Conversaciones y novedades

El bachiller Paz en San Ildefonso

Ángel Gilberto Adame

Personas

Gorostiza, José; Vasconcelos, José; Alba, Pedro de; Pellicer, Carlos

Tipología

Historiografía

Temas

Los años de San Ildefonso (1930-1932)

Lustros

1930-1934

 

Profesores de la Escuela Nacional Preparatoria. Sentado, con los brazos cruzados, Pedro de Alba.

En 1930, Octavio Paz ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria, cuya sede era el Antiguo Colegio de San Ildefonso. A pesar de ser la institución de mayor prestigio académico de su clase, atravesaba un periodo de incertidumbre administrativa por la falta de recursos y la grave indisciplina en las aulas. Desde la huelga por la autonomía de 1929, las asociaciones estudiantiles y magisteriales se habían hecho de un poder que obstaculizaba el de las nuevas autoridades universitarias. En particular, estaba en juego la decisión de si la preparatoria debía durar dos o tres años. Esta etapa fundamental en la formación literaria del joven Paz se complementó, pues, con su activismo en esa coyuntura política en la que actuaban estudiantes, profesores y funcionarios públicos.

  

Antecedentes de la Escuela Nacional Preparatoria 

Por instrucciones del rey Felipe II, en 1572 llegaron a la Nueva España los primeros miembros de la Compañía de Jesús con el objetivo de colaborar en la evangelización. La orden jesuita no sólo se preocupó por la conversión, sino que también trabajó en la instrucción de los jóvenes criollos, mestizos e indígenas que habitaban las colonias; debe tomarse en cuenta que los jesuitas consideraban que la metodología pedagógica debía basarse en tutorías que permitieran a los nuevos fieles llevar la prédica a sus comunidades. 

     A pesar de las reticencias de la Corona (que especulaba que la educación indígena podía ser contraproducente), los jesuitas iniciaron sus cursos en el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo en 1574. En la misma década abrieron también los colegios de San Gregorio, San Bernardo y San Miguel, mismos que se fusionaron en un solo recinto y que se unieron posteriormente al de San Ildefonso, fundado el 29 de julio de 1588. [1] No obstante, este claustro funcionó en un principio como una residencia de estudiantes; era el Colegio Máximo donde se dictaba la cátedra. [2] En el siglo XVIII, el poder económico de los jesuitas contribuyó significativamente a la remodelación de San Ildefonso, con lo cual se convirtió en una de las estructuras arquitectónicas barrocas más prominentes del periodo colonial. Sin embargo, el 25 de junio de 1767, la Compañía fue expulsada de las colonias españolas debido a una serie de disputas con varias monarquías europeas, causando la clausura del Colegio, que se reabriría hasta 1774 por orden de Carlos III y que se convertiría en un centro de enseñanza. Esto se mantuvo hasta la consumación de la Independencia, momento en el que se intentó adecuar la labor académica de San Ildefonso a la idiosincrasia nacionalista, alejada ya del tradicionalismo jesuita y de la sensibilidad colonial.

     

Fundación y primeros pasos 

En 1864, con la llegada de Maximiliano a México, los jesuitas retomaron el control del Colegio; fueron auspiciados por los conservadores que buscaban la cristianización de la juventud. Esta etapa duraría hasta 1867 y sería interrumpida por la restauración de la República encabezada por Benito Juárez, gracias a la cual —mediante la Ley Orgánica de la Instrucción Pública del 2 de diciembre de ese año— se creó la Escuela Nacional Preparatoria. Así, Gabino Barreda fue el encargado de restablecer el sistema educativo. Fue nombrado primer director del recinto del Antiguo Colegio de San Ildefonso. Inició funciones el 18 de enero de 1868.

     Conocedor de la filosofía positivista de Augusto Comte, Barreda propugnó por una educación orientada al progreso científico. Este modelo tuvo gran auge en los núcleos sociales y políticos de la segunda mitad del siglo XIX, y era diametralmente opuesta a la educación tradicionalista, basada en la oralidad jesuita, cuyo último representante dentro de San Ildefonso fue el padre Basilio de Arriaga. Asimismo, Barreda impulsó los proyectos de estudio que habrían de funcionar en la Preparatoria desde ese año hasta la primera mitad del siglo XX. Tratando de ser coherente con los principios liberales de la Constitución de 1857, Barreda luchó para mantener el laicismo como uno de los pilares de la enseñanza.

     El positivismo caló tan profundamente en la intelectualidad mexicana que las ideas humanistas tuvieron apenas notoriedad durante la primera década del siglo XX. Por dicha razón, los miembros del Ateneo de la Juventud criticaron el modelo y propusieron iniciativas para un cambio en el mismo. Tanto José Vasconcelos como Antonio Caso —el primero como secretario de Educación Pública y el segundo como rector de la Universidad— coincidieron en el hecho de que la educación debía ser una síntesis integral: enseñar las ciencias naturales y las del espíritu en favor del desarrollo de los estudiantes. De ahí que las principales reformas que implementaron estuvieran orientadas a la generación de un método de enseñanza que contribuyera al sincretismo científico y cultural. 

     Los ideales de la Preparatoria alimentados por los ateneístas están reflejados en los planes de estudio de las primeras décadas del siglo. Los que tuvieron vigencia hasta 1914 ofrecían un tronco común de cinco años, que se redujo a cuatro en 1918 y, finalmente, a tres en 1920. En principio, abundaron materias derivadas de las matemáticas (aritmética, geometría, cálculo), así como química y física. Fue hacia esa época cuando se verificó la influencia de Caso y Vasconcelos con la añadidura de clases como psicología, ética y filosofía. Se expandieron, además, las materias de historia y, poco a poco, se redujo la carga de ciencias exactas. Sin embargo, las constantes modificaciones implicaron un problema para los estudiantes que ingresaban a las escuelas profesionales; debido a ello, el plan de 1920 dividió los estudios preparatorios en seis áreas afines a las carreras universitarias, diversificando con ello las asignaturas que podían cursarse.

     

El tiempo del bachiller Paz 

Tras la huelga de 1929, la Preparatoria buscaba sentar las bases de un nuevo plan de estudios; por esa razón, 1930 y 1931 fueron años de inestabilidad en los cuales se discutió, entre otras cosas, si la duración del bachillerato debía ser de dos o tres años. Sumado a esto, la demanda de educación había crecido de forma exponencial y los recursos destinados para ella eran insuficientes. Según el informe que rindió la Nacional Preparatoria en agosto de 1929, en ese año aumentó el número de alumnos inscritos al primer año de 74 a 281. Además, el presupuesto que le asignaban debía dividirse entre la escuela diurna y la nocturna. [3]


Octavio Paz en los Viveros de Coyoacán con sus compañeros. De izquierda a derecha: Raúl Vega Córdova, Octavio Paz, Arnulfo Martínez Lavalle, Rafael López Malo, Humberto Mata y Ramírez y Salvador Toscano Escobedo (1931).

Las normas vigentes en 1930 estipulaban que los estudios durarían tres años y que estarían divididos en siete áreas afines a las escuelas profesionales a las que los alumnos podrían inscribirse en la Universidad Nacional: 1) Bachillerato en Filosofía y Letras (para ingresar a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales), 2) Bachillerato en Ciencias Biológicas (para acceder a la Facultad de Medicina, Odontología o Medicina Veterinaria), 3) Bachillerato en Ciencias Físico-Matemáticas (para estudiar en la Facultad de Ingeniería), 4) Bachillerato en Ciencias y Letras (para la Facultad de Arquitectura), 5) Bachillerato en Ciencias Físico-Químicas y Naturales (para Ciencias e Industrias Químicas), 6) Bachillerato en Artes y Letras (para la Facultad de Música), y 7) Bachillerato en Ciencias Económicas (para acceder a la Facultad de Contaduría y Administración). 

     Para inscribirse en la Preparatoria, los alumnos debían haber concluido íntegramente los estudios secundarios. Se especificaba lo siguiente:

sólo será admitido en la Escuela el número de alumnos que puedan recibir instrucción eficaz, de acuerdo con el profesorado que preste sus servicios y la capacidad del local. Cuando la capacidad señalada sea menor que la de la solicitud de ingreso, la Secretaría de la Universidad preferirá entre los solicitantes, a aquellos que hayan obtenido mejores calificaciones en las escuelas secundarias. [4] 

Las circunstancias históricas y políticas en las cuales transcurrió la estancia de Paz en el bachillerato dificultan saber a ciencia cierta cómo estuvo integrada su matrícula académica. Además, la escasa información disponible sobre estos años en el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) complica aún más la tarea. Sin embargo, es posible tener una noción del panorama preparatoriano a través de los testimonios del propio Paz —cuya documentación no está a disposición en ningún archivo— y de los expedientes de alumnos que obran en los acervos del IISUE.

     El plan de estudios correspondiente al primer año del Bachillerato de Filosofía y Letras, al cual se inscribió Paz, estaba articulado por un curso práctico de español (Baltasar Dromundo y Raúl Cordero Amador) y otro de inglés, alemán y francés (Alberto I. Altamirano, Luis R. Cuéllar, Eduardo Bourgeois, Enriqueta Treviño y Francisco Cortés). Por otra parte, había un curso teórico de inglés (Lorenzo Meyer, María de la Luz Grovas y Enrique Sosa M.) y otro de latín (Raimundo Sánchez y Manuel García Pérez). Además, estaban las cátedras de literatura mexicana e iberoamericana (Francisco Monterde García Icazbalceta), historia general (antigua), historia de México (Nicolás Rangel), sociología, un oficio y deportes. [5] 

     Los profesores que aparecen entre paréntesis son los que figuran en las listas oficiales, sin que ello signifique que hayan tenido como alumno a Paz, puesto que había más de tres grupos por grado. Por entonces abundaban los suplentes y los adjuntos. Un ejemplo de ello fue Carlos Pellicer, quien era uno de los maestros más admirados pese a que se inició dictando conferencias y no regularizó su situación laboral hasta febrero de 1931, ocupando la plaza de adjunto de literatura iberoamericana. Otro catedrático recurrente en la memoria de Paz fue Antonio Díaz Soto y Gama, quien —según el propio poeta— impartía una clase de historia de la Revolución Mexicana, la cual no aparece ni en los programas obligatorios ni en los optativos, por lo que quizá se trataba de un seminario extracurricular.

    Curso correspondiente a 1930

Las clases iniciaron entre el 10 y el 11 de marzo. [6] Durante ese mes, los bachilleres se organizaron para elegir al presidente de la Sociedad de Alumnos, dividiéndose en dos bandos: los rojos, encabezados por Felipe López Rosado, y los azules, también llamados el Partido Radical Preparatoriano 23 de mayo, quienes postularon a Alfonso Guerrero Briones. A pesar de que la saliente mesa directiva se inclinaba por López Rosado, los alumnos tenían una marcada preferencia por el candidato de los azules. [7]


Alumnos de la ENP (ca. 1930)

El Partido Radical realizó las siguientes propuestas: 1. Acción conjunta de la Mesa Directiva con la asamblea de representantes, así como con la asamblea general de alumnos. 2. Pugnar para que en la Academia de la Escuela, en el Consejo Universitario, en la Federación Estudiantil Mexicana y demás instituciones afines estuviera representada genuinamente la Sociedad de Alumnos, por medio de elecciones efectivas. 3. Conseguir e implantar nuevamente el sistema de oposición para ocupar las cátedras, realizando una enérgica campaña de selección y depuración del profesorado de la Escuela. 4. Proseguir las gestiones tendientes a mejorar la situación de los nuevos alumnos en relación con el Plan de Estudios del momento. 5. Pugnar por la creación de una escuela secundaria universitaria. 6. Organizar una entusiasta campaña económica en pro de la Ciudad Universitaria. 7. Fomentar las actividades de los preparatorianos por medio de los concursos de oratoria, certámenes literarios, históricos, filosóficos, etc., así como toda clase de festivales sociales para esparcimiento y beneficio de los mismos estudiantes y no para lucro personal. 8. Fomentar las actividades deportivas en la escuela. 9. Editar regularmente un órgano periodístico, portavoz de la Sociedad de Alumnos de la ENP. 10. Fomentar la creación del Casino Preparatoriano, y tratar, en suma, toda clase de reformas y proyectos que redundaran en positivo beneficio de la escuela. [8] 

     Las elecciones se realizaron finalmente el 9 de abril en el salón de actos El Generalito. Resultó ganador el Partido Radical y, en consecuencia, Guerrero Briones quedó como presidente. La mesa directiva se compuso de la siguiente manera: vicepresidente, Luis Montes de Oca; secretario, Roberto M. Atwood; prosecretario, Francisco C. García; tesorero, Carlos D. Ayala; protesorero, Gustavo A. y Flores; y vocales: Raúl Vega Córdova, Eduardo Llera, Eduardo R. Manrique, Octavio Paz Lozano, Margarita Canales y Ramón Ruiz Vasconcelos. [9] Tras los comicios, Excélsior publicó:

El triunfo del señor Guerrero Briones fue arrollante, por haberse retirado de la palestra de sus contrincantes los señores Zumaya y López Rosado. Dentro de pocos días la nueva mesa directiva entrará en funciones. Por ahora los numerosos partidarios de Guerrero Briones se han entregado al entusiasmo ilímite, ya que se proponen llevar a cabo una revaluación de elementos en la vieja escuela que fundara Barreda. [10] 

La mesa directiva tomó posesión el 22 de abril en una ceremonia solemne en la que estuvieron presentes tanto el director Pedro de Alba como el rector Ignacio García Téllez. El nuevo presidente dirigió una alocución con la que exhortó a la unidad entre los alumnos. [11] Otros "barandales" como Arnulfo Martínez Lavalle y Humberto Mata y Ramírez estuvieron involucrados en las actividades de la Sociedad: el primero fue designado miembro de la comisión técnica y el segundo, de la comisión social. [12] Al igual que Mata, Salvador Toscano fue designado como uno de los representantes de la Academia Mixta y del Consejo Universitario. [13]


Pedro de Alba

El 23 de abril se organizó una velada en honor a los alumnos de la Universidad de Oklahoma que visitaron la Preparatoria. En el evento, varios estudiantes se pronunciaron en contra del imperialismo norteamericano, lo que suscitó el descontento de la directiva escolar. Estos hechos tuvieron consecuencias para la escuela [14]: motivaron la expulsión de José Bosch —quien inició a Paz en el pensamiento anarquista— del país y promovieron la aplicación de un reglamento interno de orden y disciplina que se estableció en el mes de agosto. Así, se creó una Comisión de Orden que tenía la obligación de realizar reportes sobre los alumnos indisciplinados a fin de detener cualquier conato de alboroto. [15]

     Un mes más tarde, el 19 de mayo, De Alba presentó su renuncia como director debido a la indisciplina. Aunque se especuló que su sustituto surgiría entre Vicente Lombardo Toledano y el docente de ética José Romano Muñoz [16], tanto la Academia de Profesores y Alumnos [17] como los estudiantes en general pidieron a Carlos Trejo Lerdo de Tejada, subsecretario de Educación, que no aceptaran la renuncia de Pedro de Alba para que no se truncara el programa educativo que empezaba a consolidarse. [18]

     Luego de la ratificación del director, la Sociedad de Alumnos propuso que la educación preparatoria se redujera un año. Para ello, se dirigieron a las agrupaciones de estudiantes de la República, entre las que hicieron circular su iniciativa. [19] Mientras tanto, la Academia de Profesores se encontraba trabajando en un plan concreto para el Consejo Universitario. [20] En octubre, se aprobó la reducción solicitada y se crearon los bachilleratos especializados, que entraron en vigor en el ciclo escolar de 1931. Se acordó establecer un máximo de alumnos para cada uno de ellos; quedaron de la siguiente manera: medicina (cuatro grupos de cincuenta alumnos cada uno), leyes (tres grupos de cincuenta alumnos cada uno), ingeniería (dos grupos de cuarenta y cinco alumnos cada uno), química (dos grupos de cuarenta y cinco alumnos cada uno), odontología (un grupo de cincuenta y cinco alumnos) y arquitectura (un grupo de cuarenta y cinco alumnos). Asimismo, se determinó que tendrían preferencia de inscripción aquellos estudiantes de secundaria cuyos promedios en las materias relativas al bachillerato de su elección fueran más altos, impidiendo, además, la admisión de quienes adeudaran materias similares. [21] 

     Al concretarse la reforma, Pedro de Alba señaló:

En vista de la urgencia de reformar el Plan de Estudios de 1924, que entró en vigor a raíz de la división en el ciclo secundario y preparatorio de esta Escuela, por considerarse dicho plan, a todas luces deficiente para la reconstitución de la Preparatoria, se formuló un plan de tres años a principios de 1929, que estuvo en vigor apenas unos dos meses. Después de los movimientos estudiantiles de ese año, y desde la declaración de la autonomía de la Universidad, se volvió al plan de 1924 por las reiteradas peticiones de los mismos estudiantes. Posteriormente se estableció de nuevo el plan de tres años, en 1930, que tampoco pudo sostenerse, y entonces la Academia de la Escuela y el Consejo Universitario aprobaron el plan que regirá en 1931, cuyas características son las siguientes: comprender en dos años la totalidad de las materias que figuraron en el de tres; ser de una extraordinaria intensidad, pues corresponde a treinta horas de trabajo académico como mínimo, y a treinta y tres como máximo; estar organizado en bachilleratos en los que se robustece la cultura general y se orienta francamente hacia las carreras profesionales; comprender materias optativas que responden a la necesidad de fomentar algunos estudios superiores relacionados principalmente con la investigación de problemas mexicanos; obligar a los alumnos que se hayan inscrito en la Preparatoria en 1931, a que presenten una tesis de grado académico para obtener el título de Bachiller, concediéndose el “pase” a las facultades una vez que hayan terminado sus estudios, aunque después presenten la tesis de Bachiller. [22] 

En su informe de labores, el rector García Téllez destacó la importancia de los cambios:

El estudio del nuevo plan de la Preparatoria resolvió en gran parte los problemas docentes de nuestra Escuela Nacional y removió, con razón, el problema de la necesaria unidad, coherencia y armonía de programas entre las escuelas secundarias y la preparatoria, pues que, en mi sentir: en realidad no se han definido las características propias o finalidades distintivas de estas dos categorías de escuelas, ya que se dice que las escuelas secundarias persiguen dar una cultura general nacionalista, experimental, utilitaria y preparar para la vida más bien que avocar para las profesiones llamadas liberales, y con ese propósito se divide su plan de estudios en tres años. En el programa de la preparatoria se expresa que persigue también una finalidad de cultura general y con este motivo se repiten gran número de materias que ya se han cursado en las secundarias, a pretexto de que se imparten en un plano científico superior; los alumnos frecuentemente alegan que no hay diferencia substancial en las enseñanzas y que este sistema de repeticiones les implica pérdida de tiempo, el que procuran ahorrar con la presentación de exámenes extraordinarios o a título de suficiencia, o doblando un año mediante la inscripción irregular de numerosas materias. [23]

Una consecuencia del aumento de la exigencia académica fue que la dirección accedió a una de las peticiones de la Sociedad de Alumnos:

La Academia de la Escuela aprobó la iniciativa del Director para que se fundara un Centro Recreativo y un Casino Estudiantil, obedeciendo esto a las circunstancias siguientes: A que las puertas de la Escuela eran invadidas por vendedores ambulantes que significaban una molestia formal para el tránsito, siendo a veces grupos de alborotadores que fomentaban el juego por la forma especial que habían empleado para la venta de sus artículos. Además, no había un lugar de reunión para los alumnos fuera de las horas de clases o cuando faltara un profesor y no tenían intención de ir a la Biblioteca, y, por otra parte, como se ha dicho, el plan de estudios es de tal manera pesado, que algunos alumnos tienen que permanecer dentro de la Escuela hasta las 12 o las 13 horas y es necesario que puedan obtener algunos alimentos sanos en alguna hora intermedia de la mañana, y con ese propósito y un criterio de higiene alimenticia y deseando que no se vendan esos artículos a precios elevados, se otorgó una concesión para fundar en la Escuela un café, obteniendo una contribución del concesionario, que se destina íntegramente para los gastos de las sociedades de alumnos. A veces se proporcionan alimentos baratos a los alumnos hasta de otras escuelas y facultades que suelen venir a tomarlos con cierta regularidad. Como únicos juegos permitidos en el casino, figuran el de ajedrez y el de damas. Dicho casino está bajo la vigilancia de un ayudante de la Dirección, a fin de que se cumpla con las disposiciones respectivas. [24] 

Más allá de la resolución de los proyectos sobre los planes de estudio, la vida estudiantil durante 1930 fue variopinta. Se llevaron a cabo innumerables eventos, la mayoría de ellos conciertos y recitales. Entre los artistas más aclamados se hallaron la Asociación Alemana Musical de México, la soprano María Bonilla, el tenor Néstor Mesta Cháyres, los pianistas Arnulfo Miramontes y Esperanza Cruz —quien sería esposa de José Vasconcelos—, Federico Flores junto con el pianista Raoul Sergio, así como un concierto para recaudar fondos para la Universidad. También se llevaron a cabo homenajes a distinguidos maestros de la escuela como Máximo Silva y Emilio Bravo.

     En el anfiteatro se dictaron diversas conferencias, entre ellas, las del historiador Hubert Herring y las del jurista Francesco Cosentini, que se llevaron a cabo entre julio y septiembre. De igual manera, en julio se inauguró el quinto seminario sobre las relaciones culturales de México con Estados Unidos, así como el Segundo Congreso Científico Antonio Alzate, presidido por Pascual Ortiz Rubio y al que concurrieron estudiantes norteamericanos y europeos.

     En lo concerniente a las publicaciones, la Sociedad de Alumnos resolvió la continuación de la revista Preparatoria [25], aunque más tarde los estudiantes Adalberto García de Mendoza, Alfonso Guerrero Briones, Vicente Méndez Rostro y Salvador Toscano publicarían la Revista Nous, la cual fue pensada como instrumento oficial de la escuela en relación con las actividades administrativas y culturales. Los consultores de la publicación fueron Pedro de Alba, Enrique O. Aragón, Manuel Pérez Amador, Antonio Díaz Soto y Gama, Vicente Lombardo Toledano, Erasmo Castellanos Quinto, José Luis Osorio Mondragón, Samuel Ramos y Rafael Heliodoro Valle. [26]

     También se les concedió un lugar en el plantel a la Sociedad de Estudios Históricos Francisco Javier Clavijero y a la Unión de Estudiantes Pro-Obrero y Campesino, y se les proporcionó apoyo al grupo literario Manuel José Othón y a la Sociedad Cultural de Estudiantes del Distrito Federal, quienes tuvieron acceso a salones para sus juntas o festivales.

     Otros eventos fueron los siguientes: una velada por la inauguración del Ateneo Pedagógico y otra en beneficio de los damnificados de Chihuahua; la inauguración del Casino de Estudiantes y un baile de bachilleres (ambos organizados por la Sociedad de Alumnos); una Sala de discusiones libres celebrada en El Generalito para que los estudiantes debatieran sobre los principales problemas económicos, sociales y políticos de México; así como las ceremonias para llamar a las aulas 25, 26 y 35 con los nombres de Miguel E. Schulz y Francisco Díaz Covarrubias y Ramón López Velarde:

En homenaje a la memoria del poeta Ramón López Velarde que falleció prematuramente hace nueve años, desde el día trece de noviembre lleva su nombre una de las aulas de la Escuela Nacional Preparatoria. Con este motivo se celebró una velada en el Anfiteatro Bolívar, en la cual se recitaron algunas de sus poesías más conocidas y hablaron el Director del expresado plantel, médico cirujano Pedro de Alba, y el alumno de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Alejandro Gómez Arias. Se ejecutaron además algunos números de música. [27]

Las clases correspondientes al año lectivo de 1930 concluyeron el viernes 14 de noviembre. Se celebró un festival al finalizar el periodo.


    

Alumnos de San Ildefonso


Curso correspondiente a 1931

La tónica de este año —y de los siguientes— fue la difícil situación financiera a la que estaba sometida la Universidad. El problema se volvió extremo: muchos docentes se abstuvieron de cobrar y se iniciaron imperiosas colectas:

La Universidad Nacional Autónoma de México, en los instantes en que la angustia económica llama a sus puertas para imponer un sacrificio más a los sueldos raquíticos de su docto magisterio, de su laborioso personal y de sus exhaustos laboratorios, no desmaya en el propósito nobilísimo de cumplir su elevada misión y se levanta más optimista que antes, porque sabe que no está sola, sino que, como madre fecunda, contará con el apoyo decidido y espléndido de todos sus hijos espirituales, de las generaciones de profesionistas que pasaron por sus aulas recibiendo la educación que les ha permitido conducirse con honor y capacidad en los senderos de la vida y triunfar en ella, asegurándose una prestigiosa personalidad y un holgado patrimonio. [28] 

Mientras tanto, la matricula estudiantil siguió aumentando. La inscripción total fue de 1458 alumnos, más alrededor de 150 alumnos entre oyentes y supernumerarios condicionales; en consecuencia, la asistencia de las Escuelas Diurna y Nocturna fue de cerca de 1600 estudiantes. Los alumnos regulares se distribuyeron de la siguiente manera: 922 alumnos diurnos y 139 alumnas diurnas; 366 alumnos nocturnos y 31 alumnas nocturnas.

     Debido a este incremento, Pedro de Alba informó:

Por acuerdo de la Academia se convino en hacer un esfuerzo para que no hubiese grupos de más de 50 alumnos en las clases, pero en vista de la vigencia de planes de transición y por el hecho de asistir alumnos con carácter irregular, así como por la escasez del presupuesto, no fue posible mantener dicha regla en todos los casos y todavía por este año se tuvo la contrariedad de tolerar grupos de asistencia muy crecida, con perjuicio de la disciplina y del aprovechamiento. Con los alumnos de nuevo ingreso se formaron doce grupos distribuidos en las Escuelas Diurna y Nocturna: tres para la Facultad de Derecho, cuatro para la de Medicina y Odontología, dos para la de Ingenieros, dos para la de Ciencias Químicas y uno para la de Arquitectura. Los de segundo año, que ascendían a quince grupos en 1930, fueron distribuidos en una forma un poco anormal y se les dieron todas las facilidades para que pudieran terminar su bachillerato en el presente año, de acuerdo con el Plan considerado como de transición. [29] 

Para enero de 1931, los estudiantes acordaron la posibilidad de suprimir las clases de aprendizaje de oficios, gimnasia, dibujo, canto y asignaturas que tendían a formar conocimientos no especializados. [30] Finalmente, el 16 de ese mes se efectuó una junta de profesores con el fin de aplicar el nuevo plan de estudios aprobado en el Consejo Universitario. [31] 

     El plan de estudios de 1931 para el bachillerato en leyes se modificó. [32] Paz, que cursó el segundo año en esa especialidad, tomó las siguientes materias: segundo curso de inglés o francés, historia de México (Pedro Argüelles y Antonio Díaz Soto y Gama), [33] historia general (moderna y contemporánea), el segundo curso de latín (R. Carriedo Rosales), literatura mexicana e iberoamericana (José Gorostiza, Julio Jiménez Rueda, Alfredo Maillefert y Carlos Pellicer), [34] sociología, economía, lógica (Samuel García y Otilia Boone), ética (Ana Mass de Serrano, J.R. Muñoz y Eduardo García Máynez), doctrinas filosóficas (Samuel Ramos) y contabilidad. Las materias optativas eran psicología (Enrique O. Aragón y J. Zavala), literatura general (Julio Torri y Agustín Yáñez) e introducción a la filosofía (Nicolás Molina y Samuel Ramos). 

     El año académico de 1931 empezó sus cursos el 2 de febrero. No obstante, en vista de que no habían terminado los trabajos preliminares para comenzar las clases, éstas se retrasaron hasta el martes 17 de febrero, previa ceremonia inaugural de los trabajos especiales de la escuela, en la que hablaron el director Pedro de Alba, los profesores Enrique O. Aragón y Salvador Azuela, y algunos alumnos; el rector García Téllez hizo la declaratoria:

El doctor Aragón, a nombre de los profesores antiguos de la escuela, rememoró la partida de la famosa trirreme antes de la vigésima quinta olimpiada y trazó, a grandes rasgos, la historia de la Preparatoria, evocando las figuras de don Benito Juárez y de don Gabino Barreda. Señaló, luego, la presencia de nuevos tripulantes a bordo del bajel: los señores Gómez Arias y Salvador Azuela, quienes con su entusiasmo ático conservarán el culto del ingenio. El orador fue muy aplaudido. Subió en seguida a la tribuna el último de los profesores mencionados, el cual tomó la palabra a nombre de los catedráticos jóvenes, diciendo que ha tocado a la juventud actual vivir uno de los tiempos más atormentados de la historia: pero que la juventud debe seguir adelante definitivamente orientada. En concepto del orador, la Universidad no debe ser tan sólo una oficina para preparar exámenes y expedir títulos universitarios, sino, de acuerdo con el pensador moderno español Ortega y Gasset, es necesario conectarla con los problemas sociales, para que, atendiendo a realidades inmediatas, tenga un positivo valor intelectual. Aboga por la libertad, pero siempre a base de verdaderas responsabilidades y por eso hace ver a la juventud que no se va a la Preparatoria a escuchar máximas líricas, sino a salvar uno de los periodos angustiosos de nuestra generación. Por esto la juventud debe superar a nuestra época y tomar de las fuentes de la Preparatoria lo que ellas tengan de creadoras. Habló después Alfonso Guerrero Briones, presidente de la Sociedad de Alumnos, quien da la bienvenida a los alumnos que ahora entran por primera vez al plantel y saluda a los que ya cursaron el año anterior. Siguió Germán Parra, que hizo notar que este es un siglo de miseria y odios y que los estudiantes deben imponer la hombría para enfrentarse con la realidad. El médico cirujano Pedro de Alba, que lo sucede en el uso de la palabra, dirige, en su calidad de director de la escuela, una movida alocución a los alumnos, exhortándolos a que entren dentro de sí mismos, acabando con la garrulería e imitando el ejemplo de Emerson y Carlyle. Se refirió luego al poeta González Martínez, quien ha hecho el elogio de la multitud reconcentrada, porque hay que saber estar solo para investigar en el vasto silencio de nuestro espíritu. Finalmente fue a la tribuna el estudiante Carlos Ramírez Zetina, quien en frases elocuentes pidió a sus compañeros que únicamente se dedicaran a estudiar, pues todos ellos están obligados a interesarse por los problemas sociales en general. Los miembros de la Unión Artística de Jóvenes, bajo la dirección del maestro Juvencio López Vázquez, tuvieron a su cargo la ejecución de la Fantasía Húngara de Liszt, que les fue muy aplaudida y, finalmente, el Rector de la Universidad hizo la declaratoria de quedar inaugurados los cursos correspondientes al corriente año de 1931. [35]

Estudiantes en un partido de básquetbol en los patios de San Ildefonso. Casasola. Archivo del INAH.

Para mejorar la disciplina, antes que la corrección, se apostó por el diálogo y la prevención:

La Dirección organizó mensualmente asambleas generales de alumnos en el Anfiteatro Bolívar, tanto para informar públicamente de la marcha de las actividades escolares como para reclamar de los alumnos la cooperación más amplia en lo que toca al mejoramiento de la disciplina y al más concienzudo aprovechamiento de las labores académicas. En dichas asambleas se concedía voz a los alumnos para dar a conocer las necesidades de sus grupos o las generales del establecimiento. Este sistema lo abona la Dirección como de excelentes resultados para fomentar el espíritu de compañerismo y la conciencia general de la Escuela. Como la Dirección se propuso no aplicar correctivos individuales, prefirió tratar todos estos temas en una forma genérica, haciendo un llamamiento a la responsabilidad colectiva de los estudiantes, en vista de todas las prerrogativas que les concede la autonomía. El comportamiento de los alumnos en todas estas asambleas puede reputarse como concienzudo y discreto. [...]

Se estableció la institución de profesores consejeros de alumnos, a quienes se les encomendaron, además de sus labores docentes, trabajos administrativos y disciplinarios, y aunque sus sueldos apenas cubren aquellos a que tienen derecho por las clases que sustentan, dedicaron una gran parte de su tiempo a comisiones de la Dirección y al empeño de orientar en la mejor forma a los alumnos, tanto en la parte disciplinaria como en lo referente a normas de estudio. [...] Funcionando en la escuela más de 250 grupos [sic.], puede afirmarse que dentro de las clases casi no se presentó ningún problema de desacuerdo entre profesores y estudiantes, con la necesaria excepción de cuatro o cinco casos aislados de esta naturaleza. [...] A pesar del crecido número de alumnos puede decirse que el ambiente disciplinario mejoró un poco. Tanto la Dirección como el profesorado han tomado sobre sí la tarea de aconsejar a los alumnos para que se destierren los hábitos de indisciplina tradicional en este establecimiento, y para el efecto se ha depositado una plena confianza en los alumnos, suprimiéndose desde hace tres años a los prefectos. Puede decirse que la mayoría de los alumnos han correspondido a esa confianza, pero, desgraciadamente, quedan minorías turbulentas y un poco inconscientes que no se han percatado de su responsabilidad. Nos ha preocupado muy seriamente lo relativo a los ultrajes inferidos a los alumnos de nuevo ingreso y hemos querido extirpar la funesta costumbre de suspender las clases por motivos banales y que acarrean descrédito al establecimiento. [...]

En vez de jefes de clases se optó por el sistema de consejeros técnicos, a quienes se turnan todos los asuntos referentes a programas y métodos de enseñanza, con la obligación de celebrar asambleas periódicas con los profesores de sus grupos y reuniones generales de consejeros, con asistencia de la Dirección, para resolver los problemas generales de la escuela. [36] 

Dentro del calendario de ese año, se establecieron las fechas para los exámenes parciales o “reconocimientos”: los primeros fueron del 10 al 20 de julio; los segundos, del 9 al 30 de noviembre. Los finales se presentaron del 9 de noviembre al 10 de diciembre. Las vacaciones de primavera corrieron del 27 de marzo al 5 de abril; las de otoño, del 10 al 20 de septiembre; las de fin de año comenzaron el 11 de diciembre. Por último, los días de suspensión de labores fueron el 1 de mayo (Día del Trabajo), el 5 de mayo (fiesta nacional por la Batalla de Puebla), el 15 de mayo (Día del Maestro), el 23 de mayo (Día del Estudiante), el 17 de julio (luto nacional por la muerte de Álvaro Obregón), el 18 de julio (luto nacional por la muerte de Benito Juárez), el 30 de septiembre (homenaje de los estudiantes a los héroes de la Independencia), el 12 de octubre (Día de la Raza) y el 20 de noviembre (aniversario de la Revolución).

     Durante el paso de Paz por la Preparatoria, la actividad física fue casi nula. Según explicó Pedro de Alba:

Hay una completa decadencia motivada por la instalación de la Escuela, que es de lo más impropia para este género de actividades, ya que se encuentra en pleno centro de una ciudad populosa y sin campos apropiados para el ejercicio al aire libre. En atención a esos hechos es por lo que la materia se ha declarado optativa. Proviene esto, como se dijo antes, de la falta de espacio adecuado y por la resistencia de muchos alumnos para ejercitarse en la gimnasia o en los deportes, y además, desde que se tuvo el buen acuerdo de continuar las obras de la escuela y de suprimir el tanque de natación, que aunque prestaba algunos servicios deportivos era un peligro para el establecimiento, los alumnos se han encontrado con que no tienen lugar de esparcimiento en este sentido. Se ha mantenido la cultura física, organizándose exclusivamente grupos deportivos y se le ha dado el carácter de opcional. Sin embargo. entre los que tienen verdadero entusiasmo en esas actividades, se ha mantenido el buen nombre de la escuela y han sostenido competencias con otros planteles. Las actividades de esta asignatura se desarrollaron regularmente, organizándose los siguientes equipos y actos: baseball, natación, lucha, aparatos y volleyball, que hicieron sus prácticas y participaron en varios juegos con los equipos de otras escuelas, tomando participación en el campeonato universitario. [...] Sería de buscarse por todos los medios que se tuvieran al alcance que esta Escuela contara con un campo de deportes en un lugar que reuniera las condiciones de higiene y de seguridad apetecibles. [37]

La biblioteca escolar y los laboratorios eran lugares populares, pero con estrecheces debido al bajo presupuesto:

El personal de este departamento estuvo siempre bien dispuesto a trabajar hasta en horas extraordinarias, en los periodos cercanos a las pruebas de reconocimientos. La asistencia media diaria de alumnos fue de 124. La formación del catálogo se continuó por el sistema moderno decimal, aumentándose con algunas obras de texto y de consulta, así como con revistas y otras obras procedentes del país y del extranjero. El total de volúmenes con que cuenta la Biblioteca es de 30,103, y [...] su arsenal tiene un carácter anticuado [...]. Los laboratorios de la escuela están lejos de satisfacer las exigencias de la misma. Se ha encontrado la buena disposición en la Universidad al efecto, y se han recibido algunos aparatos para el de Física, y por lo que hace a materiales para prácticas de los laboratorios de Química, se proporcionaron siempre los elementos que fueron necesarios para dicho objeto. Sería preciso encontrar la forma adecuada para que los laboratorios de la Escuela Nacional Preparatoria contaran con una mejor dotación, con elementos más eficaces para el trabajo, en la inteligencia de que algunos señores profesores piensan que estando bien montados los laboratorios, podrían hacerse hasta trabajos para el público que dejaran rendimiento económico para su propio sostenimiento. [38]

Durante el año se celebraron diversos eventos. Destacan varios de ellos: una serie de conferencias sobre literatura rusa, a cargo del sociólogo ucraniano Siegfried Askinasy, en los meses de marzo y abril, en el Anfiteatro Bolívar. En el décimo aniversario de la muerte del poeta Ramón López Velarde, la Dirección de la Escuela y el Grupo Literario de los 13, encabezado por el alumno Ricardo Esparza Oteo, organizaron una velada en homenaje al poeta. Además, el primer embajador de la República Española, Julio Álvarez del Vayo, sustentó una conferencia. Finalmente, en una solemne ceremonia, se dedicó el aula 36 al poeta Amado Nervo. 

     Uno de los eventos más importantes de ese año fue el ciclo de conferencias organizado por la Confederación Estudiantil en el Anfiteatro de la Preparatoria, trasmitido por la XEW, en el que participaron profesores de la talla de Luis Chico Goerne, Antonio Caso, José María Lozano, Salvador Azuela y Manuel Herrera y Lazo. [39] Un par de meses más tarde, el ciclo continuó con las ponencias de Manuel Gómez Morin y Vicente Lombardo Toledano. [40]

     De igual trascendencia fue la visita de Salvador de Madariaga, quien impartió nueve conferencias entre el 10 y el 27 de abril:

El Instituto Hispano Mexicano de Intercambio Universitario siempre solícito por ponernos en contacto con las más importantes manifestaciones de la intelectualidad española contemporánea, acaba de proporcionar a la Universidad el placer de escuchar una interesante serie de conferencias dadas por el conocido escritor, ingeniero Salvador de Madariaga. El ingeniero Madariaga no requiere presentación. Conocedor, como pocos, de los hombres y de los pueblos, funcionario distinguido de la Sociedad de las Naciones, profesor de español en la Universidad de Oxford, experto en problemas internacionales, autor de reputación bien sentada, careceríamos de sitio para dar cuenta adecuada de sus múltiples actividades. Baste decir que ha dejado un recuerdo perdurable de su estancia en México. [41] 

También se llevó a cabo un baile en honor al Congreso Iberoamericano de Estudiantes organizado por la Confederación Nacional de Estudiantes y por la Federación de Estudiantes del D.F. Se realizó un Congreso Nacional de Economía. Asimismo, la Sociedad de Alumnos organizó una kermés el 10 de mayo y un baile de bachilleres el 11 de octubre. Por último, en el mes de septiembre, se organizaron visitas de estudio a diversos establecimientos de la Universidad y excursiones culturales a los pueblos de San Juan Teotihuacán, Xochimilco, Churubusco y otros sitios cercanos a la capital, así como a zonas arqueológicas y monumentales. 

     Por esas fechas, el pintor Fernando Leal concluyó los dos cuadros murales del Anfiteatro Bolívar; trabajó “en esa obra por el entusiasmo de su propia realización, pues únicamente se le retribuyó con el sueldo de $4.00 diarios, correspondientes al señalado pintor de la escuela en el presupuesto de la misma”.

     Ese año se renovaron diversos grupos de representación de la Preparatoria. Como representantes ante el Consejo Universitario 1931-1932 resultaron las siguientes personas: director: Pedro de Alba; profesores propietarios de la escuela diurna: José Romano Muñoz y Alejandro Gómez Arias; profesores suplentes de la escuela diurna: Samuel García y Ángel Carvajal; profesores propietarios de la escuela nocturna: José María de los Reyes y Ángel Carvajal; profesores suplentes de la escuela nocturna: José Rivera y Luis R. Cuéllar; alumnos propietarios: Manuel Sánchez Hernández y José Rincón Galván; alumnos suplentes: José María Suárez Téllez y Prior Martínez; profesores consejeros de alumnos: José Romano Muñoz, Mariano Silva y Aceves, Pedro Argüelles, Manuel Pérez Amador, Miguel Ángel Cevallos y Manuel García Pérez; sociedad de alumnos de la escuela diurna: Mario Solórzano M. (presidente) y José Rivera Albarrán secretario; finalmente, sociedad de alumnos de la escuela nocturna: Manuel Sánchez Hernández y Francisco Taboada.

Las sociedades de alumnos fueron renovadas por elección directa a principios del año, siendo este uno de los motivos de perturbación de la disciplina, por lo cual se procuró con anticipación persuadir a los estudiantes de que se condujeran en forma de discreta decencia y de respeto al pensamiento de sus compañeros, puesto que la finalidad es la de fomentar el espíritu cívico. En este año puede decirse que hubo menos desórdenes con dicho motivo, sin que por otra parte sean del todo demostrativas las elecciones, porque la mayoría de los alumnos se exime de votar, ya sea por indiferencia o por temor. Es este uno de los capítulos en que se requiere que los alumnos se organicen en una forma auténtica. concienzuda y veraz. [42]  

En un oficio del 8 de junio de 1931, varios alumnos del bachillerato de Filosofía y Letras pidieron al entonces presidente de la Sociedad de Alumnos de la Preparatoria, Mario Solórzano, que se modificara el nombramiento de Carlos Athié para ocupar el cargo de representante estudiantil en la academia mixta de profesores y alumnos, ya que éste, perteneciente al primer año, había sido elegido en una votación llena de irregularidades. Se convocó a una nueva ronda de comicios en los que Paz fue propuesto como candidato con Jesús Andrade, Ricardo Esparza Oteo, Luis Montes de Oca, José Rivera Albarrán y Francisco Torrado Solís. La postulación del poeta fue más bien anecdótica, pues el objetivo de los inconformes era atomizar los votos para debilitar a Athié; además, Paz ya había decidido alejarse de la política estudiantil y centrarse de lleno en la literatura. [43]

     La ceremonia de clausura de los cursos fue el viernes 30 de octubre: con la cooperación del Departamento de Bellas Artes de la Secretaría de Educación Pública y de la Escuela del Estudiante Indígena, grupos de alumnos desarrollaron bailes y ejercicios gimnásticos en el Anfiteatro Bolívar.

     En el balance de fin de año, Pedro de Alba destacó:

Se publicaron por un grupo de alumnos diversas revistas literarias, filosóficas y científicas, entre las cuales se distinguen, como de positivos valores, la titulada Barandal, de los alumnos del Bachillerato de Filosofía y Letras, y la revista Nueva Generación, de la Sociedad de Alumnos de la Escuela Nocturna. [...] Mucho se ha logrado, pero se está muy lejos de obtener lo que fuera deseable. A pesar de todo, hay que abonar la conducta de la mayoría de los alumnos por su compostura disciplinaria, por su afición de mejoramiento cultural, por la inquietud espiritual que los inclina a investigar y a producir y en este sentido puede afirmarse que la preparatoria sigue cumpliendo con su misión de descubrir y orientar nuevos y valiosos elementos en la vida intelectual de nuestro país. La creencia personal del suscrito y la de muchos profesores puede expresarse diciendo que los alumnos que terminaron la Preparatoria el presente año y entran a las facultades en 1932, marcarán un notorio mejoramiento por lo que hace a su preparación para la carrera y su más alto exponente de cultura. [44]
     Relación de condiscípulos de Paz en el Bachillerato de Filosofía y Letras 


José Alfonso Abitia Arzapalo, Juan Abreu Abreu, Raúl Aburto Álvarez, Fausto Acevedo Ortíz, Ramón Aguayo Mora, Gilberto Aguilar García, Agustín Alarcón, Norberto Alarcón, Alfonso y Juan Ignacio Alba Gutiérrez, Ernesto Alconeda Elizondo, Rubén Alejandro H., Raúl Almada Peláez, Ignacio Altamirano Mendoza, Tomás Alvarado Gómez, José Alvarado González, Carlos Alvarado Zamora, Jesús Álvarez Cabañas, Gonzalo Alveano Sarmuna, Juan Amado Carbonell, Fernando Amoza González, Fernando Anaya Monroy, Gustavo Anda Flores, Jesús Andraca Herrera, Mario Aoyama Kosaka, José Aragón Gutiérrez, Manuel Arelo Cortés, Ignacio Arriaga y M., Juvenal Arroyo Mejía, Carlos Athié Camargo, Raymundo Atonal, Enrique Ávila Rul, Rafael Ayala Echavarría, Jorge Ayala Luna, Gilberto Balboa Escobar, Alfredo Balmaseda Estrada, Servando Bamuedo Austides, Enrique Bandala Peralta, María de la Luz Barañón Valdés, Octavio Bárcena Aguayo, Avelino Barcena Miranda, Jorge Barragán Callejas, Leopoldo Barragán Martínez, Raymundo Barragán Ramírez, Agustín Barragán y A., Eligio Bastida, José M. Beltrán, Humberto Beltrán Rodríguez, Leopoldo Benhumea, Reynaldo Bernal y F., Jesús Bonegui Rojas, Wenceslao Bonilla de la R., Luis Bonilla González, Eduardo Botas Santos, Max Bracera y Z., Alfonso Briseño Ruiz, Efren Brito Rosado, Valentín Bustamante y R., Luis Bustos Murillo, Fernando Caballero Aguilar, Enrique Caballero Alcántara, Raúl Cacho Álvarez, Alfonso Calderón Álvarez, Horacio Calderón Raúl, Juan Callejo Bandala, Aarón Camacho López, Delfino Camargo, Alejandro Campo Bravo, Javier Campos Parra, Roberto Cañedo Rosales, Armando Carballo Gutiérrez, Alfonso Cárdenas C., Guillermo Cárdenas Cordero, José María Carmona, Luis Carrillo Robles, Alfonso Casal Hidalgo, Mario Casarín F., Juan José Casillas A., Salvador Castañeda del Villar, Luis Castillejos Ortíz, Zenaida Castillo Altamirano, Gustavo del Castillo Negrete, Carlos Castillo Pellicer, Prisciliano Castro Brito, Ignacio Castro, Eduardo Ceneceros Ríos, Agustín Cerdán Muñoz , Gastón Chao Arteaga, Severo Chapa Tijerina, Armando Chávez C., Carlos Chico A., Cristian Contreras Augusto, Roque Coria Mercado, Roque Cornelo V., Francisco Corona Díaz G., Alfredo Cos y Castillo, Celestino Cosío Galván, Antonio Cruz Cruz, Carlos Cruz González, Agustín Cue Carmona, Sergio Cuellar Padilla, Rafael Cuevas Ríos, Aurelio Dávila Roldán, Rogelio de la Fuente y Rodriguez, Jorge de la Garza y Casas, Amado de la Vega Álvarez, Roberto Delgado Flores, Octavio Díaz de León, Luis Díaz Martínez, Heriberto Díaz Muñoz, Fernando Díaz Pérez de León, José Díaz S., Lucio Díaz Sánchez, Carlos Domínguez Ayala, Ernesto Domínguez Bonaz, Consuelo Dorantes Vela, Oscar T. Dorbecker Casasiro, Ignacio Duarte y P., Alonso Elizondo L., Luis Encinas Johnson, Javier Enciso Durán, Salvador Escamilla Martínez, Fernando Escarza Martínez L., José Escoto Hurtado, Guillermo España Ramírez, Miguel Esparza L., Ricardo Esparza Oteo, Augusto Espíndola R., Horacio Espinosa Vela, Alberto Evia Ramón, Augusto Falcón Calderón, Leonardo Fernández Cruz, Eduardo Fernández de Lara, Eduardo Fernández del C., Manuel Fernández Maya, José Fernández Zamorano, Felipe Ferrer, Rafael Ferrero Ruíz , Francisco Figueroa Roseta, José Flama J., Dagoberto Flores Betancourt, Apolo Flores G., Efrén Flores Moreno, José Flores Sanchez, Leopoldo Flores Zavala, Pedro Frey Villarreal, Ernesto Fuentes B., Gustavo Fuentes Martínez, Roberto Galiana Pérez, Jesús Galicia Galicia, Antonio Galicia y Ciprés, Francisco Galicias, Alfonso Galván del Palacio, Jorge Galván Ortíz de Z., José García Ávalos, Justino García B., Felicitas García Ferrer, Mari García Flores, Frank García González, Alfredo García Moreno, Gildardo García R., Manuel García R., María Luisa García Sánchez, Francisco García Taboada, Ignacio García Zavala, Rafael Garrido Rodríguez, Roberto Garza Arroyo, Jorge Garza Garza, Alberto Gaxiola Gondora, Adolfo Girón Galván, Héctor Girón Galván, Francisco Gita Silva, Carlos Godínez C., Miguel Gómez Baños, Javier Gómez M., Mauro Gómez Peralta, Luis González Camarena, Julio González Dávila, Esteban González Galicia, Gustavo Gonzalez Rangel, Javier Gordillo Mora, Luis Govelo Gonzalez, Horacio Goytolisa R., Higinio Guerra Guerra, Roberto Guerra L. Alfonso Guerrero Briones, Leoncio Guevara T., Jorge Gurriola Sánchez, José Gutiérrez Carmona, Arturo Gutiérrez Hernández, Gerardo Gutiérrez López, Ignacio Gutiérrez Velasco, Roberto Guzmán y Arroyo, Antonio Henejor Jorge, Raúl Heredia Carrillo, Daniel Hernández César, Humberto Hernandez Herrera, Juan Hernández Martínez, Roberto Hernández Mendez, Severiano Hernández R., Margarito Hernández Santiago, José Herrasti y D., Eloy Herrera Acosta, José Herrera Gutiérrez, Jorge Hoyo Montes de Oca, Margarita Huerta Beltrán, Silvino Huicochea Villa, Manuel Hurtado Cruz, Luis Ibarra, Aquiles Infanzón y G., Ángel Irigoyen y M., Rafael Islas Vázquez, Andrés Iturbide Valdés, Guillermo Jaén Oyarzabas, Francisco Jáuregui R., José Jiménez Colina, Tomás Jiménez Vargas, Benito Juárez F., Ezequiel Juárez Frías, Adolfo Kunz Acosta, Alfonso Langlé, Fernando Lastuás, Fernando Leal Resendiz, Salvador León, Carlos León y González, Manuel Lerin Martínez, Jaime Antonio Llanos, Antonio Lomelí, Aurelio López de la Torre, Medardo López García, Ricardo López Guzmán, Rafael López Malo, Encarnación López Rojas, Fernando Lozano Hernández, José Lugo Lagunas, Alfonso Macías, Luis Macias Melendez, José Manuel Macías Mena, José Macías Villaseñor, Miguel Magaña Bojórques, Román Magaña Chávez, Román Magaña, José Maguey R., Jorge Marín Enciso, Manuel Marín Vergara, Gustavo Martínez C., Rubén Martínez Cacho, Efrén Martínez Catalán, Lorenzo Martínez de la Barrera, Augusto Martínez de P., Gastón Martínez Gayón, Arnulfo Martínez Lavalle, María Guadalupe Martínez López, Carlos y Eduardo Martínez Mesquida, Hugo Martínez Moctezuma, Valentín Martínez Montes, Luis Massieu y Helguera, Jesús Mastache Román, Humberto Mata y Ramírez, Jorge Meade Gómez, Gabriel Medina B., Alfonso Meloz Guzmán, Óscar Méndez Cervantes, Oliverio Méndez Esquivel, Rafael Méndez Obregón, Santiago Méndez P., Vicente Méndez Rostro, Ignacio Mendieta, Hernán Mendoza Matías, Ángel Mendoza Vera E., Miguel Ángel Mesa y Acosta, José María Meza Olmos, Alfonso Miranda, Florentino Miranda Flores, Alfonso Miranda Villalobos, Arturo Mireles Valdés, Miguel Moctezuma Barragan, Fernando Moctezuma García, Margarita Molina Pérez, Luis Mondragón Valdez , Jaime Montalbo, Luis Montes de Oca, Fidel Montiel y Z., José María Mora Clavos, Hesiquio Mora y N., Amador Morales, Bernabé Morales Henestrosa, Francisco Ignacio Morales Méndez, José Morales Rodriguez, Armando Morones Fiscareño, Álvaro Muédano Oviedo, Eleuterio Muñoz, Raúl Muñoz Wood, Efrén Murillo de la Rosa, José Lino N. Martínez, Francisco Nieto Magaña, José Luis Noriega López, Marcio Núñez Basso, Tomás O' Gorman, Salvador Ochoa y Méndez, Javier Ortega Rodríguez, Sergio Ortíz E., Agustín y Alberto Ortíz Escalante, Enrique y Manuel Ortíz Ortíz, Miguel Osorio R., Vicente Osorio Trujillo, Guillermo Ostos Lazarriaga, Carmen Otero Gama, José P. Mauricio, Rodolfo Padilla Cárdenas, Guillermo Padilla y N., Benito Palacios González, Salvador Palacios Rueda, Efrén Palencia Salcido, Rosa Paniagua y S., Germán Parra Gutiérrez, Armando Parra Manón, Guillermo Pastrana Pastrana, José Patiño Marín, José Pavón Lirán, Jesús Paz de Segura, Pedro Paz García, Alberto Peña Aguirre, Roberto Peña Alfaro, Jorge Peña Alfonso, Enrique Peralta Valdés, Andrés Pereda Carrillo, Guillermo Pérez Aldama, Margarito Pérez Armenta, Alfredo Pérez Esquivel, Ricardo Pérez Gallardo, Federico Pérez Gómez, Alfonso Pérez Pascal, Carlos Pérez Rul Falcon, Ernesto Pérez Vargas León, José Pérez Vázquez, Raúl Peza Valdelamar, Antonio Pichardo H., Rafael Pineda León, Luis Pineda López, Alfonso Pineda Vargas, Armando Pintado Jiménez, Claudio Poblano Barrera, Rafael Pous Ángeles, Nicolás Pous Sashe, Mariano Prado Vértiz, María Teresa Puente Camacho, Ernesto Puga Raúl, Cástulo Ramírez A., Carlos Ramírez, Josafat Ramírez Ramírez, Fidencio Ramos Bulo, Alberto Ramos Elorduy, Leopoldo Ramos Marin, Adrián Ramos Ramírez, Adrián Rebolledo Acosta, Rodolfo Rebolledo O., Pedro Rebolledo Ojeda, Manuel Reinoso, Rufino Renteria Martínez, José Gilberto Reyes Martínez, Bernardo Reyes Neri, Juvencio Reyes Reyes, Hipólito Reyes Victoria, Patricio Reyes Zamudio, María Guadalupe Reynoso, Alfonso Rico Guillermo, José Rivera Albarrán, Rafael Rivera Flores, Daniel Rivera Hernández, Manuel Rivera Silva, José Luis Rivero Martínez, Octavio Roca Morán, José Manuel Rocha Muñoz, Juvenal Rodríguez Aragón, Gustavo Rodríguez Berganjo, Constantino Rodríguez C., Juan Rodríguez Campuzano, Héctor Rodriguez G. Guerra, Venustiano Rodríguez M., José Rodríguez Mijangos, Agustín Rodríguez Ochoa, Alfonso Rodríguez y C., José de Jesús Rojas y G., Jesús Rojo Trejo, Elena Román y Salgado, Joaquín Romanés C. y C., José Romero Puentes, Joaquín Romero Sologuren, Rafael Romero Torres, Fernando Rublé, Juan Rueda Morales, Nicolás Ruíz Vega, Carlos Ruther Gil, Jesús Ruvelo Gonzalez, Manuel Sala Contreras, Alfonso Salazar Rivera, Santacruz Salazar Ríos, Alfredo Salido Quejan, Palomino Salinas Pimentel, Justo San Sebastian, Sánchez Aclantara H., Miguel Sánchez Gutiérrez, Salinas Sánchez López, Octavio Sánchez Ramírez, Federico Sánchez Sánchez, Modesto Sánchez Vazquez, Rafael Santacruz Morales, Ángel Sayago Mujica, Óscar Schoeder, Agustín Sendero, Julio Sentíes García, Alejandro Soberón de León, Fernando Solís Cámara, Héctor Solís Quiroga, Ponciano Humberto Solórzano y R., Fernando Suárez del Pilar, Fernando Suárez del Solar, José María Suárez Téllez, Francisco Torrado Solís, Estanislao Torre Miranda, Ramón Torres Garza, Salvador Toscano Escobedo, José Treviño y C., Gilberto Treviño y F., Juan Trinidad López, Francisco Trueba Suárez, Carlos Ugalde L., Armando Urdapilleta, Adolfo Valdés Morales, Lucano Acosta Valencia, María del Carmen y Francisco Valencia Rangel, José Valero M., Antonio Valle Garzón, Eleazar del Valle H., Gumersindo Valle S., Manuel Vargas Mena, José Vargas Mendoza, Jesús Vázquez Vázquez, Jesús Vega Rivera, Raúl Vega Córdova, Clara Velasco Farrera, Magdaleno Velasco R., Diódoro Velásquez Gómez, Octavio Velázquez Carvajal, Fernando Veloz Vidaña, Rafael Veloz Vidaña, Anastasio Vergara García, Romeo Vidal, Luis Villanueva, Carlos Villanueva y Y., Raúl Villarreal Martínez, Liborio Villavicencio Ibarra, Ignacio Yañez P., Juan Jesús Zafia, Martiniano Zepeda Flores, Rodolfo Zepeda Villarreal, Luis Zumaya G., María Teresa Zúñiga Rojas, Carlos Zúñiga Suárez y Heberto Zurita Sánchez.




[1] Georgina Flores Padilla, El Colegio de San Ildefonso de México: documentos de fundación y reglamentos (1573-1867), México, Cuadernos del Archivo Histórico de la Universidad Nacional Autónoma de México, 2010, p. 13.

[2] Mónica Hidalgo Pego,  “Los colegiales novohispanos y la Real Universidad de México. 1732-1857”  en De maestros y discípulos: México, siglos XVI-XIX, México, Centro de Estudios sobre la Universidad Nacional Autónoma de México, 1998, p. 98.

[3] Fondo de la Escuela Nacional Preparatoria, Sección: Secretaría, Subsección: Control escolar, Serie: Noticia/Estadística, Caja 61, Exp. 211. (Todas las notas relacionadas con el archivo de la UNAM se encuentran en el Fondo de la Escuela Nacional Preparatoria).

[4] “Nuevos Programas para la Escuela Nacional Preparatoria” en El Universal, México, 21 de noviembre de 1929, p. 2.

[5] Las materias enlistadas proceden del plan de estudios oficial correspondiente a 1930, mientras que la lista de profesores añadida es de 1929 (Sección: Secretaría, Subsección: Asuntos de alumnos, Serie: Informes y relaciones estadísticas de actividades escolares, caja 23). Se ha corroborado en los planes de estudio que existen en el Fondo de la Preparatoria que dichos profesores impartían las clases mencionadas (véase: Sección: Secretaría, Subsección: Asuntos de catedráticos, Serie: Planes y programas de estudio, Cajas 41-45, Exp. 98-159). Por otra parte, es notorio que en 1930 se añadieron materias como los cursos prácticos y los terceros cursos de idiomas extranjeros, así como alemán, sociología, oficios, deportes e higiene.

Se agregan a continuación las materias del resto de los cursos: Segundo año: Alemán (segundo curso), Francés (segundo curso) (Alberto I. Altamirano, Luis E. Cuéllar, Juvencio López Vázquez, Celestina Dambourgues, Fernando Llera, Carlos Fournier y Manuel González Montesinos), Inglés (segundo curso) (Enrique Sosa M., David Ferríz y Juan Stephenson), Latín (segundo curso) (Manuel García Pérez, Luis G. Betancourt y Ignacio Loureda Carro), Literatura General (Francisco Monterde, Erasmo Castellanos Quinto, Raimundo Sánchez, Julio Torri, José Joaquín Gamboa y Miguel A. Cevallos), Historia General (media y moderna) (José Rivera, Rubén Escobar y Miguel Torner), Historia de México (la Conquista y la Colonia. Aspectos político, social, económico, religioso y artístico) (Fernando Alpuche, Agustín Loera Chávez y Nicolás Rangel), Biología (Enrique O. Aragón), Psicología y Nociones de Psicoanálisis (Miguel A. Cevallos, Enrique O. Aragón y José Zapata Vela), Geografía humana (aspectos económico y social) (José Osorio Mondragón), Oficio y Deportes. Tercer año: Alemán (tercer curso), Francés (tercer curso), Inglés (tercer curso), Latín (tercer curso), Etimologías (Raimundo Sánchez, Manuel García Pérez y Francisco González Cosío), Historia General (contemporánea) (Miguel Torner y Tristán Maroff), Historia de México (de la Independencia a nuestros días. Aspectos político, social, económico, religioso y artístico), Lógica (Miguel A. Cevallos, Adalberto García de M., José A. Castanedo, Palma Guillén y Samuel García), Ética (José Romano Muñoz, Vicente Lombardo Toledano, Palma Guillén y Eduardo García Máynez), Filosofía de las doctrinas filosóficas (Samuel Ramos) e Higiene de la adolescencia y de la juventud. Materias optativas: Historia de las artes plásticas, Historia de las Ciencias, Historia contemporánea de América, Historia de las cosmogonías y religiones e Historia de la música.

[6] “Reapertura de cursos en la preparatoria” en Excélsior, México, miércoles 12 de marzo de 1930, pp. 1 y 3.

[7] “Hoy habrá elecciones en la Escuela Nacional Preparatoria” en La Prensa, México, 9 de abril de 1930, p. 4.

[8] “Programa del Partido Radical de la Preparatoria” en El Universal, México, 28 de marzo de 1930, p. 11.

[9] “Las elecciones en la Escuela Nacional Preparatoria” en Excélsior, México, 10 de abril de 1930, p. 1.

[10] “Las elecciones en la Escuela Preparatoria” en Excélsior, México, 10 de abril de 1930.

[11] “Tomó posesión ayer la nueva directiva de la preparatoria” en Excélsior, México, 23 de abril de 1930.

[12] “Universitarias” en Excélsior, México, 12 de abril de 1930, p. 10.

[13] “Universitarias” en Excélsior, México, 4 de mayo de 1930, p. 3.

[14] “Amonestación para la Escuela Preparatoria” en Excélsior, México, 25 de abril de 1930, p. 1.

[15] Archivo Histórico de la UNAM, Fondo: Escuela Nacional Preparatoria, Sección: Dirección, Serie: Normatividad, Caja 1: Exp. 33, Fs. 1-3.

[16] “Amenazas de huelga de estudiantes para la Nacional Preparatoria” en Excélsior, México, 23 de mayo de 1930.

[17] Véase “Presentó su renuncia el director de la Escuela Nacional Preparatoria” en Excélsior, México, 20 de mayo de 1930, pp. 1 y 6; y “Amenazas de huelga de estudiantes para la Preparatoria” en Excélsior, México, 23 de mayo de 1930, pp. 1 y 6. En esta segunda nota, se habla de una invasión de los preparatorianos a la Secundaria 7 como resultado de la exacerbada rebeldía: “De unos días a esta parte se ha venido observando en el seno de la Preparatoria ciertos síntomas de rebeldía inexplicable, habiendo culminado ésta con la invasión escandalosa que hicieron a la Escuela Secundaria número 7 […]. Esa invasión la efectuaron la semana pasada, habiéndose logrado evitar una seria colisión, gracias a que los alumnos de la Secundaria mencionada, tienen ya la cordura suficiente para comprender que no deben dejarse arrastras por los que llegan de afuera a incitar el desorden con el pretexto de guardar el día por cualquier motivo de orden sentimental”.

[18] El Porvenir, México, 3 de noviembre de 1930.

[19] Véase “Los preparatorianos piden una reforma a su plan de estudios” en Excélsior, México, 18 de julio de 1930, pp. 1 y 6, y El Nacional, México, 26 de junio de 1930, p.1.

[20] “Reformas a los estudios” en El Nacional, México, 17 de julio de 1930, p. 1.

[21] Archivo Histórico de la UNAM, Fondo: Escuela Nacional Preparatoria, Sección: Dirección, Serie: Normatividad, Caja 1: Exp. 33, Fs. 18.

[22] Pedro de Alba, "Univeristarias", disponible en https://www.revistadelauniversidad.mx/articles-files/c4c4f210-b5a0-44fa-b5f5-6ba76e760e64.

[23] “Informe de la Rectoría al H. Consejo Universitario” en Revista de la Universidad de México, junio de 1931, número 8, p. 81.

[24] De Alba, op. cit.

[25] “Universitarias” en Excélsior, México, 16 de junio de 1930, p. 7.

[26] “Universitarias” en Excélsior, México, 18 de agosto de 1930, p. 4.

[27] “Homenaje a Ramón López Velarde” en Revista de la Universidad de México, diciembre de 1930, número 2, p. 175.

[28] “Un llamamiento” en Revista de la Universidad de México, febrero de 1931, número 4, p. 520.

[29]  De Alba, op. cit.

[30] El Nacional, México, 7 de febrero de 1931, p. 1.

[31] El Nacional, 16 de febrero de 1931, p. 1.

[32] Edmundo Escobar Raúl Pous y Aurea Varela, Objetivos y planes de estudio de la Escuela Nacional Preparatoria, México, Dirección General de la ENP, Colección Ensayos y Estudios 57, 1982, p.77. La lista de profesores la añado según la relación de alumnos inscritos disponible en el expediente 212 de la caja 61.

[33] El plan de estudios propuesto por Soto y Gama para la materia se encuentra en: Sección: Secretaría, Subsecretaría: Asuntos de Catedráticos, Caja 45, Exp. 139.

[34] En los planes de estudio ubicados en la ENP no figura Carlos Pellicer. Es el propio Paz quien afirma que fue él quien impartió la cátedra de Literatura hispanoamericana, y por quien conoció más tarde a Villaurrutia y a José Gorostiza.

[35] “México tiene necesidad del grupo juvenil” en Excélsior, México, 24 de febrero de 1931, pp. 1 y 7.

[36] De Alba, op. cit.

[37] Ibidem.

[38] Ibidem.

[39] El Nacional, México, 10 de abril de 1931.

[40] El Nacional, México, 18 de junio de 1931.

[41] “Conferencias de don Salvador de Madariaga” en Revista de la Universidad de México, número 7, mayo de 1931, pp. 55 y 56.

[42] De Alba, op. cit.

[43] Sección: Organizaciones estudiantiles, Serie: Correspondencia, Exp. 242.

[44] De Alba, op. cit.


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