Conversaciones y novedades

Los hermanos Lozano

Ángel Gilberto Adame

Lugares

Andalucía
Puebla
Jerez
Cádiz

Personas

Lozano, Josefina

Tipología

Historiografía

Temas

El origen y la familia

Lustros

1900-1904
1905-1909

 

Medina Sidonia a finales del siglo XIX.

* Durante la primera mitad del siglo XIX, el jerez fue el adalid que impulsó el desarrollo económico e industrial de Andalucía. El comercio que España mantuvo con Inglaterra y el asentamiento de inmigrantes británicos interesados en la producción vitivinícola propiciaron la creación de fábricas, así como la llegada de alumbrado público y del ferrocarril a la región. Pronto, su comercialización representó casi el 20 % de las exportaciones, pues el jerez era el principal licor español consumido en la isla británica. Esto significó un crecimiento exponencial en la producción de la bebida y su consecuente distribución masiva a otras regiones del mundo, entre las cuales estuvo México.

     Así, surgieron nuevas casas productoras en Jerez de la Frontera, como la González Byass y la de los Lozano. No obstante, la popularidad de este vino blanco y su exportación disminuyeron hacia las últimas dos décadas del siglo por diversos factores. La depresión económica que atravesó España causó que el gobierno redujera el apoyo al campo. Del mismo modo, el higienismo alertó sobre las consecuencias negativas del consumo del jerez dado su alto contenido alcohólico (entre 17 y 24 %), lo que alejó a varios de los habituales consumidores. Por último, la plaga de la filoxera de la vid asestó un golpe definitivo que obligó a muchos a emigrar a otros lugares o a cambiar de giro comercial.

     Fue en ese periodo cuando Emilio Lozano Candón —abuelo de Octavio Paz— y su hermano mayor, José, emigraron de España para instalarse en México. Para José, no era sólo el contexto general el que lo obligaba a dejar su tierra, sino que había dificultades específicas que pusieron en riesgo su libertad.

     José y Emilio pertenecían a una familia de abolengo en Andalucía, que se había asentado en Medina Sidonia —un pequeño y caluroso pueblo blanco— en el siglo XVIII. Una investigación genealógica reveló lo siguiente:

La familia se inicia con la llegada de un nuevo organista a la Iglesia Mayor de Santa María la Coronada, en torno a 1789, José María de la Pastora Lozano Rodríguez, natural de Arcos de la Frontera. […] El sochantre segundo de la Iglesia Mayor, Hipólito Díaz de Benjumeda, era también de Arcos, casado en Vejer con María Antonia de Cárdenas y Guzmán, y cuya tercera hija, María Luisa, estaba de amores con el organista. Final feliz: casaron en la iglesia de Santiago, de Medina, el 21 de marzo de 1791.
Este matrimonio tuvo cinco hijos. [...] El primogénito, Francisco de Paula, se quedó, como sus hermanos, sin el Díaz de, quedando en Lozano Benjumeda primero y en Benjumea finalmente. En los archivos se iba cambiando el original apellido por el de uso común, sin ningún trámite de mayor envergadura. Casó Francisco de Paula con Catalina Rubio de Mendoza […] en la iglesia de Santiago, siendo su descendencia de siete hijos. […] El cuarto, Francisco de Paula Lozano Rubio (1820-1882) casó con Isabel María Candón Piña (1825- ¿?), también con abundante chiquillería: nueve hijos. [1]

     José nació el 1 de agosto de 1861. Los primeros registros lo ubican en Jerez, a donde se había mudado junto con sus padres, en el número 9 de la calle Doctrina; se dedicó al comercio de telas y ropa. [2] Pronto adquirió algunas bodegas en El Puerto de Santa María y empezó a vender licor. Su hermano Emilio se asoció con él, lo que provocó el nacimiento de la firma Lozano y Cía. El 21 de abril de 1887, José se casó con Isabel Jiménez Medina.


José Lozano Candón

Emilio era tres años más joven. Nació el 29 de septiembre de 1864. En Jerez, se domicilió en Antonia de Dios 9, muy cerca del número 27 donde vivía la jerezana María de la Concepción Delgado y Valle, nacida el 30 de mayo de 1868, hija de José Delgado Muñoz y Leonor del Valle Gil, y hermana de Manuel Delgado y Valle, quien también se mudaría a México a probar mejor suerte junto con su esposa Angustias Trocha Orellana y con sus dos hijos, Leonor y José.

     Emilio y María Concepción se casaron el 3 de diciembre de 1891 y tuvieron nueve hijos mexicanos: Josefina, Concepción, Francisco, Isabel, Emilio, Guillermo, Leonor, Manuel y otra Leonor. Los últimos tres fallecieron poco después de nacer.

     En España, hacia 1891, Lozano y Cía. tenía sus oficinas en Sur R 5 núm. 37, en Cádiz; sus bebidas más acreditadas eran:

El famoso Tío Pepe, Barbian, Rosita, Guadalupe, Amontillado Español, Amontillado Colón, Dos Palos Cortados, Una Raya, Una Palma, El Número 1 azul, Marca número 5 de las estampillas de correo; Manzanillas: Manzanilla Imperial, Manzanilla fina olorosa, Manzanilla la España, Manzanilla la Concha, Marca número 10 en las estampillas de correo; Vinos dulces: Moscatel fino generoso, Moscatel fruta, Moscatel Dama, Pedro Ximénez fruta, Pedro Ximénez saludable; Vinos de consagrar: León XIII, Pío IX; Oportos: Pálido, Blanco, Oscuro; Vinos de frutas: naranja, ciruela y pasa; Anisados finos: Anís del Globo, Anís Lozano, Anís México, Ojen superior; Coñacs: El heroico Peral, El Fine Champagne superior. [3]

Dado el éxito inicial, José repartía con algunos licores estampillas de correo con alusiones al folklore español, especialmente, representaciones andaluzas en torno al jerez:

como motivo escenas costumbristas, en tanto son consideradas como las más genuinas para representar el espíritu de lo español, son escenas populares en las que, aunque se dan de todo tipo, predominan las que podríamos clasificar como andaluzas, casi siempre alrededor de una botella, con trajes reconocidos como el peculiar atuendo típico local. Son, por tanto, representaciones del costumbrismo andaluz y representativos de la campiña jerezana y la bahía gaditana, con escenas de faenas en el viñedo, como la de la bodega Molina y Cía., con hombres y mujeres en plena cosecha o representaciones cotidianas de las calles de Jerez, como la que se reproduce en la calle Larga, una imagen habitual en fotografías de la época. [4]


Etiquetas de vinos

En las estampillas aparece el escudo de la compañía. Éstas fueron elaboradas por la empresa Litografía A. Gutiérrez Málaga. [5] En ellas se pueden apreciar los diversos cambios de denominación que tuvieron las bodegas y las desavenencias entre los hermanos. En algunas se lee “Lozano Hermanos”; en otras, simplemente, “José Lozano”. Según revela una nota de un periódico mexicano de 1902: “La casa mercantil que en esta ciudad giraba bajo la razón de Lozano Hermanos y que se dedica a la exportación de vino girará ahora bajo el nombre de José Lozano”. [6]

     A finales de 1891, surgió una disputa con la casa González Byass [7] por la titularidad de la afamada marca Tío Pepe que vendían los Lozano. Estos últimos eran acusados de apropiación de propiedad intelectual. Sin embargo, los Lozano apelaron sosteniendo que la etiqueta de su bebida era distinta a la de la empresa española: [8]

La sociedad González Byass y Cía. denunció en octubre de 1891 a José Lozano y Candón como reo del delito de defraudación de la propiedad industrial, porque venía usando en el comercio de vinos la marca consistente en la denominación Tío Pepe, que decía aquella sociedad tener registrada en el de Patentes, Marcas e Industria del Ministerio de Fomento, y cuyo registro se había denegado repetidamente al señor Lozano. Mas el auto de procesamiento que se dictó contra éste, hubo de dejarse sin efecto por otro fundado en que la marca que empleaba Lozano con la denominación Tío Pepe, se diferenciaba notablemente de la registrada por los señores González Byass y Cía.; y la causa seguida en el distrito de San Miguel de esta ciudad, concluyó un año después por sobreseimiento libre. [9]


Vino de Lozano y Cia.

González Byass apelaría y terminaría por quedarse con los derechos que hasta la fecha ostenta. Al mismo tiempo, los Lozano buscarían expandir sus ventas. El 19 de junio de 1891, en México se anunció:

Hoy deben llegar a esta capital procedentes de España los señores D. José Lozano y D. Luis Castro Palomino, propietarios de la afamada casa exportadora de vinos de Jerez de la Frontera, tan conocida en este país. Los Sres. Lozano y Castro Palomino vienen con objeto de visitar a sus clientes tan numerosos en la República y muy especialmente en esta metrópoli. [10]

José llegó primero. Emilio lo alcanzó pocos días después. Juntos asistieron, el 31 de julio, a la inauguración de una tienda en el Ex Seminario, ubicada en la esquina del mismo nombre y Plaza de Armas. Los periódicos destacaron los obsequios de los compatriotas del propietario, especialmente, el “exquisito vino de Tío Pepe, de la marca Lozano y Compañía”. [11] Ambos hermanos regresaron a España el 13 de septiembre. [12]

     En 1892, en un censo español, “la familia aparece empadronada con un comercio de venta al por menor de vino y licores, en la calle Misericordia número 8”, [13]. Ese año, los hermanos regresaron a la capital mexicana; encargaron las bodegas a uno de sus hermanos. A diferencia de José, Emilio viajaba constantemente a la Península en su carácter de agente de las bodegas. Para 1895, el futuro abuelo de Paz puso un despacho en la Ciudad de México, en Santa Teresa número 15, probablemente, el mismo lugar de su residencia. [14] Sin embargo, al año siguiente abrió su propia casa de distribución, tal como lo manifestó en una carta del 29 de mayo de 1896: [15]

Muy señor mío:

De regreso de mi viaje a Europa, tengo el honor de saludar a usted y al propio tiempo anunciarle que acabo de formar una sociedad para la exportación de vinos y licores en Jerez de la Frontera, España, de cuya sociedad, que girará con el nombre de “Emilio Lozano y Compañía”, soy el único representante en esta República.

Al mismo tiempo, para facilitar las transacciones, favoreciendo en lo que cabe los intereses de mis clientes, he establecido en esta plaza una oficina general de la casa de Jerez, con cuya oficina se pueden entender directamente los consumidores, así para el pago de sus créditos como para los pedidos, reclamaciones, etc., etc.

Los grandes recursos con que cuenta la casa exportadora, almacenista y cosechera de Emilio Lozano y Compañía, de Jerez, y la seriedad de la misma, es una garantía indiscutible, tanto para la buena calidad de los caldos como para la cabida, precios, etc., etc., por lo cual no dudo que me favorecerá usted con sus pedidos.

Además, esta casa de usted, que seguirá girando con sólo mi nombre, ha ensanchado sus negocios de Comisiones y Consignaciones, en cuyo ramo puedo garantizarle la mayor escrupulosidad y eficacia, lo cual comprobará usted si me honra con algún pedido o me dispensa alguna consignación.

Sigo al propio tiempo investido con la representación general, en este país, de los señores Jeucquel Fréres y Goenaga, de Burdeos; Oasas Hermano y Cía., de Barcelona; Lipiani y González, Fábrica de Naipes “El Tigre”, de Cádiz, y de Temple y Cía., de Liverpool; casas todas de reconocida respetabilidad e importancia y que desde luego pongo a la disposición de usted.

Como soy el único que llevará la firma de la razón social “Emilio Lozano y Cía.”, espero se sirva tomar nota de la que figura al calce de la presente.

Esperando que usted me continuará honrando con su confianza, quedo de usted afmo. Amigo y S.S.

Emilio Lozano.

Emilio Lozano firmará: Emilio Lozano y Cía.

Referencias en México:

Señores Quintín Gutiérrez y Cía., B. Revés y Cía., Sres.


Publicidad de Emilio Lozano y Cía.

El 13 de marzo de 1897, dirigió otra carta para expresar su disgusto con una nota periodística:

Estimado compatriota y amigo:
Como protesta a la campaña abierta por El Mundo, revelada siniestramente con la publicación, en el número de hoy, de un extracto o cosa así, de una carta que dice haber recibido, en la que se insulta groseramente al heroico Ejército mexicano, he enviado a la administración del citado periódico la siguiente carta:
Señor Administrador de El Mundo.
Presente.
Muy señor mío:
No siéndome grato seguir recibiendo las ediciones de El Mundo Ilustrado y diario, he de estimarle se sirva darme de baja como subscriptor.
Soy su atento S.S.
No dudo, desde luego, que El Mundo haya recibido la citada carta de los “changos”, porque a tanto se atreven los enemigos de España, pero el juego es peligroso y es lástima que un periódico respetable se convierta en buzón de imbecilidades filibusteras.
S.C., Cerrada de Santa Teresa número 5.
Marzo 13 de 1897.
Soy su afmo. amigo, atento S.S. pp Emilio Lozano.

El 25 de mayo, Emilio asistió a un banquete en el Casino Español con motivo de la estadía del comandante y de los oficiales del cañonero Nueva España, que había atracado en Veracruz. [16]

     Hasta septiembre de 1899, Emilio trabajó para la casa Antonio R. Ruiz y Hermano como encargado de los viajeros que transportaban los productos; para ello había firmado, en 1896, un contrato en Jerez en el que se estipulaba un sueldo de ciento cincuenta pesos mensuales más 30 % sobre las utilidades que produjese la sucursal mexicana. Así que, habiéndose separado de sus labores, solicitó el pago de su liquidación. No obstante, Antonio Ruiz se negó a pagarle y, por el contrario, acusó al andaluz como su deudor. Por esta razón, Emilio comenzó un juicio por fraude, afirmando que las partidas de los libros contables se hallaban alteradas. El caso no prosperó ya que no se encontró evidencia alguna de tales variaciones, además de que el propio Emilio había sido el tenedor de libros de la sucursal. Al final se reveló que Emilio y el dueño de la casa exportadora habían firmado un finiquito y se determinó que no había delito que perseguir. [17]

     En 1900, Emilio se hizo agente general de la exportadora de tinto Campo Real, propiedad del Marqués de Reinosa. Tenía su despacho en Hospital Real 3 ½, apartado 173; [18] luego lo cambió a San Juan de Letrán 7, donde vivía su hermano José. [19]

     Las actividades del mayor de los Lozano fueron menos seguidas por la prensa, hasta que El Correo Español del 29 de julio de 1901 registró un obsequio hecho por Manuel Fernández, propietario de la productora de jerez del mismo nombre, la cual:

dedicada principalmente a la exportación de aquellos afamados vinos y fabricación de aguardientes —casa que representan en esta capital los señores Lozano hermanos— ha tenido la atención de obsequiarnos con algunos regalos que agradecemos por lo que significan y lo que valen. Consisten estos en artísticos cuadros anunciadores de metal, así como otros caprichosos efectos y una preciosa colección de fotografías de varios de los miembros de nuestra Real Familia reinante y de nombrados artistas españoles. […] No hay que olvidar que modernamente el comercio debe no poca parte de sus triunfos parciales a esa novísima forma de anuncio, mediante la cual resulta el cliente convencido por la generosidad del donante. Que consigan este resultado en México los simpáticos hermanos Lozano, deseamos de todo corazón. [20]


Tarjetas de presentación de los hermanos Lozano (1901)

En ese tiempo, José se asoció con José Iglesias, [21] dando origen a Lozano e Iglesias. En agosto de 1902, El Correo Español anunció la apertura de El Puerto de Cádiz. Pero no fue sino hasta el mes siguiente cuando se informó lo siguiente:

ha sido inaugurado en el Hotel del Jardín, sito en la calle Independencia 1 de esta capital, un establecimiento abierto por los Sres. Lozano e Iglesias para el comercio de frutas, pescado y mariscos frescos, que reciben diariamente de los puntos productores […] y extendiendo su negocio a otros artículos tan solicitados como tabacos, cigarrillos, mantequillas, vainilla de Papantla, licores, vinos finos, quesos, conservas del país y americanos. Tan completo surtido, agregado a lo selecto de las clases y moderación de precios, asegura a los Sres. Lozano e Iglesias rápida y positiva prosperidad en el importante ramo comercial que han emprendido. [22]

Por su parte, en noviembre de 1903, Emilio enfrentó un pleito promovido por la casa J. Batallé y Cía., de Barcelona, por la presunta adulteración de una marca:

Ante el Juzgado 1° de Distrito, se ha presentado acusación en contra del Sr. Emilio Lozano, conocido importador de vinos, por falsificación de marca de Fábrica.
El Lic. Don Gumersindo Enríquez, como apoderado de la Casa Batallé y Compañía, se quejó de que en la citada casa importadora se estaban vendiendo botellas de añejo esterilizado, vino que sólo vende la casa de Batallé y que debía ser por lo tanto falsificado. 
Practicado un cateo en la casa del Sr. Lozano, se encontraron algunas cajas del citado vino con etiquetas y demás membretes falsificados.
Comprobado el cuerpo del delito, el Juez libró orden de detención en contra del Sr. Lozano para esclarecer los hechos. [23]

Días después, Enríquez aclaró que había desistido de enfrentar a Emilio por haber llegado a un acuerdo desde septiembre, pues se había convencido de que este último no había actuado dolosamente, por lo que pidió que se rectificara lo sucedido para no comprometer su reputación. [24]


Fachada de San Juan de Letrán 7. Emilio a la izquierda y José a la derecha.

En 1904, los hermanos volvieron a montar un local en conjunto. La apertura de Billares y Cantinas Vista Alegre significó la expansión mediática de su sociedad, que apareció anunciada como restaurante y cantina en varias de las publicaciones más importantes del país. El restaurante se instaló en el mismo lugar donde rentaban sus bodegas bajo el nombre de Lozano Hermanos. [25] El 14 de enero, se publicó:

Es de justicia que consagremos un suelto encomiástico a la preciosa instalación de cantina que hace pocos días abrió sus puertas al público en la calle San Juan de Letrán, número 7, con el título que sirve de cabeza al entrefilet.
Más parece el establecimiento de referencia un elegantísimo café o uno de esos saloncillos de reunión, tan del gusto de los consumidores que saben apreciar lo confortable y lo seductivo.
En efecto, todo convida a pasar un rato agradable en el local que, no en vano, se titula “Vista Alegre”. Los frescos de las paredes, la exquisita limpieza que reina en las dependencias, los hermosos espejos que adornan los espacios comprendidos entre los bastidores y, sobre todo, la original y abundante instalación de luz, hacen de esta cantina la más apetecible de todas cuantas hay aquí establecidas.

Agréguese ahora que el surtido de que dispone en toda clase de licores, vinos de mesa finos y espumosos es todo lo abundante y selecto que puede apetecer el paladar más sibarita, y se comprenderá que no en vano merece el duelo de “Vista Alegre” los desinteresados elogios que con gusto le tributamos.

Mucho nos complacerá que la buena marcha del negocio corresponda al interés y buen gusto que en su instalación ha presidido. [26]


Interior del Vista Alegre

El restaurante gozó de buena reputación entre los comensales más exigentes. El 14 de mayo de ese mismo año, la Casa Honda, que se encontraba junto al Vista Alegre, sufrió un grave incendio que condicionó la estructura del local de los Lozano. [27]

     A pesar del éxito que los Lozano cosechaban en sus establecimientos, en México se vieron envueltos en constantes reyertas, aparentemente relacionadas con el fin de su asociación con Iglesias. El juicio de separación endeudó a José, que no pudo cubrir siquiera los honorarios del síndico provisional Rafael Rojas, los cuales tuvo que negociar. [28] Francisco Moncada también procedió en su contra por un préstamo que les había hecho por trescientos treinta pesos. [29]

     En 1905, Emilio, con menos problemas que su hermano, apareció en la lista de empadronamiento de agricultores, ganaderos y profesionistas de la ciudad de Puebla, [30] donde al parecer ya radicaba su familia, con excepción de sus hijas mayores Josefina y Concepción, quienes residieron en el pueblo de Mixcoac, en la segunda calle del Centenario número  5¼.

     Más tarde, en noviembre de ese año, Manuel Fernández [31] se querelló contra José por abuso de confianza, ya que este último “había dispuesto de mercancías que había recibido en comisión y se negaba a rendir cuentas con pago”. [32] Aunque se llegó a solicitar auto de formal prisión, no se concedió.

     El mayor problema legal que José enfrentó fue el proceso de extradición solicitado por el Gobierno español en 1907, el cual había dado inicio años antes. Tras una investigación contra él, se determinó su culpabilidad por quiebra fraudulenta de su empresa en Jerez. En el expediente, el resultado del balance de los libros de contabilidad estimaba como "ilusorio” el activo que la empresa presentaba. Entre "otras diferentes razones", figuraban bienes que no se habían presentado. De acuerdo con los autos, el procedimiento inició el 9 de enero de 1898, cuando Lozano y Cía. fue declarada en quiebra. Consecuentemente, se inició la búsqueda de José:

Que según de esa misma contabilidad aparece, algunas de las pérdidas sobre venias a la sociedad quebrada tuvieron su origen en compras y ventas manifiestamente realizadas con el objeto de dilatar la quiebra, en varias de cuyas operaciones aparecen vendidas a pérdida o por menos precio del corriente efectos comprados al fiado y que se estaban debiendo en las fechas de las enajenaciones, revelando también el examen de esos libros, que la contabilidad de la casa Lozano y Compañía no fue llevada en la forma y con todos los requisitos esenciales e indispensables que exigen las leyes vigentes, sino que incurrieron dentro de ellos en diferentes faltas que han causado perjuicios a terceras personas y que de los propios autos consta que el socio gerente Don José Lozano Candón sin autorización judicial se ha ausentado del Puerto de Santa María durante el proceso de este juicio de quiebra, por todo lo cual procedería declarar cuando menos como culpable insolvencia la quiebra de la repetida sociedad Lozano y Compañía.
Considerando: Que por el hecho de haberse ausentado Don José Lozano Candón con todos o parte de los muebles que por el comisario de esta quiebra fueron entregados para su uso, como quien por haber incluido la sociedad Lozano y Compañía en sus balances, memorias, libros y otros documentos relativos a su giro o negociación diferentes bienes, créditos, deudas y gastos supuestos; y por contener en sus libros de comercio con daños de terceras personas [33] partidas que no fueron asentadas en lugar y tiempo oportuno; y por la circunstancia también de aparecer raspaduras, enmiendas y alteraciones en el contenido de los libros en perjuicio evidente de tercera persona; por no resultar de la sociedad de dicha casa mercantil la salida o existencia del acto que figura en su último inventario, ni la del dinero y demás efectos que parecen haber entrado posteriormente en poder de la sociedad fallida; y por el hecho de haber simulado enajenaciones diversas en esa misma contabilidad, existe el deber de declarar como insolvencia fraudulenta la quiebra de la repetida sociedad Lozano y Compañía. [34]

Al efecto, el 12 de octubre de 1898, la justicia ibérica declaró culpable a José Lozano; el 26 de diciembre ordenó su captura, así como la de Antonio Luque Guilarte, socio colectivo, de quien se supo que ya había fallecido. Pronto se averiguó el paradero de José y sus actividades comerciales en México. Además de su local en San Juan de Letrán, se tuvo noticia de la Cantina El Fénix, vendida a Francisco Rodríguez el 24 de julio de 1905. [35] Según puede apreciarse en el expediente respectivo, Rodríguez también adquirió el Vista Alegre. [36]

     José poseía algunas inversiones [37] en la Minera La Esmeralda [38] y en la compañía de Manuel Delgado y Valle. Ambas acciones, según la publicación del Diario Oficial del Supremo Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos del 27 de septiembre de 1901, quedaron desiertas por no estar al corriente. [39]

     Para fortuna del tío abuelo de Octavio Paz, la solicitud de extradición fue negada por Porfirio Díaz:

Considerando que, conforme al inciso segundo del artículo tercero del tratado vigente entre México y España, no habrá lugar a la extradición si con respecto a la infracción que ha motivado la demanda de entrega, se ha cumplido la prescripción de la acción o de la pena, según las leyes del país a quien se haya pedido la extradición. […] En virtud de lo expuesto el Señor Presidente de la República ha tenido a bien acordar las siguientes resoluciones: I. No es de concederse ni se concede la extradición de José Lozano Candón pedida por el Gobierno de España por el delito de quiebra fraudulenta. II. Comuníquese al Juez Segundo de Distrito de esta Capital y a la Legación de España. III. Archívese este expediente y publíquese este acuerdo en el Boletín Oficial de esta Secretaría. México, D.F., septiembre 12 de 1908. Firmado Ignacio Mariscal. [40]

José Lozano Candón falleció en su casa, en la calle Don Juan Manuel, el 23 de julio de 1909. [41] Sus restos se encuentran en el Panteón Español.

     Se desconocen las actividades de Emilio en la ciudad de Puebla, [42] aunque puede especularse que se mantuvo ocupado en el comercio de licor, heredando a sus hijos dicha profesión. En 1930, Emilio aún tenía un comercio de importación [43], La Especial, ubicado en Av. 2 Poniente, número 307. [44] Emilio falleció el 11 de enero de 1933. Su esposa le sobrevivió unos cuantos meses; murió el 17 abril. Ambos están enterrados en el Panteón Municipal.


Concepción Delgado y Emilio Lozano (ca. 1930)

En lo que respecta a Manuel Delgado Valle (1859 - ca. 1917), su cuñado, quien, al igual que los hermanos Lozano, se dedicó al comercio vinatero, fue representante de Carrasco y Compañía, exportadores de coñac, en 1894, e, igualmente, de Gutiérrez Hermanos en 1899. Luego, constituyó su propia empresa y también emprendió una diligencia para adquirir acciones de la Minera La Esmeralda, que no prosperó. Su hijo José Delgado Trocha [45] trabajó con él y, a la muerte de su padre, continuó con el negocio.




* Este artículo tiene como precedente mi columna en El Universal publicada el 9 de mayo de 2020.

[1] Eduardo Ángel Ruiz Butrón, “Un Premio Nobel con Aromas de Medina” en El Barrio, I.E.S. San Juan de Dios, 2014, pp. 108 a 110. Disponible en: https://docplayer.es/93814117-El-barrio-el-barrio-el-libro-del-i-e-s-san-juan-de-dios-curso-medina-sidonia-cadiz.html

[2] Ibidem, p. 111.

[3] El Correo Español, 25 de octubre de 1891, p. 3.

[4] Alberto Ramos Santana, “Iconografía de etiquetas antiguas del vino del Marco del Jerez, Xérès, Sherry” en Revista Iberoamericana de viticultura, agroindustria y ruralidad, vol. 5, núm. 14, 2018.

[5] Juan P. Simó, “El otro tío Pepe” en Diario de Jerez, 24 de noviembre de 2013. Disponible en línea.

[6] “Notas comerciales” en El Correo Español, 1 de mayo de 1902, p. 2.

[7] Según puede leerse en el encabezado de su página web, la Casa González Byass nace en 1835. Fue fundada por Manuel María González en Jerez de la Frontera. Tuvo una importante expansión comercial a los cuatro años de su fundación: se convirtió en una de las casas productoras de jerez más importantes de España y la más representativa hasta hoy. La marca patentada Tío Pepe tuvo su origen en José Ángel y Vargas, tío del fundador y su mentor en el arte vitivinícola. Por lo demás, González Byass fue pionera en la comercialización masiva. En 1839, comenzaron sus exportaciones a Filipinas y a Latinoamérica; fueron, además, los primeros en exportar este licor a Inglaterra. Los registros más antiguos de la marca en publicaciones periódicas en México datan de 1878.

[8] Simó, op. cit.

[9] Véase: http://www.jerezsiempre.com/index.php/Jos%C3%A9_Lozano_y_Cand%C3%B3n

[10] El Tiempo, 19 de junio de 1891, p. 3.

[11] Luis C. San Martín, “La tienda del Ex-Seminario” en El Correo Español, 1 de agosto de 1891, p. 2.

[12] “Despedida” en El Correo Español, 13 de septiembre de 1891, p. 2. “En la presente semana han salido para España los Sres. José y Emilio Lozano, representantes de la muy acreditada casa Lozano y Cía.”.

[13] Ruiz, op.cit, p. 11.

[14] “Lozano y Cía.” en La Raza Latina, 5 de enero de 1895, p. 3.

[15] “Circular” en El Correo Español, 3 de junio de 1896, p. 2.

[16] “Banquete en el Casino Español” en La Voz de México, 27 de mayo de 1897, p. 3.

[17] Diario de Jurisprudencia del Distrito y Territorios Federales, 6 de julio de 1906, p. 1.

[18] El Correo Español, 12 de septiembre de 1900, p. 3.

[19] El Correo Español, 1 de noviembre de 1900.

[20] El Correo Español, 29 de julio de 1901, p. 3.

[21] Quizás, el socio es José Iglesias, propietario de varias tiendas de abarrotes y vinaterías en la capital, como el Salón La Fama y la Antigua Casa de Pérez y Fernández, vendida en abril de 1902 (El Popular, 18 de abril de 1902, p. 1). También fue propietario de la Casa de Comisiones, que operó bajo la razón social de José Iglesias y Compañía (El Contemporáneo, 25 de enero de 1899, p. 3). En 1905, fue secretario de la mesa directiva de la Unión Mercantil (El Correo Español, 23 de junio de 1905, p. 2).

[22] “El Puerto de Cádiz” en El Correo Español, 6 de septiembre de 1902, p. 1.

[23] “Acusación contra un importador de vinos” en El Popular, 25 de noviembre de 1903, p. 1.

[24] “Carta del Sr. Lic. Gumersindo Enríquez” en El Popular, 30 de noviembre de 1903, p. 1.

[25] El Imparcial, 4 de noviembre de 1901, p. 4.

[26] “Vista Alegre” en El Correo Español, 14 de enero de 1904, p. 2.

[27] “But Little Insurance” en The Mexican Herald, 15 de mayo de 1904, p. 8.

[28] “Juzgado Cuarto de lo Civil”, Diario de Jurisprudencia del Distrito y Territorios Federales, 2 de junio de 1904, pp. 1-6. Respecto al juicio por quiebra de la sociedad no encontré nota ni referencia alguna en la Hemeroteca Digital. Posiblemente, el juicio al que se refiere la demanda del tal Rafael Rojas esté relacionado con la demanda que ese mismo año hizo Manuel Fernández (véase: Diario de Jurisprudencia, 3 de noviembre de 1904) y que se extendió hasta 1905 con la demanda del Banco Americano. En las publicaciones correspondientes del citado Diario (16 de noviembre de 1905), se menciona que el procedimiento contra José Lozano había comenzado desde 1902.

[29] AGN, Tribunal Superior de Justicia DF, Siglo XX, ArchivoH, Caja 196, exp. 33125, f. 17.

[30] Archivo Histórico Municipal de Puebla, Expedientes – Memoria Urbana, Tomo 458, Año 1905, Foja 492.

[31] El Correo Español, 29 de julio de 1901.

[32] Véase: Diario de Jurisprudencia del Distrito y Territorios Federales, 3 y 5 de noviembre de 1904, y 19 de diciembre de 1906.

[33] Quizá se trate de Manuel Fernández.

[34] Archivo General de la Nación, Secretaría de Relaciones Exteriores, Extradiciones, Sección 9, Caja 14, Expediente 50.

[35] Archivo Histórico de la Ciudad de México, Secretaría del Gobierno del Distrito Federal, Ramo de Bebidas embriagantes, Tercera sección, núm. 55, Cantina El Fénix. Véase también: El Correo Español, 1 de agosto de 1905, p. 2.

[36] Francisco Rodríguez reinauguró el Vista Alegre el 14 de septiembre de 1905. Véase: El Imparcial, 13 de septiembre de 1905, p. 3.

[37] Diario de Jurisprudencia, 21 de enero de 1908, p. 7.

[38] No queda del todo claro a qué compañía se refiere. Encontré una referencia que signa que la agrupación se hallaba en Zacatecas (El Imparcial, 24 de noviembre de 1901, p. 3), pero considero más viable la que refiere que se encontraba en el municipio de Santiago Miahuatlán, Puebla (Periódico Oficial del Estado de Puebla, 2 de abril de 1901, p. 11). Probablemente, las intenciones de Manuel Delgado y Emilio Lozano de invertir en una asociación poblana los haya llevado a radicar en dicho estado los años posteriores.

[39] Diario Oficial del Supremo Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos, 27 de septiembre de 1901, p. 15.

[40] Secretaría de Relaciones Exteriores, Boletín oficial, vols. 25 y 26. Disponible en: https://books.google.com.mx/books?id=c3hMAAAAYAAJ&q=%22Jos%C3%A9+Lozano%22+extradici%C3%B3n&dq=%22Jos%C3%A9+Lozano%22+extradici%C3%B3n&hl=es-419&sa=X&ved=0ahUKEwjE2sDC74vpAhWPbc0KHR9KB-YQ6AEIKDAA

[41] Defunciones, Registro Civil del D. F., vol. 683, 1909, f.101. Sobre la suerte de la esposa y los hijos, se supo que algunos volvieron a España, como Emilio.

[42] La investigación realizada en Puebla arrojó datos mínimos e insuficientes para hacer una cronología de la vida de los Lozano Delgado en dicha entidad. Casi toda la información recabada apunta a otra familia Lozano, también llamada los Lozano de Puebla, originarios de Andalucía y con una influencia social y política medianamente extendida durante la época. Sin embargo, tal como apunta la investigación, hay poca información sobre la familia de Octavio Paz debido a que los conflictos políticos que atravesaba Puebla durante la época hacían muy complicado sobresalir en la esfera pública. Podría decirse que la Revolución se encargó de ocultar el nombre de los Lozano.

[43] Archivo Histórico del Ayuntamiento de Puebla, Memoria Histórica de la Ciudad, Serie: Expedientes, vol. 838, Foja 502R-504R.

[44] Revista El Cazador, t. II, núm. 5, 15 de enero de 1936.

[45] El destino de José Trocha es significativo, pues en 1938 contrajo segundas nupcias con la hija de Emilio Lozano, Josefina, madre de Octavio Paz.

 


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