Ojos oídos

La contestadora automática de Octavio Paz

Fernando Fernández

Año

1970

Tipología

En voz alta

Temas

Recontextualizaciones

 

Paz al teléfono, ca. 1970. Princeton University Library

El presente texto fue tomado, con autorización, del blog de Fernando Fernández: Siglo en la brisa.


 

Hace unos veinte años, por la época en que hablé por teléfono unas cuantas veces con Octavio Paz, poco después de marcarle en alguna ocasión, cuando nadie tomó la llamada y en cambio escuché su voz en una contestadora automática, le pedí a mi primo José —que por entonces dirigía una estación de radio– que recabara aquel singular testimonio de la voz del poeta casi con toda seguridad destinado a perderse.

Entusiasmado con la idea, mi primo mandó grabar la voz de Paz y decidió aprovecharla él mismo para hacer un anuncio promocional de su estación. Confieso que no me gustó el resultado: el sentido del humor con que el material fue sazonado no me pareció precisamente agudo. Entiendo que el público que oía Radioactivo, quizás la emisora juvenil más original y exitosa de los años noventa en México, no lo hubiera apreciado si no era en aquellos términos y por eso nunca dije nada. Ahora, con el paso del tiempo, he llegado incluso a agradecer que lo utilizaran aunque hubiera sido de esa manera porque de otra forma igual habría acabado perdiéndose.

Hace poco menos de un mes, cuando conversaba con mi primo en su departamento en el edificio de Mario Pani, gemelo de aquel en el que Paz vivió hasta poco antes de su muerte, veíamos frente a nosotros a través de las ventanas abiertas aquel edificio del otro lado de Reforma. Se me ocurrió preguntarle si conservaba la grabación. Me contestó que no, pero que sabía quién podía tenerla. Era verdad: sólo unos días más tarde me envió por correo electrónico el promo de Radioactivo. Pensando en Siglo en la brisa, yo le pedí a mi vez a Jonathan López Romo —productor de La Feria Carrusel de Libros— que entresacara el mensaje telefónico original para dejarlo tal como era a principios de los noventa.

Desde luego, conservamos el recurso que los productores de mi primo idearon para no divulgar a los cuatro vientos el número telefónico de Paz, en parte porque tengo la impresión, aunque a mí nunca me contesta nadie, de que debe seguir en uso. Como comprobará quien escuche el enlace que copio más abajo, el texto de la grabación es perfectamente estándar: “Habla usted al 5-11… Le rogamos que, después de oír la señal, deje usted su nombre, su número de teléfono y su mensaje. Le contestaremos en cuanto nos sea posible. Muchas gracias.”

Sin embargo, algunos de los usos del habla, o quizás mejor dicho de la lectura en voz alta de Paz, aparecen en él, y a pesar de su brevedad hay hasta tres inflexiones características de su forma de expresarse. Copio de nuevo el mensaje pero esta vez lo comento entre corchetes:

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Habla usted al 5-11… Le rogamos que [aquí una coma, claramente marcada] después de oír [aquí una pausa característica] la señal, deje usted [aquí un quiebre típico de su dicción:] su nombre, su número de teléfono [aquí un remate de frase clásico suyo:] y su mensaje. Le contestaremos en cuanto nos sea posible. Muchas gracias.

Sólo me resta añadir que he buscado a Marie-José Paz repetidamente pero no he conseguido hablar con ella para compartirle la grabación; también para decirle que, ya que se trata de una curiosidad inocua, he decidido compartirla con quienes leen este blog. En 2008, me reuní con ella en varias ocasiones con motivo de una antología de Paz que hizo la Dirección de Publicaciones de Conaculta; y le guardo toda mi consideración. Confío en que no le molestará que dé a conocer este inusitado testimonio de la voz del máximo escritor mexicano del siglo XX.