Alfonso Corona del Rosal
Año
1932
Tipología
En la mirada de otros
Temas
Los años en San Ildefonso
Alfonso Corona del Rosal (Ixmiquilpan, Hidalgo; 1 de julio de 1906 — Ciudad de México; 31 de diciembre de 2000) fue un militar, abogado y político mexicano. En el año de 1989 recibió, por parte del PRI, el premio por el mérito revolucionario. Sus estudios primarios los realizó en la Ciudad de México y, habiendo terminado el primer año de preparatoria, ingresó al Heroico Colegio Militar, donde se graduó de Teniente de Caballería a la edad de 17 años en 1923. Entre 1930 y 1931 estuvo en la Universidad Nacional y se graduó en los bachilleratos de Ciencias Biológicas y Ciencias Sociales. En 1932, ingresó a la Facultad de Derecho de la UNAM, donde fue electo Secretario de la mesa directiva de la Sociedad de Alumnos y miembro del Consejo Universitario. Al titularse de licenciado en derecho el 29 de septiembre de 1937, el Jurado le otorgó Mención Honorífica.
El siguiente fragmento corresponde al libro Mis memorias políticas.[1] (AGA)
Cabe señalar que, antes de ingresar al Colegio Militar, había estudiado el primer año y parte del segundo en la Escuela Nacional Preparatoria, que estaba ubicada en el antiguo Convento de San Ildefonso. En esos días, decidí concluir los estudios de la enseñanza media superior. Varias de las materias que había cursado en el Colegio Militar me fueron revalidadas y pude asistir a la Escuela Preparatoria Nocturna, establecida gracias a las gestiones tenaces del alumno José María de los Reyes. El plantel tenía buenos maestros, entre los que destacaba el licenciado Antonio Díaz Soto y Gama, persona culta, orador elocuente y apasionado exégeta de la Revolución Mexicana.
Recuerdo que a las clases de historia impartidas por el licenciado Díaz Soto y Gama, asistía como oyente un joven estudiante y poeta que, con el paso del tiempo, obtendría el premio Nobel por su destacada labor literaria: Octavio Paz.
A punto de terminar los estudios preparatorios, me inscribí en la Facultad de Altos Estudios, con objeto de que algunas materias ahí cursadas me fuesen tenidas en cuenta para ingresar a la Facultad de Derecho.
En la Facultad de Altos Estudios, asistí a las clases de eminentes profesores: Antonio Caso y Pablo Martínez del Río; entre los alumnos que distinguía, por su inteligencia y cultura, Juan Sánchez Navarro, así como Eulalia Guzmán, quien se convertiría en la arqueóloga descubridora de los restos de Cuauhtémoc.
Terminada la enseñanza media superior, me inscribí en la Facultad de Derecho, plantel que se localizaba en la calle San Ildefonso, casi frente a la antigua Escuela Nacional Preparatoria.
Vale la pena mencionar la planta docente de que
disponía la Facultad de Derecho: Alfonso Caso (introducción al estudio del
derecho); Luis Chico Goerne (Sociología); Agustín García López (Obligaciones y
contratos); Manuel Gual Vidal (Derecho civil); Mario Souza y Enrique González
Aparicio (Economía política); Emilio Pardo Aspe y Francisco González de la Vega
(Derecho penal); Carlos García y Roberto A. Esteva Ruiz, y Antonio Díaz Soto y
Gama (Derecho agrario).
NOTAS
[1] Alfonso Corona del Rosal, Mis memorias políticas, México, Grijalbo, 1995.