Conversaciones y novedades

Un álbum de fotos de Patricia van Rhijn y Francisco Serrano

Francisco Serrano

Año

1982

Personas

Popa, Vasko; Xirau, Ramón; Paz, Marie José; Serrano, Francisco; Cuadra, Pablo Antonio; Zedillo Ponce de León, Ernesto; Juarroz, Roberto; Van Rhijn, Patricia

Tipología

Memorias

Temas

La consolidación de la figura: Vuelta, encuentros y desencuentros (1976-1991)

Lustros

1980-1984

 

Francisco Serrano. Fotografía de Rogelio Cuéllar
Fiesta en casa de los Paz



De izquierda a derecha, abajo: Octavio Paz, Marin Sorescu, Ledo Ivo, Álvaro Mutis; arriba: Ted Hughes, Yehuda Amijai, Marco Antonio Montes de Oca, Francisco Serrano, Homero Aridjis, ¿Félix Grande?, Lars Forsell, Hans Magnus Enzensberger; atrás, en segundo plano, Tomás Segovia. Agosto de 1982. Foto de Marie-José Paz



Ledo Ivo, Carmen y Álvaro Mutis, Octavio Paz, Francisco Serrano, Marco Antonio Montes de Oca, Marie Jo Paz. Agosto de 1982. Foto de Patricia van Rhijn


Los poetas hambrientos

Una noche con Marie Jo, Octavio y Hans Magnus Enzensberger decidimos ir a cenar a Coyoacán. No había entonces en el centro de Coyoacán más que un solo restaurante, llamado “Los Geranios”. El dueño, un trotskista trasnochado (cuyo nombre no recuerdo y aunque lo recordara no lo escribiría, para ignorarlo), no quiso atendernos, arguyendo, como pretexto, no sé qué sandez, en claro rechazo a que Paz cenara allí. Eran cerca de las 10 y media de la noche, así que decidimos ir a nuestra casa. Patricia, con su habilidad proverbial, preparó en minutos una cena excelente. Enzenberger, agradecido, le dedicó alguno de sus libros; escribió: “A Patricia, quien salvó a los poetas hambrientos una noche de agosto”.


Con Patricia van Rhijn, Francisco Serrano y Hans Magnus Enzensberger en Coyoacán, agosto de 1982. Foto de Marie-José Paz



Marie-Jo, Octavio y Francisco Serrano en Coyoacán. Agosto de 1982. Foto de Patricia van Rhijn


En Cacaxtla y Tonatzintla

Durante 1984 frecuenté asiduamente a Paz. Preparábamos el Homenaje Nacional que se le haría en Bellas Artes en agosto para celebrar sus setenta años y del que yo era el organizador. Nos reunimos muchas veces, en su casa o en la mía. Después de una cena con el antropólogo y documentalista Robert Gardner y su amigo Robert Fulton, quedamos de ir a visitar la zona arqueológica de Cacaxtla, pues Gardner quería filmar a Octavio hablando del arte y la cultura de México. A ninguno se nos ocurrió que para filmar en esos sitios se requiere de un permiso, que por supuesto no llevábamos, y pese a todos nuestros esfuerzos, el guardia de la zona fue inflexible y resultó imposible tirar ni un solo pie de película. Paz decidió entonces que podríamos ir a Tonanzintla, donde hablaría del arte colonial. Allí sí, por fortuna, Gardner pudo emplazar su cámara y Octavio habló sobre esa maravilla del arte barroco novohispano. Ignoro qué pasó con el documental que preparaba Gardner. Hasta donde sé, nunca lo concluyó.


Con Bob Gardner y Francisco Serrano, junio de 1984





Con Marie-Jo y Patricia van Rhijn en el atrio de Tonantzintla, junio de 1984


          En el atrio había varias lápidas, con nombre, fechas e inscripciones que estuvimos leyendo. Ante la tumba de una mujer muerta muy joven, le comenté a Octavio que en el cementerio de San José del Cabo, en Baja California, un colibrí nos había guiado a Patricia y a mí hasta una tumba cuyo epitafio narraba una peculiar historia de amor y que me gustaría escribir un poema sobre eso. Me dijo: “Hay cosas de las que no se puede escribir.” Creo que fue una especie de desafío, porque unos días después compuse un poema titulado "La tumba de la belleza", que por supuesto está dedicado a Octavio y Marie-Jo.


Foto de Patricia van Rhijn


          De regreso, Marie-Jo nos anunció que quería festejar sus veinte años de matrimonio, que había preparado una ratatouille para que hiciéramos “un déjeneur sur l´herbe”, un picnic, en el campo. Nos detuvimos en un recodo de la carretera y sacó de la cajuela del auto un hermoso mantel a cuadros rojos y blancos, una canasta con platos y cubiertos y un recipiente con la ratatouille, que por supuesto se come fría. Pero apenas nos habíamos instalado se alzaron un ventarrón y una tolvanera tales que hicieron imposible quedarse allí. Frustrados y hambrientos, recogimos nuestro tendido y emprendimos la vuelta. Algunas decenas de metros adelante sin embargo dimos con un restaurante carretero en el que aceptaron gentilmente que celebráramos nuestro almuerzo. Sentados solos en aquel lugar, disfrutamos de la ratatouille de Marie-Jo y con una botella de vino que llevaban los Paz brindamos por la felicidad de ambos. Pese a que Gardner filmó algo y Fulton tomó varias fotografías, nunca supe si quedó constancia desde aquel banquete caminero.


Octavio y Marie-Jo con Francisco Serrano durante la inauguración del Homenaje Nacional a Paz en Bellas Artes por sus setenta años, agosto de 1984


Cena en el Hotel Regis de la Ciudad de México, en el marco de las celebraciones por el Homenaje Nacional organizado por Bellas Artes con motivo de los setenta años de Octavio Paz. De izquierda a derecha, Patricia van Rhijn, Lasse Söderberg, Marie-Jo Paz, Vasko Popa, ¿José Bianco?, Gonzalo Rojas, persona no identificada (¿José Miguel Ullán?), Manuel Ulacia, ¿Horacio Costa?, Octavio Paz, José de la Colina, Ana María Xirau y Pablo Antonio Cuadra, agosto de 1984. Foto de Francisco Serrano


Una comida en Coyoacán


Marie-Jo y Octavio en una comida en Coyoacán. Al fondo a la derecha se ve una jaula donde vivía un cenzontle. Octavio quiso saber qué pájaro era. Cuando se lo dije, comentó: “¡Un cenzontle, no los conocía! He escrito mucho sobre el cenzontle pero nunca había visto uno”. Foto de Patricia van Rhijn, agosto de 1984



Vasko Popa, Octavio Paz, Marie-Jo Paz, Ana María Xirau; atrás, Lasse Söderberg. Foto de Patricia van Rhijn



Octavio y Vasko Popa conversando; atrás el niño Pablo Serrano



Con Pablo Antonio Cuadra



Ramón Xirau y Roberto Juarroz. Fotos de Patricia van Rhijn



Francisco Serrano, Ernesto Zedillo, entonces Secretario de Educación, Marie-José y Octavio Paz en la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Frankfurt, en la que México fue el país invitado, octubre de 1992. Foto de Rogelio Cuéllar

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