Conversaciones y novedades

Gran concurso patriótico, artístico y literario

Ángel Gilberto Adame

Año

1891

Personas

Paz, Ireneo

Tipología

Historiografía

Temas

El origen y la familia

 

Publicación del 1 de enero de 1891

* Después de su turbulenta vida militar colmada de disputas, Ireneo Paz se perfilaba como uno de los intelectuales más activos de finales del siglo XIX: presidió tanto el Liceo Hidalgo en su última etapa como la Prensa Asociada, primera organización que buscó agrupar al gremio periodístico para salvaguardar sus intereses. También trabajó intensamente como impresor. En este marco, Ireneo convocó, hacia 1891, a un concurso para conmemorar la Batalla de Puebla.

     En La Patria del 1 de enero, se encontraban las bases del Gran concurso patriótico, artístico y literario:

Medallas de oro, plata y bronce para las composiciones musicales, literarias y de dibujo sobre el hecho glorioso que se conmemora el día 5 de mayo, que obtengan premios, según la designación de los respectivos jurados y conforme a las siguientes:

1°. Se abre un concurso que durará los meses de enero, febrero y marzo de 1891 para que se dirijan en pliego cerrado a la redacción de La Patria, de todas partes de la República composiciones en prosa o verso, marchas u otro género de piezas musicales, dibujos en alegoría o de cualquier forma que sean, dedicadas a enaltecer la festividad patriótica del 5 de mayo.

2°. Cada pliego conteniendo la composición, se acompañará con otro cerrado dentro del cual estará el nombre del compositor, correspondiéndose ambos con una contraseña. Solamente se abrirán los pliegos de las composiciones premiadas, los demás serán destruidos a presencia de los jurados.

3°. Las composiciones no premiadas se devolverán a solicitud de los interesados en todo el mes siguiente, de la manera que indiquen, con sólo hacer mención de la contraseña que hubieren usado.

4°. Los premios serán los siguientes: una medalla de oro para la mejor composición literaria; una medalla de oro para la mejor composición musical, y una medalla de oro para el mejor dibujo. Tres medallas de plata para los tres trabajos de cada ramo que le sigan en mérito y tres medallas de bronce para las terceras composiciones de los mismos ramos con entera sujeción al fallo de los tres jurados.
5°. Los jurados, nombrados popularmente, serán tres para los tres ramos, compuesto de tres jueces propietarios y tres suplentes. Los que saquen un mayor número de votos serán los propietarios; los tres que les sigan serán los suplentes, componiéndose aquellos por lo mismo, de tres propietarios y tres suplentes, para calificar las piezas literarias y de cual número para calificar las composiciones musicales y de dibujo.
6°. A falta de alguno de los jueces propietarios, entraran a formar parte del jurado por su orden los suplentes.
7°. Los jurados tendrán todo el mes de abril para examinar y calificar las composiciones musicales y de dibujo, haciendo la designación de los premiados antes del 5 de mayo día en que deberá publicarse el resultado.
8°.  La publicación de las piezas premiadas con medalla de oro se hará en un número especial de La Patria Ilustrada, dedicado a la festividad del 5 de mayo, y las restantes en los siguientes números.
9°.  Los tres jurados reunidos acordarán la solemnidad con que deba hacerse la distribución de los premios.
10ª. Los jurados se nombrarán popularmente, a cuyo efecto se abre una votación general en las columnas de La Patria en las que irá computándose diariamente el resultado.
11°. Los cupones no podrán servir más que para votar a una sola persona, a cuyo efecto se pondrán diariamente tres cupones con la indicación que corresponde para cada jurado [...].
12°. Las personas que obtengan las tres medallas de oro, recibirán además cada una doscientos números de La Patria Ilustrada, en donde está el inserto de las composiciones premiadas.

De esta forma, y buscando la máxima publicidad posible, Ireneo planteó el concurso para que hubiera más de una disputa: la meramente artística y la rivalidad entre los intelectuales que figurarían como jueces. Vista desde el presente, esa justa de popularidad nos permite ver la carrera de algunos personajes decimonónicos desde otras perspectivas. Algunos nombres que gozaban de fama hoy se han perdido, mientras otros que no figuraban ahora son parte de nuestro canon cultural. En otros diarios también se alentó a los artistas a que participaran:

Nuestro estimado colega La Patria hace un llamamiento a los poetas, aunque lo hagan en prosa, a los artistas, aunque escriban marchas o cosa que se le parezca y a los dibujantes para que hagan un asunto todos conmemorativo de un interés patriótico. […] Laudable es el esfuerzo del colega que, al iniciar un asunto de interés nacional, no quiere que los autores se queden sin la debida recompensa. [1]

Junto con la convocatoria, La Patria emitió boletas que el público debía enviar con sus votos. Para el 4 de enero, ya se habían recibido algunas respuestas y, con ello, se publicaron resultados preliminares:

Jurado musical:
  1. Melesio Morales, 22
  2. Gustavo E. Campa, 16
  3. Julio Ituarte, 13
  4. Ricardo Castro, 9
  5. Fany Notail de Testa, 3
  6. Alfredo Bablot, 1
Jurado literario:
  1. José María Vigil, 11
  2. Alfredo Chavero, 6
  3. Ireneo Paz, 2
  4. José María Roa Bárcena, 1
  5. Luis G. Urbina, 1
Jurado de dibujo:
  1. Santiago Hernández, 15
  2. José María Villasana, 113
  3. Lauro Campos, 9
  4. Mariano Iriarte, 6
  5. Miguel Portillo, 2


Boletas 


Los nombres más reconocidos en la actualidad se encuentran en el jurado literario. Para el 9 de enero, la lista de los candidatos se había modificado un poco. En el jurado musical, ganó camino Simón Montalvo. Para el ramo literario, se incluyó el nombre de Justo Sierra con tres votos a su favor e Ireneo subió un punto, lo que lo ponía en empate con el antiguo editor de La Libertad. Fueron votados también Luis A. Escandón y Nicolás Miranda Zúñiga. En dibujo, la lista se engrosó considerablemente: Mariano Iriarte, Juan Gamboa, Jesús Martínez Carrión, Luis Roldán y José Guadalupe Posada aparecieron por primera vez en el tablero.

     A los catorce días de la publicación, Melesio Morales seguía encabezando la votación del ramo musical. Otros rivales se hacían presentes: Juan Hernández Acevedo, Luis Sierra y Horcasitas, Juventino Rosas, Félix M. Alcérreca, Alberto Michel, Juan P. Basán y Bernardo Gómez.

     Los candidatos de la sección de literatura aumentaron. Justo Sierra se puso a la cabeza con catorce menciones. Ireneo lo seguía con once. Se incorporó Arturo Paz a la lista. Otros agregados fueron: Trinidad Sánchez Santos, Francisco Javier Gaxiola, Francisco Gómez Flores, Luis Juliet Elizalde, José R. del Castillo, Agapito Silva, Joaquín Trejo y Ricardo Domínguez.

     Para la selección de dibujo, el candidato con más popularidad era José María Villasana. Para este momento, Posada obtuvo apenas una mención más. Otros nuevos aspirantes fueron Librado Suárez, Miguel Rodríguez y Cos, Heriberto Adalid y Cerón, Jesús Manilla, Luis Balderas, José Vargas y Alberto Vargas.

     En febrero, el marcador de los jueces literarios sufrió dramáticos cambios. Manuel Gutiérrez Nájera arrasó a sus oponentes, pues su primera mención lo colocó a la cabeza con sesenta y seis votos. Lo siguieron Enrique de Olavarría con cincuenta y seis y Francisco Gómez Flores con cuarenta. Justo Sierra mantuvo su puntaje. Ireneo se ubicó en cuarto lugar con treinta y tres y Arturo aparecía en los últimos escalones con tres.


Félix M. Alcérreca

José María Villasana tenía muchos simpatizantes del mundo del dibujo, pues contaba con ciento setenta boletas, mientras que Posada no era reconocido. En música, Morales seguía siendo el favorito con noventa y cinco.

     La prensa estuvo atenta a los resultados y conminaba a que los lectores participaran en la elección del jurado más que a que lo hicieran propiamente en el concurso.  Así, el 4 de abril se dieron a conocer los resultados finales:

     En el concurso musical, Carlos Villavicencio empató a Morales con 332 votos para cada uno, seguidos de Alberto Michel con 263. Los suplentes fueron Juventino Rosas, Félix M. Alcérreca y Antonio M. Campos.

     En el concurso literario, intempestivamente, Ireneo Paz se impuso con 292 votos dejando atrás al favorito Gutiérrez Nájera (269) y a Enrique de Olavarría y Ferrari (229). Los suplentes fueron Félix M. Alcérreca —otra vez—, Eduardo Noriega y Francisco Gómez Flores.

     En el concurso de dibujo, José M. Villasana conservó la ventaja con 598 menciones, seguido de Heriberto Adalid Cerón (121) y de Librado Suárez (111). Los suplentes fueron Santiago Hernández, Anselmo Alfaro y Juan Gamboa. Junto con el nombramiento del jurado, se dejó constancia de que el último día se recibieron, de una sola persona, doscientos votos para Arturo Paz en la categoría de dibujo, pero éste no quiso aceptarlos para evitar acusaciones de parcialidad, lo que no hizo Ireneo, quien sí aceptó ser juez titular.


Melesio Morales

El jurado electo tenía un mes para definir a los ganadores de cada categoría. La participación, contrariamente a la elección previa, fue poco entusiasta, y los escasos trabajos presentados no tenían suficiente calidad. Lacónicamente, se leyó en La Patria:

En vista de nuestra apatía característica, no dio el resultado que era de desearse, aunque sí el que nos temíamos y esperábamos. En la parte musical se reunieron doce marchas, que el jurado se ocupa de examinar, para hacer su calificación; pero de dibujo y poesía no se recibió composición alguna, no obstante haber prolongado el plazo para aceptar algunas que en lo privado nos habían ofrecido. En vista de eso, los jurados determinarán de qué modo se solemniza el acto de las tres composiciones musicales que resulten premiadas o qué se hace con respecto a los demás puntos no cumplimentados. [2]

Las murmuraciones y las francas burlas no tardaron en aparecer en la prensa rival: “No hubo poetas ni dibujantes que aspiraran al premio ofrecido por el colega, sólo los músicos remitieron doce marchas. Parece que nuestros poetas de los concursos renuncian a la gloria; señal de prudencia y buen sentido”. [3]

     En El Siglo Diez y Nueve, en cambio, el 9 de mayo ocupó las páginas centrales un poema de largo aliento dedicado a los hechos ocurridos en Puebla. El autor era el renombrado escritor Guillermo Prieto, por lo que el desaire a La Patria se hizo aún más evidente.

     Casi un mes después del fallido concurso, se notificó que los pliegos con las composiciones serían abiertos y, al día siguiente, se comunicó quiénes fueron los premiados: en primer lugar, Marcha heroica; en segundo, Gloria a Zaragoza; empatados en tercer lugar, Gaviota y Recuerdos a Zaragoza. El diario volvió a hacer hincapié en el poco mérito de las piezas musicales:

Lamenta la comisión que las piezas musicales que al certamen fueron presentadas hayan sido en tan escaso número, demostrándose con eso que el espíritu de progreso está amortiguando entre nosotros.
De las piezas presentadas, el Jurado ha tenido que considerarlas, la mayor de ellas, con sus deficiencias de arte, teniendo en cuenta que los estudios técnicos en la música no han alcanzado debido desarrollo. [4]

Lo que del hecho se concluye es que el concurso no fue desconocido. Dada la gran cantidad de votos que se recibieron para la elección del jurado, pudiera ser que este fracaso se debiera a la poca simpatía que tenía Ireneo con la élite cultural, la cual les daba la espalda a él y a su hijo Arturo. El periodista comprendió que los roces constantes con Porfirio Díaz y la sombra de los acontecimientos sangrientos en Tlalnepantla once años atrás serían obstáculos insuperables para su incursión en la vida cultural. Así, ante este fracaso, el editor jalisciense aplicó una frase por la que sería recordado por su nieto Octavio Paz—quien cambió el curso de la literatura un siglo después—: “al hecho, pecho”.



* El presente artículo tiene un antecedente en mi columna de El Universal.

[1] El Correo español, 4 de enero de 1891, p. 2.

[2] “Nuestro concurso” en La Patria, 5 de mayo de 1891, p. 3.

[3] “El concurso artístico de La Patria” en El Municipio Libre, 8 de mayo de 1891, p. 3.

[4] “Nuestro concurso artístico y literario” en La Patria, 11 de junio de 1891, p. 2.


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