Conversaciones y novedades

Un renga en casa de los Serrano

Francisco Serrano

Año

1984

Personas

Montes de Oca, Marco Antonio; Mutis, Álvaro; Asiain, Aurelio; Flores, Miguel Ángel; Mendiola, Víctor Manuel; Rivera, Francisco; Santí, Enrico Mario; Lambert, Jean Clarence; Serrano, Francisco; Vitale, Ida; Blanco, Alberto; Campos, Marco Antonio; Weinberg, Eliot; Cuadra, Pablo Antonio; Masson, Jean-Claude; Fierro, Enrique; Lavín Cerda, Hernán; Campos, Haroldo; Segovia, Francisco; González de León, Ulalume

Tipología

Memorias

Temas

La consolidación de la figura: Vuelta, encuentros y desencuentros (1976-1991)

Lustros

1965-1969
1980-1984

 

Álvaro Mutis escribe el primer verso de un poema colectivo en honor a Octavio. Coyoacán, 1984. Foto de Patricia van Rhijn

Se llama renga (“poema ligado, encadenado”) a una forma poética colectiva que floreció en Japón entre los siglos VIII y XV de nuestra era, cuyas reglas de composición, extremadamente rigurosas, exigían que cada poeta participante enlazara sus versos con los del poeta que lo antecedía, ligando de este modo imágenes y alusiones, lo que le daba una cierta “unidad cambiante” al poema así compuesto.


          En abril de 1969, Octavio Paz y otros tres poetas occidentales, el inglés Charles Tomlinson, el francés Jacques Roubaud y el italiano Edoardo Sanguinetti, se reunieron en París para escribir un largo poema colectivo, compuesto por veintisiete sonetos tetralingües, al que titularon "Renga". En recuerdo de ese experimento compartido hemos llamado, muy imprecisamente, Renga a este poema conmemorativo. En realidad se trata más bien de una especie de “cadáver exquisito”, ese divertimiento o juego de composición colectiva inventado por los surrealistas Jacques Prévert e Ives Tanguy hacia 1925, que consiste en componer un texto o trazar un dibujo entre varias personas sin que ninguna de ellas conozca lo que el o la participante precedente hizo, y que se llama así porque la primera frase que resultó y que dio nombre al juego fue: El cadáver- exquisito - beberá - el vino - nuevo.


          En el caso de este poema colectivo en honor de Paz, es claro que se aproxima más al juego surrealista que a la elaborada y rigurosa forma poética japonesa. Y si bien varios de los poetas optaron consciente o inconscientemente por el verso endecasílabo, se trata más de un afectuoso divertimiento que de un poema cabal.


          En agosto de 1984, durante los festejos por el Homenaje a Paz, al final de una comida en mi casa decidimos escribir un “cadáver exquisito”, en homenaje a Paz. Cada uno de los poetas reunidos escribiría un verso y le pasaría el papel al siguiente. Álvaro Mutis se arrodilló frente a la mesa del comedor y escribió el primer verso. Los demás lo seguimos. Este es el poema con el nombre del autor de cada verso al final.


Alta torre de limón lamida
Lumen naturae, limones de Sicilia
El rostro como tinta en la Vía Láctea
Monólogo final de los enanos
Las palabras se van hasta ser viento
Llueve ceniza sobre el duro piano
Huésped de la amistad ¡no pido más!
And yet
I will ask again…
La exquisita carne del
hombre que a medio paso se detiene
Vamos a ver el lunes los pequeños
caballos rojos del petróleo
Entre nubes de esparto este crepúsculo
Do branco ao branco: Cuidados del TRANSBLANCO
De nieve a nieve: cuidados de Maliévitch
En el tiempo entrañable/paciano
Cae la tarde las palabras se visten de sombras
La amistad ilumina mi esperanza
Seule importe la transparence
Magnífico horizonte de mulatos matanceros
Une journée d’etoiles Un día de estrellas
Au Yucatán A la orilla del tiempo
¿Vi lo que no vi?, se preguntaba Lezama Lima
Lo vimos casi todo, se respondía Lavín Cerda
Ulalume González a Octavio Paz
porque sí porque sí porque zas
En el jardín la tarde se acumula
Yo, Lars Forsell, yo Ashberry, yo Yurkievich
pongo los huevos de la gallina
en el hombro de los dioses. Y no vengo.

Ahora se reproduce el texto con los versos numerados y, abajo, el nombre del autor de cada uno (o dos, o tres):

1. Alta torre de limón lamida
2. Lumen naturae, limones de Sicilia
3. El rostro como tinta en la Vía Láctea
4. Monólogo final de los enanos
5. Las palabras se van hasta ser viento
6. Llueve ceniza sobre el duro piano
7. Huésped de la amistad ¡no pido más!
8. And yet
9. I will ask again…
10. La exquisita carne del
11. hombre que a medio paso se detiene
12. Vamos a ver el lunes los pequeños
13. caballos rojos del petróleo
14. Entre nubes de esparto este crepúsculo
15. Do branco ao branco: Cuidados del TRANSBLANCO
16. De nieve a nieve: cuidados de Maliévitch
17. En el tiempo entrañable/paciano
18. Cae la tarde las palabras se visten de sombras
19. La amistad ilumina mi esperanza
20. Seule importe la tranparence
21. Magnífico horizonte de mulatos matanceros
22. Une journée d’etoiles Un día de estrellas
23. Au Yucatán A la orilla del tiempo
24. ¿Vi lo que no vi?, se preguntaba Lezama Lima
25. Lo vimos casi todo, se respondía Lavín Cerda
26. Ulalume González a Octavio Paz
porque sí porque sí porque zas
28. En el jardín la tarde se acumula
29. Yo, Lars Forsell, yo Ashberry, yo Yurkievich
30. pongo lo huevos de la gallina
31. en el hombro de los dioses. Y no vengo.
1. Álvaro Mutis
2. Francisco Rivera
3. Marco Antonio Montes de Oca
4. Enrique Fierro
5. Marco Antonio Campos
6. Alberto Blanco
7. Pablo Antonio Cuadra
8. Eliot Weinberger
9. Francisco Segovia
10 y 11. Aurelio Asiain
12, 13. Octavio Paz
14. Francisco Serrano
15, 16. Haroldo de Campos
17. Ida Vitale;
18, 19. Miguel Ángel Flores;
20. Jean Claude Masson
21. Enrico Santí
22, 23. Jean Clarence Lambert
24, 25. Hernán Lavín Cerda
26, 27. Ulalume González de León
28. Víctor Manuel Mendiola
29-31. Mariano Flores Castro

          Vasko Popa, que estaba en la reunión, no participó en el juego; compuso sin embargo, en la misma libreta, un poema dedicado a sus colegas mexicanos, cuya traducción al español hecha desde el francés por Jean Claude Masson, con ayuda del mismo Popa, se incluye aquí revisada por Francisco Serrano.

GRAVITACIÓN DE LOS POETAS
A mis amigos mexicanos
Siguen la huella
del sol astado y de la luna ensillada
Están armados
de un lápiz de obsidiana
y de una hoja de maíz
Uno de ellos tiene la sombra del águila
otro la sombra de un cactus
el tercero la sombra del jaguar
el cuarto la sombra del nopal
Escuchan y escriben
lo que los hombres
desvelados sueñan
lo que los volcanes dicen soñando
Uno que se apellida Paz
los encabeza a todos
pero no es apacible
La pasión le dio alas de fuego
Ya está viendo otro sol
y otra luna
                      Vasko Popa

          Se anexa en seguida el manuscrito original:





Addenda (de G. Sheridan):

En efecto, los surrealistas practicaron el extraño arte del “cadáver exquisito” a lo largo de su vida, sobre todo en la década de los veintes. La religión del juego de dados que no abolirá el azar convierte al azar en una puerta privilegiada hacia el subconsciente, mucho más confiable y creíble, y hasta verosímil que la conciencia. Según los historiadores, la primera vez que se hizo uno fue en la casa de André Breton con la presencia de Marcel Duhamel, Jacques Prevert e Yves Tanguy, y con esta única regla: que el verso tuviera sujeto, verbo y predicado. La primera línea le daría su nombre al juego: “el cadáver exquisito beberá el vino nuevo”. Tuvo bastante éxito y todo mundo se divirtió, y se asombró, bastante con el resultado, al grado de que un número especial de la revista La révolution surréaliste, de octubre de 1927, recogió varios ejemplos.


          La idea era que la sintonía de los participantes crearía un flujo superior a las partes, una subconciencia eficiente. En el Segundo Manifiesto (1930) Breton explicó:

Au cours de diverses expériences conçues sous forme de «jeux de société», et dont le caractère desennuyant, voire recréatif, ne me semble en rien diminuer la portée: textes surréalistes obtenus simultanément par plusieurs personnes écrivant de telle à telle heure dans la même pièce, collaborations devant aboutir à la création d’une phrase o d’un dessin unique, dont un seul élément (sujet, verbe ou attribut – tête, ventre ou jambes) a été fourni par chacun […], à la définition d’une chose non donnée […], à la prévision d’événements qu’entraînerait la réalisation de telle condition tout à fait insoupçonnable […], etc., nous pensons avoir fait surgir une curieuse possibilité de la pensée, que serait celle de sa mise en commun. Toujour est-il que de très frappants rapports s’établissent de cette manière, que de remarquables analogies se déclarent, qu’un facteur inexplicable d’irrefutabilité intervient le plus souvent, et qu’à tout prendre c’est un des lieux de rencontres les plus extraordinaires.


          Como un aporte al cadáver, y para asistir a quienes no leen francés, se entregó el mismo párrafo al traductor de Google, que arrojó este resultado:

Durante varios experimentos concebidos en forma de "juegos de mesa", y cuyo carácter aburrido, incluso recreativo, no parece disminuir de ninguna manera: textos surrealistas obtenidos simultáneamente por varias personas que escriben en tal o cual momento en la misma habitación , colaboraciones que deberían conducir a la creación de una oración o de un solo dibujo, del cual sólo un elemento (sujeto, verbo o atributo - cabeza, estómago o piernas) fue proporcionado por cada [...], a la definición de un algo no dado [...], en previsión de eventos que implicarían la realización de una condición tan completamente insospechada [...], etc., creemos que hemos planteado una curiosa posibilidad de pensar, que sería la de su entorno en común. Siempre es así que se establecen informes muy llamativos de esta manera, que se declaran analogías notables, que un factor inexplicable de irrefutabilidad interviene con mayor frecuencia, y que, en general, es uno de los lugares de reunión lo más extraordinario


          Finalmente, reproduzco un par de párrafos de Octavio Paz sobre el juego de escribir un “cadáver exquisito”, tomados de su ensayo de 1954 “Tres momentos de la literatura japonesa” (2:340-341).

Cualquiera que haya practicado el juego del «cadáver exquisito», el de las «cartas rusas» o algún otro que entrañe la participación de un grupo de personas en la elaboración de una frase o de un poema, podrá darse cuenta de los riesgos: las fronteras entre la comunión poética y el simple pasatiempo mundano son muy tenues. Pero si, gracias a la intervención de ese magnetismo o poesía objetiva que obliga a rimar una cosa con otra, se logra realmente la comunicación poética y se establece una corriente de simpatía creadora entre los participantes, los resultados son sorprendentes: lo inesperado brota como un pez o un chorro de agua. Lo más extraño es que esta súbita irrupción parece natural y, más que nada, fatal, necesaria.

          Todo poema japonés está compuesto por versos de siete y cinco sílabas; la forma clásica consiste en un poema corto —wak'a o tan/ca— de treinta y una sílabas, dividido en dos estrofas: la primera de tres versos (cinco, siete y cinco sílabas) y la segunda de dos (ambos de siete sílabas). La estructura misma del poema permitió, desde el principio, que dos poetas participasen en la creación de un poema: uno escribía las tres primeras líneas y el otro las dos últimas. Escribir poesía se convirtió en un juego poético parecido al «cadáver exquisito» de los surrealistas; pronto, en lugar de un solo poema, se empezaron a escribir series enteras, ligados tenuemente por el tema de la estación. Estas series de poemas en cadena se llamaron renga o renku. El género ligero, cómico o epigramático, se llamó renga haikai y el poema inicial, hokku. Bashó practicó con sus discípulos y amigos —dándole nuevo sentido— el arte del renga haikai o cadena de poemas, adelantándose así a la profecía de Lautréamont y a una de las tentativas del surrealismo: la creación poética colectiva.

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