo de Torre rechazó el manuscrito.

[51] El matemático de la UNAM Alberto Barajas Celis (1913-2004) fue becado por sus estudios sobre la gravedad y pasó su año en la Universidad de Harvard.


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