Conversaciones y novedades

Obras completas de Ireneo Paz. Parte I: obra literaria

Ángel Gilberto Adame

Año

1999

Personas

Paz, Ireneo

Tipología

Investigación histórica

Temas

Ireneo Paz

Lustros

1900-1904
1905-1909

 

José Ireneo Paz Flores (1836-1924) fue un ferviente defensor de los valores liberales del siglo XIX. Tomó las armas, incursionó en la política y fue un afamado periodista, editor y traductor. Sin embargo, su labor intelectual no se acotó a esos ámbitos, pues fue un entusiasta de las letras que acometió la escritura de novelas, narraciones históricas, obras de teatro, poemas, memorias, sátiras y semblanzas, además de otros géneros menores que eran usuales en la época. Sorprende, desde luego, el espíritu infatigable de un hombre que —como su nieto— compuso decenas de miles de páginas.

     Octavio Paz, en la edición de sus Obras completas, incluyó algunas notas y comentarios que van más allá de un apunte biográfico sobre su abuelo: se trata de una verdadera discusión literaria entre pares:

Ireneo Paz fue un escritor abundante y variado; también un autor descuidado y aun deshilvanado. Escribía con prisa y la prisa es enemiga de la perfección. Estaba más interesado en contar una historia y en divertir al lector que en conmoverlo o hacerlo pensar. Él aceptaba de buen grado estas limitaciones y respondía diciendo que su propósito era ser leído por muchos y cautivar a sus lectores. No se equivocaba enteramente: aparte del interés histórico de Algunas campañas y otros escritos suyos, sus novelas y leyendas poseen dos cualidades que echo de menos en algunas novelas contemporáneas: la velocidad de la acción y las peripecias de los protagonistas, a veces emocionantes y otras, las más, entretenidas. Sucesión de episodios encadenados no por una idea sino por las necesidades del relato: un incidente provoca otro. Su prosa es fluida y tiene esa cualidad que distingue al novelista del poeta: el novelista debe aprender a oír, su voz no es suya sino de muchos. Pluralidad de hablas; un ojo perspicaz para ver y aprovechar los detalles significativos; olfato para prever o preparar el fin de una situación o el comienzo de otra: oído, ojos, olfato, dones del narrador. Estas cualidades le sirvieron con mayor eficacia en textos como Algunas campañas, libro de memorias, que en sus ficciones novelescas, con frecuencia dañadas por parrafadas retóricas o sentimentales. Sí, escribió páginas engoladas o lacrimógenas pero, casi siempre, lo salvó el humor. [...]

En el curso de la mañana leía la prensa; después se encerraba en la biblioteca con mi tía Amalia y le dictaba hasta el mediodía. Mi tía tecleaba en una vieja máquina Oliver. Nunca pude saber cuál era la materia de esos dictados matinales. Muchos años después, al recordar esos días, he buscado esos papeles. ¿Memorias, novelas? No lo sé. ¿Dónde estarán? ¿Se habrán perdido? Confieso que todavía tengo esperanzas; tal vez el día menos pensado esos papeles reaparecerán. [1]

Octavio Paz supo que su abuelo debió atravesar tempestades ideológicas que incidieron en la conformación de su temperamento escritural:

Desde joven Ireneo Paz fue aficionado a la historia y esta inclinación lo llevó, en su madurez, a escribir novelas de asunto histórico. Ahora bien, quien dice historia dice, casi siempre, política. Esta última fue una de sus grandes pasiones. Sin embargo, no fue realmente un hombre político. Fue un periodista, un literato. Hasta su vejez estuvo poseído por un amor que lo separaba tanto de la acción como de esa neutralidad superior sin la cual no se puede escribir un libro de historia. Ese amor fue la literatura. En política fue un marginal y sus compañeros, comenzando por Díaz, lo vieron siempre con un poco de desconfianza. La ironía, aunque no moderase sus pasiones de partidario de esta o de aquella facción, sí denunciaba cierta distancia entre lo que pensaba y lo que creía, entre lo que creía y lo que hacía. El espíritu crítico, aliado a un temperamento revoltoso, lo convertía en un instrumento indócil. El escritor es el hombre que ve en todas las cosas, aun en las más nítidas, un diminuto punto negro. Nerval lo dice de modo admirable: «Vi al sol y un point noir est resté dans mon regard avide». El punto negro es la conciencia o, más exactamente, el sentimiento de la general relatividad de las cosas. El punto negro provoca la distancia de la realidad y se expresa en dos direcciones opuestas aunque con frecuencia complementarias: la crítica de la realidad y la invención de otras realidades. En Ireneo Paz estas dos direcciones fueron el periodismo y la ficción novelesca.

Su orgullo, hasta el final de sus días, fue ser un periodista. Subrayo: periodista en el sentido tradicional de la palabra; no un informador ni, como se dice ahora de manera bárbara, un comunicador: un comentarista. No ofrecía noticias sino opiniones. En su juventud fundó varios periódicos, todos de oposición; más tarde fue director y propietario de un diario de cierta importancia, La Patria. Sobresalió en la sátira política. Siguiendo a Cervantes, creía que la risa es la mejor cura de los desvaríos humanos. No el llanto ni la queja del colérico Heráclito sino la carcajada del risueño Demócrito. En este género, me atrevo a decirlo, fue un maestro. No pienso tanto en sus artículos ni sus crónicas —escribió miles— como en sus sonetos satíricos. Los flechazos de El padre Cobos y de Doña Caralampia Mondongo en contra de Juárez y de Lerdo cuentan entre lo mejor de la poesía satírica del siglo XIX. A la inversa de Tablada y de Novo, que en nuestro tiempo han cultivado el género con gran talento, las víctimas de sus sonetos y epigramas fueron personajes políticos, no colegas ni rivales literarios. Tampoco fue procaz —la época lo prohibía— como Quevedo y Góngora o, entre nosotros, Salvador Novo. Agrego que tuvo el talento de escoger a notables artistas para ilustrar sus escritos, entre ellos a José Guadalupe Posada. [2]

Mediante el recuerdo de la biblioteca familiar, Octavio Paz reflexionó sobre las influencias del patriarca Ireneo; tal vez, buscaba afinidades con su abuelo:

Mi abuelo, Ireneo Paz, era escritor y desde su juventud se había alistado en las filas del liberalismo. Fue periodista, dirigió un diario y escribió novelas, poemas y cientos de artículos; amaba a los libros y había logrado reunir una biblioteca de cierta importancia. Entre los objetos que me causaban admiración en aquella biblioteca se encontraban unos atriles giratorios que sostenían una infinidad de tarjetas con los retratos de los escritores admirados por Ireneo Paz. Predominaban los franceses aunque había de otras naciones y lenguas: Hugo, Balzac, Madame de Staël, Georges Sand, Dumas, Zola, Byron, Dickens, Tolstói, Anatole France, D’Annunzio y no recuerdo cuántos más. Había un nicho especial para los españoles, de Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán a don Emilio Castelar, patriarca de los liberales mexicanos. Otro nicho estaba dedicado a los héroes republicanos, como Lincoln, Gambetta y Garibaldi, y a los prohombres revolucionarios: Mirabeau, Camilo Desmoulins, Danton y otros. No podían faltar, claro, ni Oliverio Cromwell ni Bonaparte. Entre todas estas notabilidades de fuera aparecían con naturalidad muchos mexicanos y algunos hispanoamericanos, como Sarmiento, Bello, Zorrilla de San Martín y Jorge Isaacs. La colección de tarjetas recordaba a los retratos de familia. En cierto modo era verdad: en mi casa los veíamos como parientes lejanos y figuras tutelares. Eran nuestros penates.

Algunos de esos retratos estaban firmados, la mayoría por mexicanos y unos pocos por extranjeros, como el del peruano Ricardo Palma, muy admirado por mi abuelo y con el que sostuvo alguna correspondencia. Había muchos libros dedicados, casi todos de autores que hoy casi nadie recuerda, aunque otros son pequeñas curiosidades bibliográficas. Todavía guardo la primera edición de los Poemas rústicos de Othón y la de Los de abajo de Azuela. [3]

También están en esos párrafos los primeros atisbos de una vocación:

Mis primeras admiraciones están asociadas al mundo que rodeó a mi infancia y a mi adolescencia: la biblioteca familiar y el culto a las letras. El patriarca de mi familia, mi abuelo, Ireneo Paz, era un escritor y periodista, autor de novelas, leyendas históricas, obras de teatro, poemas e innumerables artículos políticos y de actualidad. Sería injusto no mencionar su sátira política; algunos de sus sonetos son memorables. Yo admiraba a mi abuelo pero también, y aún más, a sus admiraciones: Cervantes, Quevedo, Pérez Galdós, algunos poetas modernistas mexicanos como Gutiérrez Nájera y Díaz Mirón, los historiadores del México antiguo y varios clásicos y modernos. [4]

Buena parte de la extensa bibliografía de Ireneo Paz ha permanecido en el anonimato o ha sido atribuida a otros autores, como es el caso de la más exitosa de sus novelas: Vida y aventuras del más célebre bandido sonorense, Joaquín Murrieta. Por ende, es importante elaborar por vez primera un proyecto de inventario de sus obras completas.



OBRA LITERARIA

I. Poesía


I. Corona fúnebre a la memoria de la célebre poetisa zacatecana doña Josefa Letechipia (1854) 

En julio de 1854, en Guadalajara, se publicaron, gracias al taller Tipografía Brambila, una serie de poemas en honor a la poeta Josefa Letechipia. La antología, coordinada por Aurelio L. Gallardo, obedeció al fallecimiento de la autora el 27 de junio de aquel año. Entre los autores que estuvieron incluidos en el homenaje se encuentran José María Vigil, Epitacio José de los Ríos, Antonio Pérez Verdia, Luis José Susarrey, Antonio Rosales, Lázaro Negrete, Josefa Sierra y González e Ireneo Paz; este último, participó con la composición "A la memoria de la célebre poetisa zacatecana señora doña Josefa Letechipia de González".


II. Discurso pronunciado por el Lic. Atenógenes Andrade y poesía recitada por Ireneo Paz en la Plaza de Zaragoza la tarde del 5 de mayo de 1867, aniversario del triunfo alcanzado en Puebla de Zaragoza el 5 de mayo de 1862 (1867).

Publicación de quince páginas que recoge el discurso de Atenógenes Andrade con motivo del quinto aniversario de la Batalla de Puebla y un poema de Ireneo Paz en que ensalza las proezas del ejército mexicano contra los franceses:

¡Desde el 5 de Mayo! de ese día
Que con un cielo amaneció de gualda,
Que al ver de nuestras tropas la hidalguía
Los franceses volviéronles la espalda.

III. Cardos y violetas, primera parte: Colección de poesías (1875)

En La Colonia Española, Filomeno Mata anunció la publicación de la primera parte de esta obra, que consta de trescientos setenta sonetos y caricaturas realizadas por los artistas Jesús T. Alamilla e Ignacio Tenorio Suárez. [5]  Apareció el 30 de abril de 1875. [6]

    


IV. Cardos y violetas, tercera parte: Colección de sonetos del Padre Cobos (1878)

Esta obra cuenta con cuatrocientos sonetos festivos, dramas y poesías, cada uno ilustrado por Alamilla y Tenorio Suárez. Los sonetos habían sido publicados con anterioridad en El Padre Cobos. Algunos de los versos eran de corte político, por lo que aparecen personajes como Benito Juárez, José María Lafragua y Sebastián Lerdo de Tejada.




II. Teatro


I. El poeta y la lugareña (1865)

Comedia en prosa en tres actos. Se presentó en el Teatro Principal el 11 de enero de 1866.

 


II. La manzana de la discordia (1871)

Drama en prosa de cinco actos que trata sobre los celos. [7] Fue escrita en 1871 y, posiblemente, fue puesta en escena ese mismo año en el Teatro Iturbide a beneficio de la Sra. Amat, de acuerdo con El Siglo Diez y Nueve del 26 de octubre de ese año. El 31 de octubre de 1872, en México y sus Costumbres, se hace referencia a que fue representada el día anterior. [8] Asimismo, según El Siglo Diez y Nueve del 18 de mayo de 1874, la obra se presentó en Camargo por la compañía del Sr. González. Para 1884, se vendía impresa junto a otras como El don de errar, Estar para fiestas, Lo mejor de los dados y La bolsa o la vida. La manzana de la discordia apareció en la segunda parte de Cardos y violetas, titulada Ensayos dramáticos, que fue publicada hacia 1878.



III. Llueven ingleses (1872)

Comedia en un acto, también conocida como Una lluvia de ingleses, puesta en escena por primera vez el 29 de diciembre de 1872 en el Teatro Principal. De acuerdo con La Ortiga , se trató de “una graciosa pieza”.



IV. Cardos y violetas, segunda parte: Ensayos dramáticos (1876)

De acuerdo con La Libertad del 3 de julio de 1878, “quedó terminada la 2ª parte, que comprende las composiciones dramáticas del Sr. Ireneo Paz”. Entre la primera parte y la segunda, se contaron cuarenta entregas en total. Este volumen contenía las obras dramáticas que Ireneo publicó anteriormente. Se despliegan a continuación:



          IV. I. La bolsa o la vida (1863)

Drama en siete actos que tiene como escenarios Durango y el camino a Mazatlán. [9] Fue estrenada en el Teatro Principal de Guadalajara en 1866. [10] Luis A. Escandón señaló que esta comedia —junto con La manzana de la discordia, Los Héroes del día siguiente, El don de errar, Lo mejor de los dados y Estar para fiestas— “ha dado lugar a que más de un político de tres al cuarto, se mesa los cabellos”. [11]


          IV. II. Los héroes del día siguiente (1871)

Comedia de tres actos escrita desde la prisión de Tlatelolco y editada por J.S. Ponce de León en 1871. Tuvo como fin “poner en evidencia a los especuladores políticos, a los negociantes sin conciencia que adoran al dios éxito”. [12] Se publicó en forma de folletín en El Mensajero[13]

     Antes de su aparición, se reprodujo en El Padre Cobos del 13 de junio de 1871 una nota del Progreso de Veracruz en la que se dijo: “Este chistoso y fecundo escritor, tan conocido por buen novelista como por decidor chispeante y agudo, prepara un nuevo trabajo para que reemplace dignamente a La Piedra del sacrificio: intitúlase Los Héroes del día siguiente. Anticipadamente felicitamos a su reverendísima paternidad por los aplausos que ha de recoger”. [14] La obra fue publicada posteriormente. [15]

   


          IV. III. El don de errar (1876)

Esta pieza consiste en una comedia teatral. [16] 

   


V. Estar para fiestas (1878)

La Patria anunció que Estar para fiestas se seguiría insertando en la publicación de la segunda parte de Cardos y violetas, al finalizar La manzana de la discordia el 10 de marzo de 1878.


VI. Lo mejor de los dados (1878)

Se pensaba estrenar esta comedia en marzo de 1878 en el Teatro Principal; [17] sin embargo, a consecuencia de la separación del actor Muñoz de la compañía, esto no sucedió. [18] Apareció en la segunda parte de Cardos y Violetas, al finalizar la repartición de Estar para fiestas. [19]



VII. Al borde del abismo (1885)

Se anunció la venta de esta comedia a partir de junio de 1885. [20] Desde finales de febrero de 1886 [21] hasta finales del año siguiente, se agotaron los ejemplares y se emprendió una nueva edición. En 1888, ya no se encuentran menciones de la pieza.


     


III. Novelas históricas

I. La piedra del sacrificio (1871)

Se trata del primer texto de largo aliento escrito por Ireneo Paz. Fue repartido por entregas y publicado originalmente en forma de folletín como material complementario de El Mensajero: periódico de política, ciencias, literatura y variedades. En 1874, cuando terminaron las publicaciones de Guadalupe y Amor de viejo, fue editado de forma independiente. Además, la novela fue remitida a varias partes del país, por lo que La piedra del sacrificio se agotó pronto.

     Jean-Claude Masson creía que esta obra se trataba de una novela “prehispánica”. Guillermo Sheridan, en Los Idilios Salvajes, corrige esta aseveración y hace una apunte sobre Octavio Paz:

Un buen día escribió solemnemente “una carta de amor” en el escritorio de su abuelo Ireneo, la selló con lacre, cortó unas flores y salió a la calle. “La carta no tenía nombre de destinataria, estaba dirigida literal y realmente a la desconocida”. Es curioso: además de apropiarse simbólicamente del abuelo, usando su escritorio y sus instrumentos de escritura, se viste con un recuerdo suyo: en La piedra de sacrificio (1871), uno de los novelones escritos por don Ireneo, el protagonista busca a “mi desconocida” en una calle idéntica a la que años más tarde describirá el nieto, por imitación o criptoamnesia. Luego de vagar por las calles en busca de un amor, y luego de “examinar todas las casas detenidamente”, el protagonista de La piedra del sacrificio elige por fin una que tiene “un balcón detrás de cuyas transparentes cortinas se reflejaba una sombra de mujer”. En su propio relato, el nieto Octavio hace lo mismo: deambula por el barrio hasta encontrar “una casa de nobles proporciones” que a su parecer “guardaba un misterio”: tal vez la desconocida viviese ahí. “Movido por un impulso”, el niño arrojó la carta y las flores entre los barrotes del balcón y, sorprendido por su audacia, regresó velozmente a casa:

"Mi poesía ha sido fiel a este acto infantil y a la esperanza que portaba: encontrarla. ¿A quién? A mi fantasma perdido en el tiempo. Un fantasma, estaba seguro, que encarnaría en una mujer de carne y hueso". Contra lo que suponen algunos, La Piedra del Sacrificio nada tiene que ver con los sacrificios humanos aztecas: la “piedra de sacrificios” a que se refiere es… el matrimonio. [22]


II. Amor y suplicio (1873)

Pieza histórica que abarca todo el periodo de la Conquista, empezando con el reinado de Moctezuma. [23] Se imprimió en La Iberia el 3 de julio de 1873 para distribuirse por entregas. La primera de ellas se publicó el 3 de agosto del mismo año; la vigésimo quinta y última, hacia mediados de 1874. Se publicaron varias ediciones en tres tomos.

     En La Patria se aseguró que era la novela más popular del autor “y la que se pide con más ahínco aún del extranjero”. [24]


III. Guadalupe (1874)

Se trata de una novela por entregas que comenzó a publicarse en junio de 1874. [25] Se había anunciado desde el 22 de marzo, [26] pero se retrasó debido a que estaba por terminarse la entrega de Amor y suplicio. Esta historia trágica contiene la “descripción del Lago de Chapala y otros hermosos lugares de la República”. [27]

     Hubo rumores de que el autor plagió esta obra.  Al respecto, se dijo:

Hace varios días, que refiriéndonos a un informe que nos dieron acerca del drama titulado Nobleza del Corazón, drama formado por el Sr. D. Amado Prado (de Saltillo) sobre temas de la novela Guadalupe de Ireneo Paz; y refiriéndonos a esos informes, censuramos acremente a su autor por haberse adjudicado todo el honor del drama sin dejar nada a D. Ireneo Paz, que con su novela le había ministrado material.

Pero hoy que tenemos datos mejores; hoy que sabemos que el Sr. Prado ha procedido como un caballero; retiramos gustosos nuestras censuras por el buen éxito de su drama, deseando que siga dando a la escena las producciones de su bien cortada pluma. Conste, pues. [28]


IV. Amor de viejo (1874)

Es una novela humorística periódica que empezó a publicarse en la sexta entrega de Guadalupe[29]


V. Doña Marina (1883)

Doña Marina es la continuación de la novela Amor y suplicio en que se cuentan los sucesos más importantes que acontecieron después de la Conquista. 



IV. Leyendas históricas: primera serie


I. Leyenda primera: el Lic. Verdad (1886)


La primera de las tres series de leyendas históricas que escribió Ireneo Paz se enfocó en el periodo de la Independencia de México, desde sus inicios hasta el establecimiento de la República. Se publicó por entregas en La Patria IlustradaEl Licenciado Verdad fue la primera leyenda; constaba de veintiocho capítulos y un epílogo. Su publicación inició el 5 de julio de 1886 y concluyó el 24 de enero de 1887.


II. Leyenda segunda: la Corregidora (1887)

Publicada por entregas en La Patria Ilustrada, consta de cuarenta capítulos. La primera parte se publicó el 31 de enero de 1887; la última, el 7 de noviembre.


III. Leyenda tercera: Hidalgo (1887-1888)




Publicada por partes en La Patria Ilustrada, se entregó en cuarenta y tres capítulos del 14 de noviembre de 1887 al 3 de septiembre de 1888.


IV. Leyenda cuarta: Morelos (1889-1890)

Morelos apareció en La Patria Ilustrada y se dividió en cincuenta y cinco capítulos. La primera parte se entregó el 4 de febrero de 1889, pero se interrumpió el 17 de junio de 1889 debido a que Ireneo Paz se encontraba en Europa. La publicación se retomó el 6 de enero de 1890 con el capítulo veinte y siguió apareciendo hasta el 15 de septiembre de ese mismo año.


V. Leyenda quinta: Mina (1890-1891)

La Patria Ilustrada publicó por partes esta leyenda. Consta de cuarenta y nueve capítulos. Comenzó el 22 de septiembre de 1890 y terminó el 7 septiembre de 1891.


VI. Leyenda sexta: Guerrero (1893-1894)

La primera entrega de Guerrero se publicó el 6 de noviembre de 1893 y la última, el 22 de octubre de 1894 en La Patria Ilustrada. Consta de cuarenta y siete capítulos.


VII. Leyendas históricas: segunda serie


I. Leyenda primera: Antonio Rojas (1894-1895)


Esta leyenda inaugura la segunda serie de leyendas históricas. Se publicó en La Patria Ilustrada. Consta de quince capítulos y un epílogo. La primera entrega se pudo leer el 29 de octubre de 1894 y la última, el 18 de febrero de 1895. Antonio Rojas fue un simpatizante de los liberales durante la Intervención Francesa; aunque se considera que tuvo un papel secundario, su participación fue importante. En su obra, el autor consideró la barbarie que lo caracterizó. [30]


II. Leyenda segunda. Manuel Lozada. El tigre de Alicia (1895)

     

La novela histórica Manuel Lozada, compuesta por diecinueve capítulos y un epílogo, fue difundida por La Patria. Su publicación inició el 25 de febrero 1895 y concluyó el 15 de julio. Al igual que Antonio Rojas, Manuel Lozada fue un actor secundario en la Intervención Francesa; su brutalidad le dio renombre.


III. Leyenda tercera: su Alteza Serenísima (1895-1896)


La tercera leyenda histórica, Su Alteza Serenísima, fue impresa en La Patria y contiene diecinueve capítulos y un epílogo. El 29 de junio de 1896 se suspendió su publicación. La editorial advirtió que se trataba de una interrupción momentánea para mejorar tanto la calidad del papel y la tipografía como la de las ilustraciones. Las entregas no continuaron, pero la obra se publicó íntegra desde su primera edición.


VII. Leyendas históricas: tercera serie


I. Leyenda primera: Maximiliano (1899)

Maximiliano, publicada bajo el formato de libro, dio inicio a la tercera serie de leyendas históricas. Narra los hechos principales de la Intervención Francesa y del Imperio. Fue escrita con el fin pedagógico de “poner al alcance, aún de las personas de más medianos recursos […], el conocimiento de los sucesos más notables que se han desarrollado en nuestro suelo”. [31]


II. Leyenda segunda ¡Juárez! (1902)

Obra escrita con la intención de retratar “la verdadera figura histórica del C. Benito Juárez” [32] y a los personajes más sobresalientes de la época de la Reforma. Fue publicada por entregas: la primera se imprimió en enero de 1903, a pesar de que estaba lista un año antes. Más tarde se editó en dos tomos: el primero de 1904 y el segundo de año después.


III. Leyenda tercera: Porfirio Díaz (1911)

La leyenda histórica de Porfirio Díaz...

comprende toda la carrera militar y política del protagonista desde 1832 hasta el 25 de mayo de 1911, estando incluidos a la vez todos los episodios de importancia de esa larga época, con más multitud de escenas íntimas completamente ignoradas del público [...]. Con todos los secretos sobre los planes e intrigas [...]. Obra de gran interés histórico que los que la han leído califican de emocionante por las terribles revelaciones que contiene en medio de su severa imparcialidad. [33]

El 26 de mayo de 1908 se dio un adelanto del primer capítulo, pero no fue hasta 1911 que se empezó a publicar periódicamente: el 2 de mayo circuló la introducción y el primer capítulo se imprimió el 9 de ese mismo mes. Esta leyenda finalizó el 24 de agosto de 1912.


IV. Leyenda cuarta: Madero (1913)

Madero se publicó en formato de folletín en La Patria. Su edición fue del 12 de marzo de 1913 al 21 de junio de ese mismo año. Incluye una introducción en la que Ireneo Paz menciona que no estaba seguro de escribir de nuevo ya que su posición política en el país y su salud habían sido muy malas en los últimos años; sin embargo, argumentaba que, debido a la importancia del tema y a su deseo de seguir contribuyendo con la documentación de la historia de México, decidió escribir dicha obra.


VIII. Biografías y monografías 


I. Álbum de Hidalgo (1875)

El Álbum de Hidalgo fue objeto de animadas opiniones por parte de la prensa. La obra consistió en una copia fidedigna del libro de visitas de la Casa de Hidalgo (convertida en museo el 6 de junio de 1863). René Avilés conjetura que el registro instituido por Benito Juárez en 1863 ya tenía como fin ser editado. Ireneo Paz publicó su álbum en 1875. Siete años después, en 1882, envió a un comisionado a que realizara una copia de las firmas y los pensamientos que se habían acumulado desde entonces. Sin embargo, para infortunio del editor y de todos, el registro de visitas había sido robado. Ireneo Paz trató de contrarrestar el problema convocando a que todos aquellos que visitaron la Casa de Hidalgo entre 1874 y 1882 le enviaran el pensamiento y la firma plasmados en el libro desaparecido. La solicitud no fue atendida. Ireneo Paz tuvo que conformarse con añadir cuatro pensamientos a la segunda edición de 1883. [34]

     Además de las firmas y los comentarios de las personas que se anotaron en el registro de los visitantes a la casa del cura, el álbum incluye la biografía de Hidalgo escrita por Paz. [35] 


II. Algunas campañas (1884)

  

Se trata de las memorias políticas de Ireneo Paz desde el periodo de la Intervención Francesa hasta la Batalla de Tuxtepec, publicadas en La Patria Ilustrada. Cuenta con tres partes: la primera, que trata sobre la guerra contra Francia, está dividida en treinta y cuatro capítulos y un apéndice; se editó del 7 de enero de 1884 al 8 de septiembre. La segunda parte, “Guerras civiles”, se publicó inmediatamente después de la anterior, del 15 de septiembre de 1884 al 24 de agosto de 1885; consta de cuarenta y nueve capítulos. Por último, del 31 de agosto de 1885 al 21 de junio de 1886, se editó "La Noria y Tuxtepec", de cuarenta y tres capítulos. El 28 de junio de 1886 se publicó un apéndice general de Algunas campañas.

     El 27 de octubre de 1886 se anunció en La Patria que ya se encontraban disponibles los tres tomos de Algunas Campañas para los interesados en esta “obra de historia contemporánea”. 

     Este texto es el más relevante del autor. Fue reeditado por el Fondo de Cultura Económica con un prefacio de Octavio Paz. 


III. Datos biográficos del general de división C. Porfirio Díaz (1884)


Este libro fue publicado antes de la toma de posesión de Díaz en 1884; además de hablar sobre la vida del presidente, la obra incluyó datos de acontecimientos políticos y militares en los que participó el autor. [36] Los de La Patria publicaron el escrito “[c]onvencidos de que esta es una obra que debe leerse por todos los mexicanos y hasta emplearse como texto de lectura en las escuelas, por la enseñanza histórica que contiene”. [37]


IV. Los hombres prominentes de México (1889)

Impresa en las oficinas de La Patria, esta obra se compone de doscientos catorce relatos sobre personajes destacados de la sociedad mexicana de aquella época. Los hombres prominentes de México se creó con el objetivo de dar a conocer las “cualidades intelectuales y morales” de los hombres reconocidos en los ámbitos de las ciencias, la industria, el comercio, la cultura y la política. Fue editada en español, francés e inglés. Se presentó en la gran Exposición Universal de París de 1889, donde tuvo un buen recibimiento. La obra no sólo promovía la imagen de México ante el mundo, sino que también apoyaba la reelección de Díaz.

     Mauricio Tenorio refiere que los que querían aparecer en este libro de propaganda tuvieron que pagar cincuenta pesos, y que Paz recibió dos mil quinientos pesos por escribirlo. [38]


V. Los dos Antonios (1891)

Desarrollados a partir de la vida de Antonio Rosales y Antonio Molina, estos episodios de la Guerra de Intervención tienen como escenarios principales los estados de Sonora y Sinaloa. Fueron editados por la Revista de México (publicación quincenal que manejaba Arturo Paz, hijo de Ireneo). El texto se publicó del 15 de marzo de 1891 al 16 de agosto del mismo año.


VI. México actual: galería de contemporáneos (1898)

Este álbum contenía una reseña de la situación política, social y económica de México. Se compone de quinientas páginas con doscientos veinte retratos. Incluye las biografías de personas que pagaron treinta pesos por aparecer en sus páginas. Su publicación se planeó desde 1895 para la Exposición Universal de 1896 en México; sin embargo, este evento no llegó a celebrarse. [39]


VII. Joaquín Murrieta: vida y aventuras del más célebre bandido sonorense (1897)

Historia sobre el bandido Joaquín Murrieta, quien se volvió famoso por sus hazañas en Estados Unidos, principalmente en California, donde mató a doscientos estadounidenses “en venganza de haberle asesinado a su joven esposa”. [40] Se publicó en forma de folletín en La Patria desde el 16 de mayo hasta el 11 de agosto de 1897. 

     Su publicación se anunció por primera vez en el diario de Ireneo el 29 de abril de 1897. En palabras del editor, “no es en realidad una obra literaria ni una novela, sino una relación verídica que revela la audacia, el valor y la inteligencia del protagonista”.

     Se ha puesto en entredicho que Paz haya sido el autor. Raymund F. Wood afirma la improbabilidad de tal autoría, aduciendo las siguientes razones:

  • Porque no figura entre las listas de los bibliógrafos especializados.
  • Porque la edición publicada por Ireneo en su periódico en 1908 correspondía a la cuarta edición y no mencionaba al autor. [41]

     Sin embargo, el dato de Wood es impreciso, ya que la biografía se publicó en La Patria, como se ha dicho, en 1897, aunque sin firma del autor o del traductor. 

     Frances P. Belle tradujo la obra al francés en 1909; desde ese momento se le atribuye a Ireneo.

     Octavio Paz, en “Literatura hispánica de y en los Estados Unidos”, dijo sobre esta obra:

Verdadero mito —héroe, bandido, ángel vengador— la imagen de Joaquín Murrieta es la encarnación de la justicia popular, ambigua constelación de crueldades, buenos sentimientos, lealtades, crímenes atroces y fatalismo. El bandido vengador apareció en California hacia 1850, esparció el terror durante unos pocos años y murió de muerte violenta en 1853. Desde entonces su fantasma no ha cesado de visitar la imaginación de novelistas, historiadores, poetas y dramaturgos. El ciclo de Joaquín Murrieta comienza un año después de su muerte con una biografía novelada: Life and Adventures of Joaquín Murieta, the Celebrated California Bandit (San Francisco, 1854). El autor, aventurero y periodista, se llamaba Pájaro Amarillo, por otro nombre John Rolling Ridge. Era hijo de un cacique cheroqui y de una blanca. Al libro de Ridge siguieron otros. Al principio, Joaquín fue un mexicano de Sonora y como tal figura en el primer relato en español de sus aventuras: Vida y muerte del más célebre bandido sonorense, Joaquín Murrieta (México, 1908). El autor fue mi abuelo, Ireneo Paz. Al pasar del inglés al español, Joaquín ganó una ere en su apellido: Murrieta. El personaje estaba destinado a tener, como tantos héroes, un origen incierto. En 1926, en San Antonio, Texas, Ignacio Herrera publicó una nueva versión: Joaquín Murrieta, el bandido chileno de California. Transfiguración final: en 1967, en Santiago de Chile, Pablo Neruda publica su poema dramático "Fulgor y muerte de Joaquín Murieta, bandido chileno". El sonorense volvió a perder una ere pero ganó otra patria y, con ella, la celebridad poética. [42]


VII. Álbum de la paz y el trabajo (1910)

La idea de la obra se presentó en La Patria en diciembre de 1903 con el propósito de integrar un libro donde se incluyeran las biografías de los dirigentes del país, es decir, del presidente, los ministros y los gobernadores, junto con las de individuos, tanto nacionales como extranjeros, que hubieran contribuido al progreso de la República, especialmente, en las áreas de la industria, la minería y la agricultura; también se deseaba incluir una descripción de las construcciones que representaran adelantos en la industria: fábricas, negocios, edificios públicos, entre otros ejemplos. [43] Se planeó que el proyecto final fuera presentado en el centenario de la Independencia. Desde 1909 se imprimieron en La Patria algunas de las biografías que iban a estar incluidas. A finales de agosto de 1910 se anunció que el álbum estaba terminado. [44]


IX. Miscelánea


I. Defensa pronunciada en el consejo de guerra que se formó en S. Luis Potosí para juzgar a los CC. Gral. Jesús Toledo y coroneles Jorge G. Granados y Rosauro V. Campos, acusados de conspiración (1868)


Ireneo, bajo el pseudónimo de Antonio Montes de Oca, escribió esta defensa debido a conflictos políticos. Jesús Toledo y Jorge Granados fueron sus compañeros de campaña. Dice Ireneo Paz: “[los tres] éramos amigos animados del mismo deseo […] éramos víctimas de la tiranía, los tres estábamos sedientos de gloria, de libertad y de venganza, los tres habíamos perdido a un amigo inolvidable […]  los tres creíamos prestar un servicio eminente a la patria librándola de un gobierno despótico”.


II. Nueva guía de México, en inglés, francés y castellano, con instrucciones y noticias para viajeros y hombres de negocios (1882-1887)

Escrita en coautoría con Manuel Tornel, [46] la Nueva guía de México habla, entre otras cosas, sobre la introducción de mercancías a México y sobre el transporte de éstas dentro del país; por ello, desarrolla asuntos de aduanas, líneas de vapores, correos y telégrafos. La mayor parte se encuentra en español, mas algunas partes están traducidas al inglés y al francés.

     Esta publicación, como cualquier guía telefónica, fue actualizada anualmente:

La parte comercial de la capital mexicana, en la guía de Paz y Tornel, registraba los vaivenes de la economía urbana, como se verá a continuación. De la intensa y amplia vida comercial, quedaron sin registro en esta edición los almacenes de azúcar y las almonedas, también salieron del directorio los siguientes establecimientos: las carrocerías, las casas de matanzas, las cererías, las chocolaterías, las cobrerías, las platerías, las tiendas y materias, las tintorerías, las tiradurías, las tocinerías y las vinaterías. Se proporcionaba información en esta guía, por primera vez, de los bancos, los baños de caballos, los bazares y empeños, las boticas, las dulcerías, las fotografías, las papelerías y las peluquerías. [47]

Se tiene registro de las guías de Ireneo de 1882 a 1887; luego, sus anuncios desaparecen de las hojas de La Patria.


III. Comentarios a la Ley del 14 de diciembre de 1881 sobre reforma de diversos artículos del arancel de aduanas marítimas y fronterizas y estudio para facilitar su aplicación (1882)

Escrito con Manuel Tornel, este libro comprendió un breve estudio de las reformas a los artículos del arancel de aduanas marítimas y fronterizas de 1881. Fue un suplemento de la Nueva Guía de México[48]


IV. Lecturas manuscritas. Autógrafos de contemporáneos ilustres (1888)

Fue un libro para las escuelas del país con el objetivo de que “los niños aprendan a leer en distintas letras de carta”. [49] Se recopilan opiniones sobre la educación en la República y cartas dirigidas a la infancia mexicana escritas del puño y letra de los redactores. Entre los escritores se encuentra Porfirio Díaz. [50]

     Constó de sesenta y dos páginas de pensamientos, máximas y consejos de muchas personas con el facsímil de su letra y firma. Figuraron en la publicación Ireneo Paz, Porfirio Díaz, J. Baranda, M. Romero Rubio, M. Dublán, Carlos Pacheco, Ignacio Luis Vallarta, J.M. Vigil, Alfredo Chavero, Antonio García Cubas, Manuel González, Jesús Arechiga, Francisco Sosa, J. J. Ramírez Arellano, Guillermo Palomino, Francisco Pimentel, M. Gargollo y Parra, Alejandro Prieto, Mariano Jiménez, Rafael Gómez, Juan Ríos, J.M. Aguirre de la Barrera, Francisco O. Arce, J. M. Bandera, J. Enríquez, José Peón del Valle, J.M. Caballero, Joaquín Eguía Lis, V. Agüero, Juan Bribiesca, Manuel G. Cosío, Manuel Contreras, entre otros. [51] 

     Se vendió a doce centavos en la imprenta del Callejón de Santa Clara número 6.


V. La Exposición Internacional de Chicago (1893)

El libro es una crónica del viaje de Ireneo Paz a Chicago, realizado en 1893 con motivo de la Exposición Internacional de Manufacturas. Relata los pormenores de la ciudad y la grandeza de los edificios, así como lo que las naciones invitadas expusieron. 


VI. Diccionario del hogar (1901)

Es una recopilación de artículos relacionados con la familia y el hogar. Incluye recetas de cocina y repostería; consejos de costura, bordado y moda; lecciones de economía; recomendaciones de medicinas domésticas; lecciones para la cría y cuidado de animales domésticos, entre otros temas. Fue anunciado como el libro “más conveniente y más indispensable para las damas [pues contiene lo que] necesitan saber para el cuidado de la casa”. [52] La obra se repartió por entregas semanales que más tarde se editaron en dos tomos: el primero quedó listo en junio de 1903; el segundo se publicó en agosto de 1906.


VII. La Exposición de París en 1900. México y las Repúblicas Latinas (1904)

Del 15 de abril al 12 de noviembre de 1900 se llevó a cabo la Exposición Universal de París, que congregó a cincuenta y ocho países con el objetivo de exponer el ingenio del hombre del siglo XIX, así como lo más representativo de las naciones a través del arte, la historia y la tecnología.

     Originalmente, Ireneo Paz pensaba publicar en un volumen las seiscientas páginas de documentación y láminas que recabó durante su estancia en París, pero este proyecto no llegó a realizarse debido a la insuficiencia de fotograbados que acompañaran las descripciones de los pabellones. Sin embargo, la Exposición Universal de San Luis de 1904 lo alentó para que los documentos recabados en París no se perdieran. Así, el 16 de junio de ese año, Ireneo decidió publicarlos por entregas: “En tal virtud, el autor de esta pequeña edición lamentando más que nadie que no se haya dado a luz en su oportunidad y con las estampas necesarias, tiene que reducir su trabajo a la más mínima expresión, sólo con el fin de evitar que se pierda del todo lo que ya estaba hecho”. [53] La publicación concluyó el 3 de julio de 1904 y constó de sesenta páginas.


VIII. ¿De dónde vienes, Benito Pablo? (1906)

En 1906 se cumplía el centenario del natalicio de Benito Juárez, lo que promovió distintos homenajes y actividades culturales. Entre ellas estaba el proyecto del Colegio de Profesores Normalistas de México, que realizó en La enseñanza primaria, su publicación quincenal, una compilación de narraciones históricas acerca de Juárez invitando a diferentes personalidades. Ireneo Paz participó con el texto “¿De dónde vienes, Benito Pablo?”.


IX. ¡Mi General! (1934)


Este cuento fue publicado originalmente en la edición del 23 de agosto de 1934 de El Universal Ilustrado bajo la autoría de Octavio Paz Solórzano; no obstante, los dos primeros párrafos dan a entender que se trata de la transcripción de un manuscrito de su padre. Por un lado se puede inferir que se trata de un dispositivo diegético donde el descubrimiento del texto funciona como el marco narrativo, sin embargo, una revisión cuidadosa al estilo y temas parece indicar que se trata de un texto de Ireneo Paz. Esta hipótesis, a falta de una investigación filológica dedicada a la producción literaria de Paz Solórzano nos ha parecido la más verosímil.


X. Obras inéditas y no ubicadas


I. Publicaciones inéditas

En el Almanaque del Padre Cobos de 1923, Ireneo enlistó los títulos próximos a publicarse:   

Memorias de un viejo periodista, [54] Lusitania, Hernán Cortés, Las posadas de flora, El señor cura, Un herejillo, ¡Vencedor!, La intrépida Susana, Generoso, Una flecha gloriosa, La noche triste y ¡Zapata!

Su muerte en 1924 hizo imposible que estas obras vieran la luz.


II. Publicaciones no ubicadas

Entre la vasta bibliografía de Ireneo Paz figuran unas cuantas obras atribuidas a él de las cuales poco o nada se sabe. Menciono aquellas que se atribuyen al periodista:

  • Canas verdes. Comedia en tres actos. Se cree que data de antes de 1876. [55]
  • El mártir del deber. Drama en tres actos. [56]
  • Conferencias infantiles. Cuentos útiles para los niños. [57]


XI. Prólogos


I. Prólogo a La niña mártir (1878)

Ireneo imprime en su taller, en la calle de San Francisco número 13, la novela de José Negrete titulada La niña mártir, de 144 páginas. Sobre el autor y la obra el periodista declara:

Desde el momento en que se ha anunciado la publicación de la novela […] han tenido derecho a esperar una obra con las siguientes condiciones: estilo irreprochable, lenguaje correcto, claro, elocuente y lleno de virilidad; escenas animadas, terribles unas, conmovedoras otras y todas impregnadas del mayor interés. […] Generalmente los novelistas van a buscar su inspiración en un libro antiguo, en los archivos empolvados, en un lugar que recuerda alejas tradiciones, quizás en su fantasía, quizás en sus recuerdos. José Negrete se ha ido a inspirar en los mismos sitios en donde se han cometido los más espantosos crímenes recientemente, en un proceso en que ni siquiera por asomo se indican los abominables misterios que han quedado detrás de sus páginas. [45]


II. Los Estados Unidos. Descripciones de viaje (1887)

N. Lugo Viña edita un libro que reúne la descripción del viaje que algunos miembros de la Prensa Asociada de México hicieron a Estados Unidos en 1885; la obra resultante es Los Estados Unidos: descripciones de viaje, de Alberto Bianchi. Se puede apreciar una dedicatoria al presidente Porfirio Díaz escrita por Ireneo Paz: 

MUY ESTIMADO SEÑOR  NUESTRO:
La Prensa Asociada de México ha aprobado la obra que, acerca de la excursión de sus representantes por los Estados Unidos el año 1885, escribió su cronista el Sr. Alberto G. Bianchi, por parecerle que refirió con exactitud todos los sucesos y haber recogido datos y documentos oficiales que figuran en ella para honra de nuestra querida Patria y ensanche de sus relaciones internacionales.


III. Guadalajara. Apuntes históricos, biográficos, estadísticos y descriptivos de la capital del Estado de Jalisco (1888)

Este libro fue escrito por Joaquín Romo Torres, concuño de Ireneo Paz, es decir, el esposo de Mariana Solórzano Preciado. En el preámbulo se dice lo siguiente:

La obra de Joaquín Romo, esencialmente descriptiva, se ha pulimentado con datos irrecusables recogidos en las mejores fuentes, de manera que pueda servir de consulta para los hombres formados y de estudio para la juventud jalisciense, que se acostumbrará con el tiempo a ver en ella una joya de alta estima.


IV. Estado de Hidalgo. Ensayo histórico-geográfico-estadístico del Distrito de Itzmiquilpan (1891)

En 1891, Luis A. Escandón realizó un estudio sobre la región de Ixmiquilpan. La obra se imprimió en los talleres de Ireneo Paz, constó de 128 páginas e incluyó litografías, mapas y tablas, así como cartas de felicitación de Porfirio Díaz y Manuel Romero Rubio. Igualmente, Ireneo Paz redactó lo siguiente:

Mi juicio, pues, respecto a este libro y los demás que escribe sobre el estado de Hidalgo mi inteligente amigo el Sr. Escandón, queda condensado en estas pocas palabras: es un trabajo útil por sus enseñanzas y útil principalmente porque con sus laboriosas investigaciones da un ejemplo digno de imitarse.


V. La gran década nacional ó relación histórica de la Guerra de Reforma, Intervención extrajera y Gobierno del Archiduque Maximiliano (1904)

La obra fue escrita por Miguel Galindo y Galindo en 1904. Trata temas que abarcan de 1857 a 1867, como la Guerra de Reforma y el Segundo Imperio Mexicano. Ireneo Paz redactó en la obra lo siguiente con respecto al autor:

El premio a que de seguro puede aspirar desde luego el señor Galindo y Galindo para ver recompensados los muchos años que ha destinado a escribir su obra, registrando archivos y compulsando documentos, es no solo el de ser leído por sus contemporáneos, sino el de obtener su más plena aprobación, como ha tenido la nuestra muy sincera al imponernos de cada una de las interesantes páginas que forman su obra.



[1] Octavio Paz, Obras completas, volumen XIV, Miscelánea II, México, Fondo de Cultura Económica, p. 146.

[2] Ibid., pp. 145-146.

[3] Octavio Paz, Obras completas, volumen IV, Generaciones y semblanzas. Dominio Mexicano, México, Fondo de Cultura Económica, 1999, p. 16.

[4] Octavio Paz, Obras completas, volumen XIII, Miscelánea I. Primeros escritos, México, Fondo de Cultura Económica, 1999, p. 17.

[5] Javier Hernández Larrañaga, El Teatro Principal de Guadalajara: la leyenda olvidada, 2004.

[6] Filomeno Mata, “Gacetilla” en La Colonia Española, 23 de abril de 1875, p. 3. 

[7] El Padre Cobos, p. 5.

[8] Juvenal, “Revista semanal” en México y sus Costumbres, 31 de octubre de 1872, p. 5.

[9] El Monitor Republicano, 3 de noviembre de 1872.

[10] El Boletín de Noticias, Guadalajara, 2 de enero de 1866.

[11] La Iberia, 27 de noviembre de 1867.

[12] Luis A. Escandón, Poetas. Escritores mexicanos, México, Imprenta, Litografía y Encuadernación de Ireneo Paz, 1889, p. 16.

[13] El Padre Cobos, 6 de junio de 1871, p. 3.

[14] Ibidem.

[15] Los héroes del día siguiente está tan llena de humor como de rabia contra ese estilo tan mexicano de concebir la política al cual la sabiduría contemporánea ha bautizado como “la cargada”, que hunde sus raíces en la corrupción y en la ausencia de un auténtico proyecto nacional. A pesar de los sesudos análisis, las denuncias y las caricaturas que contra ellos se han dirigido —incluida, por supuesto, esta brillante comedia de Ireneo Paz—, los que han hecho de “la cargada” una institución nacional han sabido sobrevivir hasta nuestros días.

El título de la comedia describe a sus lamentables protagonistas, tres “héroes del día siguiente”, tres arribistas que se han pasado la noche escondidos mientras ocurre una de las tantas revueltas revolucionarias en la primera mitad del siglo XIX, y que salen de sus escondrijos “a la cargada” para montarse, bajo la maquiavélica dirección de las esposas de dos de ellos, en el nuevo gobierno revolucionario. El tercero, militar cobarde, busca la mano de la hija de la familia en cuya casa se desarrolla la obra; su personaje recuerda al “viejo verde” y corrupto, presente en la inmensa mayoría de las comedias decimonónicas. De acuerdo con Chabaud, esta figura llegó al cine en el personaje de don Susanito Peñafiel y Somellera. Obviamente, el “viejo verde” es rechazado y puesto en ridículo. Es el galán joven —hijo del auténtico jefe de la revuelta— quien por amor a la misma muchacha obtiene para él la ansiada mano; también le da a los arribistas, “héroes del día siguiente”, puestos burocráticos muy jugosos económica y políticamente. La obra concluye con estos versos de uno de los cínicos protagonistas: "Para ver al presidente / Nos marchamos a Palacio, / Que allí tienen mucho espacio / Los héroes del día siguiente".

No sólo es vigente la tesis de esta comedia de costumbres, sino que el humor, el diálogo punzante y las situaciones que describen a esos “héroes” que desbancan a los auténticos patriotas resultan escénicamente rescatables.

[16] Héctor Azar, Teatro mexicano historia y dramaturgia. XVI Comedias de costumbres (1843-1871), México, CONACULTA, 1994, pp. 83-111.

[17] El Monitor Republicano, 28 de enero de 1876.

[18] Siglo Diez y Nueve, 18 de febrero de 1878; La Patria, 19 de febrero de 1878.

[19] La Patria, 13 de abril de 1878.

[20] La Patria Ilustrada, 22 de junio de 1885.

[21] La Patria Ilustrada, 22 de febrero de 1886.

[22] Guillermo Sheridan, Los Idilios Salvajes. Ensayos sobre la vida de Octavio Paz, México, Era, 2016, pp. 98-99.

[23] La Reconstrucción, 31 de agosto de 1873.

[24] La Patria, 24 de enero de 1902.

[25] El Padre Cobos, 21 de junio de 1874.

[26] Ibid., p. 5

[27] La Patria Ilustrada, 31 de julio de 1893.

[28] El Eco de Ambos Mundos, 13 de enero de 1876, p. 3.

[29] El Padre Cobos, 12 de julio de 1874.

[30] Antonia Pi-Suñer Llorens, “Entre la historia y la novela. Ireneo Paz” La república de las letras. Asomos a la cultura escrita del México decimonónico, volumen III, Galería de escritores, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2005, p. 380.

[31] La Patria, 1899.

[32] La Patria, 4 de septiembre de 1904, p. 4.

[33] La Patria, 21 de noviembre de 1911, 3 de enero de 1912 y 7 de septiembre de 1912.

[34] René Avilés, La Guerra de Intervención en dos libros: El álbum a Hidalgo y la hija de Oaxaca, México, Publicaciones Especiales del Primer Congreso Nacional de Historia para el Estudio de la Guerra de Intervención, 1962.

[35] La Iberia, 21 de abril de 1875.

[36] Periódico Oficial, 11 de octubre de 1884.

[37] La Patria, 1 de mayo de 1885.

[38] M. Tenorio Trillo, Artilugio de la Nación Moderna. México en las exposiciones universales. 1880-1930, México, Fondo de Cultura Económica, 1998, p. 95.

[39] La aceptación de esta obra no fue contundente. El Tiempo del 4 de julio de ese año dijo:

“Estamos de plácemes. Figúrense ustedes que todo hijo de vecino que tenga treinta pesos y voluntad de mandárselos al Sr. Lic. Ireneo Paz tiene derecho a la inmortalidad.

Así como suena: a la inmortalidad. Por esa insignificante suma se estampa su retrato, únicamente cromolitografiado, y la biografía que usted se digne hacerse, en un libro que publicará para la Exposición Nacional de 1896 con el título de 'México actual: Los hombres contemporáneos'. Así lo he sabido por una circular que recibió un médico amigo mío. No puede darse mayor ganga; esta gloria barata es mejor que sacarse la lotería de 50,000 pesos, porque el dinero es causa de muchos males, y la gloria que promete el Sr. Paz no es causa más que del ridículo.

De hoy en adelante habrá muchos hombres prominentes de México de a $30, es decir, esta será la segunda edición del libro aquel editado por los Sres. Paz en el que figuró Don Juan Barajas”.

La primera edición mentada en la nota de El Tiempo quizás se trate de la que publicó Paz en 1888, presentada en la Exposición Universal de París.

[40] La Patria, 21 de julio de 1904.

[41] Raymund F. Wood, “Ireneo Paz and Vida y aventuras de Joaquín Murrieta", en American Notes & Queries, enero 1974, volumen 12, número 5, p. 77.

[42] Octavio Paz, Obras completas, volumen III, Fundación y Disidencia, México, Fondo de Cultura Económica, pp. 303-304.

[43] La Patria, 24 de diciembre de 1903; El tiempo, 27 de diciembre de 1903.

[44] La Patria, 31 de agosto de 1910.

[45] José Negrete, La niña máritr, México, Imprenta y litografía de Ireneo Paz, 1878, p. 13.

[46] Manuel Tornel aparece como parte del equipo de redacción de La Patria del 3 al 15 de enero de 1885. En 1876, Tornel había preparado la Guía práctica del viajero y el comerciante en México, un antecedente de la que publicaría con Ireneo Paz en 1882. De cualquier modo, resulta factible que Ireneo Paz se sumara al proyecto originalmente planeado por Tornel, aunque la publicación de guías de este tipo tuviera antecedentes más antiguos hacia finales del siglo XVIII.

[47] Héctor Mendoza Vargas, Las guías urbanas: imagen e invención del espacio de la Ciudad de México, México, Instituto de Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México, número 89.

[48] The Two Republics, 5 de marzo de 1882.

[49] La Patria, 12 de diciembre de 1911.

[50] "Adelanto de libros: Irineo Paz. Letra y espada liberal" en Proceso, 13 de junio de 2002.

[51] La Patria, 18 de enero de 1889.

[52] La Patria, 23 de abril de 1901.

[53] La Patria, 16 de junio de 1904, p. 3.

[54] Aparece en el inventario de la sucesión de Amalia Paz.

[55] Ignacio Manuel Altamirano, “Dramaturgia en México”, El Federalista, 4, 5, 9 y 15 de febrero de 1876, tomado de Octavio Paz, Obras completas, tomo XI, Fondo de Cultura Económica, 2011.

[56] Ibidem.

[57] La Patria, 28 de diciembre de 1911.


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